San Francisco (en euskera San Frantzisko) es un barrio de la ciudad de Bilbao (Vizcaya, España). Pertenece al distrito de Ibaiondo (distrito 5).
San Francisco está situado en el centro de Bilbao, entre Abando, el Casco Viejo y Miribilla.
Actualmente es un barrio lleno de contrastes que sigue siendo fiel a su histórica esencia de gran permisividad hacia todo tipo de colectivos sociales, lo cual lleva a que sus calles vean con naturalidad desde una notable presencia de ambiente gay, a simplemente gentes locales en busca de ambiente nocturno, inmigrantes de todo el mundo o comerciantes y minoristas de arte y ropa.
Este Barrio se engloba dos zonas con rasgos diferenciados. En primer lugar está San Francisco, constituido por el espacio comprendido entre la calle homónima y la Ría. Su nombre y su origen están en los terrenos de un convento franciscano bajomedieval, desaparecido a mediados del siglo XIX. Las calles han conservado aquí edificios de estética homogénea. Su imagen armoniza con la del ensanche principal de la ciudad. Algunas edificaciones son obra de arquitectos de reconocido prestigio. Históricamente, su población ha estado formada por obreros, empleados, y una modesta burguesía de clase media y baja.
En segundo lugar está la zona de Las Cortes, constituida por las edificaciones situadas entre la calle San Francisco y el nuevo barrio de Miribilla. Es una zona de marcado carácter popular, conocida como el “barrio alto”. Sus edificaciones son de menor calidad que las de la zona de San Francisco. El grueso de su población estuvo constituido por familias de trabajadores de las minas de Miribilla.
La calle San Francisco surge a mediados del siglo XIX como urbanización de la carretera que se dirigía a Valmaseda. Este vial sustituyó a otro más antiguo, el camino real, que iba por un antiguo trazado de la calle Concepción. En un plano editado por el historiador Delmas en 1864, el poblamiento de San Francisco es aún disperso, pero ya ha desaparecido el convento de franciscanos. La calle está ya completamente definida para 1876.
Aunque reformada en 1999, la casa más antigua de la calle San Francisco se sitúa en la esquina con la calle Conde Mirasol (nº 4 de esta última). También llamamos la atención sobre el portal del nº 9 de San Francisco donde aún se conservan las iniciales “CS” que, según información oral, corresponden a una cooperativa socialista responsable de la construcción de la vivienda. En el nº15 nació el destacado médico Dr. Areilza (1860-1926). Su labor fue fundamental en el avance de la cirugía, la clínica, y la medicina preventiva y social. Otras casas de interés arquitectónico son las situadas en los números 32 y 45, realizadas por el maestro de obras Domingo Fort en 1884 y 1890 respectivamente.
Entre los locales destinados a espectáculos que animaron el barrio, hay que citar el desaparecido Salón Vizcaya. Estuvo situado en los números 40 y 42, frente a la también popular taberna de Heredia. Fue construido en 1909 por el arquitecto municipal Raimundo Beraza Zárraga.
La calle Cortes se trazó en paralelo a la calle San Francisco. Se proyectó en 1871, aunque su urbanización fue más bien lenta. Se le dio su nombre en honor a las Cortes constituyentes de 1869, las primeras elegidas por sufragio universal masculino, reunidas tras el destronamiento de Isabel II.
En esta calle y sus inmediaciones se concentraba la vida nocturna y transgresora, en la que se buscaba o se ofrecía diversión y placeres. Era el “barrio alegre” de Bilbao. En torno a salas de fiesta y de alterne fueron surgiendo además, hoteles y casas de prostitución que generaron oficios muy diversos (“amas” de casa, limpiadoras…). Uno de los locales con más solera era el “Bataclán” (actualmente el edificio está en obras), un pequeño teatrillo que amenizaba las noches de fiesta con artistas de todo tipo. Existieron otros como “El Búho Rojo”, el “Moulin Rouge”, el bar “Marilyne”… Hasta principios de los 80 el barrio era frecuentemente el lugar donde terminaban muchos en Bilbao sus fiestas y despedidas.
Desde el punto de vista arquitectónico destacamos las edificaciones que se sitúan hacia su confluencia con la calle Zabala. El edificio de Cortes 33-35, en estilo art déco aunque con elementos regionalistas, fue construido en la década de los años 30 del siglo XX. En los años 40 se levantó el conjunto de viviendas municipales que agrupan los portales de la calle Cortes, 2, 4, 6, 8, 10 y Conde Mirasol 6, 9 y 11.
Al final de la calle Cortes se sitúa un interesante edificio en esquina cuyos portales se abren a las calles Cortes, 37 y Zabala, 5. Es un edificio de estilo modernista, en su variante vienesa, en el que se pone énfasis en las formas geométricas. Fue construido en las primeras décadas del siglo XX, muy probablemente entre 1910 y 1912.
La mayoría de autores sitúan el origen del convento de la Merced en el siglo XV, en relación con un beaterio situado en La Naja, el cual se transformaría en convento de clausura en 1621. Algunos de ellos defienden sin embargo que otro beaterio, situado en la calle Somera, fue anterior.
La primera mención documentada de un “convento de San José de Abando” es de 1619. Parece que se trata del convento de la Merced ya que la advocación de éste era la de San José. Así, hacia 1652, se cita con el nombre de “Convento de San José de las religiosas Mercedarias de la anteiglesia de Abando”. Podemos asegurar, por lo tanto, que existió un edificio anterior al que hoy podemos observar, que fue construido entre 1663 y 1673 por Antonio Ortiz de Colina y Francisco de Elorriaga. En 1750 se reedificó. En época contemporánea ha sufrido diversos avatares.
La iglesia de la Merced tiene tres naves con crucero alineado, cabecera rectangular y amplio coro alto a los pies. Su fachada está compuesta de hastial, espadaña típica del siglo XVIII y una portada en forma de arco de triunfo con escudo de la Orden en el centro del arquitrabe. El ingreso es un arco de medio punto que cae sobre pilastras cajeadas de estilo barroco. En el interior destaca la cúpula sobre pechinas.
La Iglesia de La Merced, sufrió diversos avatares hasta su cierre en la década de los 80 del siglo XX. En 1989 el Ayuntamiento de Bilbao la compró y la convirtió en propiedad pública. A partir de 1997 el edificio fue remodelado por la sociedad municipal SURBISA, pasando a ser sede del proyecto “Bilbo Rock-La Merced”. Así, se le ha dotado de una sala polivalente en la planta baja, y de palcos y coro, obteniendo un aforo de 390 espectadores sentados y 500 de pie. Su carácter multifuncional le permite acoger todo tipo de actividades escénicas y musicales, como conciertos, teatro, títeres, cine, seminarios, presentaciones literarias o discográficas, e incluso, desfiles de moda.
Asimismo en la planta bajo cubierta existen siete locales de ensayo, equipados e insonorizados para su uso por parte de grupos musicales. También se ubican en esta planta el Archivo Musical de Euskal Herria, con más de 7.000 referencias y con un sistema multimedia de consulta, un puesto de acceso a internet, y tres puntos de escucha de las últimas novedades discográficas.
Entre las actividades de Bilbo Rock destacamos el concurso pop-rock “Villa de Bilbao”, uno de los más reputados a nivel estatal y que aspira a ser un referente en el panorama musical europeo de nuevos grupos. La participación está abierta a bandas europeas y existen tres categorías: Pop-Rock, Metal y Nuevas Tendencias.
La congregación de las Siervas de Jesús fue fundada a finales del siglo XIX por la santa vitoriana María Josefa del Corazón de Jesús. Esta mujer se planteó la creación de un nuevo instituto de atención a los enfermos y finalmente lo hizo en Bilbao en 1871. En 1878 sus miembros se alojaron en una casa situada en La Naja, lugar que se convirtió en el asiento definitivo de la Casa Madre. En 1892 se encomendaron las obras de una nueva residencia a Joaquín Rucoba, concluyendo en 1894. El actual edificio, proyectado por los hermanos Galdós, fue inaugurado en octubre de 1977.
Las Siervas de Jesús son una de las órdenes llamadas de enfermería u hospitalarias. Estas religiosas jugaron un papel importante a la hora de cubrir las necesidades sanitarias de la época. Estuvieron a su cargo el Hospital de Triano (1882), el de La Arboleda (1890) y el Sanatorio Bilbaíno (1894). En el primero de ellos trabajó como médico D. Enrique de Areilza quien, en busca de las mejores colaboraciones, pensó rápidamente en las Siervas de Jesús. Juntos tuvieron que hacer frente a terribles epidemias como la que asoló Vizcaya en 1885. El Dr. Areilza se convirtió en el médico de cabecera de la Madre María Josefa.
Actualmente, las Siervas siguen dedicándose a la misma labor. Sirve de ejemplo su trabajo con enfermos terminales de SIDA en un solar contiguo de la calle Hernani.
En el interior del actual convento de las Siervas de Jesús en La Naja destaca su iglesia, por ser una réplica de la que se levantó en el mismo hasta 1977. Por ser la Casa Matriz de la congregación, expone, a modo de museo, diversos relicarios y objetos usados por la Madre Fundadora.
Esta plaza surge ante la necesidad de un espacio público abierto en el barrio, para favorecer la salubridad de una zona tan populosa. En el último tercio del siglo XIX el crecimiento poblacional había sido impresionante. De 1.800 habitantes en 1870 se pasó a 19.000 en 1890, y a unos 22.000 en 1895. En esos años todo servía como viviendas, incluidas las lonjas, y en la mayoría de las viviendas se realizaban realquileres. Había un gran hacinamiento e insalubridad. Se cuenta que había gente que dormía en los balcones y que en algunos cuartos reposaban hasta 6 u 8 personas. Muchas de las casas no tenían agua y la tomaban de la ría. Debido a estas duras condiciones de vida se producían epidemias (cólera, sarampión…) y violencia.
En esta plaza, que debe su nombre a la cantera de piedra caliza y cayuela existente en sus inmediaciones, se celebró la primera huelga general de Vizcaya el año 1890. El derribo de varios edificios que comprimían la plaza ha contribuido a descongestionar esta zona del barrio. De aquellas edificaciones se ha conservado un arco triunfal (con reminiscencias clásicas) obra de Hoffmeyer de 1885.
Debido al auge de la prostitución desde finales del siglo XIX, el Ayuntamiento de Bilbao, con el fin de evitar “males mayores”, impulsó la creación en la plaza de la Cantera de un servicio específico de higiene. Sería el antecedente del “Dispensario”, también llamado “Casa de Higiene Especial, Comisaría y Monte de Piedad de la Caja de Ahorros Municipal”. Fue el arquitecto Ricardo Bastida quien diseñó en 1915 este sencillo edificio ecléctico con referencias modernistas. Entró en servicio en 1925. Su función era el control de las enfermedades venéreas. De ahí que atendiese a las prostitutas censadas pero también a los hombres que necesitasen pasar consulta.
En el muelle de La Merced se halla el edificio de la antigua fábrica de harinas “La Ceres”. Fundada por Toribio Ugalde en 1891, el nombre de la fábrica provenía, como es evidente, de la diosa romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad.
Es una construcción de pisos medianera, construida entre 1899 y 1900 según proyecto del ingeniero Ramón Grotta y en colaboración con el arquitecto Enrique Epalza, quien realizó su fachada en estilo ecléctico.
La fábrica constaba de planta baja, cuatro pisos y cubierta amansardada, que desapareció en los años 50 del siglo XX al añadirse dos alturas más. Estas últimas fueron suprimidas en los trabajos de restauración y rehabilitación realizados en 2003, con el fin de devolver el edificio a su estado original. Pilares y forjados se distribuyen en cuadrícula. Hay seis ejes de vanos, todos ellos pareados excepto el izquierdo, rematados en arcos rebajados y moldurados. Estos elementos dan elegancia a este edificio industrial.
Se trata de la primera obra construida en el estado español en hormigón armado sistema Hennebique y de un hito tecnológico en la arquitectura industrial vasca. Por tal motivo está catalogado como Bien Cultural con la categoría de Monumento.
Si bien Bilbao la Vieja no cuenta con estaciones propias de metro, las siguientes estaciones sí se encuentran próximas:
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