Batalla de Santa Rosa (Costa Rica) nació en Costa_Rica.
La Batalla de Santa Rosa fue un enfrentamiento bélico que ocurrió el 20 de marzo de 1856 en la Hacienda Santa Rosa, Guanacaste, Costa Rica, en el marco de la Campaña Nacional de 1856-1857, y tuvo como resultado la expulsión del ejército filibustero comandado por William Walker de territorio costarricense.
En el siglo XIX, Nicaragua atravesaba por problemas políticos, situación aprovechada por el estadounidense William Walker, con tendencias esclavistas, que se regía bajo la doctrina del "Destino Manifiesto". Walker ofrece en Nicaragua su ayuda para solucionar los problemas logrando establecerse en ese país, pero sus verdaderas intenciones eran otras. Su presencia en Nicaragua tenía su explicación: tras el descubrimiento de oro en California en 1848, en 1849 se abrió la llamada vía del Tránsito, mediante la cual los viajeros que iban del este al oeste de Estados Unidos, se desplazaban de Estados Unidos a San Juan del Norte. El barco que los esperaba aquí, los conducía por el río San Juan y el Lago de Nicaragua a La Virgen, donde tomaban diligencias que los dejaban en San Juan del Sur, sitio en el que se embarcaban para California. El trayecto era a la inversa para quienes iban del oeste al este de Estados Unidos.
El éxito de la vía del Tránsito incrementó el interés por construir un canal interoceánico, y avivó la competencia entre Estados Unidos y Gran Bretaña, la cual culminó en la firma del tratado Clayton-Bulwer en abril de 1850, por el cual ambas potencias se comprometían a no tener un control exclusivo sobre el posible canal. En tales circunstancias, el interés de Walker por consolidar su presencia en el sur de Nicaragua y el norte de Costa Rica se explica porque tal dominio le garantizaría una posición estratégica en cualquier negociación para la construcción del canal. Aunque Walker ganaba apoyo de los liberales nicaragüenses y de los esclavistas de Estados Unidos, que veían la oportunidad de anexionar Centro América, también ganaba cierta aversión en la región centroamericana e incluso del Reino Unido que no admitía su presencia en el territorio.
En junio de 1855, William Walker desembarcó en el puerto nicaragüense de El Realejo, junto con cincuenta y siete hombres (la llamada "Falange Americana"), a bordo de un bergantín denominado "Vesta".
Cuando William Walker llegó a Nicaragua, este país sufría un gran conflicto interno entre dos Partidos políticos que se disputaban el poder (Democrático y Legitimista). La intervención del estadounidense en la guerra civil que se produjo por dicho conflicto, decidió el triunfo del grupo demócrata. Sin embargo, Walker se quedó con el mando de las fuerzas armadas y convirtió al presidente, Patricio Rivas, en un instrumento de sus caprichos.
Ante la presencia de los invasores en Nicaragua, que significaba un peligro para la integridad territorial de Costa Rica, el 25 de febrero de 1856, el presidente de Costa Rica, Juan Rafael Mora Porras, convoca extraordinariamente al Congreso para que lo autorice a llevar la guerra a Nicaragua, lo cual le es aprobado dos días después. Ese mismo día, mediante decreto, el ejército nacional de Costa Rica se elevó a nueve mil hombres y se ordena que en las provincias de Alajuela y Heredia se organizara inmediatamente una división de mil soldados con sus correspondientes jefes y oficiales.
El 28 de febrero, el presidente Juan Rafael Mora Porras decretó no reconocer misión alguna del Gobierno provisorio de Nicaragua y declara que tomará las armas para la defensa de los nicaragüenses del dominio filibustero, hasta arrojarlos de toda la América Central.
¡A las armas! Ha llegado el momento que os anuncié. Marchemos a Nicaragua a destruir esa Falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.
Ellos os llaman, ellos os esperan para alzarse contra sus tiranos. Su causa es nuestra causa. Los que hoy los vilipendian, roban y asesinan, nos desafían audazmente e intentan arrojar sobre nosotros las mismas ensangrentadas cadenas. Corramos a romper las de nuestros hermanos y a exterminar hasta el último de sus verdugos.
El 1 de marzo, Costa Rica declara la guerra a los filibusteros. El ejército expedicionario costarricense, bajo el mando del General José Joaquín Mora Porras, hermano del presidente, se reúne en San José el 3 de marzo. El 4 de marzo se inicia la marcha desde hacia la frontera norte, llegando a Liberia el 12 de marzo, donde se unen al Batallón de Moracia, organizado en esa ciudad (Departamento de Moracia fue el nombre con el que se conoció a la provincia de Guanacaste hasta 1860), bajo el mando de José María Cañas.
Un día antes, el 11 de marzo, el presidente Patricio Rivas de Nicaragua declara la guerra a Costa Rica. William Walker envía a cargo del Coronel Louis Schlessinger, militar de carrera húngaro, que dominaba varias lenguas, entre ellas el francés, alemán, español, y el inglés, un ejército de alemanes, franceses y norteamericanos constituido de entre 280 y 300 hombres.
Las tropas de Walker, salen de La Virgen de Nicaragua el día 13 de marzo de 1856 siguiendo la Vía del Tránsito, hasta San Juan del Sur en ruta a Costa Rica. El objetivo era enfrentar a las tropas costarricenses lo más alejadamente posible de dicha vía, con la finalidad de evitar que esta fuese cerrada y de esta forma proteger los interés de la Compañía del Tránsito. Además como medidas adicionales reforzaron las guarniciones del Castillo Viejo y el Punto Hipp, conocido por los costarricenses como La Trinidad.
El día 15 arriban a La Flor, en territorio nicaragüense, un día después cruzan la frontera con Costa Rica y llegan a las Salinas de Bolaños, conocidas hoy como Puerto Soley. En este lugar, aniquilan la guarnición, constituida por siete hombres y una mujer, que realizaba las labores de la cocina. Igual suerte corrieron dos de tres hombres capturados, que habían sido enviados como emisarios a Granada (Nicaragua) por el presidente Juan Rafael Mora Porras.
Después de Salinas, las tropas de Walker se dirigieron a la Hacienda del Naranjo en donde destruyeron muelles y enseres, iguales actos cometieron en las Haciendas del Amo y Sapoá donde son detectadas por una avanzada del ejército costarricense para el día 18. El arribo de las tropas de Walker a la hacienda Santa Rosa se produce la tarde del 19 de marzo.
La noticia de la invasión del territorio costarricense llega el 17 de marzo por medio del dueño de la hacienda Sapoá. Ante esta situación se dispone que el general Cañas se quede en Liberia con el grueso del ejército, mientras que un contingente de 500 hombres al mando del Coronel Lorenzo Salazar y reforzado por cien lanceros bajo las órdenes del Mayor Julián Arias y del Capitán Juan Estrada, salgan en la madrugada del 18 de marzo, con el objeto de ir a su encuentro. El 19 de marzo las fuerzas costarricenses reciben el refuerzo del General Mora y del Teniente Coronel José María Gutiérrez con 100 hombres y dos cañones pequeños. La noche del 19 de marzo, el ejército costarricense riposta en la Hacienda "El Pelón", la cual había pertenecido al suegro del General Mora, don Agustín Gutiérrez.
Los costarricenses reanudan la marcha el día 20 de marzo durante las horas de la madrugada, pero ante el rumor de la presencia del enemigo en la proximidades de los Llanos del Coyol, se decide enviar una avanzada en misión de exploración, que logra apresar un filibustero que se había quedado rezagado. Este soldado pretendió engañar al ejército costarricense llevándolo en sentido contrario, pero fue descubierto en su intento al descubrirse las huellas del grupo invasor, sobre uno de los senderos que conducían a la Hacienda Santa Rosa, por lo que se toma la decisión de enviar en labor de reconocimiento al Teniente Macedonio Esquivel, quien en efecto pudo observar la presencia de los filibusteros en la casa de la hacienda.
"Mucho costó conducir los dos cañoncitos de a tres, por lo quebrado e impracticable del camino."
El 20 de marzo de 1856, las tropas del Coronel Schlessinger se encontraron en la Hacienda Santa Rosa, a unos 35 kilómetros de Liberia, con las tropas al mando del General José Joaquín Mora, que consistían en unos 600 a 700 hombres de a pie, una unidad de caballería y dos cañones.
Según la descripción que el propio General Mora realiza,artillería con los dos cañones, por el mismo flanco derecho, que era el más accesible. El Capitán José María Gutiérrez, al mando de 200 hombres, flanquearía la casa por la retaguardia, colocando su tropa sobre una colina localizada hacia el norte de la casona. El escuadrón de caballería quedó formado en el callejón hasta recibir la orden de cargar al enemigo, cuando se le desalojara de sus posiciones, y la tropa de Moracia, en número de doscientos hombres, se formó en batalla en el callejón para cubrir la retirada en caso necesario.
la tropa costarricense se dividió en cuatro grupos: uno a cargo del Coronel Lorenzo Salazar, con 280 hombres, debía atacar el frente, la izquierda y el flanco derecho de la casa; un segundo grupo, al mando del Capitán Mateo Marín, se encargaría del ataque deSegún la crónica de Mora, el enfrentamiento principal tuvo lugar en los corrales aledaños a la casona:
Tras los primeros cinco minutos de batalla, los filibusteros, superados, se atrincheraron en la casa misma, donde se vieron cercados por las tropas de Gutiérrez y el fuego de artillería de los cañones al mando de Marín. En el asalto del patio de la casona, murió el Capitán costarricense Manuel Quirós, quien pertenecía al Estado Mayor. Tras una solicitud del Coronel Salazar para prenderle fuego a la estructura, ésta se vio frustrada por el prematuro asalto del Capitán Gutiérrez, quien murió combatiendo con pistola y sable en mano dentro del recinto atestado de enemigos. Tras la muerte de Gutiérrez, la casa fue invadida por todas partes, provocando la confusión entre los diezmados filibusteros. Ante la acometida, Schlessinger dio orden a las compañías francesa y alemana que se retirasen para tomar una mejor posición, pero la orden fue malentendida y creyendo que se les ordenaba la retirada, huyeron en fuga, siendo a continuación perseguidos por la tropa de Moracia y los lanceros del Capitán Estrada. La batalla, en total, había durado unos 14 a 18 minutos.
Según el reporte de bajas del General Mora enviado al presidente, murieron un total de 19 personas en el bando costarricense (4 oficiales y 15 soldados) y 32 heridos. En el bando filibustero, se contabilizaron 26 muertos, más otros que murieron de sus heridas en el escape en la espesura de la selva y que no fueron contabilizados; hubo 19 prisioneros (18 de ellos fueron fusilados) y numerosos heridos. No se conoce reporte oficial de sus bajas por parte del mando filibustero.
La victoria costarricense en Santa Rosa permitió la expulsión de los filibusteros de suelo costarricense, trasladando el escenario de la guerra a la vecina Nicaragua, en el marco de la Guerra Nacional de Nicaragua, a la vez que llena de optimismo al ejército expedicionario costarricense. La acción de Santa Rosa, también, marca "la raya sur" al expansionismo imperial de los Estados Unidos durante el siglo XIX.
El expresidente colombiano Pedro Alcántara Herrán, de visita en Costa Rica y conocido el hecho de Santa Rosa, hace un donativo para huérfanos y viudas y escribe un reconocimiento del suceso, en el que compara al presidente Mora con el General Washington.
El papa Pío IX, conocido el acontecimiento, al recibir las credenciales del embajador de los Estados Unidos, el Sumo Pontífice saluda una proclama contra «i filibusteri» publicada ese día en la prensa de Roma.
El maestro mexicano José Vasconcelos escribe, en recuerdo de Santa Rosa:
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