Batalla de Rancagua nació en ciudad.
La batalla de Rancagua fue un enfrentamiento militar ocurrido el 1 y 2 de octubre de 1814 en la ciudad homónima en el contexto de la Guerra de independencia de Chile. El brigadier Bernardo O'Higgins fue sitiado en dicha villa por el coronel Mariano Osorio, resistiendo los dos días hasta que logró romper el cerco con algunos sobrevivientes y huir a Mendoza. Marcó el fin de la Patria Vieja y el inicio de la Reconquista.
El Tratado de Lircay (4 de mayo de 1814) fue firmado por el brigadier realista Gabino Gaínza con los patriotas Francisco de la Lastra, Director Supremo, y brigadieres Bernardo O'Higgins y Juan Mackenna. Tras esto, Gaínza se retiró a Chillán, donde encontró una fuerte oposición al tratado. En la noche del 12 de mayo los hermanos Carrera lograron escapar de la cárcel de esa ciudad y llegar a Talca dos días después. Cuando llegaron a Melipilla (20 de mayo) el director supremo se sintió amenazado y el 23 ordenó su arresto, pero los Carrera fueron prevenidos y se mantuvieron fugitivos por dos meses mientras sus parientes y amigos desprestigiaban al gobierno patriota.
Finalmente, el brigadier José Miguel Carrera, el teniente coronel Manuel Muñoz Urzúa y el presbítero Julián Uribe organizaron un golpe de estado y formaron una junta con ellos como vocales (23 de julio). Después de deponer al anterior gobierno los tres salieron a la plaza de Armas de la capital y con la ayuda del coronel Rafael de la Sotta, el capitán Antonio Bascuñán y el licenciado Carlos Rodríguez consiguen que la muchedumbre los proclame. Después nombraron como secretarios de estado a Rodríguez y al doctor Bernardo Vera, pero este último fue reemplazado a los pocos días por Manuel Rodríguez. José Miguel empezó a examinar el estado del ejército y las finanzas, ordenó nuevas levas entre los desertores que pululaban por campos y villas, mandó confeccionar 4.000 uniformes, reorganizó la fábrica de armas, pidió 1.000 fusiles a Buenos Aires, solicitó 150.000 pesos como préstamo, impidió las manifestaciones de monárquicos y amenazó a los traidores.
Luego mandó proclamas al ejército y pueblos exigiendo reconocerlos.Diego Benavente con cartas para O'Higgins y Gainza; al primero exhortándole a reconocer a la junta y unirse en el esfuerzo bélico, al segundo exigiéndole cumplir lo pactado en Lircay: la retirada de sus soldados de Chile. Por entonces, el ejército patriota estaba dividido en las tropas que guarnecían Santiago de Chile a cargo de su hermano, coronel Luis Carrera, y las que protegían la línea del río Maule, a las órdenes de O'Higgins. La noticia del golpe llegó a Talca el 27 y dos días después su cabildo se pronunciaba contra la nueva junta y exigía la elección de autoridades legítimas. O'Higgins decidió avanzar a la capital para deponer a los golpistas y entre el 7 y 13 de agosto sus fuerzas salieron de Talca. Entendiendo el peligro, José Miguel ordenó a su hermano Luis encargarse. O'Higgins es vencido en el combate de las Tres Acequias, cerca de San Bernardo (26 de agosto).
El 25 enviaba al teniente coronelEl 30 de mayo zarparon de Valparaíso los buques ingleses Thetis y Briton con la noticia del tratado. A fines de junio llegaron al Callao e informaron al virrey José Fernando de Abascal. De inmediato, Abascal convocó un consejo de guerra que le animó a desconocerlo. A inicios de julio le llegaba una carta de Gaínza, firmada en Chillán el 16 de junio, en la que informaba tener 2.462 infantes más algunos cientos de reclutas sin armas, pero carecía de caballería por no tener oficiales para entrenarla y dirigirla.
Después de pedir un préstamo de 100.000 pesos a los comerciantes limeños, deseosos de restablecer el comercio con Chile,Real Regimiento de Talavera de la Reina, media compañía de artillería y un cuadro de oficiales veteranos de caballería a las órdenes del coronel de artillería Mariano Osorio. Zarparon del Callao el 19 de julio en el navío de línea Asia, la corbeta Sebastiana y el bergantín Potrillo.
se organizó una expedición formada por un batallón delDesembarcaron en Talcahuano bajo el repique de las campanas y las salvas de la artillería, siguieron de inmediato a Concepción, donde el pueblo los ovacionó y el intendente, coronel José Berganza, les informó de la situación del país, las divisiones internas del enemigo, el estado de sus propias fuerzas y el ánimo de los oficiales (13 de agosto). Osorio entendió que si actuaba rápido podía conseguir la victoria. Al llegar a Chillán le presentó a Gaínza las órdenes del virrey exigiéndole entregar el mando y someterse a proceso, lo que el brigadier aceptó sin peros (18 de agosto). Osorio empezó a reorganizar sus efectivos. El 28 de agosto salía la vanguardia a las órdenes del coronel Ildefonso Elorreaga y el 31 el grueso de la tropa, y en su retaguardia el parque y el propio Osorio. Al amanecer del 30 su vanguardia entraba en Talca y el 5 de septiembre el grueso del ejército llegaba al Maule. El 15 salieron de Talca con rumbo a Rancagua.
O'Higgins preparaba un nuevo ataque27 de agosto le llegó una carta de Osorio exigiendo la sumisión completa en menos de diez días a cambio de una amnistía. El mensajero, el capitán chilote Antonio Pasquel, había salido de Chillán el día 20 y siguió su rumbo a la capital, donde le arrestó el presbítero Uribe, quien envió en respuesta a Osorio la trompeta de Pasquel. La carta de respuesta de Carrera le llegó el 29 al jefe monárquico, y decía que se negaba a la sumisión pero también que todo lo que había hecho fue en obediencia al monarca. El capitán chilote fue enviado prisionero a Mendoza (17 de septiembre).
cuando, en la mañana delEl mismo 27 de agosto, O'Higgins envió como emisario a Estanislao Portales, para pactar con José Miguel una defensa conjunta, pero la Junta rechazó la exigencia de disolverse.2 de septiembre Arce consiguió que ambos se reunieran en Calera de Tango, a orillas del río Maipo. O'Higgins exigió que al menos Uribe dejara su puesto de vocal en la Junta y lo reemplazara el presbítero Isidro Pineda, pero Carrera dijo que el gobierno seguiría igual. Después O'Higgins escribió a Uribe pidiéndole su renuncia, pero este se negó.
El 31 envió al teniente coronel Venancio Escanilla con una nueva propuesta, pero también fue rechazada. O'Higgins empezó a preparar un nuevo ataque pero fue convencido por el fray dominico Ramón Arce de volver a intentar un pacto. ElA las 20:00 horas del día 3Ramón Freire entraron en la capital a reconocer a la Junta. O'Higgins y José Miguel recorrieron juntos la ciudad visitando los cuarteles y firmaron una proclama llamando a luchar contra Osorio. En la capital, José Miguel organizó un nuevo regimiento con los esclavos cuyos propietarios ofrecieron después de publicarse un decreto (4 de septiembre). El 5 O'Higgins volvió a reunirse con sus soldados en Rancagua. El 9 las primeras tropas salieron de la capital y se unen a dos compañías de O'Higgins acampadas en Maipú a las órdenes del teniente coronel Bernardo Cuevas.
O'Higgins, Pineda, Casimiro Albano, Pedro Nolasco Astorga yJosé Miguel cometió una serie de errores estratégicos: envió al capitán José Joaquín Prieto, uno de sus mejores oficiales, con un escuadrón de caballería a reclutar 200 hombres en Illapel, Cuz Cuz y Choapa; destinó 100 veteranos a Valparaíso y envió al teniente coronel Manuel Serrano con 116 fusileros y 200 milicianos a Melipilla por el miedo a un desembarco realista. Efectivamente, los monárquicos enviaron a los barcos Potrillo y Sebastiana a generar ese miedo durante septiembre. El batallón de Auxiliares Argentinos, mandando por Juan Gregorio de Las Heras, ofreció su ayuda pero fueron rechazadós en malos términos el día 7 de septiembre.
Las órdenes del virrey eran fortificar Talcahuano y Concepción para después avanzar sobre Santiago, dando una amnistía a todo aquel que aceptara la sumisión. Sin embargo, tras reunirse con Berganza Osorio entendió la oportunidad que se le presentaba. No fortifico esas ciudades, simplemente reorganizó su ejército y marchó al norte.
En cuanto al bando patriota, los Carrera deseaban atrincherarse en Angostura de Paine y O'Higgins a orillas del río Cachapoal. Los problemas con Angostura era su excesiva cercanía a la capital y la existencia de un camino por Aculeo donde los monárquicos podían trasladar su artillería y atacar por la retaguardia a los defensores. La línea del Cachapoal era menos defendible que la otra opción porque era comienzos de la primavera, las lluvias invernales habían cesado y el derretimiento veraniego de las nieves cordilleranas no había comenzado, el río era fácilmente vadeable por su bajo flujo. A su favor estaba su mayor distancia de la capital, podían retirarse y presentar nuevamente batalla en Rancagua.
El 8 de septiembre José Miguel decidió quedarse en Santiago mientras que su otro hermano, Juan José Carrera, y O'Higgins intentaban establecerse al sur del Cachapoal, de fracasar se retirarían a Rancagua y después a Angostura. Pronto se hizo obvio que debían retirarse a la orilla norte.
En la siguiente plantilla se muestra el orden de batalla de los monárquicos con sus respectivos mandos, la fuente primaria es el informe del coronel José Rodríguez Ballesteros, fechado el 30 de septiembre de 1814 y aceptado por Diego Barros Arana y Francisco Antonio Encina.
Ejército Nacional Español
Comandante en Jefe: Coronel de artillería Mariano Osorio
Jefe de Estado Mayor: crl. Julián Pinuer
Unidades
Según casi todas las fuentes los realistas contaban con la superioridad en disciplina, equipamiento y número.marqués de Astorga, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso y Guzmán, fechada en Santiago el 8 de diciembre de 1814 y con oficio para el virrey Abascal se dice que los patriotas fueron más numerosos (3.500 contra 2.200 monárquicos). En sus Memorias, escritas tres décadas después, Quintanilla que el ejército monárquico sumaba 3.500 efectivos pero no tenía más respaldo que sus recuerdos. Carrera dice que la 1.ª división tenía 600 fusileros, 100 jinetes y 7 a 8 cañones; la 2ª, 1.700 fusileros; y la 3ª, 600 fusileros y 6 piezas de artillería; en total 2.900 hombres. O'Higgins, por su parte, decía «que pasaría de 3.000 hombres de fusil el ejército de Osorio». Las cifras más aceptadas son las de Rodríguez Ballesteros, las que Barros Arana considera correctas para el momento de comenzar la campaña. Cuando se dio la batalla la necesidad de dejar destacamentos en el camino o las bajas por enfermedades hacían imposible que pasarán los 4500 combatientes.
Solo en una carta de Osorio alLa base de esta fuerza eran los batallones San Carlos, Castro, Concepción y Valdivia. Unidades veteranas, renovadas en sus bajas por un flujo constante de reclutas que recibían un buen entrenamiento y sometidas a constantes ejercicios militares.Real Armada Española, Antonio Pareja, y lo siguieron al salir de Concepción el 8 de abril de 1813. Los cuatro batallones estaban formados originalmente milicianos entrenados y mandados por oficiales de carrera traídos del Perú. Con la artillería y las milicias montadas de vanguardia y retaguardia sumaban entonces 2.000 a 3000 efectivos. El batallón de chillanejos, de igual origen, se les unió cuando entraron en la ciudad el 15 de abril. En una sociedad donde la identidad de una persona estaba vinculada a la casta que pertenecía y a la villa donde se avecindaba, estos batallones representaban el honor de las ciudades de donde venían sus soldados.
Se habían formado el año anterior, con el brigadier de laSu caballería era originalmente enorme pero formada por milicianos indisciplinados y poco valiosos militarmente,Rere, Los Ángeles, La Frontera y La Florida, y sumados en su camino al norte. Estos desertaron masivamente cuando hubo algunas derrotas menores y se retrocedió desde el Maule a Chillán en mayo. Por eso, Osorio fue enviado con oficiales encargados de disciplinar y mandar una nueva caballería de línea, algo que hicieron exitosamente.
venidos de Concepción, Chillán,Pareja tenía artilleros de línea procedentes de las guarniciones de Chiloé, Valdivia y Concepción
para operar más de 30 cañones y culebrinas y 500 cargas de municiones y pertrechos. Osorio tenía una mucho más reducida, pero más acorde al tamaño del ejército, siguiendo el estándar ideal de 2 a 5 piezas por millar de soldados. Sin embargo, Osorio depositaba su confianza en los talaveras, un batallón forjado en la Guerra de Independencia Española. El problema es que estos soldados y oficiales de origen español miraban en menos a sus contrapartes criollas, recibiendo incluso un mejor sueldo y trato de parte de los jefes, lo que producía recelos en los veteranos locales. Durante el invierno del año pasado, en el sitio de Chillán, los únicos peninsulares eran coronel Juan Francisco Sánchez, el comandante de la artillería José Berganza y los oficiales Rodríguez Ballesteros, Elorreaga y Quintanilla (los tres últimos desde muy jóvenes radicados en Chile). Eso causaba recelos en Abascal, quien se aseguró de enviar como refuerzos a oficiales de origen español. De toda la fuerza realista solo 600 eran oficiales y soldados peninsulares, la mayoría talaveras. El batallón de infantería había llegado al Callao el 25 de abril en el Asia. Había zarpado desde Cádiz en el navío de guerra de 74 cañones el 25 de diciembre anterior y contaba con apenas 374 plazas después reforzadas por reclutas limeños. Solo el ejército que mandó en 1818 el mismo Osorio (y que fue destruido en Maipú) tuvo más peninsulares, de 4.570 soldados monárquicos 1.241 eran de unidades peruanas y 2.021 de unidades españolas (las bajas en campañas anteriores habían sido cubiertas con peruanos).
En comparación, el 24 de abril de 1813, al entrar Pareja en Linares sus subordinados sumaban 2.000 fusileros, 2.000 a 3.000 jinetes y 200 artilleros con 25 piezas de artillería. El 27 de octubre del mismo año, Sánchez afirmaba tener más de 4.000 soldados con él en Chillán, otro tanto formando en milicias en la provincia penquista y tres mil de reserva esperando el llamado a las armas.
El 26 de septiembre de 1820, el caudillo realista Vicente Benavides acababa de obtener su mayor victoria en Tarpellanca, contando para entonces con casi 1800 soldados regulares, más de 3000 milicianos a caballo y no menos de 2.000 aliados mapuches. Ambos ejércitos eran similares o mayores en número al de Osorio pero infinitamente inferiores en calidad de mando, disciplina y organización.
La siguiente tabla representa el orden de batalla de todo el ejército patriota en los días previos a la batalla, incluyendo las fuerzas que no participaron. La información está basada en el Diario militar de José Miguel Carrera.
Ejército Restaurador de los derechos de la Patria
General en Jefe: Brigadier José Miguel Carrera
Jefe de Estado Mayor: Coronel Raimundo Sesé
Ayudantes: Crl. Rafael de la Sotta, crl. José Samaniego, capitán Manuel Cuevas, teniente José Urrea y tte. Juan de Dios Martínez
Vicario general: Presbítero Julián Uribe
Tesorero general: José Jimémez Tendillo
Auditor de guerra: Manuel Novoa
Proveedor general: José Vigil
Unidades
Las nuevas unidades regulares no se identificaban con una ciudad en concreto, buscan ser representantes y defensoras de toda una nueva nacionalidad que estaba formándose, de ahí su nomenclatura por número o con alusiones a la nación.
El número de efectivos se ha discutido constantemente, ya que las fuentes principales, la Memoria histórica de Diego José Benavente y el Diario militar de José Miguel Carrera no concuerdan entre sí.
Ante el desembarco de Pareja, en abril de 1813, las autoridades patriotas ordenaron movilizar las milicias de todo el país.Juan Mackenna. La fuerza se componía de 4.000, 5.000 o 6.000 efectivos, es decir, similar o mayor en tamaño al que luchó en Rancagua pero compuesto mayoritariamente por las indisciplinadas milicias montadas que llevaban a grupas a la infantería. Solo 1.100 tenían verdadero valor militar.
A finales de mes los Carrera reunieron en los alrededores de Talca una masa de ocho a diez mil hombres con los que armaron un ejército de campaña organizado en tres divisiones: la 1.ª al mando de Luis, la 2ª de Juan José y la 3ª de José Miguel. El jefe de su Estado Mayor era el brigadierRespecto al ejército de septiembre de 1814, eran 2.230 soldados los que tenían un verdadero valor como combatientes.
La fuerza seguía mal armada y equipada, la 1.ª división tenía apenas 200 fusiles y 20 quintales de pólvora, la 2ª 1.370 de los primeros y 12 de los segundos, y de la 3ª 200 y 30 respectivamente. Participaron en la batalla solamente la 1.ª y 2ª divisiones, inmediatamente fusionadas y puestas bajo las órdenes de O'Higgins. La mayor parte de la caballería miliciana se dispersó al comienzo del sitio.
Probablemente no pasaran de 1.700 o 1750 los defensores que quedaron dentro. La 2ª división aportó 600 fusileros y toda su artillería. Intentando conseguir más fuerzas, el mando de la Junta ordenó nuevamente la movilización de milicias como reserva pero pésimamente armadas, como se puede apreciar en la siguiente tabla:
Las milicias de caballería se reclutaron en el campo y las de infantería en las ciudades
cuando terratenientes y mercaderes militarizados arrastraron a la guerra a la plebe. Los hacendados formaban montoneras con los inquilinos de sus fundos. También reclutaron forzosamente a peones o gañanes, trabajadores temporales que vagaban por los campos. Los milicianos de caballería solían ir con atuendos civiles y lanzas de coligüe y moharras de hierro deficiente; ocasionalmente también usaban machetes de un metal de igual calidad. Los campesinos chilenos solían ser expertos en el uso del caballo, el cuchillo y la lanza pero al no tener entrenamiento no podían mantener una formación o hacer maniobras complejas. Lo único que podían hacer era improvisar y cargar de frente.
Los mercaderes movilizaron a los artesanos urbanos y los labradores suburbanosvecinos, hombres con casa en la ciudad, empleo independiente, derecho a participar de cabildos y capaces de portar armas, fueran patricios o plebeyos, pero obviamente las plazas se rellenaban con levas forzadas con el bajo pueblo (individuos sin casa, esclavos o siervos domésticos, analfabetos y mestizos), donde los reclutas eran engrillados y llevados a los cuarteles. Estas fuerzas solían reproducir el orden social de la ciudad de donde venían, los mandos los obtenían los hombres más ricos y la tropa la formaban los pobres.
en milicias de infantería, lo que era muy resistido por la gente, que prefería combatir a caballo. Idealmente las formabanLa provincia de Coquimbo se mantuvo al margen de los combates de esta época, no hay referencias de que enviara tropas al sur aunque sí apoyo económicamente.
Los capitanes Freire, Santiago Bueras y Francisco molina cruzaron el Cachapoal hacia el sur para vigilar a los realistas mientras se despoblaba la zona de gente y ganados. No se apartaron del río y hubo muchas escaramuzas con la vanguardia realista. El 13 de septiembre Luis Carrera ordenaba fortificar Angostura, obra a cargo del presbítero Pineda, quien no tenía de conocimientos para la labor y a los cuatro días se desiste.
El 18 O'Higgins recibía la autorización de prepararse para defender Rancagua.
Dos días después comenzaban los trabajos defensivos en la ciudad. El mismo día salen de Santiago 1200 jinetes milicianos a caballo del Aconcagua al mando del coronel José María Portus. Al día siguiente le sigue la 2ª división del brigadier Juan José. El 24 Osorio establecía su cuartel general a 10 km al sur de la ciudad, en El Olivar, y comenzaba los preparativos para cruzar el río. El 27 la 2ª división de Juan José se instalaba junto al río en «las chacras de don Diego Valenzuela» protegiendo el vado de Los Robles apoyándose en algunos parapetos, al oeste de Rancagua, para forzar a Osorio a cruzar frente a la ciudad. El 29 la 3ª división, mandada por Luis, llegaba a San Luis de Mostazal, inmediatamente al sur de Angostura, tras dos días de marcha desde Santiago y a la espera de ir a ayudar a las otras unidades. El 30 de septiembre, José Miguel tomaba el mando directo de la 3ª división, avanza hasta Graneros (a medio camino entre Angostura y Rancagua) y deja a Luis a cargo de guarnecer Angostura.
Esa tardeConvento de la Merced se convirtió en un hospital militar, se dispusieron tiradores en los tejados, las cuatro calles de acceso a la plaza de Armas fueron bloqueadas con cañones atrincherados, se fortificó un área mayor a las cuatro manzanas centrales y se estableció puestos de vigía y avanzadillas en las entradas de la ciudad.
O'Higgins había acabado el sistema defensivo en la ciudad, era un cuadrado perfecto dividido en cuadras, en su centro estaba la plaza de Armas. Las trincheras de adobe estaban ubicadas por las cuatro calles que llegaban a la plaza a una cuadra de esta pero las entradas estaban despejadas. Fortificados en techos y casas podían disparar a cualquier atacante que avanzara por las rectas y estrechas calles. Su comandancia estaría en una casa en la esquina del solar de los Olivos, las tropas ocuparon el cabildo y los alrededores del mercado, elEn la plaza quedó la caballería y una pequeña reserva.
Dos cuadras delante de la trinchera de Molina el capitán Eugenio Cabrero mantenía un improvisado parapeto con 50 granaderos y 2 cañones. En la noche los monárquicos cruzan el Cachapoal cerca del vado de Cortez, casi frente a Lo Miranda, al este de la ciudad. Los 650 jinetes en su vanguardia dispersaron una compañía de dragones de la 3ª división mandada por el capitán Rafael Anguita. Juan José perdió la oportunidad de atacar al enemigo cuando era más débil. Osorio debía decidir. Podía avanzar al norte y atacar a José Miguel antes que se atrincherada en Angostura a riesgo que O'Higgins lo atacara por la retaguardia, o asediar Rancagua a riesgo de los hermanos Carrera intentara romper el cerco. Finalmente, decidió la segunda opción.
A las 07:00 horas del 1 de octubre, O'Higgins se encontró con todo el ejército monárquico formado en línea oblicua al noroeste de la ciudad. Envió mensajes a Juan José pidiéndole que abandonara su posición, ahora inútil, y marchara a ayudarlo. En las tapias de madera los potreros de Sotomayor se atrincheraron algunos fusileros patriotas mientras dragones y milicianos patriotas atacaron la caballería realista del ala izquierda, pero deben retirarse.
Pasada una hora de combate,
la línea de fusileros fue desbordada por los flancos y los monárquicos llegaron a las entradas norte y oeste de la villa, justo cuando llegó la división de Juan José por los accesos sur y este a Rancagua, fue entonces que O'Higgins ordenó retirarse dentro de la villa. Rápidamente Osorio aprovechó para rodear la ciudad completamente. Tras este exitoso comienzo, Osorio creía que podría fácilmente intimidar a los defensores con algunas muestras de fuerza. La mayoría de la caballería patriota había huido. O'Higgins y Juan José se encontraron en la Plaza de Armas, ahí el Carrera cedió el mando a pesar de tener una mayor antigüedad, reconociendo la experiencia del otro y que anteriormente fue el general en jefe. Osorio ordena a su artillería bombardear la ciudad por los cuatro costados a la vez, dividiendo sus fuerzas en cuatro agrupaciones pero cometiendo el error de no dejar una reserva.
A las 09:00 el coronel Maroto, jefe del primer cuerpo de talaveras, ordenó a sus hombres cargar por la cañada del sur sin enviar exploradores, esperando que los patriotas se dispersaran a los primeros disparos. Marchaban al unísono en columna compacta y cerrada pero al llegar a la iglesia de San Francisco sufrieron las descargas de metralla de los cañones y fusileros, debiendo refugiarse entre columnas y esquinas de calles transversales, desde donde dispararon. Los soldados de Astorga no podían responder a su disciplinado fuego y los cañones de Millán no podían posicionarse bien en la estrecha trinchera. Los talaveras intentaron un nuevo asalto con las bayonetas pero fueron rechazados, Millán aprovechó para mover un cañón y descargar su metralla mientras se retiraban.
Pocos minutos después comenzaba un ataque simultáneo sobre las otras trincheras. Al este y norte no alcanzaron a llegar a las posiciones y se retiraron en norte. En el oeste los monárquicos estuvieron a punto de tomar el parapeto del capitán Cabrera pero la llegada de 100 refuerzos los detuvo.Vicente San Bruno.
Tras estas derrotas, Osorio ordena al coronel Barañao cargar con un escuadrón de húsares sobre la trinchera sur. Después de estas derrotas, Osorio ordena al comandante Barañao cargar con su escuadrón de húsares sobre la trinchera sur. Antes de la carga, el oficial se acercó con su sable en mano a los comandantes de los talaveras y les dijo: «Vean ustedes cómo se combate en América», pero su valor no pudo con el fuego de los patriotas, perdiendo su caballo. Decidió ordenar desmontar a sus hombres y subir a los techos para responder a sus enemigos con sus carabinas, pero fue herido en un muslo y sus hombres decidieron retirarse a una calle transversal. Momento en que fueron ayudados por Maroto, teniente coronel Velasco y el capitánTras una hora de combate, Osorio ordena a su artillería bombardear las trincheras patriotas, construir parapetos en las entradas desde donde usar las piezas y a sus zapadores agujerear los muros.
O'Higgins ordenó izar en lo alto de la torre de la iglesia de La Merced la bandera patriota ataviada con pendones de tela negra, indicando que no se rendirían. Recorría las trincheras a caballo impartiendo órdenes y dando ánimos, más tarde subió a la torre para dirigir las operaciones. A las 14:00 los realistas volvieron a avanzar por las cuatro entradas pero tras un feroz combate cuerpo a cuerpo son rechazados. Brevemente los patriotas lograron desalojar a los talaveras de su parapeto sur, pero los soldados monárquicos contraatacaron. Tras diez horas de combate, al atardecer, se produce un tercer ataque pero los soldados realistas estaban muy cansados. Al anochecer los combates cesaron.
Sin embargo, la resistencia patriota era cada vez más difícil, los realistas habían cortado la única acequia que daba agua a Rancagua y no podían seguir enfriando los cañones después de disparar, haciendo más irregular el fuego de su artillería. Por eso, a las 23:00 engancharon su artillería y buscaron un punto débil en el cerco para escapar amparados en la noche, pero los centinelas realistas estaban atentos y fue imposible. José Miguel y su división estaban en Mostazal cuando llegaron las noticias que Osorio había cruzado el Cachapoal,
inmediatamente el general en jefe ordenó la retirada a Angostura, temiendo que el enemigo intentara tomar la posición y aislarlo de Santiago. A las 22:00 le llegó un mensaje de O'Higgins: «Si vienen municiones y carga la 3.ª división, todo está hecho». De forma verbal, O'Higgins también le dijo que esperaría su llegada para romper el cerco y retirarse. La respuesta de Carrera fue: «Municiones no pueden ir sino en la punta de las bayonetas. Mañana al amanecer hará sacrificios esta división. Chile, para salvarse, necesita un momento de resolución». El mensajero, un húsar anónimo, cruzó las líneas y trajo la respuesta a O'Higgins a las 02:00 de la madrugada siguiente. Osorio acababa de recibir un comunicado del virrey ordenándole buscar un acuerdo o concluir la campaña lo antes posible porque necesitaba sus tropas en Perú.25 de julio había llegado la noticia a Lima de la desesperada situación de sus ejércitos en el Alto Perú y la junta militar acordó cinco días después informar de esto a Osorio y darle las nuevas órdenes. Para empeorar la situación, el 3 de agosto estallaba la rebelión de Cuzco. Fue cuando se enteró de la proximidad de la 3ª división y llegó a considerar el retirarse al sur del Cachapoal, pero sus oficiales le convencieron de que tal movimiento de noche y con enemigo demasiado cerca acabaría en desastre. Se decidió a atacar las trincheras al amanecer con la esperanza de que las defensas cedieran antes de la llegada de José Miguel.
ElAl alba del 2 de octubre, los fusileros realistas avanzaron por los agujeros hechos entre los muros y tirotearon a los defensores de la trinchera oeste. Se dieron feroces enfrentamientos a quemarropa y con bayonetas en casas y patios de los alrededores de la plaza de Armas. Los cadáveres eran usados para escalar las murallas o tapar los agujeros producidos por la artillería. Finalmente, los monárquicos se retiraron pero las bajas patriotas eran insostenibles.
Un quinto ataque comenzaba a las 10:00 horas. Los monárquicos avanzaron a través de los agujeros pero pasada una hora se escucho desde la torre de La Merced el grito de: «¡Viva la Patria!», acompañado de campanazos. Se aproximaba la 3ª división mandada por Luis pero dirigida por José Miguel, fuerza que marchaba desde el amanecer pero muy lento por su artillería.Diego José Benavente con un par de piezas de artillería y tres escuadrones de húsares dirigidos por su hermano, coronel José María Benavente; no venían a romper el sitio sino que a proteger la retirada de los sitiados.
Pero no era toda la unidad, solo dos compañías de infantería al mando deOcuparon un almacén cercano a Rancagua con 200Clemente Lantaño ordenó a una línea de fusileros atrincherarse en las tapias de los arrabales con un cañón, resistiendo tres ataques de los refuerzos hasta que el coronel Elorreaga intentó flanquear al enemigo, pero los húsares del coronel José María se lo impidieron. Después Luis Carrera adelantó dos cañones y el combate se estabilizó. La llegada de refuerzos ánimo a los defensores, y con exceso de confianza, O'Higgins, en vez de intentar romper el debilitado cerco para retirarse creyó que vencería. Osorio estaba preparándose para ordenar la retirada al sur del Cachapoal, pero el coronel Antonio Quintanilla le hizo ver que si atacaba con toda su caballería a los refuerzos les obligaría a retroceder.
a 250 fusileros del batallón N.º 4, pero los realistas sabían de su proximidad por las escaramuzas que hubo entre exploradores. El teniente coronelEl sol había pasado su cenit y los refuerzos conseguían mantener a raya a los jinetes, infantes y cañones monárquicos, pero como todo el combate parecía haber cesado en la villa y solo sonaban las campanas, José Miguel creyó que los defensores se habían rendido.
A las 13:00 ordenaba a los refuerzos retirarse, lo que Quintanilla aprovechó para cargar, dispersarlos y capturar un cañón. El vigía de la torre informó a O'Higgins de lo sucedido justo cuando el grueso de los realistas reiniciaba su asalto. Los atacantes quemaron las casas alrededor de la Plaza y el viento primaveral extendió las llamas, asfixiando a los defensores, carentes de agua. Un oficial de los talaveras se acercó con una bandera blanca conminando a su rendición pero le dispararon. A las 16:00
los defensores estaban muy mermados, sus municiones casi agotadas y no había metralla para sus cañones. Los realistas decidieron descansar sus tropas antes del asalto final y O'Higgins aprovechó de organizar sus fuerzas para un desesperado intento de romper el cerco. Los 200 dragones de Freire irían al frente y su comandante ofreció a O'Higgins ponerse a salvo en medio de la columna, pero el brigadier lo rechazó y se puso en cabeza. Tras enviar una grupa de mulas para confundir a los realistas y levantar polvo, una tropa de jinetes e infantes cargó contra los asaltantes en la trinchera norte, cerca de La Merced, siguieron por el este durante dos cuadras y después al norte por otras dos hasta encontrarse con los fusileros de Lantaño, que consiguieron capturar a la mayoría de los infantes. La columna de fugitivos giro al este una cuadra y después al norte otra más hasta salir de la ciudad, pero la caballería de Quintanilla se lanzó sobre ellos, dejando 100 muertos y 100 prisioneros pero 300 huyeron por el camino a Chada. Juan José estuvo entre los que lograron escapar.
O'Higgins ordenó a sus hombres dispersarse para dificultar su persecución, pero esa noche reunió a 200 sobrevivientes para seguir a la capital. José Miguel estaba con su desmoralizada división en Angostura, pero en cuanto empezaron a llegar los sobrevivientes de Rancagua hubo deserciones. Para evitar esto envió a su hermano Luis a vigilar los alrededores de la villa mientras él mismo se dirigía a Santiago para evitar la anarquía. Originalmente se esperaba ordenar a la tropa el cruce del Maipo en la mañana siguiente, pero ante el miedo incontenible de que la división se disolviera se ordenó la retirada a las 19:00 horas. Según el parte de Osorio para el virrey, las bajas patriotas fueron 402 muertos, 292 heridos y 888 prisioneros, y los realistas tienen 1 oficial y 110 soldados muertos, más 7 oficiales y 126 soldados heridos.
Las pérdidas patriotas probablemente incluyen a civiles que se les unieron en la defensa de la ciudad. La pérdida de material bélico fue total y decisiva para los patriotas. José Miguel culpó a O'Higgins del desastre por el resto de su vida debido a su obstinación de encerrarse en Rancagua.
El segundo acusaba al primero de que si lo hubiera ayudado los realistas habrían tenido que retroceder hasta Concepción y negociar una tregua. Quizás si toda la división de José Miguel hubiera atacado al unísono por varios puntos hubieran triunfado en el segundo día. Como era usual en la época, la feroz resistencia llevó a los asaltantes victoriosos a caer en una orgía de venganza contra prisioneros y civiles. Saquearon la ciudad, quemando, violando y robando sin control, en especial los talaveras. No respetaron iglesias, hospitales ni prisiones.
Osorio, horrorizado por la matanza, no pudo contener a sus hombres. Al día siguiente, la situación se calmó
y el coronel envió a su vanguardia comandada por Elorreaga y Quintanilla. Tras explorar los alrededores, comprobado que no habían patriotas al sur del Maipo, Osorio ordenó avanzar hasta la hacienda El Hospital donde acamparon todo el día 4. Esa noche, a orillas del Maipo, algunos vecinos de Santiago informaron a la vanguardia realista de la retirada de Carrera y le pidieron que pusiera fin al caos que reinaba en la ciudad. Los oficiales resolvieron avanzar en la madrugada. A las 08:00 del 5 entraba en la capital la caballería de vanguardia y un destacamento de infantería del coronel Manuel Montoya. El día 5 Osorio salía a la capital con el grueso de sus fuerzas, dejando en Rancagua una pequeña guarnición a cargo del coronel Juan Nepomuceno Carballo con órdenes de evitar más desmanes.José Santiago Rodríguez Zorrilla, preso por Carrera en una hacienda en Colina, para evitar que lo llevaran a Mendoza. En la tarde siguiente era recibido con honores en la ciudad y días después volvía a sus labores eclesiásticas. Osorio decidió salir persiguiendo a los fugitivos, y dejó al oficial de marina y moderado hombre, Jerónimo Pizana, para impedir más desmanes y represalias contra los vencidos.
Los cadáveres fueron apilados y quemados al norte de la villa. Cerca del anochecer de la jornada siguiente entraba en Santiago con su Estado Mayor entre toques de campanas y salvas de artillería. Supo ganarse el apoyo de muchos saludando cortésmente a quienes fueron a visitarlo. Esa noche envió a 200 soldados a buscar al obispoEl 9 de octubre la 1.ª división, mandada por el coronel Ballesteros, entraba en Santiago y era recibida como lo fueron todas las tropas monárquicas, por autoridades y el pueblo entre vítores. Miles de banderas ondeaban en las casas, las calles estaban adornadas con arcos de triunfo y las señoras, elegantemente vestidas, daban a los soldados y oficiales victoriosos ramos y coronas de flores y dinero. Hubo disparos de cohetes y aplausos.
Un grupo de notables recibió al general y lo acompañó a la catedral para celebrar un Te Deum, y después a la chacra de Teodoro Sánchez en Cañadilla donde Osorio pasó unos días hasta que la casa del conde de la Conquista quedó lista. Tras la victoria, Osorio pidió el sueldo y el nombramiento de brigadier y pasar de jefe del ejército expedicionario a capitán general de Chile. El virrey lo aprobó aunque le asignó solo el sueldo de brigadier. Fue mediante un decreto el 8 de noviembre, en el cual también se ascendía a brigadier a Maroto.
El nuevo capitán general dio a Elorreaga y su caballería la misión de pacificar Coquimbo, dejó la región entre Quillota e Illapel a las órdenes de Ballesteros y nombró al teniente de navío José Villegas gobernador de Valparaíso.
El 8 de octubre las noticias de la victoria llegaron a Chillán, donde hubo un mes de fiestas y procesiones. La goleta mercante Mercedes fue equipada por órdenes de Osorio para zarpar al Callao desde Valparaíso, lo que hizo el 19 de octubre. Fondeó en el Callao el 9 de noviembre. Las nueve banderas capturadas por el ejército realista fueron enviadas a Lima y exhibidas en la iglesia de Santo Domingo. Fueron llevadas a su sitio con una guardia de honor y acabaron depositadas en el altar de la Virgen del Rosario. Lima se iluminó, hubo misas en todas las iglesias, repiques de campanas, paradas militares, salvas de artillería y se dio un banquete en el palacio del virrey.
En abril de 1815 Osorio envió 400 refuerzos al Perú, la mitad talaveras. Posteriormente envió 770 chilotes. El resto del ejército realista sería destruido años después, en la batalla de Chacabuco.
En la mañana del 1 de octubre, la Junta de Gobierno en la capital empezó a recibir desde Mostazal los informes de José Miguel anunciándole que Osorio no había cruzado el Cachapoal y se retiraba al sur para desembarcar en la costa.Francisco Javier Videla, quemar todos los buques del puerto. En la tarde ya era obvia la derrota y comenzó el pánico.
En la tarde empezaron a llegar mensajes sobre el inicio de la batalla, al principio anunciando la victoria de sus armas pero carta tras cartas las noticias emporaron. En la noche José Miguel empezó a pedir refuerzos para organizar un nuevo ejército usando de base su división, lo que indicaba la derrota de O'Higgins. En la madrugada siguiente Uribe escribió a Los Andes pidiendo el retorno del batallón de Las Heras y a Melipilla y Valparaíso para que enviaran refuerzos. Finalmente, la noticia de la derrota la llevaron los sobrevivientes que huían a la capital. En la mañana Uribe ordenaba al gobernador de Valparaíso, coronel de miliciasAntes del amanecer del 3 de octubre entraba en Santiago José Miguel. Mandó un mensaje a Videla cancelando la orden de Uribe y ordenó a transportar todo el equipo militar y soldados a Coquimbo. Estaba decidido a abandonar la capital, ratificando la mayoría de lo organizado por Uribe, ordenó sacar todo el caudal de la Casa de Moneda y toda la plata labrada de las iglesias y conventos, unos 300.000 pesos. Después saquearon la administración de tabacos (donde había 200.000 pesos) hasta dejarla sin puertas, la provisión general, la maestranza de artillería, los repuestos de madera, todo el cureñaje, la fábrica de fusiles y llevarse hasta los molinos de la casa de pólvora; estas dos últimas también fueron incendiadas. No quería dejar nada al enemigo. Requisó caballos, bueyes y mulas. La imprenta del periódico La Aurora fue desarmada y los archivos de gobierno decomisados, aunque la mayoría se perdió en el caos. Se envió al doctor Vera a Buenos Aires a pedir tropas para seguir la guerra. La 3ª división acampó al sur de la capital, pero lentamente partidas de soldados se desertaban sin que nadie los hiciera volver.
A las 08:00 llegaba O'Higgins.
El general en jefe llegaba con 1.500 soldados mientras que O'Higgins con 150 sobrevivientes. Ambos se recriminaron mutuamente por la derrota, pero O'Higgins dijo que con las fuerzas que quedaban más los 400 hombres que guarnecían Valparaíso, el otro tanto de auxiliares de Buenos Aires repartidos por la provincia de Aconcagua y los milicianos que podrían movilizar podían intentar resistir en el río Maipo. Las bajas monárquicas eran elevadas, deberían dejar hombres en Rancagua y no podrían seguir la marcha de inmediato. José Miguel le respondió que lo pensaría, y en un consejo de guerra en que no invitó a O'Higgins se decidió retirar al norte para reorganizar sus fuerzas y después recuperar Santiago. Sin embargo, al retirarse, tal y como predijo O'Higgins, la mayoría de los soldados desertaron. Desde las 14:00 del día 3 hasta el anochecer del día siguiente las tropas de Carrera trataron de contener a la plebe, después fueron los vecinos organizados en patrullas (muchos de ellos europeos) los encargados del orden.
El saqueo producido por los vencidos en retirada produjo tal indignación en los vecinos que enviaron mensajeros a Osorio pidiéndolo entrar y restablecer el orden lo antes posible. Temiendo los saqueos del populacho y los castigos de los vencedores, muchos se prepararon para huir a sus haciendas o salir del país. Mujeres y niños de familias acomodadas se refugiaron en monasterios. Desde la mañana del día 3 empezaron a salir los exiliados con rumbo a Aconcagua, desde donde esperaban cruzar los Andes a pesar de que los pasos seguían cubiertos de nieve. No llevaban ropa ni dinero para el viaje o el exilio.Los Andes. Ahí lo esperaba desde el día anterior Juan José Paso, representante del gobierno porteño con la orden de cruzar la cordillera. El mismo día se les unió fray Camilo Henríquez con detalles del desastre. A la mañana siguiente eran el primer grupo en iniciar el cruce del macizo andino.
Serían unos 3000 los chilenos que seguirían ese camino. Las Heras estaba en Chacabuco marchando hacia la capital, pero al encontrarse con estos grupos entendió que todo estaba perdido y volvió aO'Higgins salió de la capital a Chacabuco el 4, llevándose a su madre y hermana. Un día después estaba en Los Andes organizando una columna de 200 soldados más refugiados que inició el cruce cordillerano el 8. El día 12 pasaban por las cumbres más altas y el 14 de octubre estaban en Uspallata.
Los Carrera salieron de Santiago en la noche del 4 de octubre dejando al coronel Rafael Eugenio Muñoz la misión de entregar al vencedor la ciudad. Llegaron al día siguiente a Los Andes. Eran seguidos por una 3ª división mermada por las deserciones. El capitán Molina y el teniente Nicolás Maruri quedaron con una guerrilla vigilando los alrededores de la capital hasta que llegó Osorio. Durante esa noche hubo saqueos mientras la última fuerza patriota, mandada por el capitán Pedro Nolasco Vial, salía disparando contra malhechores. La llegada de la vanguardia realista serían el fin del caos.
En Los Andes, los Carrera trataron de reorganizar a los sobrevivientes y seguir resistiendo en Coquimbo, pero al saber el 6 de octubre que Osorio salía de la capital por la cuesta de Chacabuco para perseguirlos, ordenan escapar al otro lado de la cordillera. Permanecieron en Los Andes hasta el día 8, esperando a unidades dispersas a las que habían ordenado reunirse en la localidad. Videla trato de llevar 200 soldados a Quillota con rumbo al norte, pero en cuanto salieron de Valparaíso se amotinaron.
Un destacamento de caballería al mando de Quintanilla llegó a Chacabuco el 6, pero sabiendo de la presencia de Molina y Maruri en la zona pidió refuerzos.10 de octubre uno de esos piquetes chocaba con los patriotas. En los faldeos de la orilla norte del río Aconcagua, José Miguel dejó a 200 soldados a cargo de Molina y Maruri para proteger su retirada, el lugar se llamaba Ladera de los Papeles. El 11 llega a La Guardia, donde muchos soldados robaron mulas y caballos a los refugiados civiles para cruzar la cordillera. Ese mismo día Quintanilla salía de Los Andes con 400 fusileros y carabineros montados para caer sobre Molina y Maruri, que perdieron 30 hombres intentando defenderse. Los patriotas huyeron a La Guardia, donde, al amparo de la noche, siguieron su retirada tras quemar lo que no pudieron llevarse. A la mañana siguiente Quintanilla los alcanzó en Ojos de Agua, donde hicieron 200 prisioneros entre los rezagados. José Miguel escapaba con un millón de pesos e importantes papeles hacia la cordillera cuando fue alcanzado y perdió la mayoría del cargamento. El día 13 el general en jefe iniciaba el cruce de los Andes al exilio.
Se envió a Elorreaga al día siguiente, al mismo tiempo que José Miguel empezaba la evacuación de Los Andes enviando un parque de materiales valiosos. El 8 comenzaba él mismo la retirada hacia la cordillera y una jornada después Los Andes era ocupada por los monárquicos, que despacharon piquetes a los faldeos cordilleranos. ElLos emigrantes cruzaron el macizo montañoso por el paso Punta de Vacas, guiados por arrieros experimentados que abrieron un camino relativamente seguro en un terreno cubierto de nieve. Tanta gente quería cruzar al mismo tiempo que no hubo mulas de remuda para todos y muchos debieron ir a pie. Las noticias del desastre llegaron el 9 a Mendoza, donde el gobernador de la provincia de Cuyo, coronel José de San Martín, envió 1.000 mulas con víveres para ayudar a los soldados. A diferencia de la cálida bienvenida que le dio el gobernador a O'Higgins, cuando San Martín y Carrera se encontraron en el paso de Uspallata, ambos siguieron su camino sin saludarse. En la noche del 13 de octubre José Miguel Carrera entraba en territorio cuyano con 400 a 500 soldados; nunca volvería a ver su patria.
Anualmente se conmemora en la ciudad de Rancagua esta decisiva batalla mediante un desfile que se realiza en el Estadio El Teniente o en calles circundantes. El marco de esta conmemoración cuando, el entonces presidente de Francia, Charles De Gaulle, visitó la ciudad, y presenció junto al presidente chileno de la época, Jorge Alessandri, el desfile del 2 de octubre de 1964, cuando se conmemoraba su sesquicentenario.
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