La Diócesis de Bluefields (en Latín Diœcesis Bluefieldensis) es el único Vicariato Apostólico de Nicaragua elevado a Diócesis por el Papa Francisco el 30 de noviembre de 2017.
Fue creado por el Papa San Pío X el 2 de diciembre de 1913.
El territorio del Vicariato de Bluefields nunca fue conquistado por los españoles. Por eso la primera evangelización aquí fue por iglesias protestantes.
En 1894 el Presidente Zelaya reincorporó la Mosquitia a Nicaragua y de ahí comenzó una inmigración del Pacífico al Atlántico, que sigue hasta el presente. Cuando el Papa Pío X erigió el Vicariato en 1913, lo puso en manos de frailes capuchinos y su ministro general mandó a capuchinos de Cataluña en España a cuidarlo pastoralmente.
A su vez, los primeros misioneros catalanes invitaron a las capuchinas de la Madre del Divino Pastor a Bluefields, donde se instalaron en 1926. Los dos primeros obispos del Vicariato de ese grupo de misioneros fueron: Mons. Agustín y Mons. Matías. Aquel puso las bases de la pastoral y éste promovió la Acción Católica y la Tercera Orden Franciscana. Un gran misionero de la Mosquitia fue fray Melchor.
Muchos religiosos catalanes murieron en la Guerra Civil de España (1936-39), lo que redujo el número de religiosos enviados a la misión. A raíz de esto, la responsabilidad del Vicariato paso a la provincia capuchina de Detroit en los Estados Unidos. Monseñor Mateo Niedhammer, Obispo de Bluefields de 1943 a 1970, era de ese grupo. En este período Nicaragua tuvo un gobierno estable bajo la familia Somoza y avanzaba económicamente.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial en 1945, los Estados Unidos tuvieron prosperidad económica y había muchas vocaciones. Así llegaron religiosos de los Estados Unidos como los Hermanos de la Salle y las Hermanas de Santa Inés y las Carmelitas. En ese tiempo se fundaron: el Instituto de Catequistas en Waspán y el Seminario Pío Décimo en Bluefields.
El Concilio Vaticano II (1962-65) y la Conferencia de Medellín (1968) cambiaron la vida de la Iglesia en el Vicariato. En Rama en 1968 se celebró la primera asamblea de Delegados de la Palabra. Se buscaba trabajar en equipos pastorales. No solo se celebraban los sacramentos sino también se daban cursos a los dirigentes laicos para formar comunidades cristianas. Vinieron a Muelle de los Bueyes las Hermanas Franciscanas de la Santa Cruz, las primeras religiosas que trabajaron tiempo completo en la pastoral.
Al morir Mons. Mateo en 1970, fue consagrado obispo Mons. Salvador Schlaefer. Durante su período pastoral, se profundizaron las líneas fuertes del Vaticano II. Se comenzó a celebrar las Asambleas Pastorales del Vicariato cada año; se ordenaron diáconos permanentes, primero entre los miskitos y después entre los campesinos; en conjunto con la Iglesia Morava se hizo una traducción del Nuevo Testamento en miskito.
La Revolución Sandinista afectó profundamente la vida de la Iglesia antes y después de su triunfo en 1979. Unos apoyaron la revolución por sus supuestos ideales de justicia social y participación. Otros fueron víctimas de tortura, cárcel y destierro. Además, la lucha de contras (contrarrevolucionarios) en las montañas dificultó el trabajo pastoral. Empero, durante los años 80 llegaron religiosas de México y Brasil y también sacerdotes de varios países.
Monseñor Salvador murió en 1993. Su sucesor, Mons. Pablo Schmitz, que había sido obispo auxiliar desde 1984, ordenó a 12 sacerdotes diocesanos para el Vicariato. También centralizó la pastoral educativa y la pastoral de salud para darle mejor organización. Desde 2002 Mons. Schmitz tiene el apoyo de un obispo auxiliar, Mons. David Zywiec. El 30 de noviembre de 2017 el Papa Francisco elevó el vicariato a Diócesis de Bluefields y también creó la nueva Diócesis de Siuna, nombrando como obispo de esta última a monseñor Zywiec.
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