Arroyal es la capital del municipio de Valdeprado del Río (Cantabria, España). La localidad se encuentra a 957 metros de altitud sobre el nivel del mar, y a 90 kilómetros de la capital cántabra, Santander. En el año 2012 contaba con una población de 62 habitantes (INE).
Se conoce a la localidad como Arroyal de los Carabeos, haciendo referencia al antiguo municipio al que pertenecía antes de fusionarse con Valdeprado del Río y adoptar su nombre.
Los tres pueblos que forman el concejo de Los Carabeos (Arroyal, Barruelo y San Andrés) se abren por la solana a un valle regado por varios arroyos y regatos que se unen en un cuello de embudo formando el río Polla, mientras por el norte, quedan resguardados por la falda del pico Somaloma, donde crece un importante robledal.
Arroyal es el núcleo administrativo del ayuntamiento de Valdeprado del Río. Aquí tienen sede la casa consistorial y otros edificios públicos del concejo de los Carabeos como la estación del ferrocarril de FEVE Bilbao-La Robla y las escuelas. Los tres se construyeron entre la última década del siglo XIX y la segunda del actual. Son edificios sencillos, muy acordes con el medio rural en el que se insertan, pero nada desdeñables desde el punto de vista arquitectónico, en los que mantienen los últimos coletazos de los lenguajes historicistas previos al racionalismo. La estación y las escuelas desarrollaron su función hasta hace pocos años en que se abandonaron, en el primer caso por la desaparición de las líneas regulares de pasajeros en 1991, y en el segundo, por la concentración escolar que tiene lugar en Mataporquera. Recientemente se ha procedido a su rehabilitación como albergues-museo de cara a incentivar el turismo, que pasa por ser la única alternativa para paliar la maltrecha economía de la zona. En el caso de la estación se está creando un albergue y un museo dedicado al ferrocarril. También destacar que ha sido restaurada la posada-cantina recientemente.
La iglesia parroquial de Nuestra Señora del Rosario se comenzó a construir en el siglo XVII, De su antigua fábrica solo queda la cabecera cubierta por una bóveda de complicada nervadura, ya que el resto corresponde a una reconstrucción llevada a cabo en el año 1929. La torre es producto de varias reformas desde el siglo XVII hasta el año 1948 en que se rehace el cuerpo de troneras. Tiene interés el retablo mayor, de ambiciosas proporciones, en el que destaca la buena ejecución de las columnas salomónicas. Hay que suponer su colocación hacia el año 1730.
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