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Vértebras sacras



El hueso sacro (Os sacrum) es un hueso corto, impar, central, simétrico, oblicuo, compuesto por cinco piezas soldadas (vértebras sacras) en forma de pirámide cuadrangular, que presenta una base, un vértice y cuatro caras (anterior, posterior y laterales). Sus alas sacras en las zonas laterales, se unen con las palas ciáticas de la pelvis.[1]

Se encuentra debajo de la vértebra L5 y encima del coxis y entre los huesos coxales, con todos los cuales se articula. Contribuye a formar la columna vertebral y la pelvis. Su función principal es transmitir el peso del cuerpo a la cintura pélvica.

El borde anterior de S1 es sobresaliente y se denomina promontorio sacro. El vértice se articula con el cóccix. El orificio vertebral del sacro se denomina conducto sacro. Contiene las raíces nerviosas de la cola de caballo (raíces de nervios espinales situados debajo de L1). En las caras pélvicas y dorsal del sacro aparecen 4 pares de orificios sacros a través de los cuales emergen ramos dorsales y ventrales de los nervios espinales.

Los romanos le dieron este nombre porque correspondía a la parte entregada a los dioses en los sacrificios.[2]

Las somitas que dan lugar a la columna vertebral comienzan a desarrollarse a partir de la cabeza a la cola a lo largo de la longitud de la notocorda. Al día 20 de la embriogénesis los cuatro primeros pares de somitas aparecen en la futura región del hueso occipital. Desarrollándose, a razón de tres o cuatro veces al día, las próximas ocho parejas de somitas , se forman en la región cervical de desarrollarse en las vértebras cervicales; los próximos doce pares formarán las vértebras torácicas; los próximos cinco pares de vértebras lumbares y aproximadamente el día 29 aparecerá las somitas sacras para desarrollar las vértebras sacras; Finalmente, el día 30 los últimos tres pares formarán el cóccix.[3]

En él se insertan los músculos:

El promontorio sacro marca la frontera de la entrada de la pelvis, y cuenta con la línea iliopectínea y línea terminal.[4]​ El promontorio sacro se articula con la última vértebra lumbar para formar el ángulo sacrovertebral, un ángulo de 30 grados con respecto al plano horizontal que proporciona un marcador útil para un procedimiento de implante cabestrillo.

La articulación sacroiliaca presenta dos superficies auriculares:

Esta superficie tiene forma de media luna de concavidad posterosuperior; está recubierta de cartílago y es bastante irregular. A lo largo del eje mayor de esta superficie discurre una cresta alargada que separa dos depresiones. Esta cresta está incurvada sobre sí misma, siguiendo un arco de círculo cuyo centro está situado aproximadamente a nivel de la tuberosidad iliaca que da inserción a poderosos ligamentos de la articulación sacroiliaca.

Estas dos superficies sin embargo no tienen tanta regularidad como se ha descrito anteriormente. En la parte media y superior de la superficie auricular del sacro existe una depresión central. En cambio, en su parte inferior, la parte auricular del sacro está más bien convexa en su parte central. De ello se deduce la dificultad que existe en seguir la interlínea sacroiliaca en una proyección radiológica y que, según en la parte que se quiera explorar, la proyección debrá ser oblicua de fuera a dentro, o de dentro a fuera.[5]

Puede presentar grandes variaciones morfológicas según los individuos. A. Demas ha demostrado la existencia de una correspondencia entre el tipo del raquis y la morfología del sacro y de su faceta auricular.

La aurícula es habitualmente más larga y estrecha en el sacro que en el hueso iliaco y en ella se observa constantemente una depresión central en la unión de los dos segmentos y dos elevaciones cerca de las extremidades de cada segmento.

Weisel ha desarrollado una teoría personal sobre la disposición de los ligamentos de la articulación en relación con las fuerzas que se le aplican:

1.- Ligamentos iliolumbares: constituido por dos haces, superior e inferior, y que van desde las apófisis transversas de L4 y L5 al borde anterior de la cresta iliaca.

2.- Plano medio de los ligamentos iliosacros: aquí encontramos el ligamento iliotransverso del sacro y los ligamentos iliotransversos conjugados. Estos últimos fueron descritos por Farabeuf , divergen en la extremidad posterior de la cresta iliaca y terminan en los tubérculos conjugados del sacro.

3.- Ligamentos sacrociáticos mayor y menor: Son dos ligamentos muy importantes que se extienden entre la parte inferior del borde externo del sacro y la gran escotadura ciática. Dividen esta escotadura en dos agujeros: un agujero superior por el que sale de la pelvis el músculo piramidal, y un agujero inferior, salida del músculo obturador interno.

Desde esta vista podemos volver a ver los ligamentos iliolumbares y sacrociáticos. Además vemos:

1.-Ligamento sacroiliaco anterior: está formado por dos haces que son denominados frenos de nutación superior e inferior.

1.- Movimiento de nutación: durante este movimiento, el sacro gira alrededor del eje constituido por el ligamento axial, de manera que el promontorio se desplaza hacia abajo y hacia delante, y la punta del sacro y la extremidad del cóccix se desplazan hacia atrás. Por tanto, el diámetro anteroposterior del estrecho superior acorta su longitud mientras que el estrecho inferior aumenta. Por otro lado, las palas iliacas se aproximan y las tuberosidades isquiáticas se separan. Este movimiento está limitado por la tensión de los ligamentos sacrociñáticos y por los llamados frenos de la nutación (ligamento sacroiliaco anterior).

2.-Movimiento de contranutación: realiza desplazamientos inversos; el sacro gira alrededor del ligamento axial haciendo que el promontorio se desplaza hacia arriba y hacia atrás y la extremidad inferior del sacro y la punta del cóccix se desplazan hacia abajo y hacia delante. Además, las palas iliacas se separan y las tuberosidades isquiáticas se aproximan. Está limitado por la tensión de los ligamentos sacroiliacos (plano superficial, medio y profundo).

El trastorno congénito, espina bífida, se produce como resultado de un tubo neural embrionario defectuoso, caracterizado por el cierre incompleto del arco vertebral o del cierre incompleto de la superficie del canal vertebral. Los sitios más comunes para las malformaciones espina bífida son las áreas lumbar y sacra.

Otro trastorno congénito es el de síndrome de regresión caudal también conocida como agenesia sacra. Este se caracteriza por un subdesarrollo anormal en el embrión (que se producen por la séptima semana) de la columna vertebral inferior.[6]​ A veces, o parte del coxis o las vértebras inferiores pueden estar ausentes, o, en ocasiones, una pequeña parte de la columna vertebral no se encuentra sin ningún signo exterior.

El sacro es uno de los principales lugares para el desarrollo de los sarcomas conocidos como condrosarcomas que se derivan de los remanentes de la notocorda embrionaria.[7]

El sacro muestra un notable dimorfismo sexual (forma diferente en hombres y mujeres).

En algunos casos el sacro estará formado por seis piezas[8]​ o reducirse el número a cuatro.[9]​ Los cuerpos de la primera y segunda vértebras puede fallar al unir.

A veces los tubérculos transversales superiores no están unidos al resto del ala en uno o ambos lados, o el conducto sacro pueden estar abiertos a lo largo de una parte considerable de su longitud, como consecuencia del desarrollo incompleto de las láminas y apófisis espinosas.

En los perros el sacro está formado por tres vértebras fusionadas. El sacro en el caballo está compuesto por cinco vértebras fusionadas.[10]
En las aves las vértebras sacras se fusionan con la zona lumbar, un poco en la zona caudal y con las vértebras torácicas para formar una sola estructura denominada synsacrum.
En la rana, el ilion es alargado y forma un conjunto móvil con el sacro, que actúa como un miembro adicional para dar más poder a sus saltos.

Imagen de la pelvis femenina, vista anterior.

Cara lateral del sacro y coxis.

Base del sacro.

Corte sagital del sacro.

Distribución posterior de los nervios pelvicos.

Cara pélvica del sacro.

Cara dorsal del sacro.



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