La supresión de defensas aéreas enemigas o SEAD (Suppression of Enemy Air Defenses, por sus siglas en inglés), son acciones militares de interdicción aérea llevadas a cabo para suprimir las defensas aéreas enemigas situadas en la superficie terrestre. Estas también son conocidas como operaciones Wild Weasel y Iron Hand en Estados Unidos. Tienen como objetivo destruir los misiles superficie-aire (SAM) y la artillería antiaérea (AAA) del enemigo, principalmente, pero no limitado a ello, en las primeras horas de un ataque.
Este tipo de misión no requirió especialización hasta la guerra de Vietnam; ya que anteriormente no había algún entrenamiento, equipo o fuerza especial para atacar la defensa aérea enemiga. Es durante la guerra de Vietnam que se crean unidades especializadas; empiezan a aparecer los primeros aviones modificados para especializarse en estas misiones y se crean las tácticas especiales.
Las misiones u operaciones SEAD consisten en la neutralización, destrucción o degradación del sistema de defensa superficie-aire del enemigo, permiten que otras operaciones aéreas se realicen sin pérdidas innecesarias. Las operaciones SEAD no son misiones por sí mismas, sino un medio para crear condiciones favorables para todas las operaciones aliadas.
La supresión de las defensas aéreas enemigas (SEAD) emplea medios destructivos o degradativos. Los requisitos para estas misiones dependen de los objetivos, las capacidades de los sistemas y la complejidad de la amenaza. Las operaciones SEAD se dividen en tres categorías:
Estas capacidades solo está al alcance de un exclusivo club del que pocos países son miembros. Las misiones SEAD se asocian con las operaciones Offensive Counter-Air (OCA), que engloban:
Actualmente, las armas que suelen ser asociadas con esta misión de ataque, son los nuevos misiles antirradiación (ARM) como el AGM-88 HARM de Estados Unidos o los MBDA SPEAR y MBDA ALARM de Europa. Estos misiles se enfocan exclusivamente en destruir los radares de la defensa aérea, guiándose por sus emisiones.
Sin embargo, un arma usada para una misión SEAD puede ser en realidad cualquiera que dañe o destruya un componente de un sistema de defensa aérea; por ejemplo, bombas convencionales de caída libre, bombas de racimo, las nuevas bombas guiadas por láser Paveway, bombas guidas por satélite GPS o misiles crucero. Todos ellos son munición no específica para SEAD, pero pueden ser usadas para destruir radares enemigos y lanzaderas de misiles Misil superficie-aire SAM, antes de lanzar un ataque a gran escala con aviones sobre territorio enemigo. Entre los sistemas europeos destaca el tándem formado por el cazabombardero Panavia Tornado IDS/ECR y el misil antirradar BAe/MATRA ALARM.
No todos los misiles antirradiación pasaron la fase de prototipo. El misil AGM-136 Tacit Rainbow era uno de los diseños más avanzados de su tiempo, siendo de hecho un dron SEAD que en caso de guerra abriría corredores en las defensas aéreas enemigas. Con el final de la Guerra Fría fue cancelado en 1991 a pesar de haber pasado exitosamente la fase de pruebas.
Para afrontar los misiles más modernos, como el S-400, la Marina de EE. UU. ha estado trabajando en el diseño del AARGM-ER, que utiliza la base del AGM-88E, pero con un sistema de guía rediseñado y un motor cohete que duplica el alcance. El tamaño del misil permite que pueda llevarse en la bodega de armas interna del Lockheed Martin. F-35 Lightning II. El misil también será empleado por los F/A-18E/F Super Hornet y EA-18G Growler. El AARGM-ER se empleará también por la USAF y además será la base para el Stand In Attack Weapon (SiAW), un misil SEAD lanzado desde plataformas terrestres.
No solo en los países occidentales se ha empleado estas armas. El primer misil antirradiación de la Unión Soviética fue el Kh-22P, desarrollada para bombarderos pesados a partir del misil Raduga Kh-22 (AS-4 'Kitchen') de 6 toneladas. La experiencia adquirida llevó en 1973 a encargar el Kh-28 (AS-9 'Kyle') para armar a aviones tácticos como el Su-7B, Su-17 y Su-24. A mediados de la década de 1970 la URSS había también desarrollado la familia Kh-25 de misiles aire-tierra de corto alcance, incluyendo el Kh-25MP (AS-12 'Kegler') para uso antirradar. La URSS diseñó el misil Kh-58 para atacar los radares de misiles de la OTAN, como el MIM-14 Nike-Hercules o el MIM-104 Patriot. El Kh-58 original tenía un alcance de 36 km cuando era lanzado a baja altura, 120 km lanzado desde 10.000 m. de altura y 160 km desde 15.000 m. de altura. El Kh-58 entró en servicio en 1982 en el Su-24M 'Fencer D' y en 1991 en el MiG-25BM 'Foxbat-F'. La versión Kh-58E también puede armar al Su-22M4 y el Su-25TK, mientras que el Kh-58UshE parece estar destinado a los Su-30MKK chinos. La búsqueda por parte de la URSS de un misil antirradiación eficaz de largo alcance llevó al Kh-31 en 1982. El Kh-31 entró en servicio en 1988 y se mostró por primera vez en público en 1991. En 2001, India compró misiles Kh-31 para sus Su-30MKI y unos pocos Kh-31P se vendieron a China en 1997, aparentemente para prueba y desarrollo de misiles propios. China compró 200 Kh-31 en 2005, que se destinaron a los Su-30MKK de la 3ª División Aérea.
Los misiles antirradiación de la URSS incluyeron una versión para uso contra aviones AWACS, al menos así se anunció en la exhibición aérea de Moscú de 1992. Este misil contaría con un alcance de 200 km., menos de los 300–400 kilómetros declarados en los misiles Vympel R-37 (AA-13 'Arrow') y Novator R-172, pero a cambio podrían armar a una gama más amplia de aviones. Años después se cree que pudo haber sido mera propaganda la existencia de esta versión aire-aire del Kh-31, aunque persisten los rumores acerca de la existencia de este tipo de misil, esta vez acerca de los chinos y el misil YJ-91 derivado del Kh-31P.
Existen aeronaves especializadas en misiones SEAD: Boeing EA-18G Growler, F-16CJ Fighting Falcon o el ya retirado EA-6B Prowler. Estos son versiones de aviones especialmente modificados para potenciar su capacidad y eficacia para la supresión de las defensas aéreas, solo al alcance de grandes presupuestos. Aparte de los occidentales hay aviones rusos como el MiG-25BM preparados para la supresión de defensas aéreas enemigas, armados con misiles KH-58 o KH-31. Entre estos aviones especializados se encuentran los que cuentan con capacidad electrónica ofensiva para interferir radares y comunicaciones enemigas y aquellos aviones con capacidad de lanzar el armamento anti-radiación. En algunos casos ambos están combinados en un mismo avión (caso del EA-18G Growler o EA-6B). Los F-16CJ especializados en SEAD están equipados con el pod HTS, que permite detectar y apuntar automáticamente a los radares con misiles HARM en lugar de depender solo de los sensores del misil. Con la automatización el operador de sistemas del F-4G ya no es necesario, del mismo modo que el EA-18G solo cuenta con 2 tripulabtes frente a los 4 del EA-6B.
De manera indirecta aviones ELINT/COMINT como los RC-135 o los EC-130 también colaboran en estas misiones SEAD recopilando datos de señales electrónicas o de radio (naturaleza, equipo emisor, distancia, etc) previamente al ataque que permiten identificar los radares y misiles empleados por el enemigo así como localizar sus emplazamientos. También pueden en algunos casos crear interferencia electrónica. Esto permite tanto planificar las mejores rutas de ataque así como las armas idóneas que deben emplearse para acabar o neutralizar la amenaza para así reducir las bajas de la fuerza atacante.
La Fuerza Aérea de EE.UU. ya está trabajando para reemplazar su flota de EC-130H que se ha quedado obsoleta por una versión del Gulfstream 550 Airborne Early Warning (AEW) como su nueva plataforma EC-37B. Por su parte la Armada está actualizando la arquitectura de los sistemas de misión y estructurales de los 160 aviones EA-18G Growler en servicio. Esos Growlers están especializados en la interferencia de señales de radar y comunicaciones de las fuerzas enemigas, deshabilitando su capacidad para detectar y rastrear los aviones estadounidenses y aliados.
Los misiles de crucero, como el americano AGM-109 Tomahawk, también han sido empleados para atacar emplazamientos conocidos de radar, plataformas de misiles aire-superficie (SAM) y baterías de artillería antiaérea (AAA), minimizando los riesgos para pilotos y aviones sobre territorio hostil.
También los drones pueden ser empleados en misiones SEAD, de hecho desde 1982 su empleo es cada vez mayor y parecen ser el futuro de las misiones SEAD. En caso de ser empleados como señuelos son tomados como aviones reales, con el objetivo bien de saturar las defensas enemigas o hacer que estas delaten su posición haciendo posible un ataque. En Líbano (1982) y en Kuwait (1991) los drones fueron empleados con éxito como señuelos contra las baterías de misiles enemigos. Actualmente EE. UU. investiga el empleo de drones más avanzados, además de replicar el patrón de vuelo de un avión real son capaces de devolver la señal radar del avión simulado (B-52, F-15E, B-1, etc). Esto permite que la defensa aérea quede expuesta a los aviones SEAD, pero además se les empieza a dotar también con capacidad SEAD de manera que de señuelos se conviertan en misiles que destruyan los emplazamientos de la defensa enemiga. Adicionalmente, los drones cada vez son más autónomos a la vez que en estos drones la conexión digital permitirá gran flexibilidad, ya que los aviones de ataque o SEAD pueden ir dirigiéndolos a las zonas más sensibles a medida que los aviones se internen en territorio enemigo. Tanto China como EE. UU. investigan la posibilidad de emplear en el futuro "enjambres" de drones que saturen las defensas enemigas. Muchos sistemas baratos y desechables podrían ser una mejor alternativa que varios aviones tripulados costosos. Por tanto, el empleo de grandes números de drones como armas SEAD es un área que verá muchos cambios futuros. Además en algunos casos se han utilizado equipos de operaciones especiales en la lucha contra las defensas aereas.
La doctrina soviética de la guerra fría llegaba a contemplar el empleo de detonaciones de armas nucleares a gran altitud para que su pulso electromagnético interfiriera los radares de la OTAN.
Los radares son aparatos vulnerables a una amplia gama de tecnologías y armas. Las primeras medidas fueron dejar caer las llamadas tiras metálicas que crearan falsos reflejos y también simplemente saturar las frecuencias habituales utilizadas por los radares. Como los radares más sofisticados pueden hacer frente a esas maniobras, los sistemas de interferencias se han ido sofisticando para ser capaces de interceptar las señales y enviar información falsa. Además desde la guerra de Vietnam se han usado medidas para la eliminación física de los radares, sofisticándose paulatinamente las armas empleadas.
Un cuarto de las salidas de combate estadounidenses en los conflictos más recientes han sido misiones SEAD.
Estas misiones de ataque se pueden efectuar con aviones diseñados para misiones de ataque profundo sobre territorio enemigo Avión de ataque a tierra, como el SEPECAT Jaguar y el Panavia Tornado de Inglaterra, el F-18 Growler de los Estados Unidos de Norteamérica y antiguamente en plataformas como el Dassault-Breguet Super Étendard de Francia, el Republic F-105 Thunderchief, General Dynamics F-111 Aardvark y ocasionalmente el Lockheed Martin F-16 Fighting Falcon de Estados Unidos, que tienen buen rendimiento de vuelo a poca altitud, donde el aire es más denso, húmedo y pesado, y es necesario volar bajo a gran velocidad, con vuelos rasantes sobre el mar para esquivar las señales de radar enemigas, hasta alcanzar el territorio enemigo y con vuelos entre las montañas para lanzar las bombas convencionales de caída libre, bombas guiadas por láser y satélite GPS.
En esta guerra las defensa aéreas hicieron un amplio uso del radar en tierra y en aviones, haciéndose básico el anularlos para lograr el dominio del aire sobre territorio enemigo o al menos reducir las perdidas de aviones propios. Las fuerzas aéreas desarrollaron técnicas para interferir en el los radares enemigos, mediante equipos activos o elementos pasivos.
En 1943 aparecen los primeros aviones de guerra electrónica, se trataba de bombarderos B-24 modificados que operan en el Pacífico preparando los mapas de emisiones electrónicas del territorio enemigo para sus planes de operaciones. Posteriormente en Europa operan los B-17 Ferret y en el Pacífico los B-29 Raven, dedicados a la localización de radares enemigos para posibilitar su ataque, o evitarlos. Las contramedidas electrónicas aparecen durante la guerra para reducir la efectividad del radar. Los aliados crearon las técnicas Window (chaff) para confundir la señal del radar alemán. Al final del año 1943, los bombarderos americanos utilizaban masivamente perturbadores activos y pasivos en sus misiones sobre Alemania. En noviembre de 1944 más del 50 por ciento de la 8.a Fuerza Aérea estaba equipada con “perturbadores”, esto es equipos electrónicos y 50 kilogramos de “chaff”. Con un equipo similar volaron los Stirl ng y Lancaster de la RAF. Se cree que ayudaron a reducir los derribos logrados por la artillería antiaérea alemana, dirigida por radar.
Sin embargo la mayor parte de las acciones fueron de guerra electrónica y apenas hay acciones organizadas de los aviones contra los radares o artillería antiaérea enemigos, como fue el caso puntual de los ataques de la Luftwaffe contra las estaciones radar inglesas en 1940. Se empleó la artillería y ataques de bombarderos pesados contra la artillería antiaérea alemana en las grandes operaciones aerotransportadas (Market Garden, Varsity), pero sin gran éxito. Los británicos emplearon en las grandes operaciones la artillería contra los radares y emplazamientos de artillería antiaérea, así en el Dia D la artillería naval británica destruyó las antenas del radar de Douvres, que después fue tomado por los Royal Marines tras una dura lucha. Durante Market Garden los P-47 Thunderbolt atacaron posiciones antiaéreas alemanas para proteger a los aviones que llevaban a los paracaidistas. En Market Garden los aliados reclamaron la destrucción de 118 posiciones antiaéreas y daños en otras 127, pero perdieron 104 aviones derribados por los artilleros alemanes. Soloel primer día de la operación fue un éxito en cuanto a supresión de defensas aéreas. En el Pacífico los americanos destinaban los B-25J del 499th Squadron de la 20th Air Force para trabajar en equipo, un avión localizaba el radar y guiaba a los otros para destruir estaciones de radar de los japoneses. Los Beaufighter del Costal Command tenían secciones especializadas en atacar los barcos antiaéreos de los convoyes alemanes.
La mayor parte de proyectos que implicaban ataque deliberado a los radares no llegó a probarse en combate: Abdullah (RAF), Perfectos (USAAF), Hookah (RAF) o la bomba guiada BV-246 Hagelkorn (Luftwaffe).
En Corea se emplearon las mismas tácticas para suprimir la defensa aérea enemiga, empleo de poder de fuego y ataque directo. Se sabe que se usaron con éxito los aviones B-29, B-25 y B-26 como aviones de reconocimiento electrónico y perturbadores. El B-29 era ya conocido como el “puerco espín” por las numerosas antenas. Los A-26 de la 67th Tactical Reconnaissance Wing de la USAF equipados con sensores APA-64 localizaban radares enemigos y dirigían a otros aviones contra las posiciones de la defensa aérea coreana.
Para los ataques nocturnos la USAF equipó a sus escuadrillas de B-29 con dispositivos de saturación electrónica para interferir las radios y los radares de guía y de artillería antiaérea de la defensa norcoreana. Además se asignaban A-26 y Corsairs para apoyar los ataques nocturnos de los B-29, suprimiendo los reflectores mediante el empleo de bombas de fragmentación.
Tras la guerra de Corea las misiones SEAD se asignaron al 9th Tactical Reconnaissance Squadron, que remplazó los A-26 por EB-47 y más tarde por RB-66 Destroyer.
Los misiles comenzaron a convertirse en armas más efectivas y reemplazaron a los cañones antiaéreos debido a que eran más efectivos frente a la amenaza de los bombarderos nucleares y los aviones a reacción. Estados Unidos introdujo los misiles Nike Ajax y la URSS el SA-2. Los misiles de corto alcance muy pronto siguieron este camino. En la década de 1960 los ejércitos modernos empleaban ya muchos misiles. Las misiones SEAD se cargaron de componente tecnológico al implicar cada vez más electrónica en la misión, y la manera de afrontar las misiones cambió para siempre después de Vietnam. La guerra electrónica pasó a un nuevo estadio en que se buscaba empelar la tecnología para ayudar a destruir la defensa aérea enemiga, no solo interferirla.
La URSS comenzó en seguida a investigar en misiles tierra-aire (SAM) debido a que Stalin le obsesionaba que Moscú pudiera sufrir ataques aéreos de americanos y británicos. En 1951 exigió contar lo antes posible con un sistema SAM que pudiera hacer frente a raids aéreos, lo cual llevó al sistema antiaéreo S-25 Berkut (SA-1). Las primeras unidades entraron en servicio en mayo de 1955, y el anillo de SAM alrededor de Moscú se consideró completado en junio de 1956. Como el S-25 era estático la URSS se puso a trabajar en un sistema menor, más económico y más móvil, que acabó con la aparición del S-75 Dvina (SA-2 para la OTAN).
En 1960 un SA-2 derribó un U-2 de la CIA sobre la URSS. En 1962 dos U-2 fueron derribados por SA-2, uno sobre Cuba y otro sobre China. Occidente sabía del peligro que suponían los SA-2, de hecho durante la crisis de los misiles numerosos emplazamientos de SA-2 fueron fotografiados e interpretado correctamente como un medio de defensa de objetivos importantes, y en caso de invasión hubieran sido atacados. Fueron los comienzos de décadas de jugar al gato y al ratón entre las defensas antiaéreas y los aviones de ataque. La USAF conocía la amenaza y evolucionó las contramedidas empleadas por los bombarderos desde la Guerra de Corea, creando aviones de guerra electrónica específicamente dedicados a ayudar a los bombarderos nucleares a penetrar las defensas, como los Boeing EB-47 o EB-66, y equipando a sus bombarderos nucleares B-52 continuamente con mejores contramedidas y señuelos. Un ejemplo es el paquete de guerra electrónica Phase IV y Phase V (Blue Cradle) que equipaba a los EB-47E a finales de los años 50, consistía en 16 equipos AN/ALT-6B montados en un contenedor que se instalaba en la bodega de bombas y permitía centrarse en frecuencias específicas. La USAF llevaba con extrema discreción su programa EB-47E, no hay números pero se estima que 40 B-47E fueron convertidos.
Todo este esfuerzo e interés se debía en parte a que los altos mandos de la fuerza de bombarderos estratégicos eran conscientes de la importancia de la guerra electrónica desde sus experiencias en combate sobre Alemania o Japón. Antes de 1960 ya se recibieron informes referentes a los misiles SA-2. En 1962 se empleó un dron AQM-34 Ryan para sobrevolar Cuba y tratar de obtener señales electrónicas de un SA-2 y su radar de guiado. Con datos obtenidos por la CIA en Rusia e Indonesia se construyó un modelo del SA-2 en Tullahoma para simular su vuelo y ensayar maniobras de vuelo para neutralizarlo. Como consecuencia de la crisis de Cuba y la precisión de los SA-2 la US Navy decidió iniciar un programa de misiles antirradiación, encargando a Texas Instrument la investigación. La compañía Bendix recibió el encargo de la US Navy de crear un aparato que avisara a los aviones cuando un radar de guiado de misiles les había localizado.
Sin embargo los cazabombarderos de la USAF dependían de un mando distinto y la defensa contra misiles fue dejada bastante de lado hasta Vietnam. No se consideraba a los misiles SA-2 como una amenaza para las misiones tácticas. A los caza bombarderos solo se les equipaba con equipos que les advertían que habían sido detectados por los radares enemigos. Sin embargo la inquietud existía entre algunos mandos y en 1964 en el ejercicio Goldfire se ensayó con aviones F-100F Super Sabre equipados con sensores QRC-253-2 para localizar baterías de misiles MIM-23 Hawk.
La US Navy y Marines por su parte investigaron el empleo táctico de contramedidas a los misiles y radares soviéticos. Así se contaba con aviones especializados en contramedidas electrónicas para enfrentarse a la defensa aérea soviética. Se investigaba también en armas que sus aviones pudieran emplear en un ataque nuclear a la URSS para destruir radares enemigos y en 1963 se incorporó el misil antiradar AGM-45 SHrike, uniendo una nueva cabeza buscadora al cuerpo de un misil AIM-7 Sparrow. No contenta con sus prestaciones la US Navy síguó investigando hasta tener el misil AGM-78 Standard en 1968.
La doctrina soviética buscaba crear un sistema de defensa aérea integral, este consistía en una red integrada de radares que guiaba a los misiles SAM y los cazas. La artillería antiaérea la complementaba, defendiendo a baja altura los objetivos de valor. La doctrina occidental era más descentralizada. La OTAN entendía la importancia de contrarrestar los radares soviéticos, pero tardaría años en entender el concepto de defensa integrada soviética. La OTAN enfocaba hasta Vietnam la guerra electrónica más al espionaje de señales enemigas que a luchar contra los radares y defensas aéreas, empleando de modo ofensivo contramedidas que permitieran penetrar las defensas enemigas. Se contemplaba solo la interferencia de los radares.
La experiencia estadounidense en Vietnam, y posteriormente la israelí en octubre de 1973, cambiarían totalmente la doctrina occidental introduciendo la tecnología como arma de combate en todas las fuerzas aéreas. A finales de la década de 1960, el sistema de defensa soviético se componía de tres niveles de defensa, con diferentes misiles disponibles: SA-4 de largo alcance para defensa de área, SA-6 de alcance medio y del misil SA-8 de corto alcance. La defensa de punto era asumida por el misil SA-9 y el ZSU-23-4P. Todos ellos eran sistemas móviles, transportados por lanzaderas sobre ruedas y orugas. La experiencia de Vietnam mostró que era necesario realizar misiones SEAD, pero estas eran en Vietnam un medio de ayudar a los aviones de stsque. Las defensas aéreas atacadas eran las que estaban en la ruta de ataque y cerca del blanco. La guerra de 1973 demostró que las misiones SEAD debían ir más allá y buscar acabar primero con la defensa aérea para poder permitir a los aviones operar libremente. Después de la experiencia de Vietnam y de la guerra de Octubre de 1973 la OTAN empezó a contar con armas y tácticas más eficaces para afrontar los sistemas SAM, refinándose con las experiencias en el mundo árabe y África. Los éxitos iniciales contra los israelíes en 1973, llevaron apenas 10 años más tarde a graves bajas entre los SAM cuando se las vieron contra los aviones SEAD, AWACS y de guerra electrónica. Finalizada la guerra de Vietnam la USAF no solo no disolvió sus unidades SEAD, sino que ante la eventualidad de una guerra en Europa las reforzó para poder hacer frente a la defensa aérea del Pacto de Varsovia, equipándose con el avión F-4G y el EF-111, y equipándose con el nuevo misil HARM. Los F-4G Wild Weasel debían acabar con los radares en caso de guerra, privando a la defensa área divisional soviética de sus medios de detección y obligandola a la detección y adquisición de blancos visual. Dado que en Alemania las nubes bajas, baja visibilidad y terreno con colinas es lo habitual depender de adquisición visual aumentaría la supervivencia de los aviones de ataque como el A-10 y posibilitaría la destrucción de las lanzaderas SAM.
Además los aviones tácticos debieron contar con nuevas tácticas de vuelo y nuevos equipos para sobrevivir a los SAM. Pero instalar equipos de interferencia activos a los aviones diseñados en los años 60 no era tarea fácil. La gran mayoría se diseñaron sin pensar en las ECM. Aunque era técnicamente factible, el coste era muy elevado y se tardaba demasiado tiempo por lo cual empezaron a aparecer los contenedores externos que contenían equipos de guerra electrónica. En Europa la USAF contaba con tres aviones que debían complementar sus capacidades para derrotar a las defensas aéreas enemigas: EF-111, F-4G Wild Weasel y EC-130H Compass Call. Lo mismo pasó con la US Navy, que tras la experiencia de Vietnam decidió que cada portaviones debía embarcar un escuadrón de EA-6B, compuesto por 4 aviones.
La Unión Soviética también contaba con unidades SEAD. El MiG-25BM estaba dedicado a supresión de defensas aéreas, era el equivalente al F-4G. Aunque la táctica era muy diferente, armado con cuatro AS-11 Kilter el Mig-25 haría valer su velocidad para zafarse de los cazas enemigos y acercarse a los radares para disparar sus misiles antes de que se pudiera reaccionar. Las doctrina SEAD desarrollada por EE.UU. se tuvo en cuenta más para mejorar las defensas aéreas que para desarrollar una doctrina SEAD soviética. Se pensaba que eliminar las defensas aéreas de la OTAN solo debería hacerse en caso de guerra en Europa y como parte de una ofensiva planeada y coordinada. Así se contemplaba incluso el empleo de misiles balísticos OTR-21 contra las lanzaderas de misiles Hawk y Patriot de la OTAN, y de este modo abrir huecos en la defensa aerea. La URSS tenía claro los objetivos de la OTAN que debía tomar, por tanto su doctrina se basaba en ganar la superioridad aérea en los corredores que llevaban a ellos. A lo largo de estos corredores operarían los aviones SEAD del Pacto de Varsovia. Para las misiones SEAD los soviéticos empleaban tácticas mas pasivas que los Wild Weasel americanos, que hacían hincapié en la iniciativa y empleo de sistemas activos. Cada oleada de ataque aéreo contaría con 4-8 aviones dedicados a misiones SEAD, mezclados con los aviones de ataque y no por delante como era la práctica de los Wild Weasels. También se confiaba en los misiles antirradiación arma básica del arsenal SEAD, pero de modo distinto. Dado que se esperaba que la artillería diera cuenta de muchos emplazamientos SAM de la OTAN cercanos al frente, los misiles eran importantes para destruir los emplazamientos SAM más alejados. Por ello, y por el retraso tecnológico, los misiles soviéticos eran mayores que los occidentales. El misil Kh-28 era cuatro veces mayor que el AGM-45, y cuatro veces mayor alcance. Asi como los Wild Weasel operaban dentro del radio de alcance de los SAM los soviéticos contaban con operar más allá. El Su-24M era un ejemplo de avión SEAD soviético, un avión grande capaz de cargar varios misiles KH-28 y dispárarlos lejos del radio de alcance del SAM. También los aviones ECM soviéticos eran mayores que sus equivalentes de la OTAN. Así las misiones del EF-111 y EA-6B las realizaban versiones de bombarderos como el Tu-22P.
La experiencia de Vietnam y octubre 1973 hizo que a principios de la década 1970 estuviera claro para la URSS que una nueva generación de sistemas de defensa aérea eran necesaria para hacer frente a los nuevos aviones de combate y las capacidades de guerra electrónica y contramedidas.
Surgió así por ejemplo el nuevo sistema S-300V para reemplazar al SA-4. Estos sistemas llegaron ya en la fase final de la Guerra Fría. Aún no se han enfrentado los avances SAM con los nuevos SEAD occidentales en un conflicto abierto. Solo en la guerra civil siria ha habido tanteos entre aviones israelíes y la defensa aérea siria. Contra la amenaza de los misiles anti-radar se recurre en los nuevos misiles rusos los señuelos o falsos emisores y cortando la emisión de los equipos verdaderos ante la detección del peligro. Los misiles anti-radar obligan al uso restringido de las emisiones, llevando a cabo las misiones mediante combinaciones de equipos con emisiones sectoriales o dirigidas.
Vietnam del Norte fue recibiendo ayuda de la URSS y a medida que avanzaba la guerra contaba con una cada vez más amplia red de radares para dirigir misiles SAM y guiar a sus cazas MiG. También se recurrió a perturbadores de radar y comunicaciones contra los americanos. Los misiles SAM no eran muy certeros, pero derribaban aviones y obligaban a los americanos a cambiar sus tácticas, haciéndolos más vulnerables a la artillería antiaérea y los MiG. Muchas veces las baterías de misiles SAM tenían prohibido disparar para no derribar los MiG vietnamitas, pero esto los americanos no lo sabían.
Los estadounidenses se vieron obligados a mejorar sus contramedidas y crear nuevas tácticas y armas para luchar contra las defensas aéreas. Las estadísticas americanas acerca de la efectividad de la defensa aérea vietnamita reflejan estos cambios:
El reconocimiento fotográfico ya había detectado la presencia de lanzadores de SA-2 en Vietnam. En julio de 1965 un misil SA-2 derribó su primer avión sobre Vietnam. Aunque contaban por entonces todavía con pocos lanzadores los vietnamitas los protegían moviéndolos y camuflándolos, creando señuelos y colocando su artillería antiaérea de modo que los protegieran. Se estima que Vietnam llegó a contar con una batería SAM real que rotaba entre unos 3 emplazamientos fijos, en los que no había misiles reales se colocaban señuelos. Tras los primeros derribos EE. UU. anuló la prohibición existente de atacar las baterías SAM por miedo a matar a asesores soviéticos. En los primeros ataques a los lanzadores de SA-2 se perdieron muchos aviones americanos.
La guerra aérea sobre Vietnam cambió el 24 de julio de 1965, cuando un avión F-4C de la USAF fue derribado y otros tres dañados por misiles SA-2. Los cuatro Phantoms realizaban una misión bajo el distintivo Leopard, protegiendo a los aviones de ataque de los cazas enemigos (MiGCAP). . Tres días más tarde se lanzó una Operación Iron Hand para atacar los emplazamientos SAM operacionales, desplegados principalmente alrededor del área Hanói-Haiphong y hasta entonces fuera de los límites marcados para ser atacados. Los vietnamitas previeron el ataque y sacaron los misiles, reemplazándolos con señuelos, mientras pusieron todos los cañones antiaéreos disponibles en las rutas de aproximación. La táctica funcionó, causando fuertes bajas estadounidenses. A largo plazo este incidente llevó a una revolución en el combate, desde entonces los sistemas de misiles guiados por radar eran una amenaza para la aviación táctica y se comenzó a hablar de crear un grupo especial entrenado y equipado para combatir los misiles.
A pesar de que la aviación militar táctica estadounidense era la mejor del mundo, la amenaza de los misiles tierra-aire era todavía nueva y no era bien conocida. En 1965 no se había desarrollado ninguna táctica, ni entrenamiento, ni sistemas de detección, advertencia o autoprotección a bordo de los aviones. Los pilotos de combate simplemente no tenían idea de que al volar sobre una capa de nubes, era imposible ver el lanzamiento de un misil SAM y que si volaban juntos en las nubes no tenían ninguna posibilidad de evadir nada. Al principio la USAF no estaba preparada para combatir los SAM y sus aviones EB-66C y EC-121 solo recogían información acerca de las emisiones de radar de los vietnamitas, pronto la misión cambió a realizar contramedidas electrónicas contra esos radares y se destinaron aviones EB-66B a Tailandia. También se recurrió poco después a interferir los radares de los MiG con barquillas ALQ-72 y AAQ-8 instaladas en los aviones de ataque. Sin embargo, esto no era suficiente ya que Vietnam del Norte integraba sus radares con su red de alerta temprana, lo que le permitía detectar a los estadounidenses y coordinar sus defensas: baterías SAM, artillería antiaérea y cazas interceptores. Hacía falta algo más para luchar contra la defensa aérea y reducir las bajas en los cazabombarderos. Los misiles SAM norvietnamitas suponían de hecho que quien controlaba el aire era Vietnam del Norte, al negar a los aviones americanos volar libremente.
Por parte de la USAF no se contaba con aviones de guerra electrónica que pudieran acompañar a los aviones atacantes e interferir los radares y comunicaciones de la defensa aérea. Solo unos cuantos EF-10B de guerra electrónica de los Marines estaban equipados con contramedidas electrónicas que pudieran interferir los sistemas de guía y rastreo de los misiles superficie-aire SA-2, sobrecargándolos con ruido de radiofrecuencia. El VMCJ-1 llevó a cabo en abril de 1965 la primera misión de interferencia de radar.
Los Marines pronto desplegaron sus EA-6A, equipados con pods ALQ-86 de interferencias. La US Navy le siguió destinando aviones EKA-3B con el mismo fin. En abril de 1965 hizo su aparición una nueva arma cuando un A-4E de la US Navy disparó el primer misil anti-radar AGM-45. En octubre de 1965 la USAF creó unidades especializadas en luchar contra los misiles SAM, los llamados Wild Weasel. Su objetivo ya no era interferir sino atacar los radares de los lanzadores SAM y lograr inhabilitarlos( por destrucción o que desistieran de emitir). Los primeros aviones fueron F-100F Super Sabre equipados con equipos rudimentarios, que advertirían del lanzamiento de un misil e indicaban la posición del radar que lo guiaba. Cada F-100F contaba con un piloto, elegido de entre los mejores pilotos de caza, y un oficial de guerra electrónica, elegido entre los mejores especialistas en uso de equipos electrónicos de B-52.F-100F logró la primera destrucción de un SAM enemigo, en un ataque a Yen Bai.
Asimismo se emplearon aviones EB-66C, especialmente equipados para interferir los radares enemigos, y drones Firebee para interferir los radares. La CIA compró en Indonesia aviones MiG-21 y un radar Fan Song, lo cual ayudó a diseñar contramedidas. Tras la guerra de 1967 Israel vendió a EE. UU. Una batería de misiles SA-2 capturada en el Sinaí. Mediante drones se consiguieron en 1966 las frecuencias de los SA-2 y sus radares de guiado. De este modo la USAF desarrolló mejores equipos de contramedidas y de aviso de ser detectados por SA-2. Asimismo gracias a un prototipo simulado de un SA-2 los pilotos americanos aprendieron a evitar los misiles SA-2 que se les aproximaban mediante maniobras bruscas. El 22 de diciembre de 1965 unEn julio de 1966 el F-105F Thunderchief tomó el relevo en las misiones Wild Weasel en la USAF hasta el fin de la guerra. Era más apto ya que era más rápido, ágil, con mayor cantidad de armamento y autonomía. Los F-105 empleaban también el misil anti-radar AGM-45 Shrike desarrollado por la US Navy. En 1967 llegó el F-105G, con equipos mejorados y además entró en servicio un nuevo misil, el AGM-78 Standard, con mejores características.
Por parte de la Armada se realizaban desde abril de 1965 misiones Wild Weasel, llamadas Iron Hand en la US Navy, incorporándose en 1968 el A-6B, versión modificada especialmente para estas misiones que reemplazó a los A-4 y A-7 en estas misiones. A diferencia de la USAF la US Navy no creó escuadrones especializados, sino que aviones A-6B se asignaban a los escuadrones de ataque equipados con A-6. Esto a su vez daba mayor flexibilidad ya que permitía escoltar los ataques o emparejar a los A-6B armados con misiles anti-radar con aviones de ataque (A-4 o A-7) armados con bombas para realizar misiones específicas de ataque a las baterías SAM y radares de defensa aérea.
La movilidad de las baterías SAM y la presencia de artillería antiaérea protegiendo a los misiles obligó a EE.UU. a buscar la solución en la tecnología. Dado el funcionamiento de un misil SA-2 se recurrió al uso de contramedidas electrónicas. El proceso de disparo de un SA-2 empezaba con el radar P-15 Flat face, este detectaba el blanco y lo pasaba al radar P-12 Spoon rest de búsqueda. A su vez este pasaba la información al radar Fan Song de guiado. Por ello interferir electrónicamente cualquiera de los radares significaba dejar a la batería fuera de servicio. Por tanto la USAF y US Navy comenzaron a equiparse con pods de contramedidas que creaban falsa información electrónica para los radares de los SA-2. Además pronto se descubrió que una formación cerrada de F-105 aumentaba la efectividad de las contramedidas. Los aviones EB-66C de inteligencia electrónica y drones Firebee habían logrado las frecuencia de los radares de los SA-2, gracias a ello se mejoraron los equipos electrónicos. Los equipos de aviso de radar informaban al piloto cuando su avión estaba siendo iluminado, permitiéndole recurrir a maniobras evasivas para romper el contacto del radar y escapar. Además los pilotos pronto aprendieron a maniobrar para aprovechar la baja capacidad de maniobra de los SA-2. Versiones posteriores de los equipos de aviso de radar podían además distinguir entre señales radar de seguimiento y aquellas emitidas cuando se disparaba el misil.
Los aviones EB-66 podían llevar más equipo de contramedidas y se añadieron al grupo de ataque, combinando contramedidas que confundían a los radar con información falsa con otras que sobrecargaban las frecuencias radar. Además los misiles anti-radar AGM-45 Shrike y AGM-78 Standard cada vez se empleaban en mayor número y eficacia, contabilizarían el 46% de las lanzaderas SA-2 destruidas.
En las misiones SEAD se introdujeron mejoras con los aviones F-105G, que operaban conjuntamente con aviones armados con bombas para localizar y destruir los equipos de la defensa aérea vietnamita. Los vuelos Wild Weasel muchas veces involucraban a 4 aviones, a veces liderados por un F-105F/G al que acompañaban 3 F-105 o F-4 de ataque. Otras veces volaban en dos parejas que operaban en forma independiente, cada pareja compuesta por un F-105F/G y un F-105/F-4. El F-105F era el señuelo, provocando el lanzamiento de misiles antiaéreos que generaban el suficiente humo como para hacer posible a los otros aviones ver las lanzaderas para realizar contra estas un ataque de bombardeo en picada. Los aviones señuelos debían picar en forma abrupta o girar bruscamente para evitar los misiles.
Los Wild Weasel volaban por delante de la formación de ataque para destruir radares o que estos se apagaran reduciendo así la vulnerabilidad de los aviones que les seguían. Los Weasels eran los primeros en entrar y los últimos en salir ya que trataban de neutralizar las amenazas antes que llegara la fuerza de ataque y también cubrían a la fuerza de ataque al retirarse. Había que alternar el provocar a la defensa antiaérea para que encendiera sus radares, el disparo de misiles antirradar y localizar visualmente los enclaves SAM para atacarlos con bombas. Una misión típica duraba casi tres horas y podía implicar una misión Iron Hand, limpiando el camino de SAM para que la fuerza pudiera pasar sin problema, o una misión Hunter-Killer, formando equipos independientes en que unos provocaban el encendido del radar SAM y de este modo guiaban a otros a atacar las lanzaderas SAM. Los Weasels tenían diez veces más probabilidades de ser derribados. Un ataque con Shrike implicaba acercarse al SA-2, realizar una maniobra brusca de subida de 4.5G, hacer un rizo, nueva maniobra brusca de 5G y lanzar el misil. Tras el lanzamiento se picaba, fuera para escapar o para atacar con bombas el emplazamiento SAM. En EE. UU. se estableció en 1966 una escuela para entrenar en misiones SEAD a las tripulaciones de F-105F/G. La US Navy también introdujo sus nuevos equipos ALQ-76 de interferencias en 1968.
Los EB-66C de la USAF y EA-6A de los Marines eran parte integral de los ataques, creando ruido electrónico para dificultar el funcionamiento de los radares enemigos.Gracias a todos los recursos invertidos por EE. UU. cada vez eran necesarios más misiles por avión derribado. A medida que los americanos introducían nuevas maneras de atacar a los misiles SAM los vietnamitas no se quedaban atrás y mejoraban las tácticas empleadas por sus operadores de radar, variaban los emplazamientos, simulaban disparos o disparaban los misiles en salvas de tres. Los vietnamitas aprendieron pronto a apagar sus radares, o nuevas formas de tenerlos apagados el mínimo tiempo para poder disparar. Como era necesario reducir el tiempo en que el radar Fan Song estuviera encendido se modificó el radar para poder dejarlo encendido pero sin transmitir. Otra innovación fue cambiar la adquisición de blanco automática a manual en presencia de contramedidas electrónicas, consiguiendo el primer derribo de este modo en agosto de 1967. Los vietnamitas comenzaron a realizar lanzamientos de SA-2 guiados por la fuente de interferencias, algo no probado hasta entonces.
Los aviones de ataque americanos empezaron a contar no solo con equipos que les avisaban que habían sido detectados, sino también con contramedidas. Los equipos ECM de la USAF fueron creados rápidamente y tenían ciertas limitaciones que los SA-2 aprendieron deprisa y empezaron a aprovechar los momentos en que por la posición del avión esas contramedidas no eran efectivas. En diciembre de 1967, llegó el pod QRC-160-8, diseñado para interferir la comunicación entre el radar y el misil. Los derribos logrados por los SA-2 se desplomaron hasta que en febrero de 1968, un pod fue recuperado de un avión derribado y su análisis llevó a modificaciones en los SA-2. Sin embargo, las operaciones aéreas se detuvieron y recién se retomarían 4 años más tarde, en 1972, con el inicio de la Operación Linebacker.
Solo entre marzo de 1967 y marzo de 1968 más de 1.150 misiles antiradar Shrike fueron disparados en unas 930 misiones. En ellas 14 aviones Wild Weasel fueron derribados y se reclamaron impactos en 370 radares vietnamitas. Por suerte para los pilotos americanos la URSS se resistió a enviar a Vietnam versiones mejoradas del SA-2 y sus radares de guía o misiles SA-3 ante el temor de que China pudiera crear sus copias tal y como habían hecho con los Mig-21.
En 1968 se estimaba que eran necesarios 48 misiles SA-2 por cada avión derribado, una mejora considerable respecto a los 15 misiles calculados en 1965. La presencia de aviones Wild Weasel y la necesidad de todos los aviones de contar con contramedidas ya era algo asumido como normal en los ataques americanos. Los aviones Wild Weasel ya estaban en la versión IV, y se trabajaban en una nueva basada en el F-4 Phantom. Al coincidir con la orden de parar las misiones sobre Vietnam del Norte no sería hasta 1972 que los vietnamitas fueran totalmente conscientes de la capacidad de las nuevas armas estadounidenses. Prueba de la mejores tácticas americanas es que Vietnam del Norte debió recurrir a un mayor empleo de sus Mig para defenderse, lo cual resultó en combates y pérdidas para su Fuerza Aérea en 1967.
Los aviones SEAD también fueron mejorando, no solo en experiencia y armamento. El EF-4C Wild Weasel IV entró en servicio en marzo de 1969 con las unidades destinadas en Asia. En 1971 el 67th TFS, equipado con EF-4C, fue destinado a Tailandia y tomaría parte en Linebacker. El EF-4C se había desarrollado en paralelo al F-105G Wild Weasel III, ofreciendo la ventaja de un avión más moderno pero la desventaja de no poder usar el AGM-78. El EA-6A de los marines también se desplegó en Vietnam, que operaron junto a los A-6B, una versión especializada en misiones SEAD del A-6A Intruder.
Tras el ataque a Vietnam del Sur en 1972, Nixon decidió dar carta blanca a la ofensiva aérea sobre Vietnam del Norte para detener la ofensiva y mejorar la posición de EE. UU. en las conversaciones de paz. Así se inició la operación Linebacker I. Se estima que protegiendo zona de la capital se encontraba la mayor concentración de los 200 lanzadores de SA-2 vietnamitas, con un inventario de unos 2.000 misiles. Se estimaba que Vietnam del Norte contaba además con unos 200 Mig y 4.000 baterías antiaéreas de todos los calibres. Los objetivos más importantes de Vietnam estaban protegidos por lo que entonces era la defensa antiaérea más densa y veterana del mundo.
EE. UU. desplegó sus equipos y aviones más modernos para atacar los misiles SAM y para interferir sus señales. Se recurrió al uso masivo de bombas guiadas sobre objetivos estratégicos (puentes, trenes, depósitos de petróleo, estaciones eléctricas, etc) muy bien defendidos. El empleo de armas guiadas supuso que los aviones de ataque eran ahora menos vulnerables, tanto por hacer necesarios menos aviones para asegurar la destrucción de un objetivo como por atacar estos sin exponerse tanto a las defensas aéreas.
En Linebacker las oleadas de ataques se diseñaron de manera que se minimizara la amenaza de cazas y misiles enemigos
Linebacker I duró desde el 10 de mayo hasta el 23 de octubre y 104 aviones americanos fueron derribados, de ellos 18 por misiles SA-2 y 56 por la artillería antiaérea. Derrotada la ofensiva norvietnamita y con buenos progresos en las negociaciones de paz la ofensiva aérea se paró.
En diciembre de 1972 se lanzó la campaña de bombardeo más intensa de la guerra, Linebacker II, concentrada en el área de Hanoi y Haiphong. Se decidió maximizar el empleo de bombarderos B-52, que se convirtieron en el objetivo más preciado para los vietnamitas, lo que supuso que los ataques diurnos reciebieran menos atención por parte de los SAM y Mig. Las operaciones de ataque nocturnas de los B-52 buscaban imposibilitar el uso de guiado óptico de los SA-2 en caso de que las contramedidas anularan los radares. Los primeros días los vietnamitas recurrieron al lanzamiento de salvas de misiles en la ruta previsibles de las oleadas de B-52, recurriendo al guiado manual de misiles quedaban menos expuestos a los aviones SEAD. Las pobres tácticas de ataque de los B-52 y la veteranía e innovación de los vietnamitas se cobraron varios B-52. Los derribos de los primeros días obligaron a la USAF a mejorar las contramedidas de sus B-52 y a mejorar sus tácticas. Para saturar a las defensas vietnamitas se cambiaron las olas de ataque de bombarderos B-52 por un ataque concentrado que no duraba más de veinte minutos con bombarderos provenientes desde todas las direcciones. También para acabar con el número de misiles SA-2 disponibles los almacenes y centro de ensamblado de misiles pasaron a ser atacados por los B-52.
Gracias a las contramedidas la efectividad de los misiles fue estimada en aproximadamente un 2 %. Se estima que en diciembre fueron disparados unos 1.200 misiles SA-2 y solo 17 aviones americanos fueron derribados por ellos. En las operaciones se dispararon unos 550 misiles anti-radar, muchos de ellos de modo preventivo para obligar a apagar los radares enemigos. Linebacker II fue también la primera operación de combate de los EA-6B de la US Navy.
Israel lanzó su ataque aéreo la mañana del 5 de junio de 1967, comenzando la guerra. En 1967 Egipto tenía en servicio 27 baterías de misiles SA-2. Sin embargo solo dos aviones enemigos fueron derribados, habiendo disparado Egipto 22 misiles SA-2. Esto llevó a la Fuerza Aérea de Israel a infravalorar la eficacia y capacidad de los egipcios. Siria por su parte se cree que contaba con unas 18 baterías de SA-2 en 1967.
Dado que la Fuerza Aérea Israelí apenas contaba con equipamiento electrónico para interferir los radares los ataques iniciales contra las bases aéreas se lanzaron a baja altitud.
Parte del éxito israelí se debió a que la defensa aérea egipcia tenía orden de no abrir fuego por temor a derribar aviones propios, apenas se dispararon misiles SA-2 en los ataques iniciales y muchas de sus instalaciones resultaron dañadas. Al acercarse a la zona del Canal de Suez los aviones israelís entraron de nuevo en el radio de alcance de los misiles SA-2 y un Mirage IIICJ fue derribado la noche del 7 al 8 de junio mientras trataba de interceptar un Il-28. Unos pocas misiones de ataque contra los SA-2 se llevaron acabo ese mismo día 7, pero hasta el día siguiente no comenzó una campaña para neutralizar las baterías SA-2. Un Mirage III fue derribado durante una misión SEAD, pero la Fuerza Aérea israelí no quiso arriesgar más recursos en atacar baterías SAM cuando la guerra con Egipto habían concluido. Un batallón de SA-2 fue capturado en el Sinai, cerca del paso de Mitla, y el material incluyó radares, 12 lanzadores y un numero indeterminado de misiles. Este material sería vendido a EE.UU. Tras la derrota Egipto pidió ayuda a la URSS, tras ver como Vietnam hacía frente a los ataques aéreos americanos. Reorganizó la defensa antiaérea y la situó en la zona del canal de Suez y alrededor de ciudades y complejos industriales. Se compraron misiles mejorados y personal ruso se encargó del manejo de las nuevas unidades mientras se entrenaba a los egipcios. Estos sistemas se desplegaron también a lo largo del canal de Suez. Los SA-2 se complementaron con SA-7, ZSU-23-4 Shilka y otras armas antiaéreas. También se compraron misiles SA-3 y SA-6, desconocido este último en occidente.
Durante los frecuentes enfrentamientos que Egipto e Israel tuvieron a lo largo del canal de Suez entre 1968 y 1973 la creciente presencia de baterías de misiles SAM se hizo cada vez más evidente. Israel protestó repetidas veces por la presencia de asesores soviéticos manejando esas baterías de misiles. La URSS suministró a Egipto lo más reciente en misiles antiaéreos, versiones del SA-2 y nuevos misiles que Vietnam del Norte no recibió. Todo unido hizo que Israel cada vez tuviera más dificultades en evadir y destruir esos misiles SAM. Egipto disponía de los mas modernos sistemas de defensa aérea de la época; y la Fuerza Aérea de Israel tuvo que enfrentarse con el despliegue escalonado de los SAMs coordinados con un amplio despliegue de cazas destinados a protegerlos que negaban a Israel la superioridad aérea.
Israel realizó repetidos ataques contra las baterías de misiles, tanto ataques aéreos como terrestres. Israel consiguió algunos éxitos y destruyó varias baterías SAM egipcias, pero estas acciones esporádicas no habían sido suficientes para retener la tan necesaria . En algunas incursiones se capturaron equipos de defensa aérea, como el radar P-12 situado en Ras Gharib. A su vez EE.UU. permitió que Israel recibiera misiles AGM-45 Shrike y equipos de contramedidas AN/ALQ-71, algo vetado incluso a aliados muy cercanos, que empezaron a llegar en 1971. En septiembre de 1971 un SA-2 Guideline derribó Boeing 377 Stratocruiser de vigilancia electrónica sobre el Sinaí. En el ataque de represalia el AGM-45A debutó en combate en Israel con el lanzamiento de 12 misiles, ninguno de los cuales hizo blanco. Israel empezó a equipar a sus A-4E Skyhawk con misiles Shrike AGM-45A y AGM-45B. Por tanto la amenaza de los SAM y las tácticas a emplear eran conocidas por Israel antes de la guerra. Además en febrero de 1971 los RF-4E israelíes sobrevolaron el sur de Siria para obtener imágenes precisas de las baterías móviles SA-6. Los SAM egipcios se cobraron con el tiempo un alto costo en aviones y hombres, algo de lo que Israel no disponía en abundancia. A nadie se le escapaba que Egipto y Siria estaban cambiando su estrategia y habían optado por el uso masivo de baterías de misiles en vez de intentar disputar el dominio del aire por medio de sus cazas.
Se estima que en octubre de 1973 Egipto disponía de 20 baterías SA-6 Gainful y unas 70 de misiles SA-2 Guideline, 65 de SA-3 Goa y más de 2.500 baterías de artillería antiaérea de todos los calibres. Por si fuera poco hasta 3.000 lanzadores de misiles SA-7 se habían distribuido entre los soldados. Se estima que Siria desplegaba unas 34 baterías SAM de varios tipos.
El 6 de octubre de 1973 los países árabes lanzaron su ataque contra Israel. Los israelíes perdieron más de un centenar de aviones de combate, la mitad de ellos solo en los tres primeros días de la guerra. La mayoría fueron abatidos por la defensa antiaérea árabe. Los egipcios y sirios cogieron por sorpresa a los israelíes debido a la densidad y al empleo de sistemas antiaéreos desconocidos para los israelíes. Un paraguas de misiles SAM protegía a las fuerzas terrestres árabes, protegiendo su avance de los ataques aéreos israelíes que habían causado tantos daños en 1967.
Los aviones israelíes, a diferencia de 1967, se enfrentaron a una mortal combinación de cañones ZSU-23 y misiles SAM de todo tipo, entre los que destacó el nuevo SA-6 para los cuales las contramedidas electrónicas israelíes no eran válidas. Los misiles fueron empleados por los egipcios en un número mucho mayor que el dictado por la doctrina soviética. La situación desesperada e inadecuada información llevó a los israelíes a cometer el error de lanzar a sus aviones inicialmente sobre el avance enemigo, sin atacar previamente sus defensas aéreas, lo que explica en parte el gran número de aviones perdidos. Israel perdió cerca de cien aviones en las tres semanas de guerra, más del 80% de sus pérdidas en los primeros días, entre ellos 53 A-4 Skyhawk y 33 F-4 Phantom. Las bajas israelíes al enfrentarse al escudo SAM egipcio y sirio consistían en tres aviones por cada 200 vuelos de combate, un ritmo insostenible. Solo el 7 de octubre 7 F-4E fueron derribados y 2 gravemente dañados, volando un total de 187 misiones de ataque. No les fue mejor a los A-4 Skyhawk, el mismo día 7 volaron 278 misiones de ataque, siendo derribados 10 aviones y sufriendo daños graves 4 aviones. El 7 de octubre al amanecer Israel envió dos formaciones de 4 A-4 Skyhawk para atacar l avance sirio en el Golán, 6 fueron derribados. Esto llevó a cancelar temporalmente las misiones de apoyo aéreo en el frente Norte. Durante los tres primeros días de la guerra israel perdió unos 50 aviones en unas 1.220 salidas de combate, lo cual suponía una tasa de pérdidas insostenible del cuatro por ciento. Los israelíes cubrieron parte de sus perdidas iniciales gracias a la ayuda de EE. UU., que transfirió solo en los primeros días de la guerra a Israel dos escuadrones de caza bombarderos F-4E Phantom equipados con sistemas de contra-medidas electrónicas. Además EE. UU. envió sus mejores y más avanzados equipos, probados en Vietnam. Las tácticas de vuelo cambiaron, pasando los pilotos israelíes a volar más bajo para eludir el radar.
LOs ataques aéreos iniciales en el Sinaí se encontraron con la defensa aérea egipcia, que cruzó el canal para defender el avance egipcio. El 7 de octubre la Operación Tagar trató de destruir las defensas aéreas egipcias a lo largo del canal con 4 oleadas de ataques. En la segunda 8 Shrikes fueron lanzados, sin éxitos. La tercera debía emplear misiles Shrike a gran escala pero ante el empeoramiento de la situación en el Norte fue cancelada. Para algunos generales este fue un error que costaría muchos aviones. Las operaciones SEAD israelíes se reanudaron finalmente antes de cualquier ataque y lograron éxito finalmente en el Sinaí. La coordinación ejercito-fuerza aérea se mejoró y también se recurrió también al empleo de la artillería autopropulsada y tanques contra las baterías antiaéreas. De las 44 baterías SAM egipcias destruidas una cuarta parte lo fue por ataques de artillería o el rápido avance de los tanques en contraataques israelíes. Los ataques terrestres iniciales contra lanzaderas SAM hicieron que los egipcios retrasaran la posición de algunas baterías. Esto y los ataques a las baterías SAM crearon huecos en la pantalla antiaérea egipcia y permitieron a la Fuerza Aérea Israelí atacar con menores riesgos objetivos egipcios. En la noche del 15 de octubre los israelíes cruzaron el canal y en la orilla egipcia atacaron convoyes de suministros, emplazamientos SAM, centros logísticos y cualquier cosa de valor militar. La prioridad era destruir los SAM, lo que ayudó a aumentar el agujero en la defensa aérea egipcia y permitió a la Fuerza Aérea Israelí atacar con mayor agresividad a los egipcios. Los aviones israelíes comenzaron a atacar más emplazamientos SAM y radares egipcios, lo que provocó que el general Ismail diera orden de retirar a la orilla egipcia todos los equipos de defensa aérea egipcios. Aviones israelíes también atacaron y destruyeron los cables de comunicación subterráneos en el delta del Nilo, lo que obligó a los egipcios transmitir mensajes de la radio, susceptibles de ser interceptados.
En el frente de Siria los tanques sirios atacaron también al amparo de sus baterías SAM. A falta de tropas suficientes en tierra que hicieran frente a los sirios la aviación tuvo que impedir el avance sirio. Al contrario que en el Sinaí no fue el SAM-6 sino el cañón antiaéreo autopropulsado ZSU-23-4 Shilka el que se cobro más derribos de aviones israelíes. Las arriesgadas misiones de apoyo cercano se encontraron con la densa defensa aérea de los sirios, lo que convirtió algunos ataques casi en suicidas.Hasta el final del 7 de octubre Israel había perdido 14 aviones en un total de 272 misiones de ataque, un ratio del 5%. Los pilotos israelíes ante las perdidas cambiaron la ruta de ataque, volando bajo y sobre Jordania hasta el Golán, logrando atacar a los sirios por el flanco y evitando muchas de sus baterías SAM. En el segundo día de la guerra la Fuerza Aérea Israelí trató de eliminar a las baterías antiaéreas sirias, lanzando la operación Doogman 5. Este primer intento de atacar las baterías SAM sirias fue un fracaso, solo se logró destruir una batería SAM y se perdieron seis aviones F-4E. La batería SA-3 fue destruida por un Shrike disparado por un A-4E del 110º Escuadrón, y una de SA-2 fue dañada. Las baterías SAM eran objetivo prioritario de los israelíes, que las atacaban en cuanto era posible. El 9 de octubre los aviones israelíes destruyeron el Comando de la Fuerza Aérea Siria en Damasco, centro que coordinaba la defensa aérea, lo que se unió a la creciente destrucción de baterías SAM y a la escasez de misiles ante el elevado consumo que habían hecho los sirios. Ese mismo día los sirios retiraron parte de su defensa aérea para reforzar la zona de Damasco, que había sido atacada por aviones israelíes. Esto, unido a que el avance sirio había ido más allá de la protección de sus SAM, inclinó la balanza en la guerra terrestre al dar mayor libertad de acción a la Fuerza Aérea de Israel. Sin embargo cuando el contrataque israelí avanzó hacia Damasco acabó encontrándose de nuevo bajo el paraguas de los SAM sirios.
Las contramedidas electrónicas demostraron su eficacia durante la guerra. Israel contaba con algunos helicópteros equipados para interferencia electrónica que demostraron su eficacia en el Sinaí. En cuanto al uso de misiles anti-radar en la guerra, según informes de EE.UU. se logró la misma eficacia que en Vietnam. Hay pocos datos acerca del empleo de misiles Shrike, pero se sabe que Israel obtuvo al menos 200 misiles adicionales Shrike como parte de la Operación Níckel Grass. Israel contaba antes de la guerra con unos 145 misiles AGM-45 y disparó unos 200 durante la guerra. Además EE.UU. también envió equipos ECM, equipos ALE-29 de contramedidas para misiles guiados por infrarrojos y asesoramiento técnico que ayudaron a mejorar las tácticas.
La dolorosa experiencia obligó a Israel a innovar sus tácticas para la supresión de las defensas aéreas enemigas. Hasta entonces volar bajo había valido como táctica para eludir los misiles SA-2 y SA-3, pero con la aparición de los SA-3 y cañones ZSU-23-4 Shilka esto ya no era posible. La eliminación de la defensa aérea se había vuelto necesaria como fase previa si los aviones de ataque iban a operar sin perdidas prohibitivas. Ni EE.UU. ni Israel dieron detalles de como lograron interferir los SA-6, SA-3 y cañones antiaéreos ZSU-23-4 durante la guerra. Sin embargo el análisis de EE.UU. indicaba deficiencias en la preparación de la Fuerza Aérea de Israel, al confiar demasiado en volar bajo para eludir los SAM, infravalorar la capacidad del enemigo y no contar con equipos suficientes de contramedidas (Avisadores de radar, lanzadores de bengalas y chaff, equipos ECM, etc). Muchos de estos equipos llegaron con la ayuda americana de Nickel Grass. EE.UU. analizó la guerra, decidiendo potenciar sus tácticas y armas SEAD y la investigación en aviones stealth, que llevó al F-117. Dado que la efectividad de las tácticas SEAD con los SA-6 fue moderada se hizo necesario el estudio de los radares soviéticos para poder neutralizarlos. De ahí surgió también la necesidad en EE.UU. de robar los secretos de los radares soviéticos, alguna vez llegando a obtener los propios radares por diversos canales. Israel capturó el 18 de octubre una batería de misiles SA-6 completa, que junto a SA-2 y SA-3 capturados fueron analizados por los israelíes y EE.UU. tras la guerra. Las consecuencias se verían en la década de 1980.
En 1968 la URSS empleó interferencias electrónicas para cegar los radares checos e interferir las comunicaciones en el inicio de la invasión soviética. Se emplearon aviones Antonov An-12 equipados para interferencia electrónica.
India había comprado en 1963 algunas baterías de SA-2 para proteger Nueva Delhi y bases aéreas importantes. En la guerra de 1965 Pakistán empleó un par de RB-57B del 24 Squadron para interferir radares durante los ataques sobre bases aéreas indias.
Lo más parecido a misiones SEAD fueron los ataques infructuosos de F-86 y B-57 pakistaníes contra la estación radar de Amritsar. En la guerra de 1965 un misil SA-2 fue lanzado contra un avión de reconocimiento pakistaní RB-57F del 24 Squadron que volaba a gran altura, averiandolo y obligandole a un aterrizaje forzoso. La defensa aérea india no fue muy efectiva y el único derribo confirmado por los SA-2 fue un transporte An-12 Cub, que se creyó por error que era un avión enemigo. India reforzó sus defensas aéreas y en 1971 muchas de sus bases estaban defendidas por baterías de misiles SA-2, lo cual dificultó las operaciones de ataque de los B-57 pakistaníes aunque no las impidió.
La Unión Soviética emplaba sus Tupolev Tu-16 Badger para atacar posiciones de la resistencia afgana. Cuando operaban cerca de la frontera eran seguidos por los radares pakistaníes, por lo cual se planteó la posibilidad de atacarlos, o al menos neutralizarlos. Para neutralizar la defensa aérea pakistaní se destinaron algunos de Tu-22PD a Afganistán.
El plan consistía en emplear aviones Su-24M, pero se desistió debido al riesgo de una guerra abierta con Pakistán.En 1971 Israel compró algunos drones de reconocimiento Ryan 147I, formando el 200.º Escuadrón de Drones. Esta unidad entró en combate en 1973 en misiones de reconocimiento. El volumen de pérdidas sufridas en 1973 hizo evidente la necesidad de innovar las tácticas de supresión de las defensas aéreas enemigas. La nueva doctrina SEAD israelí combinó un mayor empleo aviones no tripulados para ayudar a descubrir la posición exacta de las baterías antiaéreas enemigas y engañar a sus radares. Israel produjo dos nuevos modelos de dron de reconocimiento, el Tadiran Mastiff y el IAI Scout. Estaban equipados con una cámara de video con la que detectar las baterías SAM y eran pequeños, por lo tanto podían evitar las direcciones de tiro de las baterías sirias y no ser detectados por los pilotos de los Mig Sirios. Para engañar a los radares sirios se fabricó bajo licencia el dron Brunswick Model 290P, una especie de misil dotado de alas con una velocidad y firma radárica parecida a las de un avión de combate. Israel probó por primera vez su doctrina SEAD durante la invasión del Líbano. Se incluía el empleo aviones no tripulados, para descubrir la posición exacta de las baterías antiaéreas y engañarlas haciéndoles pensar que eran aviones tripulados.
Israel también mejoró sus equipos antirradar. la experiencia de la guerra de 1973 había dejado la impresión de que el F-4 Phantom y sus equipos de contramedidas no se habían mostrado suficientemente eficaces contra los misiles. Los cinturones de lanzaderas SAM podían proteger en el futuro baterías de misiles tierra-tierra capaces de alcanzar el territorio israelí. En 1975 EE.UU. ofreció a Israel el misil AGM-78 Standard. Como Israel no podía permitirse comprar un escuadrón de aviones F-4G Wild Weasel se optó por modificar el ultimo lote de F-4E recibidos para poder emplear los AGM-78D, que debieron ser adaptados por General Dynamics para ser más automáticos. Desde hacia años se venía proponiendo la idea de emplear lanzadores terrestres para los misiles Shrike, y tras la guerra de 1973 se dedicaron recursos a la idea. Los misiles lanzados así solo tenían un alcance de 11km, así que se hicieron mejoras que acabaron en el sistema Kahlilit, que lograba un alcance a 50-70km. y cuyo lanzador era un chasis de tanque Sherman. Con la compra del AGM-78 los israelíes dieron con el misil ideal para ser lanzado desde tierra, dando origen al sistema Keres.
En mayo de 1980 aviones israelíes destruyeron cerca de Sidón dos baterías móviles de SA-9. En abril de 1981 aviones israelíes derribaron dos helicópteros sirios sobre Líbano y Siria respondió desplegando sus primeros SAM en el Valle del Bekaa. No eran en ese momento una amenaza directa para Israel, y de hecho ya se habían desplegado antes baterías SAM sirias en el este del Líbano, pero esta vez los fantasmas de 1973 se despertaron en muchos despachos en Israel ante el temor de que sus aviones podrían no ser capaces de nuevo de lograr la superioridad aérea contra una defensa aérea escalonada e integrada.
El ejército sirio había desplegado misiles antiaéreos en 1981 en el valle de la Bekaa, para disuadir a la aviación israelí. Durante los meses previos a la invasión Israel analizó las frecuencias radar utilizadas por los sirios y localizó sus emplazamientos gracias a sus aviones B-707 y E-2C. El conflicto fronterizo escalaba en intensidad cada vez más, con un uso sistemático de artillería y cohetes contra Galilea. Al iniciarse la ofensiva terrestre el 6 de junio de 1982 los aviones israelíes intentaron no entrar en la zona protegida por los misiles sirios, pero al seguir el avance terrestre esto ya era imposible. El valle de la Bekaa era un objetivo israelí, por estar basadas fuerzas sirias y grupos armados palestinos. Los sirios lo sabían y desplegaron baterías adicionales de misiles SA-6. Los lanzadores móviles de misiles SA-3 y SA-6 eran controlados por drones y también por tropas especiales insertadas tras las líneas enemigas.
Se había decidido ya atacar las 14 baterías SAM de la Bekaa, pero el 8 de junio, los drones habían descubierto otros cinco baterías SA-6 desplegadas en el lado sirio de los Altos del Golán. Los mandos militares israelíes creían que podrían atacar las baterías SAM y eliminar las defensas sirias en Líbano sin llevar a Siria a una guerra más amplia. El choque era inevitable y el 9 de junio de 1982 Israel lanzó la Operación Mole Cricket 19 contra las baterías sirias. Desde el primer día los israelíes habían mantenido en el aire de modo constante al menos dos drones para poder tener imágenes en tiempo real de la posición de las baterías SAM del enemigo (una combinación de SA-2, SA-3 y SA-6), y además vigilar las tres principales bases aéreas sirias. El inicio de la operación de ataque consistió en hacer creer a los sirios que sufrían un ataque aéreo utilizando como señuelo drones. Los drones estimularon el encendido de los radares sirios, al simular ser aviones de ataque en las pantallas del radar. Los sirios activaron los radares de dirección de tiro y dispararon sus misiles contra los drones. Los operadores de radar sirios estaba entrenados para enfrentarse a los misiles Shrike, apagando periódicamente sus aparatos. Sin embargo esto no funcionaba con los AGM-78, que conservaba en la memoria la fuente de emisiones. La reacción israelí fue aprovechar el momento para lanzar desde tierra y desde el aire todos los misiles anti-radar AGM-78 y AGM-45 que pudieron. La dirección de los aviones de ataque de la primera oleada, con el sol a sus espaldas, hacía difícil el trabajo de los sistemas de adquisición ópticos de los sirios y les obligaba a confiar en sus sistemas de radar. En los primeros minutos diez de las diecinueve baterías fueron dañadas o se quedaron temporalmente sin misiles por haberlos disparado.
A continuación del ataque con misiles los israelíes empezaron a sobrecargar las frecuencias de radar y una primera oleada de aviones atacó las baterías sirias con misiles anti-radar y misiles aire-tierra. Los israelíes procedieron a interferir los sistemas de mando y comunicación sirios. Un Boeing 707, varios helicópteros CH-53 equipados con sistemas de interferencia y emisores terrestres inundaron el aire con señales falsas. Los sirios habían ordenado aterrizar a sus cazas para dejar el cielo libre a las baterías antiaéreas, con lo cual no había protección aérea. A esta primera oleada le siguieron otras dos que emplearon bombas de racimo y bombas guiadas por láser. La defensa aérea siria había sido así suprimida físicamente. También se recurrió al uso de artillería de largo alcance, empleando algunas baterías de obuses y cohetes contra las lanzaderas sirias. El fuego de artillería israelí fue dirigido con precisión por los UAV Mastiff. Los israelíes dispararon con todo lo que tenían para asegurarse la destrucción.
Cuando la defensa aérea comenzó a ser destruida los sirios entraron en pánico y ordenaron a sus aviones despegar para defenderla. Esto fue un regalo para Israel, que empleó en este momento contra-medidas electrónicas que cegaron a los radares enemigos e interfirieron la comunicación entre los cazas sirios y los controles de tierra. Los cazas israelíes emboscaron a los indefensos aviones sirios y los masacraron a placer.
Esta fue la primera vez que un ejército occidental derrotaba de manera fácil y clara a las defensas aéreas de fabricación rusa. Los soviéticos investigaron inmediatamente que había pasado y quedaron muy preocupados, introduciendo mejoras en sus misiles y tácticas.
Durante la guerra de las Malvinas los británicos estaban interesados en anular el radar de largo alcance TPS-43 de la Fuerza Aérea Argentina que controlaba las operaciones en Malvinas. La Fuerza Aérea desplegó sus medios antiaéreos en la zona del aeropuerto y en el improvisado aeródromo de Darwin. La Armada cubrió el área del puerto. El Ejército ubicó sus medios antiaéreos en una amplia zona que se extendía desde Moody Brook hasta el aeropuerto y emplazó 2 cañones de 35mm y su radar de tiro en Darwin. La defensa aérea argentina contaba con misiles Tigercat, Roland, cañones antiaéreos guiados por radar y cañones antiaéreos de 20 y 30mm. La Real Fuerza Aérea británica era la responsable de atacar la defensa aérea argentina, aunque esta suponía un riesgo solo para los aviones que volaran a baja cota, y debido a la distancia decidió emplear bombarderos Avro 698 Vulcan desde la Base Aérea de la Isla Ascensión y armados con misiles AGM-45 Shrike.
En el primer ataque SEAD los Harrier realizaron un ataque de distracción para mantener activo el radar y distraer la atención del Vulcan, que lanzó dos misiles Shrike. Los argentinos detectaron la treta y operaban el radar en pequeños intervalos por lo cual los misiles impactaron cerca de la antena pero causando daños mínimos, el radar quedó fuera de servicio solo un día.
Un par de días después la RAF lanzó un nuevo ataque pero cuando el Vulcan estaba cerca los argentinos apagaron el radar. Los ingleses trataron de pillar al radar pero finalmente desistieron y cambiaron de blanco, disparando al radar de una batería Skyguard del GADA 601 que fue alcanzado y destruido, muriendo sus 4 sirvientes.
Irán contaba antes de la guerra con unas 36 baterías de misiles MIM-23 HAWK, así como con misiles Rapier, Tigercat y sistemas antiaéreos rusos ZSU-23-4. Iniciada la guerra destinaron sus misiles a proteger objetivos estratégicos (bases aéreas, refinerías de petróleo, etc.). Además durante la guerra se compró la versión china del SA-2.
Durante la guerra los aviones de ataque iraquíes emplearon barquillas de contra medidas SPS-141, de fabricación rusa y pensadas para enfrentarse a los radares de los aviones F-14 y misiles MIM-23 que tenía Irán. Los Mirage F-1 contaban con equipos equivalentes comprados en Francia e Italia, así como misiles anti-radar Armat. Para hacer frente a los misiles SAM iraníes se compraron misiles anti-radar KH-28 en 1982. Posteriormente se compraron también misiles KH-25MP rusos. A partir de 1984 las misiones de ataque de Irak se trataba que contaran con aviones equipados para misiones SEAD.
Ocasionalmente destacamentos de aviones rusos o egipcios parece ser que ayudaron a Irak a enfrentarse a la defensa aérea iraní. Parece ser que la URSS envió temporalmente en 1987 un destacamento de 4 Mig-25BM para evaluarlos en combate. Operando desde la base H-3 se dedicaron a probar la eficacia de sus equipos de contramedidas frente al radar del F-14 Tomcat y misiones SEAD contra los MIM-23 HAWK iraníes, con el misil antirradar KH-25MP y Kh-31. Por su parte los iraquíes normalmente empleaban sus misiles KH-58 contra los HAWK iraníes, disparandolos a unos 70 km. de diatancia y 7 km. de altura desde sus aviones de ataque SU-22M2. Se desconoce el numero de baterías SAM iraníes que fueron destruidas.
Los iraníes a su vez emplearon las barquillas de contra-medidas AN/ALQ-109 y AN/ALQ-119 compradas antes de la revolución. El entrenamiento recibido de EE. UU. antes de la revolución acerca de como enfrentarse a misiles antiaéreos rusos también fue aprovechado exitosamente por los pilotos iraníes al principio de la guerra para hacer frente a los SA-2 y SA-3, y con menos éxito a los SA-6 iraquíes.
Debido al desgaste y falta de repuestos Irán limitó los ataques sobre Irak, por tanto no hubo ya de enfrentarse a sus defensas.La URSS suministró a Angola un sistema de defensa aérea que incluía radares, misiles SA-6 y cazas Mig. El objetivo era hacer frente a las incursiones de la Fuerza Aérea Surafricana. Los surafricanos perdieron algunos aviones y varios drones de reconocimiento, abatidos por la defensa antiaérea angoleña.Operación Protea.
Todos los lanzadores SA-6 inicialmente suministrados fueron destruidos durante laLa fuerza aérea surafricana atacó ocasionalmente radares y lanzadores de misiles, empleando bombas ya que el embargo imposibilitaba comprar armas avanzadas. También se emplearon contramedidas y señuelos para engañar a los misiles angoleños. Para suplir sus carencias los surafricanos se esforzaron en recoger e interpretar señales radar para poder localizar sus emplazamientos y evitarlos o atacarlos si fuera necesario. Los equipos de los aviones Buccaneer eran empleados en estas misiones.
También se emplearon aviones B-707, y DC-4 para interceptar las comunicaciones y emisiones electrónicas de los angoleños, y entre los fines de estas misiones estaba la de localizar los emplazamientos de radares y misiles SAM gracias a sus emisiones. A pesar del embargo Sudáfrica contó con el apoyo de Israel (equipos electrónicos y asesores) y de Chile (asesores para interceptar comunicaciones entre pilotos y control de tierra en Angola).
En Junio de 1988 los cubanos dispararon 6 SA-6 contra un globo atmosférico que los surafricanos empleaban como cebo. Era el inicio de una operación SEAD. De este modo, gracias a la observación del vuelo de los misiles, se pudo estimar la localización de la batería de SA-6 y destruirla mediante el empleo de obuses G5.Tras la invasión israelí de 1982 Estados Unidos, Francia e Italia enviaron una fuerza de interposición. Cuando en diciembre de 1983 dos F-14 en vuelo de reconocimiento fueron atacados por varios misiles SAM sirios se ordenó desde el Pentagono una misión de castigo. Un grupo formado por aviones A-6E, A-7, F-14 y EA-6B debía de atacar por la noche los emplazamientos de misiles sirios y otros objetivos. Debido a decisiones políticas se produjo una descoordinación total en el ataque, que acabó realizándose al amanecer. Los EA-6B que debían de cubrir el grupo de ataque no consiguieron situarse en su posición a tiempo con lo que parte del grupo quedó sin la protección de los Prowlers, lo que seguramente fue la causa principal del derribo del un A-6E Intruder. Esto llevó al posterior derribo por un misil SA-7 de un A-7 Corsair que trataba de localizar el avión derribado.
Francia apoyaba a uno de las partes de la guerra civil en Chad. Libia apoyaba al otro lado.
Comp parte de las operaciones francesas para frenar a los libios los franceses enviaron en enero de 1987 aviones Jaguar equipados con misiles antirradar AS-37 Martel para atacar los radares libios de la base aérea de Wadi Doum y Faya Largeau. Solo uno de los aviones disparó sus misiles, destruyendo el radar de una batería de SA-6 libia en Wadi Doum. Para hacer que el radar se encendiera y poderlo atacar un Breguet Atlantique hizo de cebo en Wadi Doum. Los franceses emplearon una pareja de Mirage F-1CR para tratar también de que el radar de Faya Largeau se activara. Chad fue una mina de oro de información. Los chadianos capturaron lanzaderas SA-6 y SA-13 libios que vendieron a Francia y EE.UU.. Además un radar P-15 y un P-19 fueron también analizados en occidente.
En 1986 los estadounidenses atacaron Libia, tras su fracaso ante los SAM sirios en Libano la US Navy había estado refinando las técnicas SEAD. Los portaviones de la US Navy navegaban por el Golfo de Sidra reclamando libertad de negociación. El 24 de marzo Libia disparó varios misiles SA-5 contra una patrulla de F-14A Tomcat, que se libraron del ataque gracias a ir acompañador por un EA-6B Prowler. Como represalia los A-7 de la US Navy atacaron la batería de SA-5. Se reclamó la destrucción de dos radares Square Pair de guía de misiles SA-5 y de un número indeterminado de radares Fan Song encargados del guiado de misiles SA-2.
En abril EE.UU. decidió atacar a los libios, que tenían una defensa aérea bastante potente. Libia contaba con misiles SA-2, SA-3, SA-5, SA-6 y SA-8, con artillería antiaérea defendiendo sus bases, como por ejemplo los ZSU-23-4. Esta vez se emplearon los EA-6B que detectaron e interfirieron a los radares libios junto a 4 EF-111 de la USAF. Tras ellos se lanzó una oleada de aviones de ataque A-7 Corsair y F/A-18 Hornet armados con misiles antirradiación que destruyeron varias baterías de misiles SAM. Solo se perdió un avión de ataque, un F-111. Libia también contaba con algunos equipos occidentales, lo cual hacía el ataque complejo. Los EA-6B cubrieron con sus emisiones a los F/A-18 y A-7E que lanzaron misiles AGM-88 HARM. Esta acción conjunta anuló los misiles libios. En los ataques se lanzaron unos 30 misiles AGM-88 y AGM-45, y según EE.UU. se interceptaron transmisiones libias informando que todos los radares de la zona habían sido destruidos. Estos ataques supusieron el bautismo de fuego del misil anti-radiación AGM-88, un EA-6B del VAQ-131 lo empleó por primera vez en combate contra una batería libia de misiles S-200 en el Golfo de Sidra.
En 2011 durante la operación Odyssey Dawn la OTAN atacó los emplazamientos fijos de radares y misiles de al defensa aérea libia, pero tuvo que estar atenta durante el resto de la operación a la posible amenaza de los misiles móviles SA-2, SA-3, SA-5, SA-6 y SA-8. Los SA-5 estaban inoperativos, aunque EE.UU. no se fiaba de los informes de inteligencia y ordenó atacar las lanzaderas. Debido a la retirada de misiles antitradar AS-37 Francia empleó bombas guiadas A2SM para destruir lanzaderas de misiles SA-3 durante la operación Harmattan. Durante las operaciones quedaron patentes las diferencias en tácticas SEAD seguidas por la USAF y los franceses. Cinco EA-18G fueron enviados desde Irak para apoyar las operaciones en Libia.
La posición de los sistemas fijos y semimóviles de misiles libios SA-2, SA-3 y SA-5 era conocida tras semanas de operaciones de aviones ELINT y fotos de satélite. La dificultad estuvo en localizar y neutralizar los sistemas móviles de misiles SA-6, SA-8, SA-9, SA-13 y Crotale que tenía Libia. Desgraciadamente para Libia años de embargo supusieron falta de entrenamiento y de repuestos, que unidos a los problemas de la guerra civil suponían que en la práctica apenas eran una amenaza real para los aviones occidentales.En julio de 2020 se lanzó un ataque contra las tropas turcas en la base aerea de Al-Watiya. Aviones Mirage 2000-9 lanzaron varios ataques, precedidos por una misión SEAD que eliminó los radares del sistema MIM-23 Hawk que defendía la base.
Durante la invasión iraquí de Kuwait un Sukhoi Su-22 del 109 escuadrón iraquí disparó un misil antiradiación Kh-25MP contra el radar de guiado de una batería de misiles MIM-23B I-HAWK Kuwaití situada en la isla de Bubiyan. Esta batería había derribado un Su-22 y un MiG-23BN anteriormente.
La guerra del Golfo vio un gran incremento del peso de las misiones SEAD tras las lecciones de Vietnam y Líbano. Debido a la nutrida defensa aérea iraquí, que contaba con modernos misiles rusos y franceses no se creía que fuera fácil neutralizar la defensa antiaérea iraquí, y se temía pérdidas considerables de aviones. Sin embargo el uso que los iraquís hicieron de su defensa aérea dejó mucho que desear.
La campaña aérea se inició con una incursión de helicópteros AH-64 Apache que eliminaron las primera línea de radares de alerta temprana y crearon corredores seguros para las oleadas de ataque cuyo objetivo era Bagdad. Debido al temor a las defensas aéreas se emplearon los F-117 de forma masiva y los aviones de ataque volaban a baja altura atacando bases aéreas, sistemas de defensa aérea y centros de mando de la defensa aérea.
Los EA-6B Prowler interfirieron los radares enemigos y junto a los F-18 emplearon misiles Harm contra ellos. En total 39 EA-6B Prowlers se emplearon, disparando 150 misiles HARM missiles y volando unas 1.600 misiones. La Armada de los Estados Unidos empleó aviones S-3 Viking equipados con drones para lanzarlos como señuelos, así como EP-3 y EKA-3B. Por parte de la USAF se recurrió al empleo de sus aviones de Wild Weasel, F-4G y F-16, y a los EF-111 y EC-130H de interferencias electrónicas. Se recurrió al empleo de los RC-135, E-3 AWACS y E-2 Hawkeye para triangular la posición de los radares de los misiles SAM y así enviar aviones contra ellas equipados con misiles antirradar. El misil AGM-88 HARM fue utilizado ampliamente por la Armada, el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea durante la Guerra del Golfo Pérsico. Francia empleó su misil Armat y la RAF el misil Alarm Las fuerzas aliadas volaron 4.326 misiones Sead, un 6 % del total de misiones realizadas, y dispararon más de 2000 misiles antirradares. Los iraquíes no siguieron la doctrina soviética y cometieron errores como no apagar sus radares a tiempo, renunciar a su movilidad o no crear señuelos.
Los meses de preparación permitieron realizar un detallado reconocimiento electrónico que reveló la posición y tipos de SAM empleados por Irak. Esto hizo posible planificar la estrategia SEAD y tener actualizadas las contramedidas electrónicas. Se estima que de los 1.000 radares de todo tipo de defensa aérea que Irak tenía inicialmente un gran número fue destruido. La defensa aérea iraquí vio como la coalición internacional destruía su red de mando y control así como sus baterías de misiles. Debido a los incidentes con radares propios por el empleo inadecuado de los misiles Harm se decidió restringir su empleo a los F-4G y EA-6B.
Durante la guerra hubo un incidente de fuego amigo cuando el piloto de un F-4G Wild Weasel, escoltando un B-52 confundió el radar de cola del arma defensiva con el de un emplazamiento antiaéreo iraquí, después de que el artillero de cola del B-52 hubiera dirigido el radar contra el F-4G al pensar que era un MiG iraquí. El piloto lanzó un misil AGM-88 contra el B-52, que fue impactado, pero pudo volver a la base con daños de metralla en la cola y sin víctimas. El B-52 fue posteriormente renombrado In HARM's Way.
La guerra fue el debut de los drones en misiones SEAD por parte de EE.UU.. Tras el éxito israelí de 1982 EE.UU. decidió comprar el AGM-141 TALD. Este dron debutó en combate en 1991, siendo empleado para engañar a la defensa aérea iraquí para que encendiera sus sistemas de radar.
Posteriormente, tras la guerra, se realizaron numerosas misiones SEAD para garantizar las zonas de exclusión aéreas fijadas al norte y sur del país.
La OTAN planificó la operación Dead Eye, era el plan SEAD contra las defensas aéreas serbo-bosnias.
En los meses previos los misiles SA-6 serbios habían derribado dos aviones de la OTAN. Se estimó para proteger las misiones un mínimo necesario de 12 aviones de interferencias (Jammers) y 24 de ataque SEAD (Harm Shooters). La USAF asignó dos EC-130H y seis EF-111, a los que se unieron diez F-16 HTS. A ellos se unieron un escuadrón de F-18 de los Marines y los S-3B, EA-6B y F-18 del portaviones USS Theodore Rooselvet, que realizaron el 60% de las misiones SEAD. La Luftwaffe asignó Tornados ECR y los EF-18 españoles se asignaron ocasionalmente a misiones SEAD, armados con misiles Harm.Cuando la operación Deny Flight se convirtió en Deliberate Force los primeros ataques se dirigieron contra las defensas aéreas de la zona de Banja Luka. En los ataques iniciales los F-14 lanzaron señuelos para tratar que los serbios activaran sus radares y así quedaran expuestos a los misiles HARM de los F-18 que les acompañaban. Los operadores de misiles SAM serbios optaron por mantener silencio radar el máximo posible, lo cual dificultó su destrucción. Las misiones SEAD supusieron alrededor de un 22 % del total, aunque menos de un tercio de esas misiones supuso lanzamiento de misiles contra los radares serbios.
En estas operaciones tuvo lugar el primer lanzamiento en combate real de un misil AGM-88 Harm por un EF-18 español, destruyendo un radar de guiado de misiles SA-6.
La OTAN fue incapaz de neutralizar el sistema de defensa antiaérea tal y como deseaba. Serbia tenía bien aprendidas las lecciones de la guerra del Golfo y siguió la doctrina soviética, cambiando sus equipos SAM a menudo de emplazamiento, empleando señuelos para engañar a la OTAN, camuflando sus misiles y artillería antiaérea y manteniendo una férrea disciplina de empleo de radar.
Por el lado de la OTAN se recurrió a un empleo mayor del esperado de aviones EA-6B Prowler, RC-135V/W Rivet Joint, Tornado ECR y F-16CJ Weasel durante las operaciones, que emplearon unos 750 misiles AGM-88 Harm (el 50 % tratando de eliminar a los SA-6 serbios). La defensa aérea serbia obligó a realizar las misiones de ataque a altura media, haciendo mayor uso del planificado de bombas guiadas. La retirada de los F-4G y menor enfasis en entrenar misiones SEAD se hizo sentir.
Solo tres de los 22 radares Straight Flush de guiado de los misiles SA-6B Gainful fueron destruidos por la OTAN. A su vez la OTAN reclama haber destruido once de las 14 baterías de SA-3 serbias y el 66 % de las baterías de SA-2. En cuanto a los serbios se estima que dispararon unos 800 misiles SAM, de los cuales solo dos lograron derribos. Además empleando misiles SA-3 Serbia derribó un F-117 y logró alcanzar a otro, que se vio obligado a realizar un aterrizaje forzoso en Bosnia. Parece ser que Serbia combinó el uso de radares antiguos y la interceptación de comunicaciones para saber donde localizar a los aviones de la OTAN.
Durante los años que duraron las operaciones Southern Watch y Northern Watch de modo casi diario patrullas aéreas de EE.UU. y Gran Bretaña sobrevolaban Irak y tuvieron frecuentes roces con la defensa aérea iraquí. Debido a ello en 2003 la defensa aérea iraquí estaba debilitada, por el largo embargo y por los ataques. Los principales aviones implicados en misiones contra la defensa aérea iraquí fueron los EA-6B Prowler y F-18 Hornet de la Armada y los F16CJ Fighting Falcons de la Fuerza Aérea. Contaban entre sus armas con los misiles AGM-88 Harm antirradar, utilizados anteriormente por EE.UU. en 1991 y en Kosovo yy los AGM-65 Maverick, ambos en las versiones actualizadas que ofrecían mayor alcance y efectividad.
El 19 de marzo de 2003 comenzó la operación Iraqi freedom con el objetivo de derrocar a Saddam Hussein. Los iraquíes sabían muy bien para 2003 los peligros de encender los aparatos de radar. Apenas los encendieron y por ello la eficacia de la defensa aérea fue mínima. EE.UU. conocía también muy bien los emplazamientos de los centros de mando. Los primeros aviones en atacar fueron dos F-117, escoltados por una pareja de EA-6B. A partir de ese momento los EA-6B realizaron numerosas misiones protegiendo a los aviones de ataque así como colaborando activamente en la destrucción de los radares y de los sistemas antiaéreos iraquíes. Una de las acciones en que se vio involucrado un F-16CJ fue un ataque a una batería MIM-104 Patriot del Ejército de los Estados Unidos. El radar de control de tiro del sistema de defensa antiaérea Patriot fue dañado por un misil antirradiación AGM-88 HARM disparado cuando el radar de control de tiro adquirió la posición del F-16.
En agosto del 2008 la fuerza aérea rusa atacó con misiles KH-58 el radar 36D6-M georgiano que controlaba la zona de operaciones, destruyéndolo.
Desde que en 2007 Israel destruyó el reactor nuclear sirio es sorprendente que cada vez que Israel lanza un ataque aéreo el sistema de defensa aérea sirio no funciona, ni siquiera dando aviso de que el espacio aéreo haya sido penetrado. Los S-200 sirios, debido a su estructura estática y tecnología obsoleta, no sirvieron de nada en el ataque israelí contra el complejo nuclear Al Kibar. Sin embargo, han surgido reportes que indican que estos sistemas fueron modernizados por Moscú en 2016.Según algunas fuentes Israel logró de algún modo que el radar sirio identificara a los aviones de combate israelíes como aviones amigos y no como aviones enemigos.
Durante la guerra civil siria Israel ha atacado en más de un centenar de ocasiones depósitos de armas y convoyes en Siria. Según algunas fuentes durante el ataque a un almacén de armas en enero de 2017 los aviones israelíes habrían destruido una batería de misiles S-300 siria a la que consideraron una amenaza. En febrero de 2016 un F-16 israelí fue derribado por misiles SA-5 (S-200) sirios, a lo que siguió el ataque contra varias instalaciones de la defensa aérea siria. Los S-200 sirios tienen poco que ver con el sistema original ya que fueron actualizados con ayuda rusa en 2016. Israel ha practicado frecuentemente maniobras SEAD con los S-300 vendidos a Grecia. En 2018 un avión de inteligencia Iliushin Il-20 fue derribado por error por un S-200 operado por Siria, lo que hizo que Rusia decidiera vender misiles S-300 al régimen sirio y lanzar un programa de modernización de las defensas antiaéreas vendiendo a Siria varios sistemas antiaéreos de altitud baja y mediana Pantsyr S-1 o SA-22. En 2018 Israel destruyó un lanzador de SA-22 situado en el Golán como represalia. También se han destruido baterías de misiles SA-17 y SA-5 en diversas ocasiones.
Las misiones SEAD son complicadas y arriesgadas, como experimentaron los americanos en Vietnam o los israelís en octubre de 1973. Con los años se han ido depurando una serie de técnicas para ganar en efectividad y reducir riesgos, en la medida de los posible ya que siempre existen muchos riesgos en este tipo de misiones.
Una misión SEAD puede implicar desde interferencias que entorpezcan o cieguen los radares enemigos hasta la destrucción de las defensas aéreas (DEAD). El óptimo es la destrucción, ya que ese radar ya nunca más supondrá una amenaza y obliga a extremar el silencio radar al resto de defensores para evitar también ser eliminados.Normalmente los aviones SEAD se integran en las formaciones de ataque. En las campañas aéreas uno de los objetivos principales desde el primer día es la eliminación de las red de defensa aérea del enemigo. El análisis de la naturaleza exacta de la amenaza de la defensa aérea es importante para planificar adecuadamente y no caer en los errores cometidos por Israel en 1973 por exceso de confianza y mala evaluación de las capacidades enemigas. La supresión de defensas aéreas siempre va más allá de la simple eliminación de radares y misiles, implica también guerra electrónica y ataque a redes de comunicación y cadena de mando.
Esta por ver el empleo futuro de los aviones Stealth F-35 en misiones SEAD.En cuanto al empleo de misiles antirradar para eliminar la defensa aérea enemiga, esta se ha demostrado una táctica eficaz pero que depende de la disciplina del enemigo. En los casos en que se mantiene silencio radar es difícil que estos misiles encuentren sus blancos. El empleo de señuelos intenta que la defensa aérea active sus radares, pero no siempre funciona. La campaña aérea sobre Kosovo fue un toque de atención acerca de la dificultad de afrontar una defensa aérea preparada, disciplinada y profesional, justo lo contrario de lo sucedido en repetidas ocasiones en Oriente Medio con Siria e Irak. Una táctica empleada por la OTAN en Kosovo fue el disparo preventivo de misiles HARM en las aéreas en que hay certeza que haya baterías SAM enemigas, algo tradicional en SEAD desde la guerra de Vietnam. Sin embargo debido al precio actual de cada misil y a los incidentes de fuego amigo de la guerra del Golfo no es una táctica que actualmente se favorezca demasiado. Adicionalmente rusos y chinos han desarrollado también cebos, esto es, falsos radares para atraer a los ataques SEAD.
En las últimas décadas los militares occidentales se han enfrentado a defensas aéreas de la era soviética y controlados por soldados deficientemente entrenados. Estas defensas se basaban principalmente en componentes estáticos, fáciles de rastrear y evitar. Sus misiles eran de corto alcance, comparados a los sistemas modernos, y casi todos sus detalles técnicos se conocían. Los sistemas SAM más recientes tienen mayor alcance y movilidad, sistemas de radar modernos, sistemas avanzados de enlace de datos y la capacidad de cambiar de posición en un período de tiempo muy corto. Además, la disponibilidad de soldados bien capacitados ya no es crítica debido a los avances en automatización y ordenadores que ha simplificado su manejo. Los militares de EE.UU aún no se han encontrado en combate a un sistema de defensa aérea moderno.
Las nuevas tecnologías y sistemas militares incrementan la dificultad de eliminar a los misiles SAM más modernos, como los rusos SA-20, SA-21, SA-10 y SA-12 o el americano Patriot PAC-2/3. Cada es más fácil dispersar los radares, lanzadores de misiles y otras plataformas asociadas, pudiendo compartir información entre lanzadores. Los radares se pueden cada vez utilizar con menos frecuencia y por períodos más cortos. Adicionalmente proliferan los misiles portátiles y cañones guiados por radar diseñados para proteger a los SAM y otros elementos de alto valor de la defensa aérea. La defensa aérea también puede emplear bloqueadores de GPS, que degradan o interrumpen las señales de orientación, reduciendo la precisión de las armas empleadas por los aviones.
Los sistemas antiaéreos más modernos hacen que el espacio aéreo del futuro sea mucho más letal, con objetivos muy protegidos por densos sistemas de defensa aérea. El número de defensores importará y cualquier atacante debería aceptar fuertes pérdidas. Las tácticas de ataque actuales de pequeños grupos de aviones furtivos que penetren hasta sin ser detectados podrían fracasar. Tampoco sera asumible utilizar una gran formación de aviones que sufran gran número de bajas, tanto por los precios de los aviones actuales como por el hecho de que los pilotos son difíciles de reemplazar. Aquí es donde entran en escena para misiones SEAD los UCAV (Unmanned Combat Aerial Vehicle), diseñados para acompañar a los aviones con piloto. Las nuevas tecnologías también significan que los drones pueden tomar un papel más activo en misiones SEAD. De actuar en el pasado como señuelos o realizando interferencias electrónicas pueden ahora pasar a realizar misiones de supresión de defensas aéreas. Sistemas el IAI Harop o el Harpy están diseñados para merodear, buscando y atacando objetivos.
Las operaciones SEAD siguen de plena actualidad. La fuerza militar de EE.UU. sigue siendo la más poderosa, pero los rápidos avances tecnológicos y militares de China unidos a las tensiones en el Mar del Sur de China han hecho que muchos países potencien sus armas contra las defensas aéreas. EE.UU. y sus aliados se encuentran que Rusia en el Báltico y China y Corea del Norte en el Pacífico emplean las tácticas denominadas Anti-Access/Area Denial(A2/AD), consistente en haberse equipado con densos y potentes sistemas de defensa aérea que desgastarán a cualquier fuerza aérea que entre en su espacio aéreo de interés. Los sistemas de misiles SAM chinos son numerosos y de tecnología moderna, algunos misiles tienen en teoría un alcance de hasta 550 kilómetros. China cuenta con hasta 46 diferentes sistemas SAM, que incluyen desde misiles avanzados (SA-15 desde el año 2000, SA-10, S-300 y últimamente también S-400) hasta otros anticuados (HQ-2, copia del SA-2). China además produce y exporta sus propios diseños de misiles SAM, así el HQ-18 es una evolución del S-300V ruso. EE.UU. trata de mantenerse al día acerca de como enfrentar las amenazas potenciales. Así los vuelos de sus aviones RC-135U son frecuentes, por ejemplo en Siria se cree que han podido obtener abundante información de sistemas SAM de fabricación rusa que emplean China o Irán.
En un conflicto futuro el alcance de los misiles SAM superará el alcance de las armas de cualquier avión que no esté equipado con armas de ataque a distancia. Además los SAM modernos son de más alta precisión y tienen una alta probabilidad de destrucción. Los aviones SEAD no podrán atacar a los misiles SAM antes de que éstos las ataquen. Esto invalida la doctrina actual, que asume que los aviones SEAD serán capaces de atacar a los SAM antes que éstos les puedan atacar. Para mantener su posibilidad de destruir los SAM deberán estar equipadas con armas de ataque a distancia suficiente para permanecer fuera del alcance de los SAM. Los aviones solo pueden atacar un sistema de defensa aérea moderno acortando la distancia a la que se las puede detectar o ampliando el alcance de sus armas. Las drones y aviones F-35, aunque no son invisibles al radar, limitarán la distancia a la que se les puede detectar y rastrear, pudiendo acercarse lo suficiente para utilizar sus armas sin ser atacados primero. Esta suposición es importante porque limita mucho las aeronaves SEAD y afectará el número total de aviones disponibles para otras misiones. Cada F-35 asignado a destruir misiles SAM sería retirado de misiones antiaéreas o de ataque. Los aviones que no sean stealth y que estén equipadas con armas de ataque a distancia serán capaces también de atacar un SAM antes de ser atacadas, pero representarían un avión que se podría haber utilizado en una misión diferente.
La respuesta lógica futura a los nuevos desafíos será incluir en las misiones de supresión de las defensas aéreas enemigas un numero cada vez mayor de drones SEAD. Algunos están ya siendo ensayados como el sistema Neuron de Francia. También se irán introduciendo armas hipersónicas de largo alcance y alta maniobra que puedan destruir la defensa aérea de un adversario o erosionarla lo suficiente para iniciar los ataques con aviones de combate, debidamente protegidos por una escolta SEAD mixta de aviones y drones que combata los radares enemigos. Si la campaña SEAD falla otros vectores entrarán en acción. Cada vez más se emplearán en la ofensiva contra las defensas aéreas las capacidades de ciberguerra que se están desarrollando ahora para el F-35 o el J-20. Es previsible que se introduzcan armas electromagnéticas que podrían desactivar los componentes electrónicos utilizados por los sistemas de mando y comunicación del enemigo. Además los sistemas de artillería ofrecerán en el futuro la capacidad de apoyo de fuego en las profundidades del territorio enemigo, atacando con alta precisión y a largo alcance los radares y misiles SAM del enemigo.
entrena regularmente misiones SEAD. China compró misiles antirradar rusos Kh-31P, habiendo creado en base a ellos sus propios misiles YJ-91. También se ha creado el misil antirradiación LD-10, derivado del misil antiaéreo PL-12, y el CM-102 (según China con un alcance de 100 kilómetros y una carga explosiva de 80 kilogramos). Según algunos rumores se estaría ya incorporando en los escuadrones un avión SEAD, el Shenyang J-16D (el J-16 es una copia china del Su-30).
Algunas de las unidades que desarrollarían misiones SEAD en caso de guerra serían:
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