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Ángeles



Un ángel es un ser sobrenatural presente en varias religiones y mitologías, cuya función principal es servir a una deidad suprema, aunque las especificaciones varían según cada culto. La rama de la teología que se ocupa de los ángeles se denomina angelología.

Las religiones monoteístas a menudo representan a los ángeles como seres celestiales benevolentes que actúan como intermediarios entre Dios y la humanidad.

En el catolicismo se habla del ángel de la guarda o del custodio, que sería aquel que Dios tiene señalado a cada persona para protegerla. Por contraposición, también existe la figura del ángel caído, aquel que ha sido expulsado del cielo por desobedecer o rebelarse contra Dios. Los ángeles más conocidos en el cristianismo son: San Miguel, San Gabriel y San Rafael.

En el cristianismo medieval, el término ángel hace referencia a la categoría más inferior de las nueve, en que tradicionalmente se dividen los seres angélicos.

La palabra "ángel" en español procede del latín angĕlus, que a su vez deriva del griego ἄγγελος ángelos, 'mensajero'.[1]​ Este nombre ya era usado en la antigua Grecia, según el panteón griego la demon Angelia (Ἀγγελία) era la mensajera de los dioses,[2]​ hija del dios mensajero Hermes.[3]

Ángel es nombre de pila común de género masculino y funciona de complemento en femenino como en Mariángel. Su variante femenino se forma colocando el sufijo -a (Ángela) cuyo diminutivo es Angelina, abreviado Angie .

En el Catecismo de la Iglesia Católica en particular se afirma que: "Desde la creación (cf Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf Gn 3, 24), protegen a Lot (cf Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf Jc 13) y vocaciones (cf Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf 1 R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el del mismo Jesús (cf Lc 1, 11.26)"."De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce «a su Primogénito en el mundo, dice: "adórenle todos los ángeles de Dios"» (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús (cf Mt 1, 20; 2, 13.19), le sirven en el desierto (cf Mc 1, 12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf Lc 22, 43), cuando Él habría podido ser salvado por ellos de la mano de sus enemigos (cf Mt 26, 53) como en otro tiempo Israel (cf 2 M 10, 29-30; 11,8). Son también los ángeles quienes "evangelizan" (Lc 2, 10) anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf Lc 2, 8-14), y de la Resurrección (cf Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al servicio del juicio del Señor (cf Mt 13, 41; 25, 31 ; Lc 12, 8-9)"; y además:" De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles (cf Hch 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27, 23-25)". "En su liturgia, la Iglesia se une a los ángeles para adorar al Dios tres veces santo (cf Misal Romano, "Sanctus")"; "Desde su comienzo (cf Mt 18, 10) hasta la muerte (cf Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia de los ángeles "Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducir su vida" (San Basilio Magno, Adversus Eunomium, 3, 1: PG 29, 656B). Desde esta tierra, la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los ángeles y de los hombres, unidos en Dios".[4]

En varias oportunidades el papa Francisco dedicó algunas reflexiones a la importancia de los Ángeles de la Guarda, también llamados Ángeles Custodios, cuya fiesta se celebra el 2 de octubre. En el año 2014, el papa Francisco expresó durante la homilía de la Misa en la Casa de Santa Marta que el Ángel Guardián sí existe, no es una fantasía sino un compañero que Dios ha puesto a cada uno en el camino de la vida: "Esta no es una doctrina sobre los ángeles un poco fantasiosa: no, es realidad. Lo que Jesús, lo que Dios ha dicho: ‘Yo envío un ángel ante ti para custodiarte, para acompañarte en el camino, para que no te equivoques’”.[5]

En el zoroastrismo hay diferentes figuras con forma de ángel. Por ejemplo, cada persona tiene un ángel guardián, llamado Fravashi. Ayudan a los seres humanos y otras criaturas, y también manifiestan la energía de Dios. Los Amesha Spentas a menudo han sido considerados ángeles, aunque no hay una referencia directa a ellos transmitiendo mensajes, sino que son más bien emanaciones de Ahura Mazda ("Señor Sabio", Dios); inicialmente aparecieron de una manera abstracta y luego se volvieron personalizadas, asociadas con diversos aspectos de la creación divina.

El sistema de fe ortodoxo sostenido por la mayoría de las dinastías de China desde al menos la dinastía Shang (1766 a. C.) hasta el período moderno centrado en la adoración de Shangdi (上帝 "Dios") o el cielo como una fuerza omnipotente. En gran medida Shangdi era un dios perteneciente al panteón chino, sin embargo, variantes posteriores como el moísmo (470 a. C. - 391 a. C.) enseñaron que Shangdi era el dios supremo y que la función de los dioses menores y los espíritus ancestrales era simplemente llevar la voluntad de Shangdi.

En los comentarios de Proclo (siglo IV) sobre el Timeo de Platón, Proclo usa la terminología de "angelical" (aggelikos) y "ángel" (aggelos) en relación con los seres metafísicos. Según Aristóteles, así como hay un motor primario, también debe haber motores secundarios espirituales.

La poesía de las sagradas escrituras de los Sij, el Sri Gurú Granth Sahib Ji, menciona figuradamente a un mensajero o ángel de la muerte, a veces como Iama (ਜਮ) y a veces como Azrael (ਅਜਰਾਈਲੁ), al igual que otros con funciones diferentes como a Chitar y Gupat.

El pueblo Himba de Namibia practica una forma de panenteísmo monoteísta y adora al dios Mukuru (creador Supremo). Los antepasados fallecidos de los Himba están subordinados a él, actuando como intermediarios entre Dios y la humanidad.[6]

En todo el Levante mediterráneo "El" «padre de todos los dioses», era el dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas. El, era adorado como único dios (monoteísmo), deidad suprema (monolatrismo), o un dios importante de un conjunto de dioses (politeísta) .

El vivía con la diosa Asherah en una carpa en lo alto de una montaña (el equivalente al monte olimpo) , cuya base se originaba toda el agua dulce del mundo, esta pareja formaba la cima del panteón. El segundo escalón estaba conformado por sus hijos, los "setenta hijos de Athirat" , una variante del nombre Asherah (los cuales tienen atributos similares a los dioses Zeus, Poseidón, Hades o Tánatos, entre otros). Baal era un dios prominente en este grupo, que tenía su sede en el Monte Zaphon, Baal se volvió principal en el culto, por lo que El se transformó en el poder ejecutivo y Baal el poder militar de la creación. Debajo de los setenta dioses secundarios había un escalón comparativamente menor de deidades de la industria y el comercio, y un cuarto escalafón especial para los ángeles. El y sus hijos componían la Asamblea de los dioses, y cada miembro tenía una nación humana bajo su custodia, El dividió a las naciones entre sus hijos.

Tradicionalmente, sobre todo en pintura, los ángeles han sido representados como seres alados, aunque pueden ser espíritus invisibles o incluso simplemente rayos de luz que todo lo observan, que pueden aparecer en la Tierra como seres humanos.



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