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Almadraba



La almadraba (del árabe andalusí المضربة, almaḍrába, «lugar donde se golpea o lucha»)[1]​ es una de las técnicas para la captura del atún empleada en Italia, Marruecos, Portugal (principalmente en el Algarve) y el sur de España (Andalucía, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y Ceuta),[2]​aprovechando la migración de atunes del Atlántico al Mediterráneo (y de vuelta) que se utiliza desde tiempos prerromanos. Consiste en instalar un laberinto de redes en el paso de los atunes, que normalmente se sitúa cerca de la costa. En Sicilia el método se denomina tonnara, de tonno («atún»).

Han sido caladas almadrabas desde los puertos de Cádiz, Chiclana de la Frontera,[3]Conil de la Frontera, Barbate, Rota, Zahara de los Atunes, La Línea de la Concepción, Nueva Umbría, Isla Cristina, Ceuta y Tarifa, entre otros puertos. También existe esta técnica pesquera en el sureste español, en la Región de Murcia, más concretamente en la bahía de Mazarrón, en el pueblo cartagenero de La Azohía, Cartagena, así como en distintos puntos de la provincia de Alicante, como son Denia, Jávea, Benidorm, Villajoyosa o isla de Tabarca.

Las características físicas y bioclimáticas que se dan en las costas onubense y gaditana hasta el estrecho de Gibraltar, han hecho de este entorno un lugar privilegiado para la pesca. El proceso comienza cuando los atunes, en su emigración desde el círculo polar ártico hasta el mar Mediterráneo, pasan por el estrecho de Gibraltar. La práctica totalidad de las almadrabas caladas en el Mediterráneo, desde el siglo XVIII hasta mediados de 1950, han estado capitaneadas por arraeces (jefes de todas las faenas que se ejecutan en la almadraba) de Benidorm (Alicante), considerados los nativos de este pueblo como auténticos expertos en este arte de pesca durante siglos.[cita requerida]

La almadraba es un arte para la pesca del atún, la más simple de las cuales consiste en situar dos barreras con redes en la que se recogen los peces, atunes y otros que puedan llegar. Gracias a que hasta que se suben al barco siguen vivos, en el acto se pueden seleccionar y descartar las piezas pequeñas o inútiles. Entre los barcos y sobre la red bajan los pescadores más experimentados que se dedican a seleccionar los atunes que pueden pesar unos 200 kilos. La pieza elegida es desangrada y luego sus compañeros sobre el barco le clavan arpones y entre tres o cuatro hombres es subido a bordo, esto se repite con cada pieza. Una vez extraídos (pescados) los atunes, se sigue con las especies de menos porte.

Existen numerosos yacimientos arqueológicos costeros en el Golfo de Cádiz relacionados con la pesca, entre los que destaca Baelo Claudia.[4]​ La abundancia de atunes y la presencia de la industria de salazón de pescado en la zona es descrita por Estrabón en su obra Geografía:

Guzmán el Bueno, fundador de la Casa de Medina Sidonia, recibió del rey Sancho el Bravo en 1294 el privilegio de armar almadrabas desde el río Guadiana hasta la costa del Reino de Granada.[5][6]​ Este privilegio fue ratificado por Fernando IV en 1299, por Enrique II en 1376 y por otros documentos sucesivos mencionados en 1773 por Manuel Belinchón, escribano del rey Carlos III.[6]​ Estos privilegios no estuvieron exentos de disputas y fueron confrontados por el Concejo de Cádiz, el Concejo de Tarifa, Rodrigo Ponce de León (I duque de Cádiz) y Fadrique Enríquez de Ribera (I marqués de Tarifa), entre otros, quienes tenían interés en calar sus propias almadrabas.[7]​ Los duques de Medina Sidonia acuden a la autoridad real en múltiples ocasiones en defensa de sus privilegios, entre los que cabe destacar la sentencia del Real Concejo de Castilla emitida a causa de la queja de Alonso de Guzmán y Sotomayor, VII duque, en 1563 contra los vecinos de Tarifa.[8]

Los privilegios de la Casa de Medina Sidonia fueron abolidos de forma definitiva mediante la Real Orden de 20 de febrero de 1817. En 1828 se establecieron las condiciones para consignar las almadrabas a los gremios de pescadores y se aprobó el reglamento para las almadrabas de poniente (Golfo de Cádiz).[9]​ Ello dio lugar a la proliferación de nuevas almadrabas y a la sobreexplotación de los recursos, por lo que muchas fueron abandonadas a causa de las pérdidas que generaban.[10]​ La incorporación de nuevas técnicas fue lenta e ineficiente durante todo el siglo XIX.[11]

La captura del atún con almadraba creció en las dos primeras décadas del siglo XX y en 1928 se constituyó en España el Consorcio Nacional Almadrabero,[12]​ cuyo primer presidente fue el isleño Serafín Romeu Portas, con sede primero en Tarifa y posteriormente en Isla Cristina. El 18 de enero de 1973, el Consorcio Nacional Almadrabero toma la decisión de liquidar la sociedad, con lo que se procede al cierre de las almadrabas de las provincias de Huelva (Isla Cristina), Almería (Almería) y algunas de la provincia de Cádiz.[13]​Recientemente y gracias a la recuperación de la especie en el golfo de Cádiz, se especula con la vuelta a finales de la década de 2010 al calado de una almadraba en Isla Cristina,[14]​ así como en Chiclana de la Frontera.[15]​ En Isla Cristina se dan cita con cierta regularidad encuentros de capitanes de almadraba a nivel internacional, con participación de capitanes de Marruecos, Portugal e incluso Japón.[14]



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