5 de chocolate y 1 de fresa es una película mexicana de 1967 dirigida por Carlos Velo sobre la base de un guion de Fernando Galiana y protagonizada por Angélica María, la cual se ha convertido desde entonces en una cinta de culto.
Esperanza es una bella, glotona y servicial novicia de un convento de clausura. Fue criada allí desde niña, y su vida transcurre sin sobresaltos hasta que, luego de comer a hurtadillas unos extraños hongos que le regalaron unos indios de Oaxaca a una de las monjas, se transforma en una audaz y nada pudorosa mujer llamada Brenda, quien irrumpe en una fiesta en casa de una familia de alta sociedad. Ahí conoce a los acaudalados estudiantes universitarios Luis, Pablo, Alberto, Bernardo y Miguel, quien es el único del grupo que a Brenda le da el nombre de Domitila.
El sexteto, liderado por Brenda, no tarda en convertirse en una banda de delincuentes que cometen varias fechorías (que, en realidad, son más bien travesuras juveniles) por toda Ciudad de México hasta que deciden secuestrar a Salvador Montesinos, el presidente de la Asociación de Banqueros. A estas alturas, el comisionado de la Agencia Internacional de Vigilancia quiere apresar a toda costa a “la peligrosa subversiva” jefa de la banda. Por otra parte, Miguel termina enamorándose de su compañera y descubre su doble personalidad. Por fin, los agentes de la AIV logran identificar a la novicia y se dirigen al convento para tratar de apresarla.
Esta película (que en un principio iba a ser titulada como “Ángel o demonio”) fue la primera en donde Carlos Velo trabajaría junto con su segunda esposa, la productora Angélica Ortiz, y la hija de ésta, Angélica María.
La cinta se estrenó el 30 de diciembre de 1968 en el cine Variedades de Ciudad de México, donde se mantuvo en cartelera durante nueve semanas. Fue un gran éxito de crítica y de taquilla. Además, la película significó un hito en la carrera de Angélica María, ya que ahora “la novia de México” finalmente deja de interpretar a jóvenes ingenuas e inocentes (tan comunes en el cine juvenil mexicano de la época, en el que todavía imperaba el sermón moralino de los adultos) para arriesgarse con roles de mujeres audaces, desinhibidas y vanguardistas.
El título de la película alude a una escena en donde Brenda y sus amigos cometen su primer crimen asaltando una sucursal de la tienda departamental Sanborns para llevarse cinco helados de chocolate y uno de fresa. Aparte de lo anterior es de hacer notar que el título también juega tanto con la ambigüedad de la palabra “fresa” y la ironía de su significado, ya que aluden tanto a los sexos de los miembros de la banda (el helado de fresa es para Brenda) como el estatus social al que pertenecen (en México “fresa”, se utiliza, coloquialmente hablando, como un adjetivo para referirse a los jóvenes, en su mayoría de clase alta, con actitudes, creencias y comportamientos de índole conservadora).
Es interesante observar que, justo antes de que la banda cometa el asalto antes mencionado, el personaje de Angélica María menciona a sus entonces temerosos compañeros la frase: «síganme los buenos» la cual, pocos años más tarde, Roberto Gómez Bolaños adoptaría como uno de los gritos de guerra de su personaje el Chapulín Colorado en la serie cómica de televisión del mismo nombre.
En esta película se hacen mención, en dos distintas escenas, a las cintas mexicanas El automóvil gris (1919) y Los Caifanes (1966). También, y casi al final, hay una escena donde se parodia otra similar de la película Madre Juana de los Ángeles (1961) del director de cine polaco Jerzy Kawalerowicz.
Por otra parte, en esta cinta también se incluyen diversos elementos que pudieran ser interpretados como parodias a varias series televisivas de la época:
José Agustín escribió las letras de las canciones de esta película (“Los filos del sol”, “Fiesta de sociedad”, “Una piedra dorada”, “La sorprendente Lupe Lupita”, “Dio el mal taco” y “Residencia über alles”), las cuales fueron musicalizadas por José Ortega. A su vez, el grupo Los Dug Dugs interpreta en otra escena el tema “Queremos paz”.
El retrato hablado elaborado por la Agencia Internacional de Vigilancia para localizar al personaje de Angélica María es, en realidad, de la actriz italiana Sophia Loren.
Existe una curiosa escena en donde Brenda y sus secuaces se encuentran en la calle con el corrupto líder sindical Adolfo Jiménez (quien tiene un extraño parecido con Joaquín Hernández Galicia “la Quina”, el entonces líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana), quien se encuentra ebrio y sin guardaespaldas, y que termina siendo sometido a punta de pistola por el sexteto y obligado a desvestirse en plena calle, bailar zapateado veracruzano y cantar en un bar la pieza “Estrellita” de Manuel M. Ponce como castigo por sus turbios negocios. Irónicamente, “la Quina” terminaría siendo arrestado en 1989 por órdenes del entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, y condenado a 35 años de cárcel por posesión ilegal de armas. Sin embargo, en 1997 “la Quina” sería indultado.
La película fue filmada en los Estudios Churubusco, así como también en diversas locaciones de Ciudad de México, incluyendo el antiguo Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Churubusco, el cual hoy alberga el Museo Nacional de las Intervenciones.
Es de hacer notar que, en Venezuela, la cadena estatal Venezolana de Televisión produjo en 1990 una serie juvenil titulada “5 de chocolate y 1 de fresa”, pero contrario a lo que se pudiera suponer no tiene relación alguna con esta película, ya que la trama gira en torno a la vida y milagros de una madre de clase media (interpretada por Julie Restifo), quien tiene que criar sola a sus cinco hijos. Esta serie, por cierto, significó también el debut del actor venezolano Juan Carlos Alarcón, quien interpreta al mayor de los hermanos.
Angélica María siempre ha declarado que esta ha sido su mejor y más divertida película.
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