x
1

Boudoir



Un boudoir es una pequeña habitación en una vivienda situada entre el comedor y el dormitorio. El marqués de Sade (1740-1814), autor literario, contribuyó a desarrollar la fama de esta pequeña habitación dedicada a las conversaciones femeninas íntimas. Desde el éxito de su obra La Philosophie dans le boudoir, este pequeño salón tiene una mala reputación, combinada con las de todos los intercambios y debates.

El término boudoir procede de bouder que significa guardarse.

La aparición del boudoir corresponde a una evolución de las costumbres sobre las relaciones entre hombres y mujeres y la incidencia de esto sobre la arquitectura de interior. Mientras que para los hombres de la burguesía la expresión pública era una manera de afirmarse, las mujeres se encontraban en salones más íntimos. En efecto, el salón de recepción estaba reservado a la expresión masculina. La "imaginación erótica masculina"[1]​ era provocada entonces por el retiro y el secreto del pequeño espacio reservado a las conversaciones entre mujeres, con los invitados de su elección.

El plano a la izquierda es el de una cámara privada, que, en los castillos de los siglos XIII, XIV y XV, se intentaba, en la medida de posible, situar en la esquina de los edificios y poner, de esta manera, en comunicación con una torreta que servía de boudoir o de gabinete de retiro.

El artista suizo Sigmund Freudenberger (1745-1801) creó un grabado sobre el tema que daba una idea de la manera en la que se percibía el boudoir en esta época.[2]​ En él, una mujer joven duerme con un libro que todavía sostiene con la mano. Dos jóvenes la observan a través de una ventana cercana, sugerencia discreta de placeres solitarios observados.

Debido a esta posición de intimidad y las conversaciones ligeras que se podían tener allí, el boudoir inspiró expresiones un tanto despectivas construidas con el nombre de una actividad que requiera reflexión, como la filosofía, o el ser académico, por ejemplo. La idea que sugería era que la persona, generalmente un hombre, habría llegado a hacerse reconocer gracias a sus encuentros femeninos y sus influencias:

El boudoir de la reina (1786) en Fontainebleau, diseñado por Pierre Rousseau para la reina María Antonieta.

Ilustración de la obra Illusions perdues de Honoré de Balzac.

Fotografía de un boudoir en el Staatsburgh State Historic Site de Nueva York.

El pequeño boudoir rojo del Castillo de Cheverny, Loir-et-Cher, Francia.

Entre las marcas y nombres de empresas:



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Boudoir (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!