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Círculo de Viena



El Círculo de Viena (en alemán: Wiener Kreis) fue un organismo científico y filosófico formado por Moritz Schlick, filósofo austríaco, en Viena, Austria, en 1921 y disuelto definitivamente en 1936. Este movimiento, conocido con el nombre original de Círculo de Viena para la concepción científica del mundo, se ocupaba principalmente de la lógica de la ciencia, considerando la filosofía como una disciplina encargada de distinguir entre lo que es ciencia y lo que no, y de la elaboración de un lenguaje común a todas las ciencias. La posición filosófica del Círculo de Viena se llamó empirismo lógico (alemán: Logischer Empirismus), positivismo lógico o neopositivismo. Los temas principales fueron debates fundacionales en ciencias naturales y sociales, lógica y matemáticas; la modernización del empirismo por la lógica moderna; la búsqueda de un criterio empirista de significado; la crítica de la metafísica y la unificación de las ciencias en la unidad de la ciencia. Destacó por su postura radicalmente antimetafísica y su concepción lógica de las matemáticas. Organizó el primer congreso internacional de epistemología en Praga en 1929 y fundó la revista Conocimiento (Erkenntnis) en 1930. En la actualidad, el Círculo de Viena ya no representa un programa de investigación activo, pero influyó fuertemente en el desarrollo de la filosofía analítica y en la historia reciente de la filosofía de la ciencia.

Los miembros del círculo de Viena publicaron en 1929 su manifiesto programático, en un opúsculo titulado La visión científica del mundo. Propusieron utilizar un lenguaje común que debía ser elaborado por la filosofía, basándose en el lenguaje de la física, por ser ésta la disciplina científica de mayores avances y la que practicaban profesionalmente muchos de los miembros del círculo. Para el Círculo de Viena la filosofía tiene la acepción de una disciplina más bien ligada a la lógica y al empirismo inglés, que define lo relevante de los enunciados. La publicación en 1922, por parte de Ludwig Wittgenstein de su Tractatus logico-philosophicus[1]​, influyó en los trabajos del Círculo y reafirmó posiciones previas en cuanto a tratar la ciencia como un conjunto de proposiciones con sentido y relevantes.[2]

El proyecto del Círculo de Viena comenzó a difundirse a partir de los trabajos de la revista Conocimiento dirigida por Rudolf Carnap, en la cual se publicaron los principales aportes de este movimiento. Karl Popper hizo una presentación de su obra La lógica de la investigación científica que influyó en forma importante en el Círculo. Si bien se identificó con ciertas premisas que están en falsacionismo, nunca se consideró o asoció posteriormente con el Círculo siendo un crítico de su positivismo.

El Círculo de Viena se disolvió producto de la presión política y ascenso del nazismo en Austria. En 1936, Moritz Schlick fue asesinado por un estudiante nazi, Johann Nelböck, situación justificada por la prensa alemana de la época. Tras estos acontecimientos, la mayor parte de los miembros del Círculo de Viena escaparon a otros países (principalmente, a los Estados Unidos), donde siguieron desarrollando su filosofía: el positivismo lógico, pero ya no como un círculo, sino de manera diseminada.

En 1939, Rudolf Carnap, Otto Neurath y Charles Morris publicaron la Enciclopedia Internacional de la Ciencia Unificada. Si bien el empirismo lógico siguió desarrollándose por un tiempo, este volumen se considera el último trabajo realizado por el Círculo de Viena.

La filosofía del Círculo de Viena aboga por una concepción científica del mundo, defendiendo el empirismo de David Hume, John Locke y Ernst Mach, el método de la inducción, la búsqueda de la unificación del lenguaje de la ciencia y la abolición de la metafísica en el ámbito científico. Esta filosofía es una forma de empirismo y una forma de positivismo conocida con los nombres de positivismo lógico, neopositivismo, empirismo lógico o neoempirismo, aunque los miembros del Círculo de Viena preferían llamarlo empirismo consecuente.

El positivismo y el empirismo lógico o neoempirismo no precisaban distinción alguna, pues disponían de criterios objetivos con los que poder responder: los principios de verificación y de confirmación respectivamente. Sin embargo, tan pronto como se identifica el conocimiento con el conocimiento probado o confirmado, en cierto grado surge el escollo de tener que justificar el inductivismo como doctrina legitimadora de las inferencias. De este escollo se ven libres las concepciones instrumentalistas, que basan la aceptabilidad en criterios utilitaristas.

Podemos considerar como precursores del Círculo de Viena a los siguientes autores.




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