Las termas de Caracalla, o termas Antoninas, fueron unos baños públicos de la Roma imperial. Se construyeron entre 212 y 217 d. C., bajo el gobierno del emperador Caracalla. Se inauguraron con el nombre de Termas Antoninas. Actualmente, las extensas ruinas de estas termas son una atracción turística importante. Aunque fueron despojadas de sus esculturas y demás riquezas desde fecha temprana, se conservan aún grandes fragmentos de mosaicos, algunos de ellos correspondientes a la planta superior del edificio, que se desplomó.
Varias de las gigantescas bañeras de mármol, esculpidas en un solo bloque, se trasladaron al centro de Roma para usarlas como fuentes. Su escultura más famosa, el grupo llamado Toro Farnesio, se conserva en el Museo Arqueológico de Nápoles. Actualmente, los restos del complejo se encuentran entre el Viale Aventino (avenida Aventino), y el Viale delle Terme di Caracalla (avenida de las Termas de Caracalla).
El edificio fue destruido por un terremoto en el 847, aunque ya desde el 537 no se usaba porque los canales de agua resultaron destruidos en una guerra.
Las Termas de Caracalla se convirtieron en el complejo de baños más lujoso de toda Roma, y su tamaño sólo fue superado por las Termas de Diocleciano. Sin embargo, sus restos arqueológicos son los más grandes conservados en la actualidad.
Los edificios fueron construidos en un periodo de cinco años aproximadamente, lo que supone un logro de la ingeniería romana, considerando la enormidad del complejo. Las termas contaban con un gran recinto, de más de 400 metros de anchura entre los ábsides, y una estructura central en donde se encontraban las termas propiamente dichas. A su alrededor había un amplio jardín. Para el suministro de agua, se desvió hacia los baños un ramal del acueducto Aqua Marciano para abastecerlo, que recibió el nombre de Aqua Antoniniana Iovia.
En el siglo III a. C., en la zona en que serían edificadas después las termas, había un amplio estanque conocido como Piscina Pública. Cuando en el siglo III d. C. los baños se terminaron y se inauguraron, reemplazaron la antigua piscina.
En la parte Norte había un pórtico, precedido por una serie de locales en dos niveles, en los cuales, probablemente, se ubicaban varias tiendas. El pórtico y las habitaciones servían como soporte estructural de la Colina de Celio. En el lado Sur se encontraba el medio estadio, con gradas para los espectadores, que servían para ocultar las grandes cisternas que había detrás de ellas. Estas cisternas podían contener un total de 80.000 metros cúbicos de agua. Situadas simétricamente, había dos grandes estancias más, que seguramente sirvieron como bibliotecas.
En los lados Este y Oeste se construyeron dos grandes exedras laterales y simétricas. En el espacio central había un ábside precedido por una columnata, con pequeños locales a cada lado, uno de las cuales tenía forma octogonal y estaba cubierto por una cúpula.
Las habitaciones de las termas se diseñaron simétricamente en torno al eje central de los baños, siguiendo el modelo habitual de la Roma imperial. A ambos lados había dos entradas que llevaban a los vestuarios o apodyteria, con un corredor central que conducía a dos habitaciones a cada lado con bóvedas de cañón. Al igual que el resto del complejo, el suelo estaba decorado con mosaicos. Desde los vestuarios se podía acceder a la palestra (gimnasio), para practicar ejercicios físicos, a cubierto o al aire libre. Los usuarios hacían ejercicios gimnásticos o practicaban la lucha cuerpo a cuerpo, y mano a mano. La zona era un amplio patio sin cubierta, rodeado en tres lados por pórticos, con techo abovedado y suelos de mosaico de espiga. En el otro lado había un amplio semicírculo. Los mosaicos del suelo, del que han sobrevivido grandes fragmentos, en su momento fueron excepcionalmente bellos y de vívidos colores. Al finalizar los ejercicios físicos, los romanos podían dirigirse a las termas, usadas conjuntamente por ambos sexos.
El caldarium tenía una enorme sala circular cubierta por una cúpula, de la que se conservan varios pilares de sujeción. La habitación fue diseñada y situada dentro del complejo para recibir la luz del sol a lo largo del día mediante unas grandes ventanas. Sus paredes eran calentadas a través de tubos huecos de terracota. Desde el caldarium se pasaba al tepidarium, en donde originalmente se encontraban dos grandes bañeras a ambos lados. En el centro del edificio estaba ubicada la basílica, cubierta por tres grandes bóvedas de crucería, soportadas por unos imponentes pilares. La natatio era la última estancia a la que se podía acceder. Se trataba de una gran piscina descubierta; hoy sería considerada como una piscina olímpica, que tenía uno de sus muros frente al de la fachada exterior, decorada de nichos con estatuas.
Tan importante como el diseño fue la decoración. Además de los ricos y vívidos mosaicos del suelo, los baños fueron decorados con valiosas obras de arte, como por ejemplo el Hércules Farnesio o el Toro Farnesio, ambos ahora en el Museo Arqueológico de Nápoles. Los mosaicos no tenían siempre el mismo diseño, en algunas áreas representaban escenas, y en otras había suelos con motivos geométricos.
Las Termas de Caracalla eran un gran complejo de baños de agua caliente. El problema del abastecimiento fue fácilmente resuelto, pero calentar el agua fue un problema más complejo. La solución consistió en un horno interior y otro exterior, en el cual se encontrarían los esclavos avivando las llamas. En función de la habitación a la que estuviera destinada, las aguas se calentaban a una temperatura o a otra. Para mejorar la difusión del calor, se construyó el sistema del hipocausto, bastante práctico y eficaz.
A principios del siglo XX, el diseño de estas termas se utilizó como inspiración para el diseño de la Estación de trenes Pennsylvania en Nueva York, diseñada por el arquitecto Charles Follen McKim. El edificio de la Asamblea Nacional de Bangladés en Daca también se inspira en las termas de Caracalla.
Las ruinas sirven de fondo para la temporada de Ópera del Teatro dell'Opera di Roma cada verano.
En años recientes se han realizado diferentes tipos de eventos culturales, como competencias de gimnasia en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y el concierto de Los Tres Tenores durante la clausura de la Copa Mundial de Fútbol de 1990.
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