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Amianto



El asbesto, también llamado amianto,[1]​ es el nombre de un grupo de seis minerales metamórficos fibrosos, compuestos de silicatos de cadena doble. Los minerales de asbesto tienen fibras largas, resistentes y lo suficientemente flexibles como para que se puedan separar y entrelazar. Además, resisten altas temperaturas, siendo excelentes aislantes térmicos.[2]

Debido a sus características, el asbesto ha sido usado en gran variedad de productos manufacturados, principalmente materiales de construcción (para recubrimiento de tejados, baldosas y azulejos, productos de papel y productos de cemento con asbesto), productos de fricción (embrague de automóviles, frenos, componentes de la transmisión), materias textiles termorresistentes, envases, paquetería y revestimientos, equipos de protección individual, pinturas, productos de vermiculita o de talco.

Los estudios arqueológicos han encontrado evidencia de que el asbesto se usó ya en la Edad de Piedra para fortalecer macetas de cerámica,[3]​ pero la minería a gran escala comenzó a fines del siglo XIX cuando los fabricantes y constructores comenzaron a usar el asbesto por sus propiedades físicas deseables.

Sin embargo, el asbesto representa un peligro para la salud bien conocido. La inhalación de fibras de asbesto puede conducir a varias afecciones pulmonares graves, al respecto las autoridades médicas demostraron que los productos relacionados con el asbesto/amianto provocan asbestosis y cáncer con una elevada mortalidad desde 1906.[4]​ A principios de la década de 2000 empezó a prohibirse en los países desarrollados y su uso quedó totalmente prohibido en la Unión Europea desde 2005. En algunos países en vías de desarrollo se continúa utilizando.[5]

El asbesto se usó ampliamente durante el siglo XX hasta la década de 1970, cuando el reconocimiento público de los peligros para la salud del polvo de asbesto llevó a su ilegalización en la construcción convencional y en la protección contra incendios en la mayoría de los países.[6]​ A pesar de esto y en parte porque las consecuencias de la exposición pueden tardar décadas en surgir, se cree que al menos 100.000 personas al año mueren a causa de enfermedades relacionadas con la exposición al asbesto.[7]

A pesar de la gravedad de las enfermedades relacionadas con el asbesto, el material se ha utilizado ampliamente en todo el mundo, y se cree que la mayoría de los edificios anteriores a la década de 1980 contenían asbesto.[8]​ Muchos países en desarrollo también apoyan el uso de asbesto como material de construcción, y la extracción de asbesto está en curso, con el principal productor Rusia produciendo alrededor de un millón de toneladas en 2015.[7]

Asbesto es el nombre asignado a un grupo de seis materiales fibrosos diferentes (minerales fibrosos o variedades fibrosas de minerales que no lo son) que se encuentran en la naturaleza[9][10][11][12]​:

Todos estamos expuestos a muy pequeñas cantidades de asbesto, generalmente de «crisotilo», en el aire que respiramos. Por regla general, la cantidad que se registra en interiores que no son centros de trabajo es parecida a la del aire ambiente.[13]​ Se ha determinado que las cantidades que se encuentran en el aire de las zonas residenciales cercanas a los centros industriales son más o menos las mismas que en las zonas urbanas, y a veces ligeramente superiores. La incidencia de la exposición natural al asbesto en el desarrollo de posteriores enfermedades se considera inapreciable, excepto en el caso de poblaciones próximas a lugares de extracción de asbesto, donde se ha constatado una mayor incidencia de enfermedades relacionadas con ese asbesto.

Las excelentes propiedades que presenta el amianto (aislantes, mecánicas, químicas e ignífugas) y su relativo bajo coste, pueden explicar sus numerosas aplicaciones industriales, así como el hecho de que figure, o haya figurado durante muchos años, en la composición de muchísimos productos o acabados industriales. Además, existen numerosos yacimientos en todo el planeta y su costo de extracción es bajo.

Debido a estas características, se ha utilizado masivamente en diversos sectores: como material de construcción en tejas, baldosas, azulejos, papel o cemento; en la fabricación y reparación de automóviles, camiones y tractores (embragues, frenos, juntas o componentes de la transmisión); en la fabricación, reparación y mantenimiento de materiales ferroviarios; en la construcción naval, reparación y desguace de barcos; en la siderurgia; en el sector eléctrico (centrales térmicas y nucleares) y en diversos materiales textiles, envases, revestimientos, o iluminador en faroles. Con la excepción del crisotilo, todas las formas de amianto son muy resistentes a los ácidos y a los álcalis y todas se descomponen a altas temperaturas (800-1000 °C) y por ello se han utilizado para la protección ignífuga de estructuras metálicas, trajes de bomberos. Por ejemplo, la «crocidolita» se empleaba en la fabricación de tuberías de presión, así como reforzante de plásticos por su gran resistencia mecánica.

El «crisotilo», también conocido como «amianto blanco», es la fibra de amianto de mayor utilización y representa el 94% de la producción mundial. La industria de fibrocemento es con mucho el principal usuario de fibras de crisotilo y representa cerca del 85% del uso total.[14]

Los efectos del asbesto sobre la salud son conocidos desde hace mucho tiempo, pues ya en el siglo I, Plinio el Viejo, en Roma, describía la enfermedad de los pulmones de los esclavos que tejían ropa de asbesto.[15]

Los antiguos alquimistas creían que las extraordinarias fibras del asbesto procedían de «los cabellos de míticas y tóxicas salamandras resistentes al fuego» y lo llamaron «lana de salamandra». La mortífera sustancia que segregaba la salamandra envenenaba árboles frutales y las aguas de los ríos y pozos. Se dice que 2000 caballos y 4000 hombres de Alejandro Magno perecieron en la India tras beber en un arroyo envenenado por una salamandra.[16]

Carlomagno poseía un mantel de fibras de amianto, con el que impresionaba con actos de fuego a sus huéspedes y comensales, que limpiaba y blanqueaba simplemente con introducirlo en la hoguera.[17]

Durante la segunda mitad del siglo XIII, el explorador Marco Polo visitó minas de asbesto en China describiendo el proceso de extracción del mineral, descartando así definitivamente los mitos y eliminando la antigua leyenda de la salamandra.[17]

Fue en 1906 en Londres (Inglaterra) cuando fue descrito el primer caso conocido de «fibrosis pulmonar por asbesto» en una trabajadora de 33 años, del área de cardado de una fábrica textil.[15]

Desde 1935 se conocen los primeros trabajos que relacionan científicamente la exposición al asbesto y el cáncer de pulmón, y en 1947 se describen los mesoteliomas de pleura y peritoneo. Hoy día se reconoce que el amianto es la más conocida de las sustancias industriales relacionadas con el cáncer de pulmón.[15]

Actualmente se tiene absoluta certeza de tres tipos de cáncer producidos por exposición al amianto: asbestosis, cáncer del pulmón y mesotelioma.[18]​ No se reconoce una cantidad mínima del agente causal por debajo de la cual un expuesto pueda considerarse seguro. El cáncer de pulmón en trabajadores expuestos llega a ser hasta 10 veces más frecuente que en la población general.

El asbesto ocasiona enfermedad cuando es inhalado. La ingestión o el contacto con la piel no son vías de ingreso demostradas como causa de enfermedad. Las fibras de amianto son de tamaño microscópico, se desprenden con facilidad, no se disuelven con agua pero se pueden desplazar por el aire, ingresando al pulmón con cada inspiración que se haga en un ambiente contaminado.

Las fibras de asbesto pueden pasar al aire o al agua en el medio ambiente a causa de la degradación de depósitos naturales o de productos de asbesto manufacturados. Las personas que trabajan en industrias que fabrican o usan productos de asbesto o que trabajan en la minería de asbesto, pueden estar expuestas a altos niveles de asbesto. Las personas que viven cerca de estas industrias también pueden estar expuestas a altos niveles de asbesto en el aire. Las fibras de asbesto pueden liberarse al aire al manipular materiales que contienen asbesto durante el uso del producto, como por ejemplo en demoliciones, mantenimiento, reparación y renovación de edificios o viviendas. En general, la exposición sucede cuando el material que contiene asbesto es perturbado de manera tal que libera partículas o fibras al aire.

Las partículas de asbesto no se evaporan al aire ni se disuelven en agua, pueden permanecer suspendidas en el aire por largo tiempo y ser transportadas largas distancias por el viento y el agua antes de depositarse. Las fibras y partículas de mayor tamaño tienden a depositarse más rápidamente. El agua potable puede también contener asbesto, por ejemplo, procedente de tuberías de fibrocemento que contienen asbesto.

Las fibras de asbesto no pueden movilizarse a través del suelo. Generalmente no son degradadas a otros compuestos y permanecerán virtualmente inalteradas por largo tiempo.

Estas enfermedades tienen un largo «tiempo de latencia» (tiempo que transcurre entre la inhalación de la fibra y la aparición de la enfermedad) que puede superar los 30 años. Así, por ejemplo, en Alemania, como en muchos otros países, se han elaborado curvas de seguimiento uso/enfermedad, dando como resultado que, a pesar de haber interrumpido el uso del asbesto en los años noventa, el mayor número de enfermedades se espera para dentro de 20 años. En Estados Unidos en el año 2000 fallecieron 1.493 personas por cáncer de pulmón relacionado con la exposición al amianto (o asbestosis), frente a las 77 de 1968, siendo en el mismo año 2000 la principal causa de muerte por enfermedad profesional en el Reino Unido. Los casos de cáncer de pulmón relacionados con la exposición al amianto, denominado MPM (Mesotelioma Pleural Maligno), aumentarán en España hasta el medio millar al año a partir de 2015. Actualmente se registran en España entre 250 y 300 casos anuales de MPM, un tipo de cáncer de extrema mortalidad, que en un 85 por ciento de los casos se vincula a la exposición laboral al amianto.

El asbesto afecta principalmente a los pulmones y a la membrana que envuelve a los pulmones, la pleura. El amianto/asbesto provoca principalmente dos tipos de enfermedades: cáncer y asbestosis

Respirar bajos niveles de fibras de asbesto por largo tiempo o tener exposición corta a altos niveles de asbesto, pueden producir lesiones que parecen cicatrices en el pulmón y en la pleura. Esta enfermedad se llama asbestosis; fue la primera enfermedad pulmonar que se relacionó con el amianto y puede producir incapacidad y muerte.[19][20]

Se define como una fibrosis intersticial difusa de los pulmones, derivada de la exposición al polvo de amianto y, por lo tanto, se presenta comúnmente en trabajadores expuestos al asbesto. Las personas con asbestosis, debido a esas cicatrices en el pulmón, tienen dificultad para respirar, a menudo tiene tos, y en los casos graves sufren dilatación del corazón.

Respirar niveles de asbesto más bajos puede producir alteraciones en la pleura, generando las llamadas «placas». Las placas pleurales pueden manifestarse en trabajadores y ocasionalmente en gente que vive en áreas con altos niveles ambientales de asbesto. Los efectos de las placas pleurales sobre la respiración generalmente no son serios, pero la exposición a niveles más altos puede producir un engrosamiento de la pleura que puede restringir la respiración.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS), la Organización Mundial de la Salud (OMS/WHO) y la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency - EPA) de los EE. UU. han determinado que el asbesto es carcinógeno para seres humanos.

Se sabe que respirar aire con asbesto puede aumentar el riesgo de cáncer en seres humanos. Hay dos tipos de cáncer producidos por exposición al asbesto: cáncer de pulmón y el mesotelioma.

Los primeros informes que relacionaban el cáncer de pulmón y el asbesto datan de 1935.[21]​ El cáncer producido por el asbesto no aparece inmediatamente, sino que se manifiesta después de varios años (el mesotelioma pleural suele tener un tiempo de latencia de 20 a 40 años). Los estudios en trabajadores sugieren también que respirar asbesto podría aumentar las posibilidades de contraer cáncer en otras partes del cuerpo (estómago, laringe, intestino, esófago, páncreas y riñones). La identificación y el tratamiento tempranos de todo cáncer pueden aumentar la calidad de vida y la supervivencia de la persona.

Los síntomas habituales son: pérdida de apetito y de peso, cansancio, dolor torácico, hemoptisis o expectoración de sangre y dificultad respiratoria.

Se planteó que la combinación de exposición al asbesto y al humo de cigarrillo aumentaba considerablemente las posibilidades de contraer cáncer de pulmón, aunque se considera en esta combinación al asbesto como el principal causante de la muerte, por encima del hábito tabáquico. Generalmente las empresas productoras se escudan, aún en la actualidad, en la posible incidencia del tabaquismo en el desarrollo del cáncer, pues la mayoría de la población fabril era fumadora en las épocas de mayor utilización del amianto. Diversas sentencias judiciales han descartado, dependiendo de los niveles de exposición, que la incidencia del hábito tabáquico sea superior a la del amianto para el desarrollo del cáncer de origen laboral.

Multitud de muertes por cáncer, que anteriormente se diagnosticaban sólo como debidos a cánceres de pulmón, se consideran actualmente producidas por el asbesto, pero solo si se realiza una correcta autopsia del fallecido, por lo que las estadísticas al respecto no son del todo fiables.[22]

Existe controversia acerca de si el crisotilo tiene mayor o menor potencia cancerígena que el resto de variedades del amianto[23]

Según unos informes médicos, en el pueblo barcelonés de Sardañola del Vallés (España) el rastro letal del amianto producido por la empresa Uralita ha dejado en la zona 149 casos de enfermedades mortales desde 1997.[24]

El mesotelioma pulmonar es un tumor maligno primario de las superficies mesoteliales, que suele afectar a la pleura y, en un menor número de casos, al tejido que envuelve la cavidad abdominal (el peritoneo).

Se pueden medir niveles bajos de asbesto en orina, heces, líquidos mucosos o en lavados pulmonares de la población general. Los niveles mayores que el promedio tolerado de fibras de asbesto en tejidos pueden confirmar la exposición, pero no pueden predecir si afectarán a la salud.

Para evaluar enfermedades relacionadas con la exposición al asbesto, se necesita un historial médico completo, un examen físico y pruebas de diagnóstico. La radiografía de tórax es la mejor herramienta para detectar en los pulmones cambios que resultan de la exposición al asbesto. Pruebas de la función pulmonar y sondeos computerizados en tres dimensiones del pulmón también ayudan en el diagnóstico de enfermedades relacionadas con el asbesto.

Hoy día, gracias a los avances médicos, es posible realizar controles a las personas expuestas al amianto y detectar precozmente las enfermedades derivadas de dicha exposición, lo que posibilita una intervención rápida de extirpación del tumor o la radioterapia de la zona afectada; los métodos de detección que seguidamente se detallan son usuales y cotidianos en cualquier hospital de los países más desarrollados, por lo que deberían formar parte del chequeo rutinario y periódico de toda persona expuesta:

En un corte transversal o en lugares dañados de un material con posible contenido en asbesto/amianto, se puede observar si se trata de un material sospechoso de generar peligro potencial, fijándonos en si dicho material está compuesto por fibras.

Si usted es un particular y encuentra algún material sospechoso de contener asbesto, debe ponerse en contacto con una empresa especializada que le informará sobre cómo actuar con las medidas de seguridad adecuadas. Conocer los productos[25]​ en los que se ha usado amianto puede ayudar a identificarlo. La única forma de asegurar que un determinado material contiene amianto es mediante un análisis en un laboratorio especializado.

En 1991 el Banco Mundial estipuló, como política, su preferencia de no financiar la manufactura o el uso de productos que contengan asbesto.

El asbesto/amianto (en sus cinco formas anfibólicas: amosita, antofilita, actinolita, crocidolita y tremolita) está prohibido por el Convenio de Róterdam, firmado por más de cien países,[26]​ no sin cierta polémica con los países que todavía exportan asbesto[27]​ El asbesto de crisotilo es el primer producto químico que ha enfrentado una significativa oposición en la convención de Róterdam. Muchos observadores expresaron su preocupación de que esta decisión puede sentar un precedente para futuras discusiones sobre productos químicos económicamente importantes, temiendo que los intereses económicos y comerciales puedan superar preocupaciones ambientales y sanitarias. «Las objeciones de Canadá y de Rusia para enlistar los asbestos de crisotilo son vergonzosamente egoístas, protegiendo a exportadores domésticos interesados en la venta de este peligroso químico en el exterior» dijo Clifton Curtis, director del Programa Global de Productos Tóxicos de WWF. El gobierno canadiense defendió su acción, al decir «Si es agregado (a la lista), puede ser percibido por algunos países como señal de que el crisotilo es prohibido». Los productos químicos en la lista se pueden exportar solamente de un país a otro con el permiso del gobierno del estado de importación.[28]

En todo el mundo, 67 países y territorios (incluidos los de la Unión Europea) han prohibido el uso de amianto. Se permiten exenciones para usos menores en algunos países enumerados; sin embargo, todos los países enumerados deben haber prohibido el uso de todo tipo de asbesto.[29][30][31]

El punto inicial de la lucha por la salud frente al Asbesto en Perú se da en el año 1989 a partir del Diagnóstico Médico de cuatro casos de trabajadores afectados de asbestosis. Además, a principios de los años noventa se efectúan denuncias por violación a las leyes de salud y seguridad en el trabajo, propuestas en pliegos, cambios de puesto a afectados, controles médicos con conocimiento y entrega de los resultados a los trabajadores, localizando casos de asbestosis en diversas empresas del Perú (20 en Eternit, 4 en Frenosa, 2 en Indutex y 10 en Repsa). Esto devino en una demanda penal por delitos contra la vida y la salud promovida por el sindicato obrero. Posteriormente, en el año 2000 estudios realizados a 197 trabajadores y ex trabajadores expuestos al asbesto, dio que más del 60% sufría de Asbestosis y un 13% presentaba signos radiológicos de la exposición, en tanto el 7% presentó procesos obstructivos y los aparentemente sanos solo representaban un 19%.[32]

En el 2005, la Dirección General de Salud Ambiental del Ministerio de Salud presentó un proyecto de Decreto Supremo para aprobar un reglamento de Prohibición de Asbesto en todas sus variedades y regulación de los procesos de remoción, amparándose en la Ley N° 26842, Ley General de Salud, que en su artículo 97° establece que "cuando la importación, fabricación, transporte, almacenamiento, comercio y empleo de una sustancia o producto se considere peligroso para la salud de la población, el Estado debe establecer las medidas de protección y prevención correspondientes".[33]​ Sin embargo, debido a que el proyecto de reglamento se basaba en suplir un vacío legal que no especificaba al asbesto como tal, se desestimó hasta considerar la propuesta de una ley específica como base.

Finalmente, el 21 de enero del 2011 el Congreso de la República del Perú aprueba la Ley que prohíbe el asbesto anfíboles y regula el uso del asbesto crisotilo (Ley Nº 29662). Indicando que a partir del 1 de julio de 2011 estaría prohibido la posesión, elaboración, exportación, importación, distribución, manufactura y cesión de todas las variedades de fibras de asbesto anfíboles, regulando la producción, comercialización y uso del asbesto crisotilo en todo el territorio nacional por ser cancerígenos.[34][35]

Sin embargo, recién en el año 2014 el Congreso de la República declaró y aprobó el reglamento de la ley para entrar en operación mediante el Decreto Supremo Nº 028-2014-SA.[36]

La plenaria de la Cámara de Representantes de Colombia aprobó en último debate, el 11 de junio de 2019, la prohibición del uso de este material en el territorio nacional a partir del 1 de enero de 2021.[37]

La plenaria del Senado de Colombia aprobó en último debate, el 17 de junio de 2019, la conciliación del proyecto de ley que prohíbe desde la explotación hasta la exportación del asbesto en el país a partir del 1 de enero de 2021.[38]

La Presidencia de Colombia sanciona el 11 de julio de 2019, la Ley que prohíbe el uso del asbesto en Colombia desde el 1 de enero de 2021.[39]

Debido a la peligrosidad del material, en Estados Unidos la manipulación del asbesto corre habitualmente a cargo de trabajadores muy especializados con salarios que rondan entre 24$ y 55$ la hora, entre 53000$ a 123000$ anuales (2016).[40]

La EPA establece que la eliminación de cualquier residuo de asbesto debe hacerse mediante métodos muy cuidadosos. En caso de que esto no ocurra, la EPA tiene jurisdicción federal (como el FBI) y las penas que resultan de ello tienen categoría de delito grave.

La incidencia judicial de las demandas de responsabilidad en Estados Unidos llevó a la quiebra de las principales empresas productoras, algunas se declararon insolventes en virtud del llamado «Epígrafe 11», relativo a la quiebra financiera, por la cual un Tribunal puede aprobar la reorganización de la deuda mientras la compañía sigue operando. El costo global de la cobertura de las víctimas de estas afecciones es tan elevado que desequilibra peligrosamente los regímenes de indemnización de enfermedades profesionales.

En Estados Unidos, casi cincuenta mil personas por año presentan una denuncia a causa de enfermedades provocadas por el amianto. Las empresas aseguradoras estadounidenses gastaron 21.600 millones de dólares en estas enfermedades hasta el año 2000. Además, las empresas acusadas debieron desembolsar 32 mil millones de dólares. Las solicitudes de indemnización podrían alcanzar los 260 mil millones de dólares en EE.UU.[41]

El asbesto volvió a ser tema de polémica tras los atentados del World Trade Center en Nueva York del 11 de septiembre de 2001, en los que, tras el derrumbe de los edificios, se liberaron varias decenas de miles de kilogramos de este material pulverizado a la atmósfera.

Los Gobiernos francés y alemán destinan, cada uno, más de mil millones de euros por año a la indemnización de enfermedades derivadas del amianto.[41]

La propia Comisión Europea habla de una epidemia de 500.000 muertes en los próximos años, una cantidad 10 veces superior a la de accidentes de trabajo.[42]​ Se estima que el cáncer por exposición al amianto provocará más de 200.000 muertes durante la próxima década en el Reino Unido.[43]

El 4 de mayo de 1999, la Comisión Técnica de la Unión Europea aprobó la prohibición de uso de cualquier tipo de amianto a partir del 1 de enero de 2005 para aquellos países que todavía no lo prohibieron, y en el año 2006 la UE inició una campaña contra el amianto bajo el expresivo lema: «¡El amianto es mortal!».

En virtud de una directiva de la Unión Europea (UE), todos los Estados Miembros han debido prohibir la comercialización y el uso de cualquier tipo de asbesto.

En España comienza a utilizarse sin ningún control a partir de los años cuarenta,[44]​ con el nivel de uso más alto en la década de los setenta tras el despegue industrial, continuando su empleo en actividades muy concretas hasta el año 2001, en que se prohíbe totalmente su utilización.

La mayoría de edificios construidos en España entre 1965 y 1984 contienen amianto, bien en sus elementos de construcción o bien en sus instalaciones. Algunos expertos estiman que los ciudadanos de España viven entre tres millones de toneladas de amianto. Numerosas empresas introdujeron en España productos realizados con amianto[45]

Tanque de agua fabricado con amianto.

Techo realizado con amianto. En España conocido por su marca comercial, uralita.

Construcción que utiliza techo con amianto, conocido como uralita o fibrocemento.

Techo de uralita o fibrocemento.

Los casos de cáncer de pulmón relacionados con la exposición al amianto, denominado MPM (mesotelioma pleural maligno), aumentarán en España hasta el medio millar al año, a partir de 2015; actualmente se registran en España entre 250 y 300 casos anuales de MPM, un tipo de cáncer de extrema mortalidad, que en un 85% de los casos se vincula a la exposición laboral al amianto y frente al que, hasta ahora, no existía ningún tratamiento farmacológico pese a que sólo un 5% de los afectados son susceptibles de ser intervenidos quirúrgicamente.[46]

Actualmente, debido al excesivo tiempo que tarda el cáncer en manifestarse, los fallecimientos se deben a personas que trabajaron con este material hace décadas en industrias de fundición, navales..., en algunas zonas industriales como Ferrol (Galicia),[47]Oviedo (Asturias)[48]​ siendo Cartagena la ciudad de España con mayor incidencia de Mesoteliomas,[2] y ciertas zonas del País Vasco, donde el incremento de cáncer se ha disparado en los últimos años, siendo superior a la media nacional, aumentándose cada año el número de casos en los que se reconoce la incidencia del amianto en el desarrollo del cáncer.[49][50][51][52]​ Judicialmente se empiezan a reconocer ciertos derechos a los afectados y a los familiares de los fallecidos.[53]

La regulación en España relacionada con el amianto se inició ya en 1940 y desde 1947 era obligatorio para las empresas realizar controles de los niveles de exposición de los trabajadores al amianto. La normativa básica es el Reglamento sobre trabajos con riesgo de amianto, aprobada por una orden ministerial en 1984, que se complementa posteriormente con normas complementarias y algunas modificaciones.

De acuerdo con el R.D. 363/1995, relativo a notificación de sustancias nuevas y clasificación, envasado y etiquetado de sustancias peligrosas, el amianto está incluido en la lista armonizada contenida en el anexo I y clasificado como tóxico y cancerígeno de categoría 1 y tiene asignadas las frases R y S siguientes:

En diciembre de 2001 España se adelantaba mediante la Orden Ministerial de 7 de diciembre de 2001 al plazo máximo previsto hasta 2005 por la UE, para prohibir la comercialización y utilización de crisotilo (amianto blanco) que era el único tipo que todavía seguía siendo utilizado en España, sobre todo en la forma de fibrocemento o uralita, puesto que otras variedades como el «amianto azul» y el «amianto marrón», fueron prohibidas en España en 1984 y 1993 respectivamente.

Pese a las distintas prohibiciones y regulaciones numerosas empresas continuaron en España utilizando amianto en materiales de protección personal como guantes o delantales termo-resistentes, entre otros, que facilitaban a sus trabajadores.[54]

Obligaciones del empresario del amianto: Pese a la prohibición del amianto, existe una normativa profusa que regula las obligaciones de seguridad que deben respetar trabajadores y empresarios. En cuanto a las empresas que realizan trabajos con riesgo de exposición al amianto, tienen la obligación de inscribirse en un registro especial y presentar un plan de trabajo detallado antes de acometer cualquier obra que implique la manipulación de este material y por supuesto al obligado cumplimiento del resto del Reglamento de Trabajos con Riesgo por Amianto:

El Real Decreto 396/2006, de 31 de marzo, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud aplicables a los trabajos con riesgo de exposición al amianto es la norma más actual (norma de ámbito laboral) . Establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud para la protección de los trabajadores contra los riesgos derivados de la exposición al amianto durante el trabajo, así como la prevención de tales riesgos. Se recomienda retirar el amianto cuando termina su vida útil. Para ello, antes del comienzo de cada trabajo con riesgo de exposición al amianto incluido en el ámbito de aplicación de este real decreto, el empresario deberá elaborar un plan de trabajo.

Según varios estudios de la OMS y de convenios internacionales que urgen a evitar la producción del asbesto, destacó que este país es uno de los seis en Latinoamérica que han vetado este material natural, altamente cancerígeno y que también afecta al medioambiente.[55]

En República Dominicana, la legislación en materia de seguridad y salud en el trabajo no dispone de una norma específica mediante la cual se regule la protección de la seguridad y salud de los trabajadores frente a los riesgos derivados de la exposición al amianto.

La razón de ello es que el tratamiento preventivo de la gestión del amianto viene enmarcada dentro de las obligaciones aplicables a los productos químicos en general, dentro de la Parte 3 del Título I de la Resolución nº 04/2007, del 30 de enero de 2007, por la que se establecen las Condiciones Generales y Particulares de Seguridad y Salud en el Trabajo.

Ahora bien, dentro del apartado relativo a la gestión preventiva de los agentes químicos en general, se encuentran disposiciones que hacen referencia explícita al amianto, viniendo reguladas en el punto 3.2.8 de la Parte 3 del Título II de la Resolución. En este apartado se establecen los valores límites de exposición laboral al amianto, siendo éstos:

• Crisólito: 0,60 fibras por centímetro cúbico.

• Resto de variedades del amianto: 0,30 fibras por centímetro cúbico. Se incluyen dentro de esta categoría las mezclas que contengan crisólito.

La norma también dispone una serie de prohibiciones en cuanto al uso del amianto. Queda prohibida la utilización de cualquier variedad de amianto por medio de proyección, especialmente por atomización, así como toda actividad que implique la incorporación de materiales de aislamiento o de insonorización de baja densidad (inferior a 1 g/cm³) que contengan amianto. También se prohíbe la utilización de la variedad crocidolita o amianto azul.[56]

Hacia 1900, la cantidad extraída en el mundo era de alrededor de 30 000 toneladas anuales. La explotación de amianto aumentó constantemente hasta alcanzar un pico en 1975, año en que se extrajeron casi cinco millones de toneladas. Tras los escándalos en 1995 bajó a tres millones de toneladas.

Hoy día países como Canadá y Zimbabue (que son los dos mayores exportadores), así como también China, Rusia, Perú y Brasil,[57][58]​ siguen comerciando y enviando asbesto a otras partes del mundo, siendo sus trabajadores afectados por las enfermedades que provoca.

Pese a que Canadá fue uno de los primeros países en prohibir la manipulación del amianto con una severa regulación, en la actualidad es uno de los principales exportadores a países que inician su desarrollo y en los que no existe legislación restrictiva de estos productos como India y sus respectivos mercados y zonas de influencia. Dicha actitud ha generado numerosas protestas internacionales.[59]

Otros países desarrollados llevan también a reciclar su asbesto a países en vías de desarrollo[60]

Debido a la incidencia del amianto en las muertes de trabajadores expuestos, existen organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan por la defensa de sus derechos y los de sus familiares.



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