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Antonio Mora Vélez



Antonio Mora Vélez (1942) es un escritor, gestor cultural, periodista de opinión y profesor universitario colombiano. Considerado uno de los padres de la ciencia ficción colombiana.[1]

Nace en la ciudad de Barranquilla (Colombia) el 14 de julio de 1942, hijo único de Rosa Elena Vélez Sánchez y Pedro Mora Osorio, pero vive su infancia entre las ciudades de Cartagena y Calamar, población donde su madre vende dulces y su padrastro maneja un juego de ruleta, actividades que le permiten estudiar sus primeros tres años de escuela primaria. En el año 1956, debe suspender su educación para mudarse a la ciudad de Montería (Colombia), en donde sus padres consiguen trabajo en el mercado de la ciudad. En una entrevista reciente, Mora Vélez explica cómo pudo forjarse su interés por la ciencia ficción viviendo en condiciones de extrema pobreza y viajando entre poblaciones alejadas del mundo moderno:

A comienzos de los años 1960, Mora Vélez tiene sus primeros contactos con el comunismo y, en 1961, empieza a ser parte de la organización Juventud Comunista (JUCO) y, más tarde, del Partido Comunista Colombiano (PCC). Al mismo tiempo, consigue trabajo como locutor en una emisora de radio local, en donde también hace sus primeras apariciones como cantante, según lo describe en su artículo No quise ser cantante.[2]​ En 1963, ingresa al movimiento político Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), de Alfonso López Michelsen, practicando la llamada "doble militancia". En el año de 1964 decide regresar a los estudios y, un año después, obtiene el grado de bachiller en el Colegio Nacional José María Córdoba y es escogido como el mejor bachiller del departamento de Córdoba, recibiendo como premio el viaje por Colombia que patrocinaba una empresa nacional. Sus recuerdos de la época, y de su contacto con personajes históricos de la política y las letras, quedarán plasmados en su novela histórica A la Hora de las Golondrinas, publicada en la web en el 2006. En el año 1966 regresa a la ciudad de Cartagena, en donde estudia la carrera de Derecho hasta el año 1970, mientras trabaja como profesor de Filosofía (1967-1969). Es en este contexto donde comienza su actividad literaria. Dice Mora Vélez:

Sus inicios en la literatura pueden rastrearse en las anécdotas narradas ante diferentes medios de comunicación : "...por los tiempos en que apenas iniciaba mis estudios de Derecho, conocí al escritor y maestro Manuel Zapata Olivella. Aceptó a reunirse con nosotros, los integrantes de un grupo de jóvenes escritores, en una tertulia realizada en la cafetería de la Universidad de Cartagena. En ella le mostré mi cuento “Viernes Negro”, uno de mis primeros cuentos, de corte realista y social, que fue publicado por la citada universidad en el folleto “Tres cuentos y tres cuentistas” (Cartagena, 1968). Lo leyó y me dijo: Este cuento no es auténtico porque está escrito desde afuera. Para que el cuento refleje cabalmente el drama que el autor quiere mostrar, debe ser escrito desde adentro, viviendo la realidad que le sirve de referente”.[3]

Sus inicios en la ciencia ficción son narrados en el prólogo de su primer libro de cuentos por el prologuista José Luis Garcés González, de la siguiente manera:

Se gradúa como Abogado en el año 1971 y trabaja como juez en el municipio de Tierralta (Colombia. Su experiencia como juez y la situación del campo colombiano en la época quedarán registradas en la novela autobiográfica Un juez llamado Sebastián Reyes, que sería finalista del concurso "Plaza y Janés" del año 1991. En 1972 contrae matrimonio con Idalia Ortiz Nieto y en 1973 regresa a la ciudad de Montería a trabajar como Secretario General de la Universidad de Córdoba. En esta institución trabajaría hasta 1993, como profesor de Filosofía, Director del Departamento de Humanidades y Decano de la Facultad de Educación.

A mediados de los años 1970, serias incompatibilidades comienzan a aparecer entre la vida literaria y la vida política. En un momento de la historia nacional donde el revolucionario se debate entre la vía política y la lucha armada, Mora Vélez abandona la escena política. En su novela A la hora de las golondrinas, cuando uno de sus personajes es abordado para convencerlo de la combinación de "formas de lucha", Mora Vélez responde en boca de su personaje: "No, camarada... La tesis de la combinación de las formas de lucha de masas, en mi opinión, apunta a un desenlace sangriento de este proceso. La burguesía va a hacer lo mismo. Va a combinar la democracia aparente con la violencia sin nombre y entonces en las filas de los cuadros legales de las ciudades no va a quedar títere con cabeza, y yo quiero conservar la mía".[5]​ La situación de ruptura es descrita por su colega José Luis Garcés González de la siguiente manera:

La hostilidad hacia sus escritos de ciencia ficción no sólo viene de la izquierda colombiana sino de los círculos literarios. Uno de los críticos más cercanos fue el escritor colombiano Manuel Zapata Olivella. En palabras de Mora Vélez:

Entre los años 1975 y 1979 publica las columnas "La Esquina Izquierda" y "Panorama Internacional" en el diario "Poder Costeño". En el año de 1975, funda el grupo literario El Túnel, aprovechando un concurso de cuentos organizado por la Universidad de Córdoba, que ganaría el entonces estudiante Leopoldo Berdella de la Espriella y del que serían finalistas los también estudiantes José Luis Garcés González, Gustavo Abad y Nelson Castillo, y el médico Omar González. "El Túnel" se convertiría en una de las instituciones culturales más importantes de la Costa Caribe Colombiana durante finales de los setenta y los ochenta. Así ha descrito Mora Vélez la formación del grupo:

En el año de 1976 se reúne con otro grupo de educadores, con el fin de crear la primera Universidad en el vecino Departamento de Sucre; este proyecto solo se materializaría hasta el año 1987 cuando inició labores la "Corporación Universitaria del Caribe" (CECAR), que a partir de los años 90 se convertiría en la mayor universidad de la región.

Entre 1975 y 1985, reparte sus energías entre el grupo El Túnel y la "Casa de la Cultura" de Montería. A la vez que cumple un importante papel de gestor cultural, esta labor lo motiva a reencontrarse con la literatura. En el año de 1979 publica su primer libro de cuentos, titulado "Glitza", que contiene sus cuentos de los años 70 y 71. Al año siguiente, aparece Cuentos de El Túnel, la antología de los miembros del grupo literario. El grupo "El Túnel" nace como una tertulia y luego se expande a una revista literaria (Revista "El Túnel"),[7]​ una antología de cuentos de los diez miembros iniciales (Cuentos de El Túnel)[8]​ y la publicación de los libros de sus integrantes: Los diez miembros iniciales publicarían treinta obras literarias entre 1975 y 1990,[6]​ al tiempo que se constituyen en el principal referente para los escritores de la región. Sus integrantes ganarían varios concursos a nivel nacional: "Error de apreciación" de Mora Vélez gana el concurso "Ekuóreo" de cuento corto de 1981, "Juan Sábalo" de Berdella gana el concurso Enka de literatura infantil de 1983, "Entre la soledad y los cuchillos" de Garcés es finalista del concurso "Plaza y Janés" en 1985, "Vestido nuevo y otros amores" de Castillo gana el concurso de la Lotería de Bolívar 1985, un guion para televisión de Garcés se convierte en la famosa telenovela Caballo Viejo. Así, Mora Vélez se ubica en el centro del movimiento literario que se da en Córdoba en los 70s y 80s, y que deja al mundo nombres como Manuel Zapata Olivella, David Sánchez Juliao, Raúl Gómez Jattin, Juan Gossaín, Guillermo Valencia Salgado, Leopoldo Berdella de la Espriella, José Luis Garcés González y otros. Su relación con Zapata Olivella,[3]Valencia Salgado, René Rebetez y Gómez Jattin[9]​ puede vislumbrarse en los artículos publicados tras la muerte de los mismos.

En 1982, publica su segundo libro de cuentos, titulado El Juicio de los Dioses y, entre 1983 y 1984, escribe su columna de opinión en el periódico "El Espectador-Costa". En 1984, participa de la fundación de la "Unión Nacional de Escritores" en la ciudad de Ibagué (junto con otros escritores cordobeses como Zapata Olivella, Sánchez Juliao, Berdella y Garcés). Para el año 1985, tensiones con el escritor Garcés lo obligan a abandonar definitivamente el grupo "El Túnel".

En el año 1986, fuera de "El Túnel", publica su tercer libro de cuentos de ciencia ficción, titulado Lorna es una Mujer, tras el cual hará un nuevo receso en la literatura. Entre los años 1985-1987 y 1990-1997 publica sus artículos en "El Universal" de Cartagena. Para las elecciones presidenciales de 1986 reaparece fugazmente en política, esta vez apoyando la candidatura de Luis Carlos Galán Sarmiento, escribiendo comentarios para un programa matutino del movimiento político "Nuevo Liberalismo". Entre los años 1986-1991 vuelve a presentarse como cantante, siendo tenor en el cuarteto "Amadeus", dirigido por el maestro Tiburcio Romero.

Los años 1990 comienzan con su primera antología internacional (Joyas de la Ciencia Ficción, editada en Cuba) y su primera traducción a otro idioma. En la India, aparece Lorna is a woman, traducción al inglés de Lorna es una mujer. En 1991, intenta congregar un nuevo grupo de escritores jóvenes, entre los que se encuentran Rubén Darío Otálvaro y Néstor Solera Martínez. Nace así el grupo "Arte Sinú", cuya repercusión no se logra acercar a la de "El Túnel". En abril de 1992, escribe una ponencia titulada Córdoba: Treinta años de Literatura, que lee en la 5a Feria Internacional del Libro en Bogotá, trabajo histórico que publica más tarde, en ese mismo año.[6]​ En 1993, tras su jubilación en la Universidad de Córdoba, se traslada a la ciudad de Sincelejo y se integra a la "Corporación Universitaria del Caribe", donde actuará como Secretario General, Director de Bienestar Universitario y miembro de la Junta Directiva, hasta el año 2007 inclusive. En 1995, su nombre aparece en The Encyclopedia of Science Fiction y, en 1996, publica el libro de ensayos Ciencia Ficción: El Humanismo de Hoy, que marca su regreso a esta temática después de una década.

En el año de 1997, el IDCT de Bogotá organiza el "Primer Concurso de Cuento de Ciencia Ficción" y es invitado a ser jurado junto con los escritores René Rebetez y William Ospina. El concurso estimula la aparición de una comunidad de jóvenes escritores del género y, tras él, Mora Vélez establece una fuerte amistad con René Rebetez, el otro padre de la ciencia ficción colombiana, quien moriría dos años después. Con él comparten una visión mística del mundo, que Rebetez acababa de plasmar en su obra especulativa La Odisea de la Luz y que Mora Vélez estaba por empezar a plasmar. En los años 1997-1998 publica su columna de opinión en el periódico " El Tiempo-Caribe".

En 1999, Mora Vélez publica su primer poemario de ciencia ficción, titulado Los Caminantes del Cielo. Igualmente, comienza a publicar sus anteriores trabajos en diversas revistas electrónicas de diferentes países. Su trabajo en la ciencia ficción es redescubierto y, con el cambio de siglo, pasa a ser un autor "de culto" y "subterráneo" entre grupos de jóvenes escritores.[1]

En el año 2000, el dibujante "Nigio" crea un cartoon basado en su cuento "Diez de plata" y se publica una antología titulada La duda de un Angel en formato e-book. Ese mismo año, le es diagnosticado un cáncer de próstata que lo obliga a someterse a cirugía.

Al año siguiente, publica un segundo poemario, que titula El fuego de los dioses y, en el 2005, coloca en Internet un tercer poemario titulado Los jinetes del recuerdo y su traducción al inglés (The Riders of Remembrance).

En el año 2006 da a conocer su novela inédita A la Hora de las Golondrinas (web) y publica una selección personal de artículos de opinión que titula La Estrategia de la Solidaridad.

En el año 2007 es antologado en Francia, con la traducción al francés de su cuento "Ejercicios fílmicos" y en el 2008 publica la novela de CF Los nuevos iniciados. En este mismo año le es diagnosticado un cáncer en el riñón izquierdo y debe someterse a una cirugía de extirpación del mismo.

En el 2009 contribuye a la aparición de Cosmocápsula, primera revista web de ciencia-ficciòn que se edita en Colombia. Ese mismo año organiza la tertulia literaria El Bocachico Letrado.

En 2011 publica en papel la novela histórica A la hora de las golondrinas y el libro de cuentos fantásticos y de ciencia-ficción titulado Helados cibernéticos.

En el 2012 publica varios cuentos realistas en el libro La gordita del Tropicana.

En el 2013 publica La duda de un ángel (cuentos de Cf).

En 2014 publica la segunda edición de la novela Los nuevos iniciados y los libros de cuentos de Cf Lina es el nombre del azar y Atlán y Erva. Recibe, además, un homenaje nacional en el Parlamento Nacional de Escritores.

En el 2015 publica con Collage Editores su tercer poemario titulado Los jinetes del recuerdo. Gana ese año un concurso de la revista española MiNatura con el poema "Los jinetes del recuerdo". Collage Editores publica su tercera novela titulada Viaje al universo vecino.

Cuatro temas centrales en la obra literaria de Mora Vélez:

En palabras del escritor Hereyra, sus poemas:

Algunos cuentos del libro El Juicio de los Dioses denotan una fugaz influencia del cine de ciencia ficción de aventuras que a la fecha se había popularizado. Otros cuentos del mismo libro, como El ser del seseo y El oasis de Palas, o posteriormente Thriller, son obras de humor en un marco de ciencia ficción. Con la división de sus poemarios, el autor ha esbozado una división de su obra en cuatro áreas temáticas: Poemas míticos, antrópicos, cósmicos y apocalípticos.

Cuatro temas centrales en la obra periodística de Mora Vélez:

Dice el escritor José Luis Garcés González en el prólogo de Glitza:

Pero son estos mismos niveles de optimismo los que disgustan a sus críticos. Campo Ricardo Burgos sostiene que sus primeras obras muestran una "sobredosis de bondad, optimismo y ambientes celestiales" característicos "de la ciencia ficción soviética bajo la época estalinista". Mora Vélez responde de la siguiente manera:

Para el citado crítico, "en su obra se encuentran en contienda dos tendencias. Por un lado un Mora Vélez que crea demasiadas "Disneylandias", y por otro, un Mora Vélez (que es el que a mí me gusta y que considero convincente) de línea negra, antiutópico, contramoderno y corrosivo".[1]

En sus poemarios, Mora Vélez inaugura lo que denomina "poesía de ciencia-ficción", presentación explícita de las ideologías que muy sutilmente había dejado aparecer en sus otras obras. El autor reparte los textos en cuatro áreas: Poemas cósmicos, antrópicos, míticos y apocalípticos, áreas que pueden rastrearse a lo largo de su obra anterior. Para el escritor José Luis Hereyra, es inconcebible que desde Cartagena y Montería ("un lugar bucólico y pastoril, más cercano al mugido y a los cascos que a la concepción interplanetaria"), este escritor "haya producido una obra simbiótica en poesía desde los planos de lectura de la ciencia y con un asombroso estilo de depuración, alcanzando, además, alturas más que filosóficas, de misticismo, de espiritualidad".[10]​ El crítico Otto Ricardo Torres ha clasificado su obra como "poesía esotérica" y nos dice:

Para el crítico René Cueto, en cambio, puede pensarse que todos sus trabajos de ciencia ficción "no eran sino su aparato alternativo de reflexión en el cual la metáfora oscilaba en torno a los mismos problemas que han ocupado sus ensayos y escritos periodísticos". Refiriéndose a su compilación de artículos de prensa "La Estrategia de la Solidaridad", el crítico dice:

Pese a sus diversos logros, el nombre de Mora Vélez se encuentra principalmente ligado a los inicios de la ciencia ficción en Colombia. En palabras del escritor Burgos,



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