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Aranda de Moncayo



Vista de la localidad

Aranda de Moncayo es un municipio de España, con categoría histórica de villa,[3]​ en la comarca de Aranda, provincia de Zaragoza, comunidad autónoma de Aragón. La extensión de su término es de 91,20 km² con una población de 145 habitantes (INE 2020) y una densidad de 1,91 hab/km².

Aranda de Moncayo se sitúa en la serranía celtibérica, al sur del Moncayo y al norte de la sierra de la Virgen, en el occidente de Aragón. El río Aranda atraviesa el territorio de noroeste a sureste dejando la localidad en su margen derecha.

Dista 104 km de la capital aragonesa (plaza de Aragón) por la carretera A-1503 y la autovía A-2 y de la ciudad de Soria 64 km por la A-1503 y la N-234; de la ciudad de Calatayud 49 km por la A-1503, Z-V-3443 y N-234.

Por el territorio arandino transitan varios caminos vecinales que unen Aranda con los municipios limítrofes. Así, hay caminos carreteros o de herradura hasta Pomer, Borobia, Purujosa, Calcena, Oseja, Viver, Aniñón, Villarroya de la Sierra, Clarés y Malanquilla.

También atraviesan el término la Colada de Valdezarriel y la cañada de Borobia a Oseja, vías pecuarias que unen el valle del Ebro con la Tierra de Ágreda.

Aranda de Moncayo se encuentra a 265 km de Madrid (puerta del Sol), a 414 km de Barcelona (plaça de Catalunya), a 338 km de Tarragona, a 329 km de Valencia (plaça de l'Ajuntament), a 257 km de San Sebastián y a 461 km de Burdeos.

El término limita con siguientes municipios:

El territorio presenta un desnivel máximo de 716 metros, desde el cauce del río Aranda en l'Aldea hasta la ermita de la Virgen de la sierra. Las alturas del término y contiguas son las siguientes:

Debido a su localización entre las sierras de El Tablau y la Virgen, en el valle del Ebro, Aranda disfruta de un clima mediterráneo continentalizado. Estas condiciones atmosféricas se dan en lugares con clima mediterráneo que están alejados considerablemente del mar, teniendo como características inviernos largos y fríos, veranos cortos y cálidos y además un fuerte contraste entre las temperaturas diurnas y nocturnas; por lo que tiene cierta continentalidad sin ser un verdadero clima continental.[4]

La temperatura media del año 2020 fue de 13,4 grados. La humedad relativa media del aire fue de 69% (estación meteorológica de Maidevera, 779 msnm).

A continuación se muestra una tabla de las temperaturas media, máxima y mínima.

El pasado más remoto del que se tiene noticia es el de la instalación de una serie de castros celtíberos dentro del actual término de Aranda, siendo Aratikos (o Aratis) el más conocido[5]​. Este castro será posteriormente romanizado, ampliándose su perímetro defensivo con nuevas fortificaciones, aumentando el número de habitantes y poseyendo incluso una ceca.[6]

En época altomedieval, la población se trasladará hacia el llano.

Ya en el siglo XI, por razones defensivas en una nueva época de conflictos bélicos, los musulmanes decidirán trasladar la población a su actual emplazamiento, sobre el cerro que domina el río Aranda, construyendo una fortaleza y una serie de viviendas, además de una mezquita. Esta población ocuparía aproximadamente la zona del barrio del Castillo[7]​ y Puerta Moral, que posteriormente se ampliaría sobre la falda descendiente del monte, hasta el barranco de Las Pozas.

Conquistada primeramente por Alfonso I el Batallador, será protegida por su hermano y sucesor Ramiro II de Aragón, que le dará carta de repoblación con su actual nombre, ampliando la fortaleza, ya en el siglo XI. Reconquistada por los musulmanes, pasará definitivamente a manos cristianas con Ramón Berenguer IV, yerno del anterior rey, que colocará en su escudo las barras aragonesas que aún posee. También se construirá en esta época el puente (actual del convento, reformado posteriormente) de acceso al camino de Borja.

Jaime I de Aragón, el Conquistador, le otorgará privilegios de nombrar justicia y jurado y Pedro IV donará el lugar a la Orden de San Jorge de Alfama en 1373, pero al poco tiempo pasará (1384) a manos de Toda de Luna, vizcondesa de Rueda y Urrea, pasando a tomar el título de Condado de Aranda, con casa propia en el lugar y palacio condal en Épila. De entre los condes de Aranda, el más famoso será Pedro Abarca de Bolea, que en el siglo XVIII será Primer Ministro de Carlos III. En la actualidad y desde el 2 de abril de 2013, el título de conde de Aranda está en posesión de Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, cedido por su madre en vida Cayetana Fitz-James Stuart, que fue la XVIII duquesa de Alba.

En el siglo XV fue lugar natal del pintor Pedro de Aranda, que tenía un taller en Calatayud, para convertirse posteriormente en uno de los pasos hacia Castilla (Carlos I entró por aquí en Aragón en 1518) y disfrutar de una época de apogeo económico, gracias a la explotación de la vega por los agricultores moriscos y de la ganadería, que permitía un buen comercio de lana, además de establecerse una feria de ganado menor en los días de Todos los Santos.

Este esplendor económico permitirá la construcción de la iglesia actual, dedicada a la Asunción y San Basilio. Es un templo gótico tardío, de una sola nave, muros de sillería y bóveda estrellada, con un retablo mayor de gran calidad, de transición entre renacimiento y barroco, y otros retablos plenamente barrocos, con buenas imágenes. Destacan también una serie de relicarios y custodias de gran interés (punzón de Cardiel) y el coro neoclásico.

La expulsión de los moriscos en el siglo XVII representará una época de depresión.

Durante la Guerra de Sucesión, las familias más fuertes del pueblo tomarán partido por Felipe de Anjou, que tras su victoria en 1708 le concederá el título de «Muy Noble y Fidelísima Villa», relevándola de quintas y alojamiento de tropas.

Como elementos a destacar de esta época, hay que mencionar la ermita de San Roque, construida en 1653 en estilo barroco-mudéjar, con un interesante retablo. De las ermitas conocidas, quedan en ruinas las de San Bartolomé y San Sebastián, no quedando restos de las del Humilladero y San Blas.

Junto al puente del río se levantó también en el siglo XVII un convento de capuchinos bajo la advocación de San Román, que poseía una gran parte de las tierras de cultivo de la Huerta. Por la ley de desamortización de Mendizábal en 1836, las tierras pasaron a manos privadas y el edificio fue cayendo en una total ruina.

En el siglo XX destaca la traída de aguas desde Lagüén, en 1915, con un bombeo de gran ingenio que salva el desnivel hasta el pueblo, y la construcción en los años 70 del embalse de Maidevera, que aprovecha las aguas del río Aranda y del barranco Pedreñas para aliviar la falta de riego de los otros pueblos de la cuenca.

En la decadencia demográfica de Aranda podemos destacar los siguientes hechos: expulsión de los judíos, expulsión de los moriscos, desamortización de Mendizábal, emigración a América y gripe de 1918, guerra civil, industralización de las áreas urbanas, construcción del embalse de Maidevera y crisis del siglo XXI: financiera, de la construcción y del calzado.

En aplicación del la versión aragonesa del Edicto de Granada promulgado el 31 de marzo de 1492 y firmado por el rey Fernando para la Corona de Aragón, se expulsó a la aljama judía de Aranda al completo, ya que ninguno de sus miembros se convirtió al Cristianismo. Fueron conducidos hasta el puerto de La Ampolla donde embarcaron. Así se apagaron los 27 fuegos de la comunidad sefardita arandina.

La aljama musulmana será expulsada en el siglo XVII, sin respetar su conversión de 1525, dejando cerradas 140 casas y siendo expulsados 577 moriscos. De nada sirvieron los intentos del conde de Aranda para que no se aplicase el decreto real en sus estados.

La desamortización de Mendizábal supuso, por un lado, la exclaustración de los pp. capuchinos y el consiguiente cierre del convento de San Román, con sus aulas, enfermería y biblioteca y, la posterior pérdida patrimonial y humana; por otro, la nacionalización de los bienes de propios privó al municipio de rentas por sus numerosos montes que pasaron a manos privadas o al Estado. Los vecinos perdieron estas tierras comunales donde se pastoreaba ganadería lanar, caprina y de cerda, se fabricaba carbón vegetal y se obtenía leña para los hogares. En la segunda década del siglo XX se produjo un descenso de población joven porque emigró a América o se trasladó a Barcelona y por la mortandad causada por la gripe de 1918 que golpeó con intensidad durante dos años.

Ya en la guerra civil, se produjeron numerosas represalias que siguieron a la formación de la columna en defensa de la República que desarmó a la Guardia Civil. En las décadas de los 50, 60 y 70 se trasladaron familias enteras a Barcelona y Zaragoza, principalmente, atraídas por el proceso de industrialización.

En 1979 se iniciaron la obras de construcción del embalse de Maidevera que finalizarán en 1981. Dos años más tarde se pondrá en explotación, anegando parte de la huerta de Aranda y en consecuencia reduciendo la economía del municipio.

En el siglo XXI, a las crisis generales, financiera de 2008 y de construcción, se sumó el sector del calzado implantado en los municipios de Illueca y Brea (a 17 km), donde se empleaban varias decenas de arandinos. Éstos se trasladaron en su mayoría a Ólvega (a 38 km), lo que supuso, con el tiempo, su asentamiento en esa localidad castellana.

Con los datos registrados en el padrón municipal a 1 de enero de 2020, la población de derecho ha quedado reducida a 145 habitantes, lo que supone el 8,8 % de la que tuvo en 1910. Circunstancia que se mitiga con el mantenimiento de segundas residencias.

     Población de derecho según los censos de población del INE.[8]      Población según el padrón municipal de 2017.[9]




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