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Castilla industrial y agrícola



Castilla industrial y agrícola fue una revista que se publicó en Burgos desde enero de 1933 a noviembre de 1934. Se publicaba mensualmente.

Su sede estuvo en calle Vitoria 11, de la ciudad de Burgos.[1]

Era defensora de la industria, el comercio y, en general, los intereses castellanos, con el objetivo de intentar el resurgimiento de Castilla: "Cuando otras regiones, acogiéndose a la ley, están unas con la casi plenitud de derechos otorgados por el poder legislativo y otras en camino de alcanzarlos, los castellanos tenemos la ineludible obligación de organizar la propia defensa",[2]​ en clara referencia a la autonomía catalana y al movimiento regionalista emergente en España durante la II República.

Sus entregas eran de paginación variada, con gran profusión de fotografías, algunos dibujos y planos, y anuncios publicitarios, algunos con fotograbados. Estaba estructurada en secciones: Agricultura, Ganadería, Abonos, Comercio, Industria, Finanzas, Mercados y, en alguna ocasión, Bibliografía, o en provincias, como Palencia, Logroño o Segovia. Solía publicar artículos, generalmente de carácter técnico, y otros con perfiles reivindicativos, así como crónicas y reportajes sobre las actividades que se desarrollan en los citados sectores económicos (ferias, exposiciones), como en otros, como es el caso del ferrocarril, las obras públicas o la construcción de escuelas rurales.

Dedicó artículos a la política hidráulica en Castilla, ya fueran dedicados s los saltos del Ebro o la defensa de las aguas de los ríos Tajo o Guadiana: "Le preocupan [a Indalecio Prieto] los puertos de Vasconia o los riegos de Levante, con aguas de Castilla, con aguas que se intenta transvasar del Tajo al Turia y del Guadiana al Segura, aunque sea condenando a tierras manchegas, castellanas al fin, a la sed de la muerte" (Gregorio Fernández Díez).[3]

Se desconoce quién la editó y dirigió, y entre sus colaboradores se encuentran el cronista de Burgos, Eloy García de Quevedo; los economistas Gregorio Fernández Díez y Manuel de la Parra y de la Cruz; el ingeniero de Caminos Luis Arango; el secretario de la Cámara de Comercio de Burgos, Agustín García de Obeso; el escritor Eduardo de Ontañón, Enrique Madrazo o el historiador Teófilo López Mata, entre otros. En su primer número también escriben el entonces alcalde de Burgos y diputado a Cortes, el industrial Perfecto Ruiz; el alcalde de Santander, Elofredo García; el presidente de la Comisión Gestora de la Diputación de Burgos y diputado, Luis García Lozano; y el también diputado a Cortes José Martínez Velasco.

El número 18, correspondiente a junio de 1934, es un número extraordinario, de 76 páginas, dedicado a Burgos, y con la cubierta ilustrada a color. En cada número suele insertar el sumario. El número 23, correspondiente a noviembre de 1934, es el último de la colección.

En mayo de 1936, los economistas Gregorio Fernández Díez y Manuel de la Parra y de la Cruz, con otros intelectuales castellanos y castellanistas, fundaron la Asociación de Escritores Regionalistas Castellanos y ocuparon los cargos de presidente y vicepresidente de la misma.[4]

El colaborador Eduardo de Ontañón, años antes, entre 1923 y 1928, había publicado la revista literaria vanguardista Parábola, desde la que se propuso, entre otras cosas, combatir los tópicos culturales sobre Castilla y recuperar su verdadera esencia cultural, singularmente en Cuadernos mensuales de valoración castellana.[5]​ Uno de los colaboradores de la revista Parábola era el músico Antonio José.[6]​ Gregorio Fernández Díez y Eduardo de Ontañón habían coincidido en el Ateneo Popular de Burgos, en el que el primero fue secretario y el segundo uno de sus impulsores y vicepresidente en 1934.[7]



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