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Casa de Lara



La Casa de Lara es un linaje de la nobleza española, originario del Reino de Castilla medieval, que debe su nombre a la localidad burgalesa de Lara de los Infantes. Dos de sus ramas, ambas de la casa de Manrique de Lara, tienen rango de Grandes de España de la primera antigüedad: los duques de Nájera y los marqueses de Aguilar de Campoo.

Los Lara dispusieron de numerosas posesiones en Castilla, León, Andalucía[1]​ y Galicia. Participaron activamente en el devenir político de los reinos de Castilla y de León entre fines del siglo XI y mediados del siglo XIV, apoyando al monarca reinante, caso de Álvaro Núñez de Lara que llegó a ser regente de Enrique I de Castilla, o en su contra, participando en varias rebeliones de la nobleza. Pedro I de Castilla les desposeyó, siendo rehabilitados por Enrique II de Castilla. Posteriormente los miembros la casa de Manrique de Lara, una rama secundaria de la casa de Lara, ocuparon puestos de relevancia en la administración y en diversas instituciones. Los literatos Diego Gómez Manrique y Jorge Manrique pertenecieron a este linaje.

En el siglo XVII el genealogista e historiador Luis de Salazar y Castro dedicó al linaje de los Lara un extenso estudio en cuatro volúmenes, obra de referencia en el campo de la genealogía nobiliaria.

El cronista Luis de Salazar y Castro atribuyó el origen de la Casa de Lara a los Condes de Castilla, algunos de los cuales fueron condes de Lara. El primer miembro de la Casa de Lara documentado fue Gonzalo Núñez (m. después de 1106), primer tenente[2]​ documentado del Alfoz de Lara. Los tenentes de Lara acrecentaron sus riquezas y propiedades en Castilla, desde la sierra de Burgos en curso de repoblamiento, hacia Galicia, León y Andalucía, gracias a su activa participación en las guerras de la Reconquista y a sus estrechos vínculos con la casa real.

En el siglo XII, Pedro González de Lara apoyó, en 1113, a la reina Urraca I de León contra el rey Alfonso I de Aragón y se enfrentó a Alfonso VII en 1130. Rodrigo González de Lara, su hermano, también se enfrentó al monarca, aunque posteriormente lo apoyó frente a la invasión de los almorávides, saqueando las comarcas andaluzas. Los hermanos Manrique, Álvaro y Nuño Pérez de Lara disputaron la regencia del reino durante la minoría de Alfonso VIII de Castilla. Álvaro Núñez de Lara fue regente de Enrique I de Castilla. Nuño González de Lara sirvió a Fernando III y a Alfonso X de Castilla, pero en 1270 lideró una alianza de nobles contra el rey. Juan Núñez I de Lara, señor de Albarracín por su matrimonio con Teresa Álvarez de Azagra, opuesto a la coronación de Sancho IV, huyó a Francia, pero luego se unió al rey. Juan Núñez III de Lara encabezó varias rebeliones contra Alfonso XI. Finalmente, la familia, que apoyó al futuro Enrique II, fue desposeída por Pedro I, recobrando su esplendor con el advenimiento al trono de Enrique.

Las armas con el campo de plata y las calderas negras, fueron usadas por los Lara desde la aparición de los símbolos heráldicos en el siglo XII y así consta en los armoriales del Rey de Armas del título de Aragón, Garci Alonso de Torres y del heraldista catalán Steve Tamborino, según recoge la Heráldica Castellana de Martín de Riquer. [3]

Representaciones de las armas de la casa de Lara se encuentran en la Iglesia de San Antonio de Ibiza, en el pendón de Juan Núñez de Lara de la miniatura del Códice de la Coronación,[4]​ en las pinturas medievales del castillo de los Calatravos de Alcañiz,[5]​ en el Salón del Tinell en Barcelona y en la cofia encontrada en el sepulcro del Panteón Real del Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos del joven rey Enrique I de Castilla muerto de accidente, a los 14 años en mayo de 1217, cuando estaba bajo la protección de Álvar Núñez de Lara[6]​ expuesta en el Museo del Monasterio de las Huelgas de Burgos.

Los calderos representan las numerosas tropas que la casa reclutaba entre sus vasallos y simbolizan el poder de pagarlas y alimentarlas a su costa. El emblema de las calderas siempre ha identificado a la Casa de Lara desde que se tiene conocimiento de su uso por parte de los descendientes del conde Pedro González de Lara, que murió en 1130. Los sellos más antiguos que se conservan y en los que se pueden ver los motivos heráldicos de las calderas datan del siglo XIII.

Una rama que deriva de la casa de Lara cuya descendencia llegó más allá de la Edad Media fue la de los Manrique de Lara, por línea femenina a través de Milia Pérez de Lara casada con el conde Gómez González de Manzanedo. En el siglo XV, los Lara apoyaron a los Reyes Católicos durante la guerra contra los partidarios de Juana la Beltraneja. La casa de Manrique de Lara ostentó algunos de los más importantes títulos de Castilla como los de duque de Nájera y marqués de Aguilar de Campoo, todos ellos en posesión de la Grandeza de España.

En 1520, Carlos I de España distinguió a la Casa de Lara con la dignidad de la Grandeza de España en las personas de sus más relevantes representantes, el duque de Nájera y el marqués de Aguilar de Campoo, distinción más adelante otorgada también al conde de Paredes de Nava y el conde de Osorno.

Durante los reinados de Carlos I y Felipe II los Manrique de Lara desempeñaron importantes cargos como virreyes, capitanes generales, embajadores y cardenales. Fueron de esta casa también varios miembros de la jerarquía de la Iglesia católica y numerosos caballeros de las órdenes militares y del Toisón de Oro, como el I Conde de Paredes de Nava que llegó a ser Maestre de la Orden de Santiago.

Pertenecieron también a los Manrique de Lara literatos como Jorge o Gómez Manrique.



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