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Tió de Nadal



El tió de Nadal (término en catalán, traducible como «tronco de Navidad») es un elemento de la mitología catalana, y una tradición navideña asentada especialmente en Cataluña.[1]​ La variante más extendida consiste en tomar un tronco, leño o rama gruesa —normalmente al inicio del Adviento—, dejarle comida cada noche y taparle con una manta para que no pase frío. Al llegar Nochebuena, los niños de la casa lo golpean con bastones mientras cantan, para que cague regalos y dulces por debajo de la manta el 24 de diciembre.[2]​ El extremo visible del tronco suele decorarse con barretina y una cara sonriente.[2]

Esta tradición tiene orígenes rurales, inicialmente relacionados con celebraciones del solsticio de invierno y la tradición precristiana del tronco de Navidad.[1]​ En sus inicios el tronco nunca defecaba objetos grandes, sino chucherías, barquillos y turrones para los más pequeños. También se ha dejado de quemar el tronco una vez han pasado las fiestas.[1]​ El tió de Nadal está emparentado con la tradición del árbol de Navidad, también portador de regalos para los más pequeños, y con eventos similares en Aragón (tronca de Nadal), Galicia (tizón do Nadal), Occitania (Cachafuòc, Cachofio o Soc de Nadal)[3]​ y Reino Unido (yule log).

La palabra «cagatió» se refiere a la ceremonia para conseguir los regalos, pero no a toda la tradición ni al tronco en sí mismo. Su origen está en la canción tradicional, «Caga, tió / ametlles i torró», del vulgarismo «cagar».[4]

El tió de Nadal es una tradición de origen rural y precristiano arraigada en Cataluña y Aragón,[1]​ que representa originalmente el tronco que ardía en el hogar para dar calor y luz en los meses de invierno. En épocas anteriores estuvo concebida como un tributo a los antepasados; al llegar el día de Navidad (25 de diciembre), el tronco era quemado y las cenizas eran esparcidas al campo.[5]

Con el paso del tiempo, ha evolucionado hasta convertirse en una fiesta infantil con regalos el día de Navidad. Según la versión contemporánea, a partir del día de la Inmaculada Concepción (8 de diciembre) se toma un tronco al que se deja comida y se tapa con una manta para que no pase frío. Cuando llega la Nochebuena o el mismo día de Navidad, los niños deberán golpear el tió de Nadal con bastones mientras cantan villancicos, entre ellos el «caga tió», para que defeque regalos por debajo de la manta.[5]​ Los padres dejan bajo la manta dulces y juguetes, ya sea antes del ritual o después, sin la presencia de los niños.

La tradición estipula que el tió de Nadal deje juguetes de menor tamaño y dulces, pues los regalos grandes se reservaban para el día de Reyes (6 de enero).[5]​ Otras versiones apuntan a que el tió de Nadal era el único día de regalos en las fiestas navideñas de los pueblos, no así en las ciudades.[5]​ Recientemente se ha introducido la humanización del tió al que se pone barretina y una cara sonriente en el extremo visible.[5]

Al tratarse de canciones simples y basada en rimas sencillas, ya que tradicionalmente han sido creadas y cantadas por los niños, hay muchas variantes regionales.[6]​ La más conocida es la siguiente:

ametlles i torró
no caguis arengades
que són massa salades
caga torrons
que són més bons
Caga tió
ametlles i torró
si no vols cagar
et donaré un cop de bastó

almendras y turrón
no cagues arenques
que son demasiado salados
caga turrones
que son más ricos
caga tió
almendras y turrón
si no quieres cagar
te daré un bastonazo

La otra variante extendida es:

De mel i de mató
no caguis avellanes
que no ens agraden
caga torrons

De miel y de mató
no cagues avellanas
que no nos gustan
caga turrones

En Aragón existen diversas canciones. La más conocida es:

güena casa, güena brasa
que Dios mantenga a paz en ista casa

buena casa, buena brasa
que Dios mantenga la paz en esta casa




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