La trikitixa, acordeón pequeño, es un acordeón diatónico de botones, de origen italiano. Es un instrumento de viento que se usa desde el siglo XIX en el País Vasco. También es conocido en Europa y América con bastantes cambios.
La mayoría de las veces se toca junto con una pandereta, es decir, junto con un panderetero. Por lo tanto, más que al instrumento es al tipo de música que crea esta pareja a la que se le llama con el nombre onomatopéyico “trikiti”. Es un instrumento musical que se toca en las romerías del País Vasco.
El origen, como se dijo antes és Italiano, aunque se extendió, llegando a unas regiones que incluyen al País Vasco. Llegado ha este punto, nos centramos en la evolución del instrumento sobre el País Vasco. Se empezó a extender por la actual comunidad autónoma del País Vasco, a finales del siglo XIX. En 1889 tenemos la primera mención escrita, de una romería de Urkiola. Las teorías más abiertas dicen que este instrumento musical vino de los Alpes, de la frontera entre Francia e Italia. En el País Vasco, según la creencia de muchos, este instrumento tuvo su proceso de extensión de Vizcaya a Guipúzcoa. Hoy en día la Asociación de Trikitixas del País Vasco se encuentra en Zarauz. La trikitixa era despreciada y mal vista en la sociedad: los sacerdotes católicos lo veían como “el fuelle del infierno”, porque incitaba a la gente a bailar pegados y la Iglesia prohibía esos bailes en aquellos siglos. La Iglesia, el Ayuntamiento y el Gobierno estaban unidos en una guerra contra la trikitixa, prohibiendo las romerías y en algunos casos incluso apresando a bailarines que bailaban su música y músicos que la tocaban. El Nacionalismo Vasco tampoco acogió como suyo propio este instrumento musical hasta después de la guerra.
Este nombre se usa principalmente en País Vasco, Navarra o en lugares con presencia de la cultura vasca y habitualmente se utiliza este término para designar un baile, baile agarrado y baile suelto, o estilo de música tradicional vasca que utiliza este tipo de acordeón.
En el País Vasco, en el siglo XIX se hizo hueco este instrumento para interpretar música popular, ya que además de tener un sonido muy completo, es muy pequeño y fácil de llevar a cualquier lugar: es muy común ver a los intérpretes tocar este instrumento de pie o andando, cuando tocan en una romería.
El primer dato escrito de este acordeón diatónico es del año 1889. En ese año Juan Carlos Guerra, en la romería de Urkiola situó y llamó a este instrumento como “un acordeón diatónico nuevo”. De dónde viene y hacia dónde se expandió, sin embargo, no está tan claro. Hay dos teorías principales acerca de esto. La más conocida es que se expandió cuando los trabajadores de los Alpes (tanto franceses como italianos) vinieron a construir las vías del tren. Otras teorías dicen que se expandió desde Bilbao a Guipuzkoa. Desde Bilbao a Arratia, Zornotza, Gernika, Lea-Artibai y después a Elgoibar, a los alrededores de Gelatxo y Éibar y Elgeta. La tienda Zengotita estaba en Bilbao y lo más seguro es que los primeros instrumentos fueran de la marca Hohner y que la tienda Zengotita los comercializaba. Lo que está claro es que este acordeón diatónico se expandió a toda Europa a finales del siglo XIX, en barco, en tren y de todos los modos posibles.
La trikitixa pronto ocupó un lugar importante entre los instrumentos que interpretaban el repertorio de la música popular. En opinión de Urraza, se trata de un instrumento ligero, pequeño, fácil de llevar a cualquier ermita. Los bajos posibilitan seguir a un ritmo. Afincó sus raíces en ambientes campestres, puesto que en las ciudades tenía muchos competidores, como las banda, metales, etc. A los txistularis y atabalaris se les pagaba en cualquier municipio, y la trikitixa se convirtió en pieza fundamental de las romerías.
El repertorio de la trikitixa está estrechamente vinculado a las piezas de baile. Tanto para el baile agarrado como para el baile suelto la trikitixa ha sido un elemento fundamental de las romerías. La palabra fandango se conoce en Euskal Herria desde el siglo XVIII. Si la trikitixa tuvo éxito no fue debido a que copiaran las piezas que eran interpretadas hasta entonces con instrumentos de música tradicionales, sino gracias al repertorio que mostraba estrechos vínculos con el baile agarrado, el vals y otros. Baile suelto ya había, tuvo éxito con el baile agarrado, opina Urraza. Cita tres fuentes del repertorio de la trikitixa: la música de los carlistas, las bandas de música y el repertorio de los instrumentos habituales. En opinión de Beltrán, la trikitixa hace suya el repertorio de los anteriores tamborileros, albokaris y especialmente dulzaineros, y los adecua, puesto que la trikitixa ofrece muchas más opciones que aquellos. El dulzainero necesitaba de un tambor, y el acordeón ofrece la opción de dejar la mano izquierda libre para llevar a cabo las labores del tambor. Además, si al aspecto económico nos referimos, una sola persona realizaba el trabajo de dos. En cambio Urbeltz destaca la importancia que el baile tiene en las relaciones de los chicos con las chicas. Con el baile existía un idioma cripto para poder hacer relaciones. De ahí esa costumbre de acompañar a las chicas en el baile y otras. Por eso estaba mal visto en algunos puntos.
¿Qué es la música vasca?, ¿qué es la música tradicional?. Son preguntas complejas, pero nadie niega que la trikitixa, que no tiene más de un siglo en Euskal Herria, se trata de un instrumento popular y tradicional. Beltrán no tiene dudas al respecto: Existen raíces que son nuevas. La raíz no tiene por qué ser un cuento viejo, sino algo que se ha enraizado, elemento indispensable. La trikitixa no ha sido un instrumento nada académico, ha sido un instrumento popular. El tesoro que ha conseguido ha sido popular, el repertorio lo compuso tomado de las piezas populares (alboka. txistu, dulzaina…), y los hizo suyas. Es tradicional lo que se lleva a cabo por tradición, lo que se repite. Cuando el pueblo concede a algo su propia idiosincrasia se convierte en popular, propio, música popular vasca. Cuando hacemos nuestras las influencias exteriores, a nuestro modo, entonces se vuelven populares, y si se repiten una y otra vez, en tradicionales. Joseba Tapia añade lo siguiente partiendo de su propia experiencia: En otros instrumentos se aprende teoría musical y luego se le aplica al instrumento, y con la trikitixa la definición musical se realiza con el instrumento, y muchas veces se chocaba con la teoría musical. Es otra forma de entender la misma música.
La sociedad ha sido testigo de grandes cambios desde el siglo anterior al día de hoy. La trikitixa ha cambiado junto a la sociedad, y se ha abierto ha nuevas influencias, estilos y formas de interpretar. En opinión de Beltran, ” no existe en la sociedad actual aquel deseo de entonces de bailes de plaza. La trikitixa ha encontrado nuevos espacios y todavía es algo en constante cambio. Se están creando muchos caminos, pero en general conserva es punto de lo popular. Mucha gente sigue viviendo de la trikitixa (enseñando, vendiendo, tocando, organizando, …).” Urraza, en cambio, se nos muestra muy crítico: “Es un elemento en la formación musical. Muchos que no muestran interés alguno ante el solfeo aprenden trikitixa. Se ha extendido a nivel popular. Hubo creadores y existen unos pocos, pero son demasiados los que repiten”. Podemos decir que la tendencia tradicional de la trikitixa es parte del patrimonio cultural. Si no se transforma no se mantiene, y si no se mantiene, se muere.
La trikitixa ha conocido un gran auge estos últimos años. Gran cantidad de escuelas, muchos trikitilaris, diferentes estilos, profesionales, discos, salida a nivel internacional. ¿Pero y en el futuro qué? ¿Cómo se puede mantener la trikitixa en el futuro sin negarle su personalidad? Urraza no puede ser más claro: “Podemos decir que la tendencia tradicional de la trikitixa es parte del patrimonio cultural. Si no se transforma no se mantiene, y si no se mantiene, se muere.” Beltran nos muestra aún más claro la necesidad de la evolución permanente: “Hay que cumplir con dos condiciones para mantenerse a lo largo del tiempo: actitud y aptitud. Si la actitud no es flexible, cambiante y creativa, no se puede avanzar. Si la actitud es la de repetir lo anterior lo más fidedignamente posible, no se puede mantener. Si la actitud es abierta, cambiante, entonces sí. Para ello es fundamental la aptitud, sin duda”.
Los que tocan este instrumento se llaman acordeonistas y en euskera “trikitilariak”. Estos son los más reconocidos:
La trikitixa y el pandero están muy unidos, tanto es así que es muy difícil ver alguien tocando este instrumento sin una pareja que juegue y marque un ritmo con el pandero.
A la persona que toca la trikitixa se le denomina trikitilari.
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