San Lorenzo de Tarapacá (en aimara: tarapacá ‘ave de rapiña o posada de arbusto’) es una localidad de la Provincia del Tamarugal, en la Región de Tarapacá, Chile. Administrativamente pertenece a la Comuna de Huara a una altitud de 1350 metros.
Se halla en medio de la Quebrada de Tarapacá, una de las más fértiles de la región, lo que propició su ocupación desde tiempos prehispánicos, muestra de ello son los yacimientos arqueológicos circundantes, en especial la que se presume haya sido la más poblada ciudad de esta zona del Tahuantinsuyo a la llegada de los españoles, manteniendo cierto prestigio en los primeros años de la república, cuando pertenecía al Perú, por ser cuna de prestigiosos políticos, militares y hacendados.
Se sabe que la quebrada estuvo habitada desde el siglo XII aproximadamente, por los vestigios encontrados en el asentamiento de Caserones, a unos 25 km al poniente de Tarapacá, en la ruta de Camino del Inca. A finales del siglo XVI el Señor de Chucuito tenía bajo sus dominios los valles Lupacas. Como parte del Reyno de Chucuito al inicio de la conquista española, Felipe Lucaya fue curaca en Tarapacá.
Si bien no cuenta con fundación oficial, la primera misa fue el día de San Lorenzo y ya estaba ocupada en 1536, cuando las expediciones de Diego de Almagro y Pedro de Valdivia pasaron por ella, en la ruta del Inca (que iba desde el Cusco a las tierras de Tucma y Chili). Las buenas condiciones climáticas favorecieron su poblamiento rápido, y el establecimiento (acá y en el cercano poblado de Huarasiña) de una sociedad criolla entroncada con las más altas casas españolas, limeñas, potosinas, cusqueñas y arequipeñas.
Desde el punto de vista religioso era sede de una Parroquia dependiente del Obispado de Arequipa y del punto de vista administrativo formó parte del Corregimiento de San Marcos de Arica de la Frontera hasta fines del siglo XVIII en que se segregó junto a las parroquias de Santo Tomé de Camiña, San Andrés de Pica y Sibaya, para formar el Corregimiento de San Lorenzo de Tarapacá, el que por las reformas administrativas borbónicas se convirtió a los pocos años (1782) en uno de los siete Partidos de la Intendencia de Arequipa, dependientes aún del Virreinato del Perú, pero por medio de la Real Audiencia de Santiago de los Caballeros del Cusco.
Gracias a las actividades económicas y lo intenso del comercio de la región, las familias de Tarapacá se hicieron de grandiosas fortunas, gracias a la producción vitivinícola y su comercio a Lima y Potosí y el establecimiento del Real Asiento de Minas de Plata de Huantajaya, la segunda veta argentífera más importante del Alto y Bajo Perú en las postrimerías de la Colonia. Entre estas familias destacó la de don Basilio de La Fuente, quien financió importantes obras en la quebrada durante el siglo XVIII.
Con la época de la Independencia fue sitio de disputa entre realistas e independentistas. José de San Martín proclama su independencia el 28 de julio de 1821.
La zona perteneció al Departamento de Arequipa, luego al Departamento de Litoral (Provincias de Arica y Tarapacá), en 1841 al Departamento de Moquegua (Provincias de Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá), para declararlo Departamento de Tarapacá en 1878, compuesto a su vez por las provincias de Iquique y Tarapacá, momento en el cual perdió relevancia frente al puerto de Iquique, entre otros factores, por epidemias de malaria que asolaron la quebrada. Esta situación político - administrativa duró pocos años, ya que fue sometido a dominio chileno a causa de la Guerra del Pacífico en 1879, luego de la Campaña de Tarapacá, para integrarse a Chile por el Tratado de Paz de Ancón, firmado entre Chile y Perú en 1884.
En esta localidad se sucedieron numerosos hechos bélicos de importancia a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, como la ocupación por parte de las tropas de Túpac Amaru II, de Túpac Catari y de Tomás Paniri, desde el Cusco y el Altiplano, sublevaciones que fueron sofocadas por las tropas virreinales enviadas desde Arequipa y Arica. También fue escenario de los primeros intentos de Independencia del Perú, ya que fue una de las ciudades de la época que influidas por el silogismo altoperuano, como por las influencias del Virreinato del Río de la Plata, enarbolaron la enseña blanca y celeste de los patriotas de Buenos Aires, hitos que también se vieron rápidamente frenados por los independentistas que dominaban desde Arequipa y Arica. Durante la Etapa de Consolidación nacional del Perú, fue ocupada por tropas bolivianas que reclamaban para sí todas las provincias del sur del Perú, como Moquegua, Tacna, Arica, Chucuito y Tarapacá, pero los mismos tarapaqueños se alzaron en armas para expulsar a los invasores, situación que se repitió en 1879, durante la Guerra del Pacífico, en que tropas del Perú, vencieron al Ejército de Chile en la Batalla de Tarapacá, sin embargo a causa de la derrota final de los aliados en esta guerra, Chile conquistaría estos territorios.
Actualmente ha perdido relevancia en favor de otras ciudades y localidades de la región, siendo solo un pueblo de 135 habitantes, pero rico en cultura y tradición.
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