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Batalla de Cartagena (209 a. C.)



La batalla de Cartago Nova tuvo lugar en 209 a. C. y fue un asalto romano en la capital cartaginesa de la península ibérica, Cartago Nova (actual Cartagena), durante la segunda guerra púnica entre Cartago y la República romana.

Cartago Nova estaba situada en una península, unida al litoral por el este gracias a un estrecho istmo. El lado norte de la ciudad estaba protegido por un gran lago que alimentaba de aguas un canal que protegía al oeste de la ciudad. El lado sur de la ciudad estaba encarado al mar Mediterráneo, siendo pues Cartagena una ciudad muy bien protegida geográficamente y muy difícil de tomar por asalto.

Escipión el Africano llegó a Hispania en 210 a. C. y pasó el invierno organizando su ejército en lo que hoy es Tarragona, estimado en unos 28 000 infantes, 3000 jinetes y 35 barcos,[1]​ al tiempo que organizaba el ataque sobre Cartagena. Sus enemigos eran tres generales cartagineses, Asdrúbal Barca, Magón Barca y Asdrúbal Giscón. La relación entre estos generales no era buena y sus ejércitos estaban alejados unos de otros. Asdrúbal estaba en el centro de la Península, Magón cerca de Gibraltar y Giscón en la desembocadura del río Tagus (hoy Tajo). Todos ellos a más de 10 días de distancia de Cartagena. Escipión puso la flota bajo mando de su amigo Cayo Lelio, a quien confió sus planes y él mismo tomó el mando de las fuerzas de tierra y avanzó hacia el sur a marchas forzadas con el grueso de su ejército.

Escipión desplegó su campamento a través del istmo, aislando de esta manera la ciudad del litoral. La flota romana, bajo el mando de Cayo Lelio, bloqueaba la salida al mar y así Cartago Nova se encontró sin vías de ayuda del exterior. Después de repeler una salida de los defensores de la ciudad, Escipión ordenó un asalto combinado con su infantería atacando desde el istmo y la flota atacando desde el sur.

Sin embargo, este primer ataque no logró el objetivo y Escipión ordenó un segundo ataque más tarde durante el mismo día, con la novedad de destacar un contingente de soldados atacando por el norte, a través del lago. Ayudado por el hecho de que la profundidad del lago era baja por los efectos de la marea, esta guerrilla logró escalar la muralla norte que se encontraba sin defensas y atacaron a los defensores por la retaguardia. Al mismo tiempo, las fuerzas navales consiguieron penetrar en la ciudad por el sur y en poco tiempo la ciudad entera cayó. Magón y los últimos resistentes, refugiados en la ciudadela (Arx Asdrubalis), capitularon y entonces dio comienzo el saqueo.

Con la captura de Cartago Nova, además de todos los suministros militares que había en la ciudad, los romanos tomaron control de toda la costa este de la península así como la explotación de las minas de plata de la zona.

Durante la rapiña de la ciudad púnica se produjo el episodio conocido como la clemencia de Escipión en el que, habiendo presentado unos soldados romanos a una princesa ibera como botín ante su líder Escipión, su prometido el caudillo celtíbero Alucio aparece trayendo un rescate para su liberación. Viendo lo enamorados que están, Escipión se apiada y decide devolverla, consignando el rescate como dote para las nupcias.

En conmemoración de la batalla, en Cartagena se celebran desde 1990 las fiestas de Carthagineses y Romanos.

Tras su victoria, Escipión empezó a reunir un poderoso ejército de 35 000 a 40 000 romanos más 10 000 o 15 000 auxiliares hispanos para acabar con Asdrúbal Barca.[2]​ Poco después, en Baecula un ejército cartaginés de 25 000 a 30 000 efectivos fue aplastado.[3]​ Asdrúbal intentaría llegar a Italia pero sería vencido y muerto en Metauro y Escipión aplastaría los ejércitos cartagineses restantes (de Asdrúbal Giscón y de Magón Barca) en Ilipa.



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