En astronomía, se denomina observación a simple vista (u ojo desnudo) a aquella que se realiza sin instrumentos ópticos que ayuden a percibir con más detalles objetos del firmamento, utilizando para ello simplemente los ojos.
Este tipo de actividad es realizada por personas que se inician en la astronomía amateur, para aprender los cuerpos celestes y constelaciones principales, antes de adquirir unos prismáticos o telescopio.
Hasta la invención del telescopio, el ojo fue la única manera disponible de estudiar el cielo, lo que bastó para poder reconocer a los más representativos elementos del cielo.
Dentro del sistema solar se puede apreciar: al Sol y a la Luna, así cómo a los planetas Mercurio, Venus, La Tierra (naturalmente), Marte, Júpiter, y Saturno, además de fenómenos cómo eclipses y conjunciones planetarias. Urano y el asteroide Vesta en teoría pueden ser vistos a simple vista, pero su debilidad hizo que no fueran identificados cómo tales al no poderse reconocer su movimiento en el cielo. También son visibles la luz zodiacal y el gegenschein en cielos claros, así cómo lluvias de meteoros cómo las Perseidas y las Gemínidas, cometas brillantes, desde hace unas décadas multitud de satélites artificiales, y desde más recientemente aún la Estación Espacial Internacional.
Fuera del sistema solar los reconocibles al ojo humano son: las numerosas estrellas visibles, la Vía Láctea, también objetos de cielo profundo como: las Pléyades y otros cúmulos abiertos brillantes como M7, M41, y el Cúmulo Doble de Perseo, los cúmulos globulares M13 y Omega Centauri, nebulosas como la Nebulosa de la Laguna y la Gran Nebulosa de Orión, y galaxias como las Nubes de Magallanes.
Los límites superiores pueden ser superados por gente con vista más aguda que la mayoría de las personas. Así, hay testimonios que datan de antes de la invención del telescopio de gente que pudo ver las mayores lunas de Júpiter, y más recientemente hay observadores de vista muy aguda que dicen poder ver la galaxia M81, que está a 12 millones de años luz ya fuera del Grupo Local, bajo excelentes condiciones de observación.
Debido a la extinción atmosférica ha disminuido la posibilidad de ver objetos en el cielo, por ejemplo como mucho alrededor de 1500 a 2000 estrellas, y muchas menos aún en lugares con abundante contaminación lumínica como las ciudades, en cambio en condiciones óptimas pueden verse en teoría hasta 2500 estrellas.
En algunos casos pueden verse colores, pero debido a que el ojo usa bastones en vez de conos en condiciones de baja luz esto tiene limitaciones.
Tycho Brahe, el cual construyó un observatorio dedicado en exclusiva a realizar mediciones precisas de los cielos, marca el culmen de la observación del cielo a simple vista.
El ojo humano también permite estimar separaciones angulares sin ninguna ayuda. Por ejemplo, con el brazo extendido, una mano ocupa un ángulo de entre 18 y 20°. Se pueden medir así separaciones de hasta 2°, y en el hemisferio norte la estrella polar con ayuda de un transportador de ángulos permite calcular la latitud aproximada del lugar de observación.
Civilizaciones antiguas cómo la Babilonia, la maya, y la egipcia pudieron determinar sus sistemas de tiempo y calendario a simple vista, siendo capaces de determinar la duración de un día (24 horas) y del mes y del año con una precisión de ±0.1 horas o mejor que 1 minuto (0.001%) además de los equinoccios y los movimientos planetarios también con una precisión excelente en algunos casos -cómo por ejemplo los mayas-.
Notes on the Resolution and Other Details of the Human Eye
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