Lugar sagrado desde tiempos prehispánicos para los indígenas del norte de la Patagonia, ubicado en la meseta de Somuncurá, en la actual Provincia de Río Negro, Argentina.
En 2006 se redescubrió la piedra que era, para los gennakenk, la dueña del lugar, y a quien le rendían tributo.
Claraz ([1865]:1988) explica el topónimo Yamnago como vocablo del idioma gününa yajetch, donde "yago" sería "beber" y "yamna", "correr".
Yamnago limita al norte con los cerros Dos Amigos, al sureste y el suroeste con la sierra Apas y la sierra de Talagapa, al oeste con el cerro Aneken y, por el este, con las bardas que separan al Bajo de la meseta de Somuncurá. Hoy se conoce como Laguna Tocoluán (Paraíso terrenal)(Casamiquela).
Yamnago fue un lugar de caza estacional de guanacos desde hace unos dos mil años. Los grupos indígenas se dedicaban a esta actividad en la invernada de mayo a octubre, chulengueada de noviembre a enero y veranada de febrero a abril.
Para los blancos, la primera información sobre la roca sagrada data de mediados del siglo XIX: se debe a quien fuera calificado como “el primer naturalista criollo”, Francisco Muñiz, quien seguramente de indígenas tehuelches tuvo noticia de ella durante una estada en el valle inferior del Río Negro, escribió “...À 50, ó 60 leguas al Sudoeste de Patagones hay un gran peñasco que es el dueño de los guanacos: la primavera lo visitan y obsequian del mismo modo que el anterior, pidiéndole licencia para matar guanacos sin cuyo requisito no se atreverían á cazarlos...”
La segunda fuente de información corresponde a otro naturalista, Jorge Claraz (1832-1930), suizo de origen. En 1865, durante un viaje desde China Muerta, en el noreste de Río Negro, en compañía de tehuelches septentrionales (“pampas”), al río Chubut, para ofrecer sus servicios de agrimensor a los colonos galeses, que iniciaban su radicación en ese valle.
Claraz visitó el lugar de caza. Sobre este lugar escribió:
El Perito Francisco P. Moreno también llegó hasta el amplio llano de “Yamnagoo”.
El naturalista y viajero, viajó desde Carmen de Patagones con guías indígenas rumbo al Sur en viaje exploratorio en 1879.
Más tarde escribió:
También recogió la información etnográfica Tomás Harrington, (etnógrafo autodidacta que realizó el registro más exhaustivo que se conoce de la lengua pampa). Las libretas de Harrington contienen los relatos que le proporcionó, entre otros, José María Kual (Kalakapa), indígena pampa nacido en 1870, miembro de una prestigiosa familia gününa këna del linaje Kual, cacicazgo con territorialidad en esta región. Kual también fue informante de Bórmida y Casamiquela de quien también se dice fue su maestro.
José María Kual recordaba que: «En Pütoko Luanwe juntaban cabezas de guanacos y avestruces (en realidad, ñandúes) y los dejaban en una lomita; pintaban las frentes de esas cabezas, (con cuero) con mûrskáug, medio azul y verde, y hacían rogativas para pedir suerte en la caza; cantaban las mujeres. Kalakapa tenía una cicatriz grande en el dorso de una mano, herida producida voluntariamente para hacerse una sangría, pues con esto se conseguía suerte en la caza» (Entrevista a José María Kual [Kalakapa], en Harrington 1953)
Información coincidente le proporcionó Kual a Casamiquela en los años 1950.
El informante aludido, uno de los últimos hablantes de la lengua tehuelche septentrional (“pampa”), dio a aquel los nombres correctos en su lengua de los sitios involucrados: Yahnagoo, el cazadero, “Abrevadero de los guanacos”; Yáhmauk “vieja” (en mapuche Epéu kushé “vieja ancestral”), y le explicó su relación topográfica con respecto al que los tehuelches utilizaban como campamento secular –estratégicamente ubicado a 5 km de cada uno de los otros sitios, como para no espantar las presas: Ssélan yahwaiwánwutr “paradero de los juncos”, abreviado Ssélan “juncos, juncal” (en mapuche Tromén Ngiyeu “Lugar de los juncos”)
La “tosca” en realidad es una toba, o ceniza volcánica compactada, es un aspecto clave, desde que esta roca constituía “la carne” de Ülüngássüm, la deidad tehuelche, auto - petrificada.
Un dato más, de otro informante ahora, para redondear la personalidad –doblemente sagrada- de esta representación en roca de la deidad máxima del pueblo tehuelche. Alberto Cayupán, poblador de Tromen Niyeo, narró al propio Casamiquela que el cacique tehuelche Velázquez (castellanización de Malaskan), -quien para la década de 1920 todavía la veneraba- supo por ella de la inminencia de su muerte..., es decir que además cumplía la altísima función de oráculo!
En 1971, Casamiquela, guiado por Alberto Cayupán, de ascendencia mapuche y miembro de una familia de antigua radicación en el área El Caín – Tromén Niyeo, ubicó los “corralitos” (“parapetos” para los arqueólogos).
Siguiendo las huellas de Claraz, en noviembre de 2006, Casamiquela encabezó una expedición al bajo de Yamnago, al sur de El Caín, para localizar a "la vieja", o piedra sagrada de los tehuelches. Con el acompañamiento de funcionarios de Río Negro y del Chubut, y la colaboración del Consejo de Ecología y Medio Ambiente (Codema) en una ventosa mañana, el 14 de noviembre de 2006 llegaron junto a la piedra y escucharon una magistral invocación del estudioso en la lengua tehuelche. "Dame tus guanacos y ñandúes, tus animales, cacica, favoréceme", dijo en homenaje a aquellos altivos cazadores que hasta hace un siglo transitaban aquella latitudes.
41°48′11″S 68°00′24″O / -41.80306, -68.00667Coordenadas: 41°48′11″S 68°00′24″O / -41.80306, -68.00667
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