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Ayllu



El aillu en la actualidad es en base, es la red de familias con un ancestro comun

Un aillu (en Bolivia y el Perú)[1]​ o aíllo (en Chile) [2]​ —del quechua: ayllu— es una forma tradicional de comunidad social originaria de la región andina, especialmente entre . El aillu era un grupo de familias que se consideraba descendiente de un lejano antepasado común,[3]​ con un territorio con límites precisos.[4]

El aillu es la forma tradicional de una comunidad en los Andes, especialmente entre los quechuas y aimaras. Son un modelo de gobierno local en la región de los Andes de América del Sur, particularmente en Bolivia y Perú. Los ayllus funcionaban antes de la conquista incaica, en el período colonial.

Los ayllus funcionaron antes del periodo incaico, durante los períodos incaico y español, y continúan existiendo hasta el día de hoy, como la comunidad andina de Ocra.[5]​ La membresía dio a las familias individuales más variación y seguridad en la tierra que cultivaban.[6]​ Los ayllus definían territorios y eran esencialmente familias extensas o grupos de parentesco, pero podían incluir miembros no relacionados. Su función principal era resolver problemas de subsistencia y problemas de cómo llevarse bien en la familia y la comunidad en general. Los ayllus descendían de las estrellas en la cosmogonía incaica, y al igual que las estrellas tenían ubicaciones celestes únicas, cada ayllu tenía una ubicación terrestre definida por la paqarina, el mítico punto donde se encontraba su propia wak'a o dios menor, generalmente encarnado en un objeto físico, como una montaña o roca.[7][8]

Los ayllu eran unidades sociales autosustentables que educarían a sus propios hijos y cultivarían o comerciarían todos los alimentos que comían, excepto en casos de desastres como los años de El Niño, cuando dependían del sistema de almacenes incaico.[9]​ Cada ayllu poseía una parcela de tierra y los miembros tenían obligaciones recíprocas entre sí.[10]

En los matrimonios, la mujer generalmente se unía a la clase y ayllu de su pareja como lo harían sus hijos, pero heredaba la tierra de sus padres y conservaba su membresía en su ayllu de nacimiento. Así es como ocurrieron la mayoría de los movimientos de personas entre ayllus. Pero una persona también podría unirse a un ayllu asumiendo la responsabilidad de ser miembro. Esto incluía la mink'a, trabajo comunal para fines comunes, el ayni o trabajo en especie para otros miembros del ayllu, y mit'a, una forma de impuesto recaudado por el gobierno incaico y el virreinato español.[11][12]

El curaca era el jefe del aillu y quien se encargaba de distribuir las tierras, organizar los trabajos colectivos y actuar como juez de la comunidad. El cargo de curaca o jefe no se heredaba, sino que era seleccionado a través de un ritual especial; en algunas ocasiones eran nombrados directamente desde el Cuzco.[13]

Gracias a esta organización social, los incas lograron no sufrir hambre y además pudieron construir un sistema de caminos, escaleras y puentes que comunicaban al vasto imperio incaico y permitían que un mensaje se pudiera enviar desde Cuzco a Lima en 10 días.[14]

El ayllu estaba constituido por un conjunto de familias que estaban vinculados entre sí por un sistema de parentesco real.

En cuanto al número de familias que conformaban cada ayllu, los historiadores señalan que hubo Ayllus de veinte familias, como también de cincuenta y cien familias.

Todos los miembros del ayllu se reconocían descendientes de un antepasado común, que denominaban “wak'a”, al que habían convertido en el dios tutelar de la agrupación multifamiliar. Así mismo, se creía que todos sus antepasados provenían de un mismo lugar llamado “Paqarina”. A los huacas y pacarinas rendíanles culto mediante ceremonias, fiestas y ofrendas.

Se refiere a la participación de todos los miembros en las decisiones políticas del ayllu, ya sea al defenderse del ataque de otros ayllus, para emigrar o declarar la guerra. En tales decisiones estaban comprometidos y todos lo acataban.

Estaba ligado principalmente a la “marka” o parcela de tierra que todos los miembros del ayllu cultivaban, y donde construían sus viviendas. La tierra no sólo tenía un valor económico, sino, sobre todo, una connotación sagrada era la “Pachamama” o “Madre Tierra”. Los habitantes se creían hijos de la tierra.

Ayllu es un vocablo de los idiomas quechua y aimara que se refiere a una red de familias en un área determinada, a menudo con un ancestro común putativo o ficticio.[15]​ La cabeza masculina de un ayllu se llama mallku que significa, literalmente, «cóndor», pero es un título que puede traducirse más libremente como «príncipe».[16]

Los ayllus se distinguen por la autosuficiencia comparativa, el territorio de propiedad común y las relaciones de reciprocidad.[15]​ Los miembros participan en trabajo colectivo compartido para instituciones externas (mit'a), en intercambios recíprocos de asistencia (en quechua, ayni) así como en tributos laborales comunitarios minga o (mink'a, en español, faena).[17]

“La solidaridad del ayllu es una combinación de parentesco y lazos territoriales, además de simbolismo. (Albo 1972; Duviols 1974; Tshopik 1951; y Urioste 1975). Estos estudios, sin embargo, no explican cómo el ayllu es un todo corporativo, que incluye principios sociales, verticales y metafóricos ... Un ayllu también se refiere a las personas que viven en un territorio [compartido] (llaqta) y que alimentan los santuarios terrestres de ese territorio.”[18]

En Bolivia, los representantes de los ayllus son enviados al Consejo Nacional de Ayllus y Markas de Qullasuyu (Conamaq). Este cuerpo elige un Apu Mallku como su cabeza.



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