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Acdel Vilas



Acdel Edgardo Vilas (Corrientes, 20 de junio de 1925-Buenos Aires, 23 de julio de 2010) fue un oficial militar argentino que comandó la Operación Independencia en 1975. Posteriormente fue segundo comandante del V Cuerpo de Ejército y jefe de la Subzona 51 durante el Proceso de Reorganización Nacional. Pasó a retiro en diciembre de 1976.

Restablecida la democracia a fines de 1983, Vilas fue acusado por la CONADEP de varios casos de violaciones de derechos humanos en Tucumán y Bahía Blanca y fue procesado por la Cámara Federal de Bahía Blanca, como autor de crímenes de lesa humanidad en los centros de detención «Escuelita de Bahía Blanca» y Base Naval Puerto Belgrano, que estaban a su cargo.

En 1988, la Corte Suprema de Justicia lo desprocesó aplicando la Ley de Punto Final, aprobada dos años antes a iniciativa del presidente Raúl Alfonsín. En 1989 fue indultado por el presidente Carlos Menem, mediante el decreto 1002, del 7 de octubre de 1989, por la causa en la que se encontraba procesado por las torturas y homicidio del diputado nacional chubutense radical Mario Abel Amaya, que no había sido alcanzada por la Ley de Punto Final.

En 2003 el Congreso Nacional sancionó la ley 25 779 declarando insanablemente nulas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.[1]​ Poco después, ese mismo año, se reabrieron las causas 11/86 y 206/86 en las que se encuentra imputado Vilas por crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca, cuando se desempeñó como subjefe de la zona militar 51. En 2004 y 2007 se han abierto causas penales por violaciones de derechos humanos que involucran a Vilas cuando se encontraba en Tucumán, al mando del Operativo Independencia.[2][3]

A comienzos de 2010, Acdel Vilas vivía en la zona norte del Gran Buenos Aires y sus defensores habían alegado que se encontraba demente y por lo tanto incapacitado para ser sometido a juicio.[4]

Vilas ingresó al Colegio Militar de la Nación el 2 de agosto de 1943. Se unió al Arma de Infantería y egresó en la promoción n.º 75 con el orden de mérito 27.

Como comandante de la V Brigada de Infantería, fue jefe de la Subzona 32 desde enero hasta diciembre de 1975.[5]

Desde su cargo de comandante de la V Brigada de Infantería, Acdel Vilas fue, el máximo artífice de la Operación Independencia, instalado en la Provincia de Tucumán en 1975, por orden de la presidenta María Estela Martínez de Perón (Decreto 261/75), ordenando al Ejército intervenir y «aniquilar el accionar de elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán» (art. 1). La intervención militar en Tucumán estuvo motivada en el control alcanzado por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en esa provincia, que alcanzó a un tercio de la misma, hecho que llevó a Mario Santucho —líder de la organización— a declarar una «zona liberada», para pedir apoyo y reconocimiento de los países socialistas como «ejército beligerante». La modalidad de Terrorismo de Estado adoptada por el Ejército para combatir a la guerrilla, ha sido considerada como uno de los antecedentes inmediatos de la violación masiva y sistemática de derechos humanos, asimilada a un genocidio, que se produjo en la Argentina a partir del golpe de Estado de 1976.

Acdel Vilas asumió la comandancia de la Operación Independencia de manera azarosa. Él mismo comenzó su Diario de Operaciones relatando el modo en que sucedió bajo el título de Dios lo quiso.[6]​ Originariamente, el comandante del III Cuerpo del Ejército, con base en Córdoba era el general de brigada Eugenio Salgado y el comandante de la V Brigada de Infantería el general de brigada Ricardo Agustín Muñoz. Ambos murieron el 5 de enero de 1975, cuando se estrelló un avión Twin Otter en el que realizaban un vuelo de reconocimiento. Junto con ellos murieron 11 oficiales de sus estados mayores. Como consecuencia de las pérdidas, Carlos Delía Larroca pasa a comandar el cuerpo y Acdel Vilas quieda a cargo de la V Brigada. Apenas un mes antes, Vilas era un coronel y la jerarquía militar no lo había tenido en cuenta para los ascensos, probablemente a causa de su conocida militancia peronista y sus fluidos contactos con políticos y sindicalistas. Pero Vilas, a través de un mayor de la seguridad presidencial, logró contactarse con Juan Esquer, jefe de la custodia de la presidente Isabel Martínez de Perón. La presidente lo recibió entonces en la residencia de Olivos y terminó recomendando su ascenso al Ministro de Defensa Mario Savino.

Vilas instaló el primer centro clandestino de detención, la Escuelita de Famaillá, a tan solo cinco cuadras del Comando Táctico de Famaillá, al que no tenían acceso ni el poder político ni la policía. El lugar estaba a cargo del Ejército, salvo la custodia de la Policía Federal, que luego fue reemplazada por la Gendarmería. La presidenta Isabel Martínez de Perón visitó personalmente el puesto de comando y, delante del general Vilas y de todos sus oficilaes reiteró que el objetivo era aniquilar a la tropa guerrillera y que "todo el poder político estaba detrás de él para apoyarlo". "Matarlos y aniquilarlos a todos", afirmaron ella y José López Rega.[7]

Al mando de 5000 soldados —logró utilizando tácticas de guerra sucia que alcanzaron masivamente a la sociedad tucumana— derrotar a las fuerzas guerrilleras que conformaban la Compañía de Monte del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).

Un dato que divide a los historiadores es el número de integrantes de la Compañía de Monte. Según el líder militar del ERP, Enrique Gorriarán Merlo, nunca fueron más de 100. El periodista Jorge Lanata, en su libro Argentinos, cita un cable de Latin Reuter de la época en el que se decía que "nunca hubo más de 70 combatientes del ERP en Tucumán". Juan Yofre,[7]​ da mayores precisiones: en mayo de 1974 se estableció el primer campamento, en el Ingenio Fronterita, con 20 combatientes, pero al poco tiempo se establecieron varios campamentos más, lo que hablaría de nuevas incorporaciones (pese a que cada campamento tenía un número reducido de combatientes). Se informa que hacia mediados de 1975, los guerrilleros mermados en número solo mantenían tres campamentos, pero que a fines de septiembre llegó un nuevo pelotón para cubrir las bajas. A finales de 1975, después de la desbandada de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, su lugar fue ocupado por la "Patrulla de Monte" de Montoneros, de unos 30 efectivos.

Vilas llevó adelante operaciones militares y represivas que destruyeron por completo la guerrilla de monte del ERP y frustraron los planes de la organización. A mediados de octubre de 1975, tras ocho meses de combate, un plenario del ERP realizado en pleno monte tucumano, decidió poner fin a la guerrilla rural, y tras la caída del campamento central, el 18 de octubre, ordenó la dispersión de los sobrevivientes y retomar la guerrilla urbana como método de lucha. A partir de entonces, la labor del Ejército se limitó a la búsqueda de los escasos guerrilleros que huían o estaban escondidos o perdidos. Pese a ello, entre el 8 y 16 de noviembre se produeron nuevos enfrentamientos en Tucumán, que dejaron 6 muertos en el Ejército Argentino.

Vilas ha sido acusado de gravísimas violaciones a los derechos humanos, durante su desempeño a cargo del Operativo Independencia, afectando a integrantes de partidos políticos, sindicatos, centros de estudiantes, cooperativas y otras organizaciones populares.[2][3]​ Instaló el primer centro de detención clandestina que hubo en la Argentina, la Escuelita de Famaillá, donde se estima que fueron estuvieron detenidos-desaparecidos más de 2000 personas (en su Diario, Vilas informa que allí estuvieron detenidas 1507 personas).

La Comisión Bicameral de la Legislatura de Tucumán que investigó la violación de derechos humanos en esa provincia entre 1974 y 1983, registró que en el año 1975, durante el mando de Vilas del Operativo Independencia, se produjeron en esa provincia 123 secuestros, de los cuales 77 desaparecieron, 14 fueron asesinados y 32 fueron liberados.[8]​ Esa cantidad representa el 24 % del total de secuestrados para el período 1974-1983.[8][9]​ Se ha señalado también que solo una mínima cantidad de los muertos y desaparecidos en Tucumán se produjeron en enfrentamientos armados entre el Ejército y las fuerzas guerrilleras que operaban en la provincia.[9]

El 18 de diciembre de 1975 Vilas fue reemplazado por el general Antonio Domingo Bussi y designado segundo comandante del V Cuerpo de Ejército, con sede en Bahía Blanca y jurisdicción en todo el sur del país, a la vez de que fue subjefe de la zona militar 51, una de las divisiones en las que se militarizó el país.

El 16 de febrero de 1976, poco más de un mes antes del golpe de Estado del 24 de marzo, Acdel Vilas asumió su cargo de segundo comandante y jefe de Estado Mayor del V Cuerpo de Ejército. Como tal tenía bajo su cargo a la Subzona 51.[10]

El 28 de octubre de 1975, el Comando General del Ejército había dispuesto cinco comandos de zonas de defensa a cargo de los cuatro cuerpos de ejército y de Institutos Militares. Cada uno de los jefes de estas cinco grandes unidades estaban a cargo de su respectiva zona. A su vez, cada zona estaba subdividida en subzonas, áreas y subáreas, también con jefe militar. Estos militares tenían tenía mando directo para la represión ilegal en su jurisdicción. Los comandantes de zona y subzona actuaban con total autonomía. El teniente general Martín Balza los definió como «señores de la guerra… verdaderos señores feudales…».[11]

La Subzona 51, que estuvo bajo la autoridad de Vilas en 1976, abarcaba la región sudoeste de la provincia de Buenos Aires (Adolfo Alsina, Guaminí, Coronel Suárez, Saavedra, Puán, Tornquist, Coronel Pringles, González Cháves, Coronel Dorrego, Tres Arroyos, Villarino, Bahía Blanca y Patagones) y la región oriental de la provincia de Río Negro (Avellaneda, Pichi Mahuida, 25 de mayo, 9 de julio, Valcheta, San Antonio, Adolfo Alsina y Conesa).

Entre los hechos en los que Vilas estuvo involucrado como jefe de la Subzona 51, se encuentran el establecimiento y violaciones de derechos humanos en el centro clandestino de detención «La Escuelita», que funcionaba en el Batallón de Comunicaciones de Comando 181 de Bahía Blanca, el secuestro y tortura del senador nacional Hipólito Solari Yrigoyen y del diputado nacional chubutense Mario Abel Amaya, ambos radicales, que causó la muerte del segundo, así como severísimas acciones represivas en la Universidad Nacional del Sur, a la que puso una atención especial.

En junio de 1976, tras la muerte del jefe de la Policía Federal, Cesáreo Cardozo, a manos de Montoneros, Vilas le pidió al presidente Jorge Rafael Videla, por medio de un telegrama, que lo designara en reemplazo de Cardozo; pero el pedido no fue atendido.

El 12 de agosto de 1976, el diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca, dedicó su editorial a realizar una semblanza del general Vilas:

En diciembre de 1976 Vilas pasó a retiro, y fue reemplazado en el puesto de segundo comandante por el general de brigada Abel Catuzzi.

Acdel Vilas llevó un diario de las operaciones militares que comandó desde Tucumán y Bahía Blanca. Con ese material, en 1977 escribió en Bahía Blanca un libro dedicado principalmente a relatar su accionar en el Operativo Independencia (enero a diciembre de 1975), aunque también incluye un capítulo sobre las acciones dirigidas desde Bahía Blanca en 1976.[12]

Vilas no llegó a publicar el libro porque el Comando en Jefe del Ejército lo prohibió en 1977, debido a que contenía datos y afirmaciones que significaban una confesión de haber cometido delitos.[13]

Una vez restaurada la democracia, en 1985 la revista El Periodista de Buenos Aires (Año II, N.º 73) publicó fragmentos del libro extraídos de una fotocopia de un borrador original, que incluye inscripciones manuscritas, mayormente destinadas a corregir cuestiones el estilo del texto. El título del libro en ese borrador es Diario de operaciones: Tucumán, enero a diciembre de 1975. Con posterioridad diversos sitios web han publicado el texto completo.[14]

El libro se inicia con una dedicacatoria a los 21 militares que murieron bajo sus órdenes en Tucumán. Luego continúa la parte principal del libro dedicada al Operativo Independencia, dividida en tres partes ("Dios lo quiso", "El Ejército Revolucionario del Pueblo y 7 Anexos" y "El Desarrollo de las Operaciones") y un colofón. A continuación, se ubica un capítulo titulado "Bahía Blanca: el Hecho Histórico", en gran parte dedicado a los aspectos no militares de sus operaciones, bajo los títulos de "La guerra cultural" y "Bahía Blanca: la universidad de la subversión". Finalmente, el libro contiene varios anexos documentales, que incluyen directivas y planes secretos (Directiva del Comandante General del Ejército No. 333 para las Operaciones contra la Subversión en Tucumán, Plan de Acción Psicológica Nº 1/75, etc.), la Estructura de la Compañía de Monte del ERP -Agosto 74 a Dic. 75-, y dos listados, de enfrentamientos y de bajas del ERP.

El libro de Vilas contiene un detalle de las operaciones militares bajo su mando, incluyendo referencias a lo que él denomina Lugar de Reunión de Detenidos (LRD), ubicado en Famaillá, haciendo referencia al centro clandestino de detención conocido como la Escuelita de Famaillá y a las torturas y desapariciones que allí se realizaban.

Pero Vilas también otorga un papel importante a describir lo que él denomina "mi concepción de la lucha contra la subversión", que excedía ampliamente el aspecto puramente militar armado, para extenderse a la inteligencia y represión de civiles en todos los campos de actividad, poniendo foco especial en la universidad y la cultura -a la que le asigna la máxima importancia-, el sindicalismo y los partidos políticos.

El libro de Vilas es uno de los pocos escritos por militares que hayan sido protagonistas del Terrorismo de Estado. El mismo se suma a otros textos como Guerra revolucionaria en la Argentina (1959-1978), del general Ramón Díaz Bessone,[15]​ y La otra campana del Nunca Más (1988), del expolicía Miguel Etchecolatz.

Restablecida la democracia a fines de 1983, la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas identificó a Vilas en varias casos de violaciones de los derechos humanos en Tucumán y Bahía Blanca y fue procesado por la Cámara Federal de Bahía Blanca, como autor de crímenes de lesa humanidad en los centros clandestinos de detención La Escuelita y Base Naval Puerto Belgrano, que estaban a su cargo.

En 1988, la Corte Suprema de Justicia lo desprocesó aplicando la Ley de Punto Final, aprobada dos años antes a iniciativa del presidente Raúl Alfonsín. En 1989 fue beneficiado por el indulto del presidente Carlos Menem —mediante el decreto 1002— del 7 de octubre de 1989, por la causa en la que se encontraba procesado por las torturas y homicidio del senador radical Mario Abel Amaya, que no había sido alcanzada por la Ley de Punto Final.

En 2003 el Congreso Nacional declaró insanablemente nulas las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.[1]​ Poco después, es mismo año, se reabrieron las causas 11/86 y 206/86 en las que se encuentra imputado Vilas por crímenes de lesa humanidad cometidos en Bahía Blanca, cuando se desempeñó como subjefe de la Subzona 51. En 2004 y 2007 se abrieron causas penales por violaciones de derechos humanos que involucran a Vilas cuando se encontraba en Tucumán, al mando del Operativo Independencia.[2][3]

A comienzos de 2010, Acdel Vilas vivía en la zona norte del Gran Buenos Aires y sus defensores habían alegado que se encontraba demente y por lo tanto incapacitado para ser sometido a juicio.[4]

El 23 de julio de 2010, el retirado general de brigada falleció en la ciudad de Buenos Aires, por causas naturales.[16]



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