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San Erasmo



San Erasmo de Formia (siglo III - Ilírico, Balcanes ca. 303), también conocido como San Elmo, es el santo patrón de los marineros y los violinistas. El fuego de San Telmo lleva este nombre en su honor originalmente —sin embargo, a la postre se atribuyó a San Pedro González Telmo, un santo español del siglo XII perteneciente a la orden dominica (esa es la razón por la que se representa a San Telmo en España vestido de dominico con una vela y/o un barco) al que se encomendaban los marineros españoles de la conquista de América—. Asimismo, Erasmo es uno de los catorce santos auxiliadores de las leyendas cristianas, invocados como intercesores en Europa Central. Su fiesta se celebra el 2 de junio.

Las Actas de San Elmo han sido recopiladas, en parte, a partir de leyendas en las que se lo confunde con un obispo sirio, Erasmo de Antioquía. Jacobo de la Vorágine en su Leyenda dorada, lo reconoce como un obispo de Formia y de la Campania, un eremita de las montañas libanesas y un mártir sacrificado durante las persecuciones del emperador bizantino Diocleciano.

Según la leyenda, cuando empezaron las persecuciones de Diocleciano, Erasmo fue obligado a comparecer ente un juez, lo golpearon y lo escupieron, después le causaron laceraciones que hicieron que se le reventaran las venas. Erasmo sufrió estos tormentos con una gran presencia de ánimo. Lo metieron en una fosa llena de serpientes y gusanos, lo rociaron con aceite hirviendo y cubrieron sus manos con azufre, pero él resistió todos estos suplicios con un estoicismo formidable «dando gracias y alabando a Dios». Una terrible tormenta se abatió sobre sus torturadores salvando a Erasmo de una muerte segura, los Santos lo estaban protegiendo. Diocleciano lo hizo meter en otra fosa más angosta esperando que las serpientes y los gusanos acabaran con él.

A Diocleciano lo sucedió el emperador romano Maximiano Hercule quien, según Vorágine, «[...] era mucho peor que Diocleciano». Erasmo siguió predicando el Evangelio y fue, nuevamente, perseguido. Lo zambulleron en un baño que contenía agua hirviendo e intentaron cerrarle la boca aplicándole una combinación que contenía un metal derretido. Un ángel acudió en su ayuda resguardándolo de sus torturadores. El emperador, enfurecido, lo hizo meter en un tonel claveteado con pinchos y lo lanzó desde lo alto de una montaña, haciéndolo rodar; un ángel volvió a salvarlo. Sufrió otras torturas:

Esta versión de la Leyenda dorada, no cuenta de qué forma Erasmo huyó al monte Líbano y sobrevivió alimentándose con lo que unos cuervos le llevaban, un misterio pre-cristiano, sin duda, interesante. Volvió a ser capturado, lo llevaron ante el emperador que lo condenó, fue recubierto con pez y quemado (como lo fueron los primeros cristianos durante los juegos de Nerón), pero sobrevivió. Vuelto a encerrar con la intención de dejarlo morir de hambre, él se las compuso para evadirse de la misma.

De nuevo volvió a ser capturado y torturado en la provincia de Ilírico tras haber predicado y convertido al cristianismo a numerosos paganos. Por último, y según la leyenda, «su estómago fue partido en dos y sus intestinos fueron enrollados alrededor de un cabrestante». Esta leyenda, tardía, pudo ser debida a la interpretación de un icono en el que se muestra a Erasmo con un cabestrante, simbolizando su patronaje de los marinos.

Erasmo fue denominado patrón de los marinos porque continuó predicando después de que un rayo abriera la tierra cerca de él. Este hecho hizo creer a los marinos que, cuando se desata la tormenta en el mar, invocando a san Erasmo se librarían del peligro de naufragar. Las descargas eléctricas en los mástiles de los navíos fueron consideradas como un signo de su protección y, por ello, fueron llamadas fuegos de San Telmo.

En el siglo VI, Gregorio Magno escribió que sus reliquias están conservadas en la catedral de Formia. Cuando esta ciudad fue arrasada por los Sarracenos en 824, los restos de Erasmo fueron llevados a Gaeta, siendo nombrado patrón de Santeramo in Colle, Gaeta y de Formia.

Además de ser el patrón de los marinos, también es invocado contra los cólicos infantiles, las enfermedades intestinales, los calambres y dolores propios de las mujeres, y contra la peste de los animales.

Además, es considerado el patrono de los violinistas (santa Cecilia lo sería de los músicos en general), pues, a pesar de que para el momento de su martirio el violín no existía aún, la palabra εράσμιος (erásmios) en griego antiguo se puede traducir como gracioso o agradable.



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