Adolfo Bioy Casares cumple los años el 15 de septiembre.
Adolfo Bioy Casares nació el día 15 de septiembre de 1914.
La edad actual es 110 años. Adolfo Bioy Casares cumplió 110 años el 15 de septiembre de este año.
Adolfo Bioy Casares es del signo de Virgo.
Adolfo Bioy Casares nació en Buenos Aires.
Adolfo Bioy Casares (Buenos Aires; 15 de septiembre de 1914 - Ib.; 8 de marzo de 1999) fue un escritor argentino que frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción.
Es considerado uno de los escritores más importantes de su país y de la literatura en español, habiendo recibido la mención de Caballero de la Legión de Honor en 1981, el Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Miguel de Cervantes (ambos en 1990) y el Konex de Brillante en 1994. Colaboró literariamente en varias ocasiones con Jorge Luis Borges bajo distintos pseudónimos. Fue esposo de la escritora Silvina Ocampo.
Adolfo Bioy Casares nació el 15 de septiembre de 1914 en Buenos Aires, siendo el único hijo de Adolfo Bioy Domecq y Marta Ignacia Casares Lynch, en el barrio de Recoleta, tradicionalmente habitado por familias patricias o de clase alta, y donde residiría la mayor parte de su vida.
Según el genealogista Narciso Binayán Carmona, era descendiente del conquistador, explorador y colonizador español Domingo Martínez de Irala (1509-1556); sus antepasados tenían un remoto origen mestizo guaraní, que compartía con muchos próceres de la época de la Independencia y con grandes personajes paraguayos y argentinos.
Perteneciendo a una familia con una clase social alta, pudo dedicarse exclusivamente a la literatura y, al mismo tiempo, apartarse del medio literario de su época. Escribió su primer relato, Iris y Margarita, a los once años. Cursó sus estudios secundarios en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza de la Universidad de Buenos Aires. Luego, comenzó y dejó las carreras de Derecho, Filosofía y Letras. Tras la decepción que le provocó el ámbito universitario, se retiró a una estancia —posesión de su familia— donde, cuando no recibía visitas, se dedicaba casi exclusivamente a la lectura, entregando horas y horas del día a la literatura universal. Por esas épocas, entre los veinte y los treinta años, ya manejaba con fluidez el inglés, el francés (que hablaba desde los cuatro años) y, naturalmente, el español. Entre 1929 y 1937 Bioy publicó algunos libros (Prólogo, 17 disparos contra lo porvenir, Caos, la novela La nueva tormenta, La estatua casera, Luis Greve, muerto) que más tarde repudiaría, prohibiendo su reedición y rehusándose a comentarlos, calificando toda su obra anterior a 1940 como «horrible».
En 1932 conoce a Jorge Luis Borges en Villa Ocampo, la casa de Victoria Ocampo ubicada en las barrancas de San Isidro, donde la escritora solía recibir a figuras internacionales de la cultura y organizar reuniones culturales. Bioy cuenta que fue durante una de esas visitas que Borges y él se habían apartado del resto de la gente, por lo que Victoria se les acercó y se lo reprochó diciendo «no sean mierdas, atiendan al invitado», lo que provocó el enojo de Borges y la retirada de ambos de la reunión. En el viaje de regreso a la ciudad quedó sellada una amistad que duraría hasta la muerte de Borges en 1986, y que dio una de las duplas más célebres de la literatura, llegando a colaborar en varios trabajos, desde colecciones de relatos (Seis problemas para don Isidro Parodi, Dos fantasías memorables) y la novela Un modelo para la muerte), pasando por guiones de cine (Los orilleros, El paraíso de los creyentes, Invasión) hasta antologías de cuentos fantásticos (Antología de la literatura fantástica, Cuentos breves y extraordinarios), publicando a menudo bajo los seudónimos de H. Bustos Domecq y Benito Suárez Lynch. Entre 1945 y 1955 dirigieron la colección «El séptimo círculo», que publicaba traducciones de las mejores novelas policiales de lengua inglesa, género del que Borges era un gran admirador. En 2006 se publicó Borges, un inmenso volumen de más de mil seiscientas páginas extraídas de los diarios de Bioy que revela con más detalles la amistad que unió a los dos escritores. Bioy ya había preparado y corregido los textos junto con Daniel Martino, pero no alcanzó a publicarlos.
En 1940, Bioy Casares se casa con Silvina Ocampo, hermana de Victoria, también escritora y pintora. Ese mismo año publica la novela La invención de Morel, que marca el inicio de su madurez literaria. La novela contó con un prólogo de Borges, en el que comenta la ausencia de precursores del género de ciencia ficción en la literatura en español, presentando a Bioy como el iniciador de un género nuevo. La novela tuvo una gran aceptación y recibió el Primer Premio Municipal de Literatura en 1941. Por esos años publica, en colaboración con Borges y Silvina Ocampo, dos antologías: Antología de la literatura fantástica (1940) y Antología poética argentina (1941).
En 1945 aparece su tercera novela, Plan de evasión, ambientada en la colonia penitenciaria de la isla del Diablo de la Guayana Francesa. Continúa la temática de ficción científica ya explorada en La invención de Morel, a la vez que la profundiza, ya que en el texto se alude constantemente a la teoría de los colores de Goethe y a las ideas de William James sobre la percepción de la realidad. En 1944 había publicado la novela corta El perjurio de la nieve, incluida más tarde en La trama celeste (1948), su tercera colección de relatos.
Al igual que Borges, Bioy fue antiperonista. En 1946 publicó junto a Silvina Ocampo, la novela policial Los que aman, odian y una colección de relatos, La trama celeste (1948). En 1947 escribió, en colaboración con Borges, el cuento «La fiesta del Monstruo».
Habría que esperar hasta 1954 para que apareciera otra novela, El sueño de los héroes, redactada entre 1947 y 1952. Esta obra marca un desplazamiento en su obra, alejándose de las «fantasías razonadas» del comienzo, aunque sin abandonar las obsesiones permanentes en la vida y la obra de Bioy: el amor, las mujeres, los juegos con el tiempo y el espacio y un característico sentido del humor. Ambientada en Buenos Aires, El sueño de los héroes narra las peripecias de Emilio Gauna por recuperar un recuerdo perdido durante una madrugada de carnaval, después de tres días de caravana con sus amigos. La busca del suceso olvidado y el amor de una mujer marcan la trama de la novela. El 8 de julio de ese año nace su hija Marta, fruto de la relación de Bioy con una de sus amantes, pero que fue adoptada y criada por Silvina.
En las décadas de 1950 y 1960, Bioy se dedicó especialmente al cuento (Historia prodigiosa, Guirnalda con amores, El lado de la sombra, El gran serafín) y comenzó su inclinación por la fotografía. El 15 de agosto de 1963 nació su segundo hijo, Fabián, también de una relación extramatrimonial, con quien se pondría en contacto ya de adulto. En 1969 publicó Diario de la guerra del cerdo, obra que, pese a alejarse del tono fantástico de muchos de sus libros, no puede considerarse estrictamente como una novela realista. El protagonista, Isidro Vidal, es un jubilado que se reúne con sus amigos en el club de su barrio a jugar a las cartas, cuando de repente se ven implicados en una guerra generacional, en la que los jóvenes empiezan a perseguir y asesinar a los viejos. Redactada entre 1967 y 1969, y publicada cuando tenía 55 años, la novela parece reflejar el temor de Bioy al paso del tiempo (tema que ya había tratado en La invención de Morel y El perjurio de la nieve) y fue adaptada al cine en 1975 por Leopoldo Torre Nilsson, con el título La guerra del cerdo.
En 1972 publica dos antologías de cuentos propios, Historias de amor e Historias fantásticas, y en 1973 aparece Dormir al sol, novela en la que vuelve a tratar un argumento fantástico propio de sus comienzos pero con el tono costumbrista que había adquirido su prosa con el paso del tiempo, y la favorita del propio Bioy, según declaró. Al igual que su novela anterior, Dormir al sol fue llevada al cine en 2012 por Alejandro Chomski. En 1978 publica otro libro de cuentos, El héroe de las mujeres.
El período tardío de la producción de Bioy estuvo lejos de la repercusión de obras anteriores; en contraparte, fue en esos años en donde se sucedieron los reconocimientos más importantes. En 1985 aparece una de sus últimas novelas, La aventura de un fotógrafo en La Plata. De tema kafkiano, con frecuencia ha sido leída como una alegoría de los desaparecidos durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983, durante dicho gobierno de facto Bioy Casares presenciaría una ejecución extrajudicial en la calle. En 1986 publica el libro de cuentos Historias desaforadas. Es declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires y en 1990 recibe dos importantes premios en reconocimiento a toda su trayectoria: el Premio Alfonso Reyes y el Premio Cervantes, el máximo galardón de las letras castellanas. Publica ese mismo año Una muñeca rusa y más tarde la novela corta Un campeón desparejo. Además de los antemencionados, su obra narrativa le valió otros galardones como el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) y la distinción de Miembro de la Legión de Honor de Francia (1981).
Una caída que le provocó una doble fractura de cadera en 1992 pareció anticipar una serie de hechos trágicos, ya que poco después sufrió la pérdida de su esposa (el 14 de diciembre de 1993, víctima del mal de Alzheimer que la tuvo postrada durante tres años) y de su hija Marta (el 4 de enero de 1994, al ser atropellada por un auto). Por esa época empieza a frecuentar a su hijo Fabián, a quien reconocería oficialmente en 1998, y ve más seguido a su nieto Florencio, quien lo acompañó en sus últimos años. Finalmente falleció el 8 de marzo de 1999, a los 84 años, a consecuencia de una falla multiorgánica derivada de su deteriorado estado general. Fue inhumado en la bóveda de su familia materna en el Cementerio de la Recoleta, donde también reposan los restos de su esposa y su cuñada. Hasta poco antes de su muerte trabajó en la selección y corrección de páginas de sus diarios (que llevó durante medio siglo) con la ayuda del estudioso Daniel Martino a fin de editar un volumen dedicado a su amistad con Borges, que finalmente se publicó, con casi 1700 páginas, en 2006.
Entre sus premios y distinciones destacan el Gran Premio de Honor de la SADE en 1975, la membresía a la Legión de Honor francesa en 1981, su nombramiento como Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 1986, el Premio Cervantes y el Premio Internacional Alfonso Reyes en 1990 y el Premio Konex de Brillante en 1994.
El mundo imaginario de Bioy Casares consiste en fantasías y en acontecimientos inexplicables, aunque también aluda a menudo al ambiente intelectual porteño. Cultivó un estilo depurado y clásico y su literatura se caracteriza, en parte, por ofrecer una versión paródica del relato fantástico o policíaco tradicional, consistente en observar lo irreal bajo lentes humorísticas. Los elementos típicos de estas literaturas son antes cómicos que aterradores; el carácter de los personajes es incompetente, insensato. A partir de esto, el historiador de la literatura José Miguel Oviedo ha pretendido llamar a sus narraciones «comedias fantásticas».
Se ha señalado, también, que la pasión amorosa, el elemento erótico, es fundamental en la narrativa de este escritor. Es notable que también esto sea contemplado desde una perspectiva muchas veces irónica; el amor es considerado algo sublime pero fatal. La relación presenta rasgos del amor cortés, pero las amadas suelen ser tenebrosas, cabría decir superiores. Se ha querido ver en esta cuestión alguna conexión con la vida de Bioy Casares, cuyo carácter enamoradizo es de sobra conocido. He aquí lo que ha referido Octavio Paz:
A pesar de que ya había publicado algunos libros, la verdadera obra de Bioy Casares comienza en 1940, el año en que se publica su más famosa novela, La invención de Morel. La obra narra la historia de un prófugo que escapa a una isla que se supone infectada por una enfermedad mortal. Al comenzar a vivir en ella, pierde todo el sentido de la realidad y se da cuenta de que en la isla viven personajes creados por una máquina inventada por Morel. Estas imágenes de personajes repiten eternamente las mismas acciones haciendo que el prófugo termine casi loco. Borges, que la ha relacionado con H. G. Wells, afirmó, en un prólogo tan famoso como la novela misma, que:
Estas palabras nos llevan a otra preocupación que Bioy compartió con su amigo: el amor por el género fantástico y, especialmente, la exhumación de la trama de los relatos, por sobre lo descriptivo. (Es evidente que este hecho los llevó, a ambos, a admirar el género policial) El mismo año de la publicación de La invención de Morel, Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo publicaron una famosa Antología de la literatura fantástica. Veinticinco años después, Bioy escribió al respecto:
A lo largo de toda su vida, Bioy llevó a cabo un vastísimo diario del que han salido las siguientes publicaciones:
Edición crítica y anotada, al cuidado de Daniel Martino.
Bioy Casares tiene una calle con su nombre en el barrio de La Gavia en Madrid, España. La calle da número a un centro comercial muy popular de Madrid.
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