Consolidación de la Hegemonía Andina
El bloqueo a las costas venezolanas fue un incidente diplomático entre fines de 1902 y principios de 1903 en que las marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia franquearon las costas y puertos de Venezuela exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno a las compañías de sus connacionales. El bloqueo naval tuvo su fin con el Protocolo de Washington el cual fue firmado en esa ciudad el 13 de febrero de 1903 ya que Estados Unidos actuó como mediador al ser un partido neutral en la situación. En este protocolo se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30 % de sus ingresos de aduana.
Desde la muerte de Joaquín Crespo en la Mata Carmelera en 1898 Venezuela se había visto privada repentinamente de quien hasta ese momento había sido el regidor de la vida política nacional, dejando con su muerte, un vacío de poder que produjo una nueva lucha entre caudillos regionales sobre la sucesión presidencial. Los primeros en alzarse fueron los generales José Manuel Hernández, conocido como el «Mocho» Hernández, y Ramón Guerra, pero ambos son derrotados y es un caudillo de los Andes, Cipriano Castro quien derroca al presidente Ignacio Andrade al triunfar su Revolución Liberal Restauradora. Al poco tiempo de iniciar su gobierno Castro se encuentra en pugna con los viejos caudillos que aspiraban derrocar a Andrade y ahora buscan hacer lo mismo al presidente tachirense, pero también se enemista con las grandes compañías transnacionales por sus drásticas medidas económicas. Una de esas compañías, la New York & Bermúdez Company, financia la rebelión de los caudillos que habían sido vejados y apartados de la vida política por Castro. Esta rebelión, llamada por sus organizadores la Revolución Libertadora se convirtió en la guerra civil más sangrienta habida en el país desde la Guerra Federal.
En el ámbito económico se destaca la deuda externa contraída por la nación por la construcción de la red ferroviaria en especial la del Gran Ferrocarril de Venezuela o Ferrocarril Alemán, por orden y concesión del presidente Antonio Guzmán Blanco a Friedrich Alfred Krupp en 1887. Por otra parte el mercado internacional del café estaba sometido a fuertes fluctuaciones, pero era el aromático venezolano (Coffea arabica) uno de los productos bandera de la economía local que catapultó al país al segundo lugar entre los países exportadores detrás del Brasil.
Mientras Venezuela se hallaba sumergida en conflictos internos, los Estados Unidos de América habían aumentado notablemente su poder después de haber derrotado a España en 1898, acabando de forma definitiva con su imperio en el continente americano. Adicionalmente adquirieron Cuba y Puerto Rico, ambas islas de un gran valor económico y estratégico fundamentales para el control del mar Caribe.
Mientras continuaba la persecución de los caudillos dispersos de la Revolución Libertadora tras ser derrotados en la batalla de la Victoria en noviembre de 1902, Reino Unido, Alemania, Italia y otras potencias extranjeras reclamaron la inmediata cancelación de los daños sufridos por sus súbditos en Venezuela durante los últimos años de guerra civil. También reclamaban el cumplimiento por parte del gobierno del pago de las deudas de gobiernos anteriores al de Castro. El cobro de estas deudas hace crisis en diciembre de 1902, cuando se llevó a cabo el conocido bloqueo a las costas venezolanas como un clásico ejemplo de la diplomacia de cañonero aplicada por las grandes potencias de la época.
Esta agresión fue llevada a cabo por Reino Unido, Alemania e Italia contra Venezuela para dirimir con Estados Unidos áreas de influencia en territorios americanos, se escudaba en el cobro compulsivo de deudas morosas y el reconocimiento de reclamaciones pendientes, a pesar de que sobre estas últimas el gobierno venezolano mantenía objeciones doctrinarias sustentadas en principios de derecho internacional.
El 9 de diciembre de 1902, 15 unidades de la armada británica y alemana actuando en operación conjunta atacaron el puerto de La Guaira. Desembarcaron tropas en los muelles, de los cuales se apoderaron; a las 12 de la noche fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus representantes diplomáticos a bordo de la flota y así ponerlos a salvo de una eventual represalia del gobierno venezolano. A las 5:00 a.m. del día 10 los británicos harían lo mismo, trasladando además a varios connacionales que exigían protección.
La pequeña marina de guerra venezolana no opuso ninguna resistencia al no estar a la altura de las circunstancias. Estaba compuesta por buques en su mayoría de procedencia civil, armados con cañones y lanzatorpedos para uso militar. En total eran diez «cañoneros» en servicio: Bolívar, Miranda, Monagas, Federación, Augusto, Ossum, Totumo, General Crespo, Margarita y Restaurador. A esta pequeña flota se le sumaban el transporte Zamora y el remolcador Zumbador. Los cañoneros Totumo y General Crespo fueron remolcados a mar abierto por los alemanes y hundidos el 10 de diciembre. Marinos armados del acorazado británico HMS Retribution abordan el Ossum y el Margarita, destruyéndoles las máquinas. El Capitán del crucero SMS Gazelle, Titus Türk, aborda la vieja cañonera Restaurador en el puerto de Guanta el 11 de diciembre de 1902. Arresta a la tripulación y convierte el buque en el SMS Restaurador al servicio de la Marina Imperial Alemana (Kaiserliche Marine). Sin flota para enfrentar a los agresores, el presidente Castro se defiende con retumbante proclama: «¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!» Su eco se refleja en la Doctrina Drago, suscrita por el Ministro de Relaciones Exteriores argentino de la época, Luis María Drago, mediante la cual argumenta la ilegalidad del cobro violento de las deudas por parte de las potencias más importantes de la tierra en detrimento de la soberanía, estabilidad y dignidad de los Estados débiles.
Ante esta situación, Castro ordena la preparación general del ejército para responder a la desigual confrontación y aumenta su plataforma política mediante un oportuno acercamiento a su principal opositor el «Mocho» Hernández y a su Partido Liberal Nacionalista. En las principales ciudades del país se producen ruidosas manifestaciones de apoyo al «restaurador», en lo que se considera como una importante evidencia de nacionalismo antiimperialista. Incluso pacifistas como el Doctor José Gregorio Hernández se enrolan como voluntarios. Aunque transitorio, el movimiento popular fortalece al Gobierno e influye en el sesgo que, en breve, toman los acontecimientos. La opinión política y el presidente se aproximan al Gobierno norteamericano invocando la Doctrina Monroe, cuando aumentan los rumores en relación con el interés británico y alemán de asentar fuerzas permanentes en territorio venezolano. Sin embargo el presidente Theodore Roosevelt solo se ofrece como mediador en el conflicto.
Entre los días 12, 13 y siguientes, el crucero protegido inglés de clase Astrea HMS Charybdis y el crucero alemán SMS Vineta bombardearon con extrema precisión el castillo Libertador y el fortín Solano de Puerto Cabello destruyendo sus cañones. Pocos días después, a la escuadra anglo-germana se unieron tres buques de la armada italiana para servir a la expedición en tareas de acompañamiento logístico. El crucero italiano Elba fue el primero en llegar en frente de la costa de La Guaira el 16 de diciembre y el día siguiente llegaron el crucero armado Giovanni Bausan y el crucero acorazado Carlo Alberto. Italia fue encargada del bloqueo del puerto de Vela de Coro (Estado de Falcón).
También se unieron al bloqueo buques de Holanda, Bélgica y España.
El 22 de diciembre de 1902 el vicealmirante inglés Archibald Lucas Douglas, comandante de la armada conjunta, en esta ocasión a nombre del imperio británico, hizo publicar en el diario El Heraldo de La Guaira la siguiente disposición: «Por la presente se notifica que un bloqueo ha sido declarado para los puertos de La Guaira, Carenero, Guanta, Cumaná, Carúpano y las bocas del Orinoco, y se hará efectivo desde y después del 20 de diciembre...». Solo se refería a La Guaira y a las costas situadas al este de dicho puerto, porque las occidentales quedaron a cargo de los alemanes.
El comandante de estos se dirigió al castillo de San Carlos de la Barra en los siguientes términos: «Según ordenanzas de Su Majestad el Emperador de Alemania declaro por la presente el bloqueo de los puertos venezolanos de Puerto Cabello y Maracaibo».
El bloqueo para Puerto Cabello empezó el 22 de diciembre y el de Maracaibo el 24 de diciembre. En ambas ciudades se asentaba una importante colonia alemana.
Durante el bloqueo y en los meses siguientes, un movimiento popular de respaldo a Cipriano Castro se hace sentir en Latinoamérica, pero solo un Gobierno protesta de manera expresa ante lo acontecido: la República Argentina, por intermedio de su canciller, Luis María Drago, expide el 29 de diciembre de 1902 un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de una deuda, ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños.
El sábado 17 de enero de 1903, el cañonero SMS Panther apoyado por el crucero ligero SMS Falke, ambos de la marina imperial alemana (Kaiserliche marine), persiguen a una goleta mercante que había burlado el bloqueo e intentan pasar por la barra del Lago de Maracaibo desprovista de balizaje ya que los venezolanos habían retirado las boyas del canal de navegación. El capitán del Panther al no conocer la batimetría de aguas someras del sitio, encalló el buque cerca del castillo de San Carlos de la Barra, quedando a tiro de los cañones de la fortaleza zuliana. De inmediato empezó un duelo de artillería entre las baterías del castillo y los buques invasores denominado popularmente como «la Cañonera». Los artilleros venezolanos Manuel Quevedo y Carlos José Cárdenas con un cañón Krupp de 80 mm, (que por coincidencia era de fabricación alemana) lograron hacer varios impactos en el Panther, averiándolo de consideración.[cita requerida] En esta acción resultaron seis heridos en el castillo San Carlos.
El martes, 20 de enero de 1903, llega procedente de Puerto Cabello, el crucero protegido SMS Vineta en auxilio del Panther, para realizar al día siguiente un bombardeo de ocho horas de duración al indefenso pueblo de San Carlos ocasionando cerca de 40 muertos. Poco después, el Panther logra salir del área.
Todos estos actos de violencia se produjeron sin una previa declaración de guerra emitida por alguna de las partes y sin que mediaran ofensas venezolanas a los agresores, que supusieran la necesidad de una respuesta tan drástica como la que constituyeron los actos mencionados.
Sobre estos acontecimientos se han manejado muchos comentarios, pero todos conducen a dos proposiciones básicas.
La primera, muy debatida y puesta en duda desde los primeros días del bloqueo en el parlamento británico por los miembros de la oposición, así como posteriormente en foros, prensa y análisis historiográficos, fue expuesta por el primer ministro David Balfour ante la Cámara de los Comunes; ella tendría su origen en la renuencia del gobierno venezolano a reconocer reclamaciones pendientes por daños y perjuicios causados a las personas y propiedades de súbditos de las potencias atacantes, así como el cobro de la deuda pública externa que el país mantenía en crónico estado de mora con Reino Unido y Alemania. Efectivamente, al 31 de diciembre de 1902 Venezuela era deudora de estas potencias por 119 300 000 Bolívares (Bs), saldo al que se habían acumulado 46 000 000 Bs por intereses. El gobierno venezolano había suspendido el pago de esta deuda debido a la crisis económica que atravesaba el país. Desde 1900, el ingreso fiscal apenas promediaba 30 000 000 Bs y los gastos de guerra a que obligaban los continuos alzamientos internos de la época solo empeoraban la situación e impedían que se atendiera a las exigencias de los acreedores. Al monto de la deuda se agregaba el de las reclamaciones, tramitadas a través de canales diplomáticos por los supuestos agraviados y que se situaba en 186 500 000 Bs. El gobierno venezolano no se mostraba dispuesto a reconocer estas reclamaciones porque estimaba —y luego quedó demostrada la certeza de su posición— que exageraban en mucho el cálculo de dichos daños. Venezuela era un país internacionalmente insolvente, sin ninguna capacidad de pago al momento del bloqueo. Pero, como lo expresó la oposición británica en la Cámara de los Comunes, otro debió ser el procedimiento para exigir el pago.
La segunda tesis acerca de los motivos profundos que condujeron al bloqueo resulta mucho más compleja y de difícil demostración, como no sea por los indicios circunstanciales de un cuadro geopolítico de gran amplitud, a través de cuyo análisis se facilita la comprensión del problema. Desde los mismos días del bloqueo se ha sostenido que, en el fondo de su ejecución, estaba en juego el equilibrio mundial del poder; que las potencias europeas lo utilizaron como medio para someter a prueba la política de poderío extranacional mantenida por Estados Unidos. El 1 de junio de 1903 el escritor venezolano César Zumeta publicó un artículo en el número 4 de la revista Némesis, editada en Nueva York, donde se expresaba así: «...Alemania ha resuelto obtener de Estados Unidos, de grado o por la fuerza, una revisión de la doctrina Monroe, que le abra la puerta a ella y a las demás potencias que lo deseen, esferas de influencia al sur del Canal de Panamá [...] se prejuzga que sea en el Caribe donde se libren las batallas que han de decidir los destinos de la América española...» Lo cierto es que el conflicto tomó un curso que derivó en el sentido expuesto, al intervenir Estados Unidos ante Gran Bretaña y Alemania para que levantaran el bloqueo; aun cuando, previamente, el presidente Roosevelt había aceptado una acción punitiva de estas dos potencias contra Venezuela. Esta posición fue planteada ante el Departamento de Estado a manera de presión destinada a forzar el pago de las deudas y la aceptación de las reclamaciones pendientes. Sobre esta actitud estadounidense, se ha escrito que fue una hábil jugada política para provocar el conflicto y sobre esa base dirimir áreas de influencia ante el poderío europeo.
El bloqueo fue levantado en virtud de los protocolos firmados en Washington el 13 de febrero de 1903 con los agresores y otras naciones, para cuyas discusiones Venezuela nombró como representante diplomático al ministro estadounidense acreditado en el país, Herbert Wolcott Bowen ya que Estados Unidos estuvo como mediador al ser un partido neutral en la situación.
Por medio de aquellos instrumentos se formalizó el levantamiento del bloqueo naval y el compromiso de reiniciar el pago de la deuda externa que fue reducida de 352 000 000 Bs de capital e intereses más indemnizaciones de guerra a 150 900 000 Bs, menos de la mitad que las demandas iniciales de los reclamantes. En este Protocolo se acordó que Venezuela pagaría con el 30 % de sus ingresos de aduana.
Las consecuencias del bloqueo naval se manifestaron en un incremento de la influencia norteamericana en la América Latina mediante la promulgación del Corolario Roosevelt de 1904, una sustancial «enmienda» a la Doctrina Monroe por parte del presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt. En su estado alterado, la Doctrina de Monroe ahora consideraría a América Latina como territorio para expandir los intereses comerciales de los Estados Unidos en la región, adicional a su propósito original, de mantener a la hegemonía europea fuera del hemisferio.
En esta enmienda el presidente Roosevelt afirmó que si un país latino-americano y del Caribe situado bajo la influencia de los EE. UU. amenazaba o ponía en peligro los derechos o propiedades de ciudadanos o empresas estadounidenses, el gobierno de EE. UU. estaba obligado a intervenir en los asuntos internos del país «desquiciado» para reordenarlo, restableciendo los derechos y el patrimonio de su ciudadanía y sus empresas.
Este corolario supuso, en realidad, una carta blanca para la intervención de Estados Unidos en América Latina y el Caribe y establece de facto derechos «quasi o neocoloniales» de Estados Unidos sobre países de la región, derechos similares a los que tanto Reino Unido como Francia se otorgaban a sí mismos sobre los países de sus áreas de influencia de acuerdo a los tratados de la Entente cordiale.
En 1908 tras la ascensión al poder de Juan Vicente Gómez, las relaciones internacionales rápidamente mejoraron, en especial con los Estados Unidos que enviaron a las costas venezolanas, a petición del mismísimo Gómez, los acorazados USS Maine, USS Des Moines y al crucero acorazado USS North Carolina y el crucero USS Dolphin, para someter cualquier revuelta interna; oportunidad que aprovecharon los estadounidenses para disuadir una nueva incursión naval europea en Venezuela y reafirmar la Doctrina Monroe.
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