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César Aira



¿Qué día cumple años César Aira?

César Aira cumple los años el 23 de febrero.


¿Qué día nació César Aira?

César Aira nació el día 23 de febrero de 1949.


¿Cuántos años tiene César Aira?

La edad actual es 75 años. César Aira cumplió 75 años el 23 de febrero de este año.


¿De qué signo es César Aira?

César Aira es del signo de Piscis.


¿Dónde nació César Aira?

César Aira nació en Coronel Pringles.


César Tomás Aira González (Coronel Pringles, 23 de febrero de 1949) es un escritor y traductor argentino.[1]​ Ha publicado más de cien obras, sobre todo novelas cortas, a las que define como «cuentos de hadas dadaístas» o «juguetes literarios para adultos».[2]

César Tomás Aira González nació el 23 de febrero de 1949 en la ciudad de Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires, Argentina. De ascendencia gallega, su abuelo, Robustiano, era oriundo de Junquera de Ambía, provincia de Orense.[3]

En Pringles, Aira formó una amistad con el poeta Arturo Carrera, un año mayor que él. En 1967 Aira se instaló en el barrio porteño de Flores, espacio en donde se asentó y el cual es un escenario muy presente en su escritura. En 1968, junto a Carrera, fundó la revista literaria El cielo, que duró apenas 3 números.[4]

Aira ha dado cursos sobre Copi y Rimbaud en la Universidad de Buenos Aires y sobre el constructivismo y Stéphane Mallarmé en la Universidad de Rosario. Aira, además, es un especialista en Alejandra Pizarnik y del escritor, dramaturgo y dibujante Copi. Aira era también amigo íntimo del fallecido escritor Osvaldo Lamborghini, siendo uno de los principales reivindicadores de la obra de este último, habiendo editado las novelas y cuentos de Lamborghini en dos tomos con edición al cuidado y prólogo suyo.

Desde 1992 Aira publica anualmente de dos a cuatro libros de unas cien páginas de extensión. Su novela corta Cómo me hice monja fue elegida por el diario español El País como uno de los diez libros de ficción del año 1993, lo que le dio su reconocimiento en el ámbito literario y le proyectó en medios literarios más amplios.[5]

Aira además es traductor de varias lenguas, entre ellas el francés —ha traducido a Antoine de Saint Exupéry y a Jan Potocki— y el inglés —ha traducido a Stephen King, Joseph Campbell y a Donna W. Cross—.

Sus obras han sido traducidas a diversos idiomas. Recibió dos Diplomas al Mérito de los Premios Konex a las Letras, en 1994 por Traducción y en 2004 por Novela. Recibió una Beca Guggenheim en 1996. Ganó el premio a la Trayectoria Artística del Fondo Nacional de las Artes en la categoría Letras del año 2013. Fue nombrado por el gobierno francés Chevalier dans l’Ordre des Arts et Lettres. Ganó el Premio Roger Caillois para autores latinoamericanos en su edición 2014.[6]​ El Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile, con el patrocinio de la Fundación Manuel Rojas, le otorgó el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas 2016, y en 2021 recibió el premio Formentor.[7]

En la literatura de Aira es frecuente la utilización de sí mismo en sus novelas, es decir, de la primera persona. Tal es el caso en El congreso de literatura, Las curas milagrosas del Doctor Aira, Cómo me hice monja, Cómo me reí, El cerebro musical, Cumpleaños y Las conversaciones.

Aira utiliza su ciudad natal, Coronel Pringles, como escenario para varias de sus nouvelles. Tal es el caso en La cena y El tilo. Otras de sus obras suceden en el barrio porteño de Flores, en el cual vive, como sucede en Las noches de Flores.

De igual manera Aira retorna frecuentemente a la Argentina del siglo XIX, como por ejemplo en la La liebre, Un episodio en la vida del pintor viajero y Ema, la cautiva.

Aira a la hora de escribir abarca diversos géneros y sub-géneros. Ha recurrido al comic como método de escritura y a las novelas de género, como en Las aventuras de Barbaverde. Asimismo, regularmente elige jugar con estereotipos, tal es el caso cuando utiliza el estereotipo de un exótico Oriente, como sucede en Una novela china, El volante y El pequeño monje budista. Unas cuantas de sus nouvelles toman la ciencia ficción, recurriendo a la utilización de zombis y del fin del mundo, como en Los misterios de Rosario, La guerra de los gimnasios y La cena.

Aira ha elaborado una estética de vanguardia en la cual, más que revisar lo que ha escrito, ejercita «una fuga hacia adelante» al improvisar una salida de los textos que ya ha creado.[8]

También busca en su propio trabajo y elogia en el trabajo de otros, la idea del «continuo», refiriéndose a un movimiento de avance constante en la literatura ficcional. Como resultado sus ficciones pueden pasar de un género a otro, y a menudo despliega estrategias narrativas de las culturas populares y géneros sub-literarios como la ciencia ficción y las telenovelas. Deliberadamente y en forma frecuente rechaza conformar las expectativas genéricas de cómo una novela debería terminar, dejando muchas de sus ficciones con un final abierto o abrupto.[9][10]

Su manera de trabajar se guía, entre otros elementos, por el rechazo al razonamiento según el cual, para que algo sea de «buena calidad», tiene que ajustarse a paradigmas preexistentes, y la función del arte es crear de manera incesante, sin asumir otros conflictos teóricos que los relativos a la transubstanciación de la vivencia del autor.[11]​ En ese sentido, Aira utiliza una versión razonada de la escritura automática de los surrealistas. El autor ha comparado su forma de trabajo con la de artistas como Max Ernst y Joseph Cornell.[12]

También es central dentro de su dinámica creativa la noción de «procedimiento» por encima de la idea del producto, pues no le da importancia a los libros como objetos bien terminados. Su prioridad como lector y escritor es el autor en su totalidad, el ser vivo que en su devenir construye (con) sus libros en su conjunto, buenos y malos.

La obra novelística, teatral y ensayistica de Aira asciende a más de cien textos.[14][15]



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