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Alcázar de Segovia



El Alcázar de Segovia, que data de principios del siglo XII, es uno de los castillos medievales más característicos del mundo y uno de los monumentos más visitados[1]​ de España. Su imponente perfil se levanta, majestuoso, sobre el valle del Eresma y es símbolo de la Ciudad vieja de Segovia, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco[2]​ en 1985.

Palacio y fortaleza de los Reyes de Castilla, su traza refleja el esplendor de la Corte durante el medievo, y sus muros han sido testigos de batallas, intrigas palaciegas, bodas reales y sucesos asombrosos. En su ya bimilenaria existencia, el Alcázar ha sido castro romano, fortaleza medieval, palacio real, custodio del tesoro real, prisión de estado,[3]Real Colegio de Artillería y Archivo General Militar.

Es así la fortaleza segoviana un caso único en la historia de la arquitectura española y Europea, castillo y residencia real, cual su apelativo indica: "alcáçar", con el que ya se le conoce en 1135, reinando Alfonso VII el emperador. La voz Alcázar, del árabe alqasr, sirve para definir una residencia real fortificada, tal como ya nos lo indica el Diccionario de la Lengua Castellana, en su primera edición de 1870: "Llamáronse así antiguamente los palacios de los Reyes, y grandes señores, porque todos eran fuertes".

El coronel de Artillería Eduardo de Oliver-Copóns dejó escrito en 1916 que el Alcázar es «el modelo perfecto de los fantásticos castillos descritos en sus romances de viajes por los ingeniosos trovadores que errantes cruzaban todas las comarcas en busca de la dama digna, por sus perfecciones, de ocupar su pensamiento y enamorar su corazón, para a los pies del amurallado recinto donde se encerraba, cantar sus trovas y tañer sus cítaras». Orson Welles lo utilizó en Campanadas a medianoche y se dice que Walt Disney inspiró en su contorno esbelto y elegante el castillo de La Cenicienta.

Los restos más antiguos hallados en el lugar son unos sillares de granito similares a los del acueducto romano, lo que hace suponer que en tiempos de la dominación romana de la ciudad ya hubo de haber un castro o fortificación. Sobre los restos de este, el alcázar fue erigido como fortaleza hispano-musulmana.[4]​ La primera noticia documental que se conserva del edificio data del año 1122, poco después de que Alfonso VI de León reconquistase la ciudad, aunque no es hasta 1155 cuando aparece citado con la denominación de alcázar, en una carta custodiada en el archivo de la catedral.[5]

Fue residencia del rey Alfonso VIII. En 1258, reinando Alfonso X, se hundió el palacio cuando el rey se encontraba en su interior. Este núcleo más antiguo corresponde con la sala de armas. Fue numerosas veces restaurado y ampliado, posiblemente desde Alfonso X hasta Felipe II. A este último se debe su aspecto actual, su "silueta" lo hace único entre los castillos españoles.

En la Edad Media, por su seguridad como por la proximidad de zonas de caza, el Alcázar se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla, en especial de Alfonso X. Fue habitado muchas veces y llegó a ser uno de los más suntuosos palacios-castillos en el siglo XV, siendo testigo mudo de acontecimientos claves de la Historia de España como la proclamación de Isabel la Católica (13 de diciembre de 1474) o la misa de velaciones entre Felipe II y Ana de Austria (14 de noviembre de 1570) en su capilla.

El rey Alfonso X “el Sabio” convocó Cortes en 1256, las primeras que tuvieron lugar en el Alcázar. Las actuaciones de remodelación, ampliación y decoración del Alcázar, que se iniciaron con Catalina de Lancaster en 1412 y que alcanzarían su apogeo durante el reinado de Enrique IV, hicieron del mismo un edificio admirado por cuantos viajeros llegaban al mismo.

El Alcázar había pasado de su estricta función militar a ser un edificio institucional donde se custodiaba el tesoro regio, el archivo del reino y la armería real. Este cambio tomará forma en la decoración de diversas estancias. Por lo que atañe al archivo, fueron Juan II y Enrique IV quienes, en verdad, comenzaron de forma sistemática la tarea de salvaguardar la documentación histórica. Consta que, en 1437, Juan II ordenaba trasladar al Alcázar diversos registros “al mi archivo de la cibdad de Segovia”, lo que supone la existencia de uno de los primeros archivos reales de Castilla.

Fue durante los reinados de Juan II (1406-1454) y de su hijo Enrique IV (1454-1474) cuando el Alcázar llega a su cima, tanto por el papel desempeñado en el complejo juego político de aquellos turbulentos años como por la activa vida cultural que en él tuvo lugar y su espléndida decoración.

La Casa de Austria (1516-1621) apenas utilizará el edificio. No obstante, aún tendrá un papel relevante en dos momentos: la Guerra de las Comunidades (1520-21) y la boda de Felipe II con Ana de Austria (1570).

En 1762 Carlos III fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería, cuyo primer Director fue el conde Félix Gazzola. El Colegió quedó instalado el 16 de mayo de 1764 y permaneció en el Alcázar, con leves paréntesis. Este centro docente se convirtió muy pronto en un referente, y el mejor y más perfecto exponente de la enseñanza militar ilustrada.

En febrero de 1792, como un gabinete más del centro docente artillero, se inauguró un gran laboratorio de química en un edificio muy próximo al Alcázar (Casa de la Química). Al frente del laboratorio se incorporó el científico mejor pagado de la Ilustración Española, el químico Louis Proust, quien solicitó una infraestructura, aparataje y medios tales que él mismo, en su lección de apertura del Laboratorio, lo definió como “el mejor de Europa” en su género.

El objetivo de la puesta en marcha de este laboratorio era completar el plan de estudios de los Cadetes con un gabinete en el que se les facilitara el estudio de la historia natural y de la química, especialmente de la metalúrgica. En este laboratorio realizó el químico francés sus investigaciones, cerrando la formulación de la Ley de las Proporciones Definidas.

En 1862, un incendio destruyó las suntuosas techumbres de las salas nobles, que pudieron ser reconstruidas fielmente con posterioridad, gracias a la existencia de grabados realizados por José María Avrial y Flores en 1839.[6]

En 1898 se instaló en la primera planta del edificio el Archivo General Militar, que actualmente continúa en el Alcázar.

Por Decreto de 18 de enero de 1951 se crea el Patronato del Alcázar de Segovia con la misión de regular la utilización del edificio y sus anexos en beneficio del acervo cultural; velar por la conservación, entretenimiento y protección artística del monumento; y fomentar que el público pueda disfrutar de un “Museo del Alcázar de Segovia” que sea un archivo de recuerdos para conservar la memoria de su triple aspecto de Alcázar Regio, Recinto Militar y Real Colegio de Artillería.

En 1931 fue declarado monumento histórico artístico. En 1953 se creó el patronato del alcázar que es el responsable del museo que se puede visitar en su interior.

Actualmente, el Alcázar de Segovia es uno de los monumentos de Europa que más interés suscita. Su gestión es un ejemplo único en materia de difusión y conservación del patrimonio histórico y artístico, con la ventaja de que las visitas generan los ingresos suficientes como para garantizar el mantenimiento, la seguridad y la salvaguarda de un legado histórico que impresiona.

La distribución del castillo se divide en dos áreas: la exterior, con un patio herreriano, foso, puente levadizo y la torre del homenaje, y las dependencias interiores que incluyen una capilla y varias salas nobles (sala del Trono, de la Galera, de las Piñas, de los Reyes y otras) que pueden visitarse en la actualidad.

Su planta es muy irregular y se adapta al cerro sobre el que se levanta. Destaca la muy bella torre del homenaje, cuadrada con cuatro torreones, estancia cubierta de cañón apuntado y ventanales geminados. Fue levantada siendo rey Juan II y en un principio sirvió de sala de armas.

En el interior, los salones y estancias fueron decorados con gran lujo y belleza por pintores y artistas mudéjares. Actualmente, alberga un Museo de Armas y el Archivo General Militar de Segovia, el archivo histórico más antiguo de las Fuerzas Armadas de España.

La Torre de Juan II fue construida entre 1440 y 1465 y es considerada un gran ejemplo de la arquitectura gótico-civil española.

Esta torre fue empleada como prisión de Estado, al igual la Bastilla o la Torre de Londres y fue un símbolo de la potestad absoluta de la monarquía hispánica, con una singular nómina de ilustres presos, que fueron recluidos en el recinto más protegido y seguro de la fortaleza. En sus estrechas y frías prisiones pasaron días penosos nobles caídos en desgracia como Don Álvaro de Luna[7]​ y otros imaginarios como Don Torcuato de "El Delincuente Honrado" de Jovellanos.

Se asienta sobre una torre anterior del siglo XIII de la que se conserva un ventanal mudéjar de influencia almohade. Sus impresionantes 80 metros de altura se dividen en tres pisos gracias a tres líneas de impostas.

Está decorada exteriormente con motivos circulares esgrafiados y rematada con almenas, algunas de ellas decoradas con los escudos de Castilla. Se puede acceder a la parte superior tras subir 152 escalones por una escalera de caracol. Las espectaculares vistas de 360º de la ciudad y su entorno natural que se pueden disfrutar desde lo alto, hacen que el esfuerzo merezca la pena: Una bellísima vista de la ciudad vieja de Segovia, el Santuario de la Fuencisla, construido junto a unas peñas en la parte baja de la ciudad; el cementerio judío, conservado junto al antiguo barrio judío; la Iglesia de La Vera Cruz, una antigua iglesia templaria de inusual planta dodecagonal; el Monasterio de El Parral y los barrios de San Marcos y Zamarramala.

Al bajar de la misma, se puede acceder a la Terraza de Moros desde donde se puede admirar la Plazuela la Reina Victoria Eugenia, llamada así en honor de la esposa de Alfonso XIII, pero conocida en la ciudad simplemente como “la plazuela del Alcázar”. Es uno de los lugares de paseo preferido de los segovianos y bajo su suelo duerme la una buena parte de la historia de Segovia, como por ejemplo los restos de su primera catedral, víctima de las luchas entre Comuneros e Imperiales.

Su construcción corresponde al reinado de Alfonso VIII. En ella se conservan los ventanales geminados que daban luz al palacio, ya que el muro en que se encuentran era el muro exterior del palacio viejo. Los zócalos de estilo mudéjar situados entre las ventanas proceden de una vivienda del siglo XIII del cercano barrio de las Canonjías. La decoración se completaba con un conjunto de armaduras del siglo XV.

Corresponde a la ordenación del alcázar en tiempos de Felipe II. El mobiliario es del siglo XVI. En las paredes se pueden contemplar un retrato de Felipe II y otro de Felipe III, un tapiz flamenco del siglo XVI con el tema de los desposorios de Nuestra Señora y una curiosa representación donde se puede contemplar el aspecto del alcázar anterior a la reforma de las techumbres y donde se puede ver, asimismo, la antigua catedral de Santa María que se encontraba emplazada en la actual plazuela del alcázar.

La portada que comunica con la Sala de la Chimenea conserva intacta su decoración mudéjar original. Cubre la estancia una armadura ochavada, similar a la destruida por el incendio, que fue labrada en 1456. Por debajo se encuentra un ancho friso de yeso que mantiene su decoración original a pesar de los estragos del incendio.

Los tronos bajo dosel con el blasón de los Reyes Católicos y su divisa "Tanto monta" son obra de principios de siglo. En las paredes se encuentran los retratos de los mismos reyes, que forman parte de la iconografía de reyes encargada por la reina Isabel II. El retrato de la reina Isabel está firmado por Madrazo y el de don Fernando por Montañés. La vidriera del ventanal representa a Enrique IV de Castilla y es obra del artista segoviano Carlos Muñoz de Pablos, también autor de las vidrieras que se pueden contemplar en las demás salas.

Recibe su nombre del antiguo artesonado que tenía la forma de casco de barco invertido. La sala fue construida por la reina Catalina de Lancáster en 1412, durante la minoría de su hijo Juan II de Castilla. El friso es mudéjar de yeserías con una doble inscripción: la superior con una oración eucarística y la inferior con datos sobre la ejecución de la sala.

En los ventanales se encuentran dos vidrieras que representan una a Enrique III de Castilla y su familia y la otra a Enrique II con escenas de la muerte de Pedro I y Juan II. Uno de los muros está decorado con una pintura que representa la coronación de la reina Isabel la Católica como reina de Castilla y de León en la iglesia de San Miguel de Segovia, obra del mencionado Muñoz de Pablos...

Su nombre se debe a los motivos de decoración del artesonado. En el friso pueden observarse ángeles portando el escudo de armas de Castilla y León. La vidriera representa a Alfonso VII con su hija Berenguela.

En sus muros pueden observarse escenas de la vida en familia de los Reyes Católicos. La cama tiene una cubierta de brocado tejida en oro.

Felipe II encargó a Hernando de Ávila el diseño de las estatuas correspondientes a los reyes de Asturias, León y Castilla. Una de las pinturas de la sala es un retrato del propio Felipe II y las otras dos son sendos retratos de dos de sus esposas, Isabel de Valois y Ana de Austria.

Su nombre se debe a que está rodeado por las paredes, de un cordón largo y dorado. Representa el cordón franciscano por penitencia de Alfonso X por su desmedido orgullo.

Hay una capilla en la sala de cordón desde la que el Rey o Reina oía la misa.

El alcázar albergó desde sus inicios la armería de la Casa de Trastámara y fue el precedente de las colecciones de armas que finalmente se reunieron en la Real Armería de Madrid.[8]

Se encuentra en uno de los laterales del Patio de Armas, extendiéndose por la zona sur. Sirve como muestra de los años en los que el Alcázar sirvió como Colegio de Artillería. En él se exponen documentos, maquetas, armas, y uniformes de los siglos XVIII y XIX.



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