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Fortín Solano



¿Dónde nació Fortín Solano?

Fortín Solano nació en Valencia.


El Fortín Solano o Mirador de Solano se encuentra ubicado en el parque nacional San Esteban,[3]​ en la ciudad de Puerto Cabello, en el estado Carabobo de Venezuela. Es una fortaleza militar construida en el 1766 por orden expresa del Gobernador y Capitán General de Venezuela, Don José Solano y Bote. Se erigió en la zona llamada Cresta del Vigía y su función era proteger la ciudad de posibles ataques navales, resguardar su puerto, el Camino de los Españoles a Valencia y toda actividad mercantil. Durante la Independencia de Venezuela tuvo gran actividad militar.

El propósito de la construcción del Fortín también fue el de proteger el Camino de los Españoles de Puerto Cabello a Valencia y las aguas del río San Esteban. En la actualidad, en sus cercanías se puede apreciar el pueblo de San Esteban, la casa del Prócer General Bartolomé Salom; el Camino Indígena de la Sal entre las poblaciones de Patanemo y Guacara; así como un complejo megalítico con petroglifos en el Parque Arqueológico Piedra Pintada en Tronconero.[3]

Antes de la construcción del fortín, el cerro de apenas 500 metros de altura era una base donde se había instalado una batería naval que sirvió para contrarrestar un violento ataque que en 1743 realizó la flota inglesa del Comodoro Charles Knowles.[4]​ La visibilidad de los cuatro puntos cardinales era perfecta y por esto funcionaba como mirador. Desde ahí se vigilaban las aguas por las que navegaban viajeros de todo tipo y que se acercaban a puerto. La construcción de dicha batería fue decidida por Juan Gayango y Lascan. Se buscaba que la vigilancia desde el cerro fuera permanente y, además, de forma más eficiente.

Poco tiempo después, el Capitán General de la Provincia de Venezuela, Don José Solano y Bote, considerado por la población como ilustre y aclamado; gobernante capaz, de gran personalidad y de recto proceder,[5]​ ordenó la construcción de un fortín con artillería y, así fortalecer la defensa del puerto. Para este proyecto se utilizaron los conocimientos de varios ingenieros militares de su plena confianza.[6]

El fortín fue construido con mano de obra esclava y de presos traídos de La Guaira, como también reos del Castillo San Felipe (hoy conocido como Castillo Libertador). La construcción es única en su tipo en Puerto Cabello; fue hecha de piedra de canteras que existían en la región como también de rocas de algunos cerros de alrededor.

El Fortín Solano no fue diseñado solo pensando en la protección de las aguas visitadas por piratas, comerciantes y viajeros, sino también para dar seguridad al cauce del río San Esteban y del Camino de los Españoles que conducía a Valencia, por el Valle de San Esteban.

El Fortín Solano tenía una artillería que aseguraba la vigilancia de las vías a Borburata, San Esteban y Goaigoaza, pues era indispensable por ser esta una región rica en lo agrícola, además de lo necesario para la protección de la Provincia.[8]

El teniente coronel de infantería José Antonio del Pozo y Sucre quien era ingeniero ordinario, llegó a finales de 1787 a Puerto Cabello y presentó un informe de la verdadera situación en que estaban las fortificaciones.[nota 7]

Existían graves problemas con el abastecimiento del agua a los pobladores de lo que se llamaba Plaza de Puerto Cabello, comenzó el informe con tal noticia:

Dentro del informe formuló de forma interesante una descripción de Puerto Cabello:

En lo que refiere a las fortalezas, el Ingeniero José del Pozo tuvo juicios muy precisos, en especial concerniente al cerro del Mirador:

Los días 7 y 26 de agosto de 1814 se levantaron sendos oficios por el mantenimiento del Mirador de Solano y Vigías. Según José Mariano Aloy.[nota 9]​ las fortificaciones de Puerto Cabello necesitaban de especial atención. En el oficio se requería:

En los siglos XVIII y XIX, el país tuvo la visita de personajes de la historia contemporánea. Estos visitantes hicieron comentarios del Fortín Solano, describiéndolo de diferentes formas, pero plasmando para el futuro en crónicas y escritos de lo imponente de su estructura y funcionamiento.

Entre los más destacados visitantes se encontraban Alejandro de Humboldt,[9][10][11]Agustín Codazzi, [11]​ Conde Louis Philippe de Ségur,[12]Ferdinand Bellermann,[11][13][14]Anton Goering[11][15][16]Karl Ferdinand Appun,[11][15]​ Joseph Luis de Cisneros,[11]Miguel Maria Lisboa,[11][15][17]Wilhelm Sievers,[11]Francisco Depons,[11][18]Dauxion Lavaysse,[11]​ Antonio Manzano, Willian Duane,[19]​ Jenny Talleney,[11][15]​ Robert Semple[11]​ y James Mudie Spence.[15]

Su ingreso a tierras venezolanas fue en el 1849, apenas contaba con veintinueve años,[11][15][20]​ describe la región con mucho amor.[nota 10]​ Se refiere al Mirador de esta forma:

Quizás por motivos comerciales o personales llega a Puerto Cabello en los años 1810 y 1811.[11][21]​ Él hace una descripción de la zona y se refiere al Fortín Solano haciendo una referencia:

Su profesión era geógrafo. Nacido en Alemania y pariente de Karl Ferdinand Appun, estuvo en Puerto Cabello en las últimas décadas del siglo XIX. Pudo recopilar datos curiosos que él publicó con valiosas observaciones y detalles de las costumbres venezolanas de esa época. Realizó un estudio sobre el estado político en Venezuela.[nota 11]​ y relata algunos sucesos que tuvieron origen en Puerto Cabello en los momentos de la ocupación por las fuerzas Legalistas del General Joaquín Crespo y también refiere el Fortín.

A finales de 1813 Manuel Piar establece el bloqueo marítimo de Puerto Cabello, en combinación con el sitio terrestre impuesto por el Libertador Simón Bolívar recupera la plaza fuerte para los patriotas consolidando la Segunda República. El brigadier Antonio Zuazola será capturado por Bolívar, quien propuso inmediatamente su canje por el Coronel Diego Jalon, propuesta rechazada por el general Monteverde, quien persistía en su conducta de no tratar con los enemigos. Esto y el haber Monteverde fusilado algunos prisioneros, obliga a Bolívar a ahorcarlo en el Fortín Solano.

Pedro Carujo natural de Barcelona, Estado Anzoátegui fue militar, periodista y uno de los jefes de la Revolución de las Reformas de 1835. Fue hijo de José Carujo, nacido en Canarias, quien era oficial realista y de Juana Hernández, venezolana de nacimiento. Formó parte del batallón Orinoco acuartelado en Angostura en el 1819. Este militar venezolano era reconocido por sus atributos intelectuales.

No compartía los ideales del Libertador Simón Bolívar, era abiertamente enemigo de cualquier dictador y a Bolívar le consideraba un tirano. El Libertador era Jefe Supremo de los poderes políticos de la Gran Colombia y Carujo se había convertido en su enemigo personal, llegando a atentar contra su vida. El participaba de un grupo de conspiradores integrado por oficiales.

El 28 de septiembre de 1828, estando Bolívar en su residencia de Bogotá le intenta asesinar, pero todo el plan se logra frustrar gracias a la intervención de Manuelita Sáenz.

Aunque Carujo se salvó de ser fusilado, lo embarcaron en la Fragata Colombia y le enviaron a Venezuela. Fue llevado en calidad de preso político sin ventajas alguna.[nota 12]​ El Primer Comandante del buque era inglés y, español el Segundo de a bordo, ambos admiradores de Bolívar. Su castigo no fue solo en el barco, al quitarle los grilletes para llevarlo a tierra le ataron los brazos a un cabestro y lo pasearon por los sitios públicos de Puerto Cabello mostrándolo como forajido, asesino y gran criminal. La fragata llegó a Venezuela el 3 de marzo de 1829.

El paso siguiente fue llevarlo al Fuerte El Vigía, muy bien custodiado entre filas que formaron los soldados y le encerraron en una bóveda donde era poco el aire y casi sin entrada de luz. Se le encargó al comandante del fuerte que se le hiciera sentir todo el rigor por el crimen que había cometido. Fue Antonio Valero que se ocupó de todo, siendo éste enemigo personal de Carujo.[nota 13]

Su estadía en el fortín fue de cinco meses, los cuales utilizó para preparar su evasión, él imaginaba que estaría preso mientras el «tirano» como se refería a Bolívar, estuviera en el poder. Logró escapar el segundo día de agosto, pero dejó un escrito justificando su huida. No obstante, al poco tiempo fue capturado y regresado en forma humillante a la fortaleza donde le colocaron grillos.

En 1836 y con el fortín casi abandonado, ya que no estaba ocupado por los militares, se decide colocar en el Mirador un telégrafo. El sistema que se colocó fue el telégrafo óptico, un poste de madera y de gran altura que transmitía señales con combinaciones de un mecanismo de brazos movibles. Fue usado en diferentes oportunidades y funcionó durante algunos años.

El documento que fue enviado a Puerto Cabello para utilizar el fortín como base para el telégrafo fue el siguiente:[nota 14]


Valencia, 22 de septiembre de 1836
Gobierno Superior Político de Carabobo
Nº 568.


Sr. Jefe Político del Cantón de Puerto Cabello.

El Señor Secretario de Estado en el Despacho de la Guerra con fecha 8 del presente me dice lo que sigue.

No destinándose a ningún servicio militar la Vigía de Puerto Cabello, y siendo muy conveniente establecer en ella un telégrafo para las necesidades del comercio, el Poder Ejecutivo me ordena decirlo a usted para que con este objeto oficie a quien corresponda y dedique sus esfuerzos a conseguir el importante fin mencionado pues en ello se hace un buen servicio al comercio de aquel puerto.

Y lo transcribo a Usted para que de acuerdo con los señores del comercio de ese Pto. se escojiten los más convenientes al establecimiento del Telégrafo.

Carlos Brandt, escritor, políglota y filósofo realiza una descripción minuciosa de los sucesos del bloqueo naval de Puerto Cabello en 1902. Explica como tuvo gran participación el Fortín Solano para defender la zona de enemigos superiores en poder.

Cuando ocurre el Bloqueo Naval a Venezuela, el acorazado inglés HMS Charybdis y el crucero alemán SMS Vineta bombardean la ciudad de Puerto Cabello, justificando la acción por algunas ofensas a oficiales y tripulantes de un buque mercante de bandera inglesa llamado «Topaze» que había estado en el muelle de la aduana vieja en diciembre de ese mismo año.

Brandt describe esta acción llamándola; «El famoso disparo del Fortín Solano»

Cuando ya iba acercándome al «Fortín Solano» al extremo de que éste me quedaba solo a dos cuadras, rompieron los fuegos. Más tarde se habló de un disparo salido del Fortín. Muchos negaron dicho disparo; otros dijeron que había sido hecho por el Capitán Meyer y otros, entre ellos el General López Contreras, sostuvieron que fue Antenor Ugueto quien lo hizo. Pero la generalidad afirma que fue un soldado desconocido quien, al oír los primeros disparos del «Charybdis», no quiso correr sin antes, por despecho, pegarle un fósforo encendido al oído del cañón.

En 1905 por orden del General Cipriano Castro, fueron montados dos poderosísimos cañones de 155 milímetros para rechazar cualquier nuevo intento de bloqueo del puerto por potencias extranjeras.

Se habían creado cantidad de leyendas en la ciudad donde el Fortín Solano era principal personaje. Decía la gente que existía una cueva que comunicaba el Fortín con el Castillo, supuestamente este subterráneo atravesaba por el mar de punto a punto. También vivió un militar retirado, un Teniente Coronel que en algún momento como oficial prestó servicios en el Fortín y siendo ya un anciano se deleitaba contando que había conseguido un baúl en un subterráneo que tenía el fuerte, que contenía uniformes descoloridos y documentos que fueron propiedad de José Solano y Bote, que había sido Capitán General y personaje del que lleva el nombre el Fortín. Adornaba el pasaje diciendo:

Lo que este militar retirado ignoraba es que Solano nunca visitó el lugar que llevaba su nombre. En el Fortín hay un depósito para almacenar agua de lluvia que se utilizó en la etapa colonial y de esto sacan leyendas populares.

Hubo en las filas militares un joven de Barlovento, vía al oriente de Venezuela, que había fallecido en el portal del cementerio de Puerto Cabello. Este joven militar sirvió en el Fortín, su nombre era Roso Busich. Se decía que al pasar junto al largo muro de cementerio su cuerpo como de calavera salía al paso de los peatones, que obligados tenían que pasar por ahí.

Todo el camino de San Esteban acumuló una serie de cuentos, anécdotas, procesos históricos y otras menudencias, ciertas o inventadas por sus protagonistas.

Venezuela vivió en los años 60 dos levantamientos militares con participación de la izquierda venezolana. El primero se conoció con el nombre de «El Carupanazo» el 4 de mayo de 1962 y el segundo llamado «El Porteñazo» que sucedió el 2 de junio del mismo año. En ellos participaron el Batallón de Infantería de Marina de Carúpano, la Guardia Nacional y la Base Naval de Puerto Cabello.

Estas insurrecciones se dieron por la difícil situación política que vivía Venezuela bajo la presidencia de Rómulo Betancourt (1959-1964).

La rebelión fue disipada al amanecer del 3 de junio dejando más de 400 muertos y 700 heridos, luego el 6 de junio toman los últimos insurrectos que se encontraban atrincherados en el Fortín Solano el cual fue bombardeado repetidamente por reactores F-86 Sabre y Canberra de la Fuerza Aérea de Venezuela.

Diferentes historias corrieron sobre tal acontecimiento que enlutó a Venezuela, se tomó como un acto bélico injusto e innecesario. Muchos acomodaron lo que pasó de acuerdo a intereses políticos y personales.

Alí Brett Martínez [nota 15]​ escribiría según su investigación:

Concluiría su investigación diciendo:

Don Enrique Aristeguieta Gramcko[nota 16]​ da su testimonio relatándolo así:

En un trabajo periodístico para una revista de circulación nacional Marconi Villamizar[nota 17]​ escribe:

El fortín fue abandonado por las fuerzas armadas durante el gobierno de Wolfgang Larrazábal quien fue Presidente de la Junta de Gobierno de Venezuela en 1958.

Todos los sistemas de armamento de misiles y los radares fueron desactivados y retirados, se alegó que el sitio era obsoleto para fines militares y que no se justificaba el mantenimiento de las armas y radares allí instalados. Algún grupo de jóvenes intelectuales de Puerto Cabello realizaron una toma simbólica del Mirador Solano declamando el desprendimiento de aquella obra innecesaria ya. Los ideólogos y dirigentes de este grupo luego desaparecieron de toda escena pública.

Las casas que en un momento fueron vivienda de las tropas llegaron a las ruinas por la acción de vándalos que se reunían en el sitio olvidado por las autoridades. Los cañones se trasladaron a la Escuela Militar de Venezuela. Para ese entonces a las autoridades locales no les interesaba lo que pasaba y el fortín se desmanteló sin considerar que era un Patrimonio Histórico de Puerto Cabello.

Hoy el Fortín Solano es un sitio de interés turístico integrado al parque nacional San Esteban donde propios y extranjeros visitan el recuerdo de una historia llena de vivencias. El sitio cuenta con un restaurante, tiene visitas guiadas y se permite la entrada de 8:00 a 18:00 todos los días.



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