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Proteles cristata



El lobo de tierra o proteles (Proteles cristata) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Hyaenidae,[2]​ que, al contrario que las demás hienas, es un tímido insectívoro solitario. Es el único miembro de su género y de la subfamilia Protelinae.

Existen dos poblaciones diferenciadas del lobo de tierra. La primera se distribuye en el sur de África: Botsuana, Namibia, Sudáfrica, sur de Angola, sur de Zambia y sudoeste de Mozambique. La segunda se encuentra en zonas que abarcan desde Tanzania central, Uganda, Kenia, Somalia hasta los desiertos de Etiopía, Sudán y el sur de Egipto.

En comparación con sus parientes más cercanos, sus patas delanteras son más largas y su cuerpo presenta un ligero declive desde la cabeza hacia la cola, característica que se acentúa con las crines en forma de cresta que van desde el cuello hasta los hombros y se erizan cuando el animal está alerta. Sus miembros anteriores terminan de cinco dedos y los posteriores en cuatro, mientras que las hienas poseen cuatro dedos en todos sus pies.[3]

Sus dientes son pequeños y muy separados, con los molares rudimentarios, lo que está relacionado con su dieta.[3]​ La comida es molida por los músculos del estómago. Su pelaje es blanco amarillento, un poco grisáceo o rojizo con tres rayas negras verticales a ambos lados y diagonales en sus patas traseras y delanteras.

Alcanza una longitud cabeza-cuerpo de entre 55 y 80 cm, más de 20 a 30 cm de la cola y una alzada en la cruz que oscila entre 45 y 50 cm.[4]​ Pesa de 9 a 14 kg.[4]

Es de hábitos solitarios y nocturnos, por lo que durante el día descansa en galerías, frecuentemente excavadas por cerdos hormigueros, a veces por ellos mismos o agrandadas de las de animales de menor tamaño;[5]​ marca su territorio mediante la orina, heces y olores producidos por secreciones de la glándula anal.

Muy de vez en cuando da caza a algún animal vertebrado, como aves o roedores, pero su dieta se compone casi en su totalidad de termitas que se alimentan en la superficie y atrapa con su viscosa lengua. También come larvas y gusanos entre otras criaturas de cuerpo blando. Esta dieta tiene la gran ventaja de prácticamente carecer de competidores que puedan hacer frente a este animal, además de gastar muy poca energía para obtenerla y sorprendentemente contiene un alto valor energético. Un solo ejemplar puede comer hasta más de 250.000 termitas en una noche.

Tras un período de gestación de entre 90 y 110 días nacen de 2 a 3 cachorros,[4]​ que estarán preparados para salir de la madriguera a partir de las cuatro semanas. Se destetan a las 16 semanas.



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