La amatista es una variedad macrocristalina violeta del cuarzo. El color puede ser más o menos intenso, según la cantidad de hierro (Fe+3) que contenga. Puede presentarse coloreada por zonas con cuarzo transparente o amarillo. Las puntas suelen ser más oscuras o degradarse hasta el cuarzo incoloro.
A pesar de que es muy resistente a los ácidos, la amatista es muy susceptible al calor. De hecho, al calentarla a más de 300 °C cambia su color a café pardo, amarillo, anaranjado o verde, según su calidad y lugar de origen:
Estos cambios en la coloración se deben a los cambios en la valencia del hierro que contiene, entre otras cosas. Se puede recuperar el color original de la amatista sometiéndola a irradiaciones. Se diferencia de otras piedras tratadas al calor en que presenta un dicroísmo púrpura azulado y púrpura rojizo.
No tiene una absorción del espectro lumínico característica. Suele presentar inclusiones en forma de marcas paralelas, conocidas como rayas de cebra y arañazos de tigre, causadas por maclas romboédricas.
La amatista es un mineral de origen magmático. Se forma en filones con soluciones ricas en óxidos de hierro, que le dan su color morado característico a temperaturas inferiores a los 300 °C. Lo más habitual es encontrar la amatista tapizando el interior de ágatas en forma de geodas, a veces gigantescas. También se pueden encontrar en forma de drusas (cristales que recubren la superficie de una piedra) o en filones, acompañada de otros minerales.
Los principales yacimientos se encuentran en los Urales, Alemania, oeste de Australia, Zambia, Brasil, departamento de Artigas en Uruguay, Estados Unidos, Canadá, India, Sri Lanka, Bolivia, España, Argentina y en Túnez.
Cuando es de color vivo e intenso, la amatista es la variedad del cuarzo más apreciada. Las amatistas más perfectas se tallan para joyería, y el resto se utiliza para hacer objetos de arte o directamente, como ejemplares minerales, para decoración o coleccionismo.
Debido a su difusión como gema, existen varios términos utilizados en joyería para describir las distintas tonalidades de la amatista. “Rosa de Francia” se refiere a la amatista de color lila claro, mientras que “siberiana” es la amatista de color violeta intenso con destellos rojos, la variedad más apreciada. También existen gemas que son una mezcla natural con zonas entre amatista y citrino, a las que se les ha dado el nombre de Ametrino o bolivianita. Por último, la amatista calentada, que adquiere una tonalidad amarillenta, se suele comercializar como citrino (una variedad de cuarzo de color ámbar escasa en forma natural).
El nombre ‘amatista’ proviene del griego amethystos (no borracho), ya que esta piedra era considerada un potente antídoto contra la embriaguez.
La amatista se conoce desde hace miles de años, pues ya en el antiguo Egipto se utilizaba para crear joyas, sellos personales y tallas. En la Edad Media, el cristianismo adoptó la amatista como símbolo de renuncia a los bienes terrenales y castidad, y todavía hoy la llevan en forma de anillos muchos cardenales y obispos. La amatista simboliza además la sabiduría divina.[cita requerida]
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