El TCG Gür fue un submarino, anteriormente conocido como E-1 (Echevarrieta-1) nacido de un proyecto alemán basado en un modelo de sumergible de 1918 (modelo Pu-111), que no llegó a ser construido entonces, y que fue ofrecido en 1926 por varios miembros de la Marina alemana entre los que se encontraba el futuro jefe de la Inteligencia Militar Alemana, en aquel entonces capitán de corbeta de la Reichsmarine Wilhelm Canaris a Horacio Echevarrieta propietario de los astilleros Echevarrieta y Larrinaga de Cádiz, con la intención de ofrecérselo a la Armada Española. Este buque fue un auténtico precursor de los futuros U-booten de la Segunda Guerra Mundial, siendo el prototipo de los dos sumergibles del Tipo IA, los U 25 y U 26.
La Vulcan-Werke Hamburg und Stettin AG, dos astilleros pertenecientes a Krupp Germaniawerft en Kiel y AG Weser en Bremen, con el apoyo de la Reichsmarine, habían radicado en la localidad de Feyenoord, Holanda un astillero denominado Ingenieurskantoor voor Scheepsbouw (IvS), para soslayar las limitaciones impuestas por el artículo 191 del Tratado de Versalles , referentes a la prohibición de construcción y uso de submarinos por Alemania, y con el fin de conseguir con técnicos alemanes, experiencia y proyectos lo suficientemente avanzados para el arma submarina alemana, que pudieran ser utilizados una vez fuesen levantadas las restricciones impuestas. Dicho astillero se dedicó a construir submarinos de diseño alemán para diversas marinas como dos unidades derivadas del tipo UB III para Turquía clase Inönü, a los que siguieron otros contratos con Finlandia, Italia, Suecia, Rumanía, Chile, Argentina y Rusia.
Al general Miguel Primo de Rivera jefe del Directorio Militar, no se le escapó la importancia del arma submarina en la guerra naval moderna. En aquellos años quienes estaban más avanzados en la tecnología de la navegación sumergible eran los alemanes, ingleses e italianos, y atendiendo a unas hipotéticas exigencias de la Armada Española, se optó por la ingeniería alemana. En 1927 Horacio Echevarrieta negoció con los alemanes, con la intermediación del ingeniero afincado en Bilbao Guillermo Pasch Juffernbruch, el montaje de un sumergible, con idea de vender el buque a la marina española una vez terminado.
Se colocó la quilla el 22 de marzo de 1929, y los astilleros anteriormente mencionados y algunas empresas alemanas y suizas empezaron a enviar planchas, materiales elaborados y equipos a Cádiz, donde fueron montados con la ayuda de técnicos alemanes, no sin diversas dificultades por la falta de experiencia del personal del astillero, lo cual retrasó la botadura ocho meses. A todo esto el navío en construcción no tenía nombre asignado, ya que no había sido encargado por ninguna armada, de modo que Echevarrieta lo denominó E-1, siendo botado el 22 de octubre de 1930. El submarino tenía 968 toneladas en inmersión, seis tubos lanzatorpedos, cuatro a proa y dos a popa, y estaba impulsado por dos motores diésel M.A.N. de 1400 cv., además de los eléctricos.
Cinco días después, el 27 de octubre de ese 1930, el rey Alfonso XIII, de visita en la ciudad con ocasión de la jura de bandera de su hijo, el infante Don Juan de Borbón, en la Academia Naval Militar de San Fernando, estuvo a bordo conociendo los pormenores del buque. Las pruebas de mar del buque, que navegaba bajo bandera mercante española, comenzaron en mayo de 1931 y fueron realizadas por especialistas del arma submarina alemana, entre ellos Lothar von Arnauld de la Perière, un as de la I Guerra Mundial que había comandado el SM U-35. También estaba a bordo otro submarinista famoso: Harald Grosse, que al mando del U-34 hundiría el submarino C-3 de la marina de la República Española el 12 de diciembre de 1936 en aguas de Málaga.
El buque se trasladó a Cartagena para que lo evaluase la Armada, pero el clima político había cambiado. Ahora las preferencias miraban más hacia la tecnología submarina británica, a lo que se sumaban circunstancias políticas en ese momento con el advenimiento de la República. Echevarrieta quiso vender el submarino a la Armada Española por casi ocho millones de pesetas, pero la Armada rechazó el buque. Se intentó su venta en 1933 a Francia, Polonia y Yugoslavia y otra vez al Gobierno de la República Española pero, por diversos y prolijos motivos no tuvo éxito. El precio había subido, ya eran trece millones de pesetas. Poco después de los sucesos revolucionarios de octubre de 1934, representantes de Echevarrieta –estaba encerrado en la cárcel Modelo por un alijo de armas para ese pronunciamiento– negociaron con Turquía una venta que se cerró en verano de 1935 por 8 932 100 pesetas. Casualmente, el comandante de las pruebas de mar del submarino, Lothar von Arnauld de la Perière, era profesor entonces de la Academia Naval de Turquía y fue el intermediario en la venta.
En el puerto de Valencia el 27 de diciembre de 1934 fue abanderado con el pabellón de la media luna, recibiendo al mismo tiempo el nombre de "Gür". En julio de 1935 zarpaba desde Valencia con rumbo a Estambul. Solamente había cuatro oficiales turcos a bordo, el resto de la tripulación que navegó hasta Turquía era de nacionalidad alemana. El Gür sirvió en la armada turca hasta 1947.
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