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Cabanillas del Campo



Atardecer veraniego en Cabanillas del Campo.

Cabanillas del Campo es un municipio español perteneciente a la provincia de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Está encuadrado en el eje industrial del Corredor del Henares. La localidad, muy próxima a la capital provincial, es una de las poblaciones que en los últimos años registra un mayor crecimiento poblacional en toda la provincia. En 2018 contaba con una población de 10 123 habitantes.

Cabanillas responde al diminutivo medieval de cabañas, entendidas como las pequeñas casillas rústicas y toscas donde se resguardaban los pastores, si bien Cabanillas era un lugar, como otros de alrededor de Guadalajara, donde los lugareños dedicados al pastoreo tenían sus cabañas. El apellido del Campo responde a la pertenencia de Cabanillas a la sexma del Campo dentro de la comunidad de villa y tierra de Guadalajara.[2]

El escudo heráldico que representa al municipio fue aprobado oficialmente el 24 de enero de 1992 con el siguiente blasón:

La descripción textual de la bandera, aprobada el 22 de abril de 1992 es la siguiente:

La localidad está situada a una altitud de 691 msnm.[5][6]

Los escasos datos que se conocen de Cabanillas tiempo atrás se remontan hacia el siglo IX. Lo que si está más claro, a entender por el nombre del lugar, es que se trataba de una pequeña agrupación de cabañas, posiblemente no fijas, habitadas, o simplemente usadas, por agricultores y pastores.

Con la conquista cristiana de Guadalajara en el siglo XI por parte de las tropas de Álvar Fáñez al servicio de Alfonso VI, el lugar de Cabanillas pasa a formar parte del común de la villa de Guadalajara. Continúa siendo un pequeño lugar de refugio del pastoreo de la campiña como otros tantos de la comarca. En 1432, Juan II de Castilla cede al Marqués de Santillana varias aldeas, incluida Cabanillas, como pago a sus servicios en su guerra frente a los infantes de Aragón, y en 1502, Pedro Hurtado de Mendoza, hijo de Santillana, fundó próximo a Cabanillas, en el lugar de Benalaque, un convento dominico, que a mediados de siglo fue trasladado a Guadalajara y en el cual ingresó un joven Bartolomé de Carranza. En 1627 el pueblo compra la jurisdicción de villa a Felipe IV y en 1873 se le incorpora el lugar de Valbueno.

A lo largo del tiempo, Cabanillas ha sido, como otros tantos, un pueblo agrario en las proximidades de Guadalajara. El cambio viene dado a la localidad desde los años 90 del siglo XX en los que Cabanillas del Campo multiplica su población por diez y se convierte en una pequeña ciudad industrial y de servicios, dormitorio de Guadalajara y de Madrid.

El municipio, que tiene una superficie de 34,70 km²,[7]​ cuenta según el padrón municipal para 2017 del INE con 9947 habitantes y una densidad de 286,66 hab./km².

Históricamente, la población de Cabanillas del Campo ha ido creciendo levemente, oscilando entre los 400 habitantes y los 1000 en siglo y medio. El mayor crecimiento poblacional dado en el municipio es a partir de mediados de los años 90 del siglo XX cuando se produce un desarrollo industrial en torno a la localidad y un desarrollo urbanístico consecuencia de la llegada de población procedente de Guadalajara y Madrid, principalmente. Así, en tan sólo tres lustros la población prácticamente se decuplica.

     Población de derecho (1842-1897, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) según los censos de población del siglo XIX.[8]      Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001) según los censos de población del INE.[8]      Población según el padrón municipal de 2011[9]​ y de 2017 del INE.

Según los datos aportados por el Instituto Estadístico de Castilla-La Mancha,[10]​ la tasa de natalidad se sitúa en 29,7‰, siendo así la más alta de España, lo que tiene por consecuencia una población muy joven, concentrándose la mayor parte de la población entre los 0 y los 14 años y entre los 30 y los 40. La mayor parte de los vecinos de la localidad son naturales en la Comunidad de Madrid y de la ciudad de Guadalajara, que encontraron en Cabanillas y en sus urbanizaciones, al igual que ocurre en otras localidades cercanas, un "válvula de escape" de la urbe.

La situación estratégica de Cabanillas del Campo, junto al lugar de paso entre Madrid y Barcelona y a escasos kilómetros de Guadalajara, ha dado pie a que el municipio se vea atravesado por importantes vías de comunicación:

Cabanillas del Campo cuenta, además, con tres líneas regulares de autobuses interurbanos que recorre la localidad y la une con Guadalajara.

Tradicionalmente Cabanillas del Campo ha basado su economía en la ganadería, sobre todo ovina, y en la agricultura tanto de secano como de regadío que le permite el paso del canal del Henares por el municipio. Sin embargo, la expansión industrial del Corredor del Henares permitió a partir de los años 80 y 90 del siglo XX un amplio desarrollo de los sectores secundario y terciario. Así, en el año 2006 el 61,5% de los empleos se dan dentro del sector servicios, el 19,9 en la construcción, el 17,8 en la industria y tan solo el 0,8% de los activos se emplea en el sector primario. Mientras, el desempleo afectaba en ese año 2006 únicamente al 5% de los activos.[10]

Cabanillas cuenta con dos zonas industriales y de servicios que se reparten 2.052.922 m² de suelo:

El Ayuntamiento de Cabanillas del Campo, desde las elecciones democráticas de 1979 hasta 2011, ha estado regido por el Partido Socialista, bien en solitario por mayoría absoluta, bien en coalición con Partido Comunista o Izquierda Unida, siendo encabezado el gobierno municipal por Ramiro Almendros desde 1979 hasta 2003, y por Jesús Miguel desde 2003 hasta 2011. De 2011 a 2015 fue alcalde Jaime Celada PP. En la actualidad Cabanillas del Campo está regido por Jose García Salinas PSOE.

El incremento de población joven hizo necesario la construcción de un nuevo equipamiento educativo que complementase al que ya había en la localidad. Así, Cabanillas del Campo cuenta con dos escuelas municipales infantiles: la E.I Tres Torres y la E.I El Mirador; tres colegios públicos, CEIP San Blas, CEIP Los Olivos y CEIP La Senda, y un instituto, el IES Ana María Matute.

El pequeño centro histórico de Cabanillas del Campo mantiene en parte la fisonomía propia de los pueblos de la Campiña. En él todavía se pueden contemplar ejemplos de la arquitectura típica castellana:

Las fiestas patronales son el 3 de febrero (San Blas) y primer fin de semana de mayo (El Cristo de la Expiración) y tercera semana de julio.

En el centro de la villa se alza la Casa de la Cultura, un edificio que concentra gran parte de la actividad cultural del municipio. En él se incluyen un salón de actos, el hogar del jubilado, un centro social, varios locales para talleres y una escuela de música y danza, una biblioteca municipal y un centro joven.

En la villa de Cabanillas del campo, se celebran actualmente tres fiestas locales: El día 3 de febrero se celebra San Blas, abogado, protector de la garganta y patrón del municipio. El día 4 de mayo se celebra la fiesta de Santísimo Cristo de la Expiración con procesiones y misas además de charangas y verbenas. La tradición que inspira la fiesta del Cristo de la Expiración rememora un acontecimiento ocurrido en 1857. Una plaga de langosta estaba destrozando los cultivos del pueblo y los vecinos decidieron sacar en Santo Cristo en procesión para que se llevara la plaga, que en poco tiempo se fue hacia el río. Desde entonces se creó una cofradía en honor a esta imagen, que celebra su fiesta a principio de mayo. En la tercera semana del mes de julio se celebran las fiestas populares, cuando el calor permite desarrollar un gran número de actividades, como por ejemplo los festejos taurinos y musicales. En estas fiestas de julio, los ciudadanos del pueblo y de sus alrededores forman "peñas" que se agrupan en distintas zonas o edificios para festejar estos días. Empiezan el miércoles de dicha semana donde por la noche cada peña compite por ganar un gran premio, una pata de jamón. Para conseguirla, deben tener el mejor disfraz y/o la mejor carroza. La trayectoria del desfile empieza en el recinto ferial y llega hasta el Ayuntamiento donde se dará el premio. Durante los siguientes días, distintas peñas crean juegos, dan comida y montan fiestas en sus recintos para el disfrute de todo el pueblo.

Con los nuevos desarrollos urbanísticos de los años 1990 y años 2000 se han habilitado varias zonas de parques y jardines y zonas de esparcimiento en la localidad. Entre estos destacan el parque de Antonio Buero Vallejo, una 2 ha., y el parque del Mirador del Henares, de casi 4 ha.

La localidad cuenta con una amplia área deportiva que incluye tres campos de fútbol, varias pistas deportivas, un pabellón cubierto, un frontón cubierto, una piscina de verano y varias canchas de entrenamiento y perfeccionamiento deportivo para tenis, baloncesto, tiro con arco, etcétera. Al noreste de la villa se extiende un campo de golf de dieciocho hoyos.



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