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Palencia



Palencia es una ciudad y municipio español de la comunidad autónoma de Castilla y León, capital de la provincia de Palencia. Se encuentra situada en la llanura de Tierra de Campos, a orillas del río Carrión.

Ubicada a 749 metros sobre el nivel del mar, dista 235 km de Madrid y 47 km de Valladolid, siendo las dos capitales de provincia españolas más próximas entre sí. El municipio cuenta con una población de 78 892 habitantes (INE 2017) sobre una extensión de 94,95 km². Por su parte, el alfoz de la ciudad, conformado por diez municipios, cuenta con más de 20 000 habitantes, que unidos a los de la capital suman más de 100 000 personas. Es un importante centro industrial de Castilla y León.

El nombre de Palencia procede de Pallantia, antiguo poblado ocupado por los vacceos; no debe confundirse con otra ciudad llamada Pallantia, situada en la actual Palenzuela, de origen arévaco.

El topónimo Pallantia (indoeuropeo *pl̥s-n̥t-y-eh2.) procede de la raíz prerromana palla (gallego: pala, asturiano: palla) que significa "roca" (Indoeuropeo *pl̥s-eh2. Persa: parša, germano: fels, irlandés: all.) mientras que el sufijo "nt" es muy productivo en las lenguas celtas donde sirve para formar derivados. De ahí que Pallantia pueda equivaler a "cerro amesetado" o simplemente “la meseta”.

Su origen sería dudosamente celta debido a la conservación de la /p/ inicial, al igual que ocurre en lusitano. Sin embargo, presenta desarrollos típicamente célticos, como son la vocalización /an/ < /*n̥/, la conversión del grupo /*ls /> /ll/, y la vocalización del grado cero /al/ < /*l̥/.

La bandera de la ciudad de Palencia es de color morado, consecuencia del error en que incurrió la tradición erudita de finales del siglo XIX y principios del XX de la degradación de los tintes naturales de color gules o carmesí del pendón de Castilla, que era de color carmesí.[1]​En el centro de la misma campea su escudo.

El escudo de Palencia es cuarteado; en el primer y cuarto cuartel, sobre fondo de azur, muestra la cruz otorgada a la ciudad por el rey Alfonso VIII de Castilla; en el segundo y tercero, de gules, un castillo de oro almenado de tres almenas con (el blasón del Reino de Castilla), mamposteado de sable (negro) y aclarado de azur. El escudo figura sobre pergamino heráldico de oro.

Al timbre corona real antigua, abierta, compuesta por un círculo de oro engastado de piedras preciosas que sostiene ocho florones, de hojas de acanto, visibles cinco, interpolado de perlas. La cruz que aparece representada en el escudo simboliza la “Cruz de la Victoria” que fue entregada por el rey Alfonso VIII al obispo Tello Téllez de Meneses por la actuación heroica de los palentinos en la Batalla de las Navas de Tolosa que tuvo lugar en 1212. El castillo de oro sobre el campo de gules es el símbolo que representa al antiguo reino de Castilla, del que formó parte Palencia.

El himno de Palencia fue obra del músico Antonio Guzmán Ricis, que falleció en Palencia en 1944, junto a otra destacada figura de la cultura palentina: el escritor y poeta Ambrosio Garrachón Bengoa, que se encargó de la letra que acompaña a la pieza musical. Dos jóvenes que contaban 32 y 28 años, respectivamente, cuando culminaron el trabajo.

La capital se sitúa en el valle del río Carrión cerca de su desembocadura en el Pisuerga. El primero atraviesa la ciudad de norte a sur, y se abre en tres brazos al entrar en la ciudad, formando la isla del Sotillo y otra pequeña isla, ambas ocupadas por un parque llamado Sotillo de los Canónigos, así llamado por servir antiguamente de zona de paseo para los canónigos de la vecina catedral.

El Carrión se vuelve a unir (es el lugar en el que se encuentra el Puente Mayor (del siglo XVI) para abrirse de nuevo en dos brazos, formando otra isla (isla Dos Aguas), ocupada en su zona norte por un parque y en la sur por diversas instalaciones deportivas y un campo de golf. El río forma pequeñas cascadas y es fuente para un géiser artificial que adorna el cauce a la altura del Puente Mayor. Al abandonar la ciudad, el río vuelve a unir sus aguas.

La urbe se sitúa en una amplia zona llana, con dos cerros en la parte nororiental: cerro del Otero y cerro de san Juan. En el más cercano al centro de la ciudad se sitúa la colosal imagen del Sagrado Corazón de Jesús de Palencia, el Cristo del Otero, obra del escultor Victorio Macho.

Palencia dispone también de un monte con 1438 hectáreas de robles y encinas a 6 km de distancia y a 865 m sobre el nivel del mar, conocido como "Monte el Viejo". El monte, uno de los lugares de esparcimiento y ocio para la población, es accesible por una carretera y un carril-bici. La vegetación está formada en la parte más alta y seca por encinas y quejigos y a medida que se desciende en altitud va tornando más verde, a quejigos, robles y chopos. En el monte se halla una cerca de gran tamaño en la que habitan ciervos autóctonos que pueden ser avistados con facilidad por los visitantes. Además de la reserva cinegética, el Monte el Viejo dispone de varias instalaciones: rutas con obstáculos y aparatos para ejercitarse, piscinas municipales, un bar y un restaurante, un refugio y las llamadas Casa Pequeña y Casa Grande; la última es una posada del siglo XVI. En los alrededores de la ciudad los cultivos salpicados de bosquetes de chopos, robles y encinas son la vegetación más abundante.

El cauce verdadero del canal de Castilla no atraviesa la ciudad, pero un ramal, llamado el "Ramalillo" o la Dársena, sí se adentra en las afueras del casco. Esta dársena se utilizaba para cargar mercancías, pero con la llegada del ferrocarril cayó en desuso. Actualmente se encuentra rehabilitada para el turismo y a sus orillas, en una de las casas de labor de la misma, se encuentra el Museo del Agua.

El término municipal de Palencia comprende también la localidad de Paredes de Monte.

La ciudad de Palencia se encuentra en el norte de la península ibérica, en la submeseta Norte. El parque del Salón de Isabel II, centro geográfico de la ciudad, está situado en las coordenadas: 42º00'40 de latitud norte y 4º31'59 de longitud oeste. Se encuentra a 749 metros sobre el nivel del mar.

Diagrama de las localidades a un radio de 10 km a la redonda de Palencia.

La localidad es atravesada por el río Carrión; al este del mismo se encuentra la mayor parte de la ciudad, mientras que al oeste se extiende el barrio de Allende el Río. Además, el término municipal es atravesado por el canal de Castilla, por el arroyo de Villalobón y otras acequias. A las afueras de Palencia se encuentra una de las dársenas del canal de Castilla para cuyo acceso se construyó el “Ramalillo” de Palencia, de más de 1 kilómetro de longitud.

Palencia se encuentra a 749 m sobre el nivel del mar, en una zona de meseta llana, rodeada por varios montes: monte "El Chivo" y monte "El Viejo". Es precisamente esta orografía la que propicia que el clima de la capital sea algo más frío que el de localidades muy próximas como Valladolid acercándose sus temperaturas medias más a ciudades como León o Burgos, situadas a mayor altitud.

Es un monte de gran extensión que se encuentra a unos 6 kilómetros del casco urbano, donde se puede disfrutar del tiempo libre y de una gran cantidad de actividades de ocio (cuenta con diversos circuitos, piscinas...). En 1191 fue vendido por el rey Alfonso VIII a la ciudad.[2]​ Tiene diversos parajes y enclaves como los de "Vallejuelos", "Cigarral" y "Buentrigo", con gran variedad de especies animales y vegetales, y los de "Valle de San Juan" o la "Casa Pequeña" con vistas panorámicas. En la Casa Grande se encuentran instalaciones hosteleras en un edificio construido en el siglo XVI. El "Refugio" es una de las zonas más populares de Palencia, con un restaurante, circuitos y una reserva de ciervos, con gran abundancia de estos animales.

Panorámica de Palencia desde el Monte El Viejo

Su carácter interior, apartada de buena parte de la influencia marítima, determina que el clima sea mediterráneo continentalizado, con algún rasgo oceánico debido a su relativa proximidad al mar Cantábrico y a que en la parte occidental de Castilla y León (lugar del cual proceden las nubes del atlántico) no existen montañas que frenen los frentes nubosos. Tiene una amplia oscilación térmica. El atlas agroclimático editado por Aemet aporta los datos climáticos de la capital. Las temperaturas son particularmente frescas debidas a su relieve circundante, siendo una de las capitales más frías de España (las heladas abarcan un amplio periodo, siendo solo 202 el número de días transcurridos entre la última helada de la primavera (21 de abril) y la primera del otoño (6 de noviembre); en cambio entre 0 y 1 días al año se alcanzan temperaturas mínimas superiores a los 20 °C. La temperatura media anual es de 11,6°C. La temperatura media de enero es de 3,4 y la de julio de 21,9 °C, pero se llega a mínimas absolutas históricas de hasta 14 °C bajo cero. En verano rara vez se superan los 35-36 °C de temperatura.

La lluvia es muy frecuente en invierno, e infrecuente en verano. Las lluvias son ligeras pero frecuentes durante los meses invernales, sin embargo son intensas pero infrecuentes en verano, con un contraste entre los frentes invernales y las fuertes tormentas veraniegas.

La nieve cae en la ciudad una media de siete días al año, pero suelen ser nevadas no muy copiosas. Las más intensas del siglo XXI ocurrieron durante 2009 y 2010, con acumulaciones de más de 10 cm. La nieve suele caer en los meses de diciembre, enero y febrero, pero también en noviembre y marzo.

De acuerdo a los criterios de la clasificación climática de Köppen publicados por la AEMET, el clima de la ciudad se sitúa entre el Cfb y el Csb (templado sin estación seca y con verano templado, lo que se correspondería con un clima oceánico; y templado con estación seca y verano templado, lo que se asemejaría más a un clima con rasgos mediterráneos).[3]​ Esto es debido a que aunque la precipitación total anual no es muy abundante, la distribución de las lluvias es amplia, llegándose a una cifra que ronda los 80 días de lluvia anuales (frente a zonas mediterráneas, donde a pesar de tener cifras de precipitación semejantes, rondan los 50 días lluviosos al año). Por otra parte, las temperaturas frescas propias de un clima continentalizado favorecen un índice de aridez (expresa el cociente entre la precipitación anual promedio y la evapotranspiración potencial) de 0,75; se enmarca pues dentro del rango de las zonas húmedas.

El campo palentino luce verde desde octubre hasta junio, viéndose alterado por la nieve y la escarcha invernal. A partir de junio o julio el paisaje se convierte en una estepa que recuerda más a la típica imagen de la "Castilla seca". La vegetación, dada su situación a caballo entre la España húmeda del norte y la España seca del sur, está compuesta principalmente por chopos (especie de repoblación), robles y encinas.

La ciudad posee la mayor superficie ajardinada de España en relación a la superficie que ocupa y es una de las mayores de Europa. (15 000 000 m² de jardines en el casco urbano: Parque de Isabel II, Jardinillos de la Estación, Huerta de Guadián, La Carcavilla, entre otros y más 14 000 000 de "El Monte el Viejo").

En 2010 la ciudad de Palencia ganó el premio de "Ciudad más sostenible de España".[5]

Según el Ayuntamiento de la capital, Palencia es la ciudad con más zonas verdes por habitante de España y ocupa uno de los primeros lugares de la Unión Europea. Esto, unido a la escasa densidad del tráfico rodado propicia que el aire de la ciudad sea bastante limpio. Los principales parques de la ciudad son:

Los orígenes históricos de la ciudad quedan inciertos, pero de lo que sí hay constatación arqueológica es de asentamientos prerromanos en el solar de la ciudad actual, a la que los celtíberos denominaron Pallantia. El pueblo que la ocupó fue el de los vacceos: el más culto de las tribus celtíberas, agrario y con una poderosa organización militar.

El rastro más evidente de romanización que queda en la ciudad es el puente llamado Puentecillas, de origen romano aunque remodelado varias veces. Este puente permitía el acceso a la isla del Sotillo de los Canónigos. Aquí se sitúa el llamado Bolo de la Paciencia, una piedra redonda que fue el mentidero de la ciudad. El puente fue restaurado y remodelado en la Edad Media.

En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la Iglesia católica desde el siglo IV, como sufragánea de la archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de la Cartaginense. Con los visigodos llegó una de las etapas de mayor esplendor para la ciudad, pues fue una de las sedes de la Corte. Quedan restos del vestigio visigodo en la Cripta de San Antolín (que es la actual cripta de la catedral) y en la cercana localidad de Baños de Cerrato con la iglesia de San Juan de Baños (siglo VII), situada a 7 km de la capital, y considerada la obra cumbre de la arquitectura visigoda.

Se desarrolló como ciudad durante la Reconquista por los reyes asturleoneses. Perdida la diócesis palentina tras la ocupación musulmana, no se restauró hasta que el propio rey Sancho III el Mayor encomendó al obispo de Palencia Poncio la organización de la misma. Según la leyenda, el rey se encontró con las ruinas de un templo dedicado a san Antolín mientras cazaba un jabalí y recibió la revelación de restaurar la pequeña iglesia. Descubiertas así las ruinas que abrigaban los restos del mártir, habría sido elegido el lugar como centro de la sede episcopal. Tras la restauración y ampliación del santuario, se consagra el nuevo edificio con presencia del rey y de varios obispos en el año 1035.

La Edad Media es el período más turbulento de la historia de la ciudad, pero también el de mayor proyección en los acontecimientos en la historia del Reino de León y del Reino de Castilla. Alfonso VIII de Castilla fue el más decidido impulsor de la ciudad, al concederle fueros y el primer concejo libre, y establecer entre 1208 y 1212, a instancias del obispo Tello Téllez de Meneses, una institución educativa que fue la primera Universidad de España denominada Universidad de Palencia o Estudio General de Palencia, recibiendo la aprobación pontificia de Honorio III en 1221 y desapareciendo unas décadas más tarde. La ciudad luchó noblemente en la batalla de Las Navas de Tolosa, en 1212, lo que le supuso la adjudicación de diversos bienes.

De la predilección que el rey Alfonso VIII y su familia tuvieron por la ciudad son muestra que el su hijo y heredero Enrique I murió en la misma, en un desgraciado accidente; o que la hija del soberano, Blanca de Castilla, futura reina de Francia y madre de san Luis, viniera al mundo en Palencia.

Es también de destacar que, en 1388, mientras los palentinos estaban fuera de la ciudad, tropas del Duque de Lancaster llegaron con intención de saquear la ciudad, la cual fue defendida valerosamente por las mujeres palentinas evitando que Lancaster sometiera Palencia. Por ello se premió a la mujer palentina con la banda amarilla de honor, que solo podían llevar los hombres, y que hoy día queda patente en el traje regional.

Es en el siglo XIV cuando la importancia y el volumen que había ido adquiriendo la ciudad obligan a la edificación de una nueva catedral capaz de satisfacer las necesidades de una población pujante. El edificio se construyó sobre las ruinas del anterior de estilo románico, y a su vez sobre las anteriores de la catedral visigoda, quedando de todas ellas vestigios en la edificación actual. Aunque la primera piedra de la nueva catedral se colocó en 1321, las obras no concluyeron en lo esencial hasta finales del siglo XVI. Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento se construyeron grandes iglesias y monasterios, como el Convento de san Pablo, (gótico tardío), el Monasterio de las Claras (gótico), el monasterio de san Francisco (gótico con elementos añadidos renacentistas y barrocos), o la iglesia de la Compañía, (típicamente jesuita). La nobleza castellana, los señoríos eclesiásticos o la propia diócesis, que durante los siglos XIV y XV fue de las más extensas y ricas de Castilla, patrocinaron estas construcciones.

La prosperidad económica del siglo XVI convirtió a Palencia, junto a otras provincias castellanas, en el corazón económico y demográfico del Imperio español. Ya en el siglo XVIII, el acontecimiento más beneficioso para la vida de la ciudad fue la construcción del canal de Castilla impulsada por el rey Fernando VI continuada con Carlos III, una de las más representativas obras de ingeniería civil de la época en Europa, comienza en Alar del Rey y cuenta con 38 esclusas en la geografía palentina que riega de norte a sur. Pasa próximo a San Quirce entre las esclusas 1.ª, 2ª y 3ª, llegando a Herrera se encuentran las tres siguientes esclusas, y la de retención de San Andrés en lo que fuera fábrica de Batán, siguiente esclusa Ventosa de Pisuerga, sigue Zarzose, después Naveros, San Llorente, Puente del Rey, esclusa 15 en el camino de Villadiezma; cruza arroyo de Vallarna y el Puente de Requena para llegar a Frómista donde están las esclusas 17 a 21, después Piña, Monzón, Palencia y Grijota; en Villamartín alcanza Viñalta y de allí se deriva un ramal recto que viene hasta los márgenes del río Carrión, en Palencia. Desde Palencia va hasta Villamuriel, cruza los sotos de Aites y Albures donde hay cuatro esclusas más y atraviesa el viejo camino real, en la esclusa 38, en Dueñas para ya entrar en la provincia de Valladolid.

Durante el siglo XIX, se derribó la muralla de la ciudad, de la que formaba parte por ejemplo la puerta de Monzón.[6]

El siglo XX dejó una importante huella en la ciudad. La Primera Guerra Mundial y la guerra civil española favorecieron, hasta cierto punto, el desarrollo económico de la ciudad, cuyas industrias (harina, lana, armas) eran imprescindibles para el abastecimiento de los beligerantes. En el siglo XX destacó la actividad creativa de importantes artistas palentinos, como el escultor Victorio Macho con su célebre Cristo del Otero y su Monumento a Berruguete o el arquitecto Jerónimo Arroyo que dejó en la ciudad multitud de edificios y palacios como el Palacio de la Diputación, el Colegio Villandrando, el Instituto Jorge Manrique o el actual Centro de Salud de la Puebla.

En la Palencia prebélica el partido con mayor fuerza era el Partido Socialista, mientras que en la provincia el partido más importante era Acción Popular Agraria. La Falange contaba con muy pocos afiliados, y la mayoría de ellos se encontraban en prisión.

El 19 de julio de 1936 una columna militar salió hacia Venta de Baños y tomó la estación de tren, a continuación toda la ciudad sin que apenas alguien se percatara de ello. A las siete de la mañana, otra fuerza salió hacia el centro de la capital provincial para declarar el estado de guerra y ocupar los edificios más importantes. A diferencia de lo sucedido en Venta de Baños hubo una fuerte oposición al levantamiento, se produjeron tiroteos por las calles y una gran resistencia en el Gobierno Civil republicano durante dos horas a cargo de guardias de Asalto y Carabineros concentrados por el gobernador, López Muñiz quien después murió a tiros cuando ya había sido detenido. La Diputación, el Ayuntamiento y la estación de trenes fueron ocupados con más facilidad. El general Ferrer de Miguel se hizo cargo de la Diputación Provincial y del Gobierno Civil, aunque desde el 19 de julio ambas autoridades habían sido entregadas a un mando militar. Un capitán de artillería fue nombrado alcalde. Muchos fueron los detenidos durante esos días en Palencia, especialmente cuando llegaron armados desde los pueblos de la provincia, respondiendo a la convocatoria del Gobernador Civil. Por su parte, el jefe de la Falange palentina fue liberado y organizó rápidamente una escuadra mixta de falangistas y guardias civiles que recorrió los pueblos de la provincia eliminando todo tipo de resistencia. Gran parte de los represaliados fueron enterrados en la fosa de los alcaldes, en el antiguo cementerio de la ciudad, transformado en 1981 en el parque infantil de La Carcavilla, y donde a partir de 2009 comenzaron las exhumaciones a cargo de la ARMH. Se estima que son 497 las personas enterradas allí.[7][8][9]

La remodelación de la ciudad emprendida a fines del siglo XX propició la creación de multitud de espacios verdes, como el parque de la Carcavilla o la Isla dos Aguas, que llevaron a la ciudad a ser la primera en zonas verdes por habitante de España.[cita requerida]

En la actualidad es sobre todo una ciudad de servicios, aunque tiene una gran importancia la industria del automóvil y auxiliares, agroalimentarias y de materiales de construcción. Palencia ha experimentado profundos cambios urbanísticos. Como se ha dicho es hoy una de las ciudades con una mayor cantidad de espacios verdes por habitante de España y el centro tiene pocas calles que no sean peatonales. Estas zonas, al igual que los parques, siguen creciendo. Rodeando la ciudad se han instalado en la primera década del siglo XXI numerosos molinos eólicos que suministran energía limpia para la ciudad.

El 10 de octubre de 2006 se inauguró el Nuevo Estadio Municipal La Balastera, un gran edificio de metal y cristal con cuatro torres inclinadas y translúcidas, obra del arquitecto Francisco Mangado. Se trata de un estadio de gran tamaño y espectacularidad a pesar de que fue realizado para el Club de Fútbol Palencia, equipo que en el momento de su construcción se encontraba en segunda división B y a día de hoy ha desaparecido.

En el entorno de la Nueva Balastera (o Sector 8) se inauguró en 2011 un nuevo Centro Comercial y de Ocio.[10]​ Anexo a este barrio se desarrollará otro que llegará hasta la Carretera de Benavente-Palencia, que bordea la ciudad.

En 2008 se crearon dos importantes centros deportivos en la ciudad: el Centro Deportivo "La Lanera" y el Centro de Prevención de riesgos en actividades de tiempo libre (conocido como "el Rocódromo"), que dispone de rápidos, tirolinas, rocódromos, cascadas, cuevas sobre y bajo el agua, entre otras atracciones. Será utilizado para realizar cursos sobre la práctica de deportes que van desde el piragüismo o la escalada hasta el submarinismo o la espeleología.[cita requerida]

Desde 2010 se han instalado en la ciudad numerosos carriles bici y puntos de alquiler de bicicletas.

La plaza de toros de Palencia, denominada oficialmente "Campos Góticos", fue inaugurada el 2 de septiembre de 1976, coincidiendo con la festividad de san Antolín, y diseñada por el arquitecto Luis Gutiérrez Gallego, empleándose cien días en su construcción. En 2009 la Diputación Provincial, propietaria de la plaza, constituyó una comisión de aficionados y periodistas taurinos, y convocó un concurso para dotarla de nombre a través de una votación popular por medio de internet, pero su resultado tuvo que anularse ya que el sistema no impedía que una misma persona votara en más de una ocasión. En septiembre se cambió el sistema de votación, por medio de llamadas telefónicas, las cuales impedían la emisión de más de un voto. Los resultados, publicados en octubre, revelaron que se recibieron 382 llamadas, el número de votos válidos fue de 267. El nombre ganador fue el de "Campos Góticos", nombre con el que se venía denominando habitualmente al coso, con 107 votos. Se planea una escultura que represente en tamaño natural al torero Marcos de Celis.

En 2007 se propuso la ampliación del campo de golf municipal en la margen derecha del río, al sur de la ciudad.[11]​ Finalmente el proyecto no se llevó a cabo y el espacio se utilizó para crear uno de los parques más amplios de la ciudad: el parque Ribera Sur que se situó a pocos metros del nuevo Centro Deportivo La Lanera lo que, unido a la instalación de parques infantiles y de mantenimiento para la tercera edad y a la red de carriles bici que lo rodea, ha pasado a formar uno de los centros deportivos más importantes de la urbe.

En 2015 se inauguró el tramo de Alta Velocidad que conecta con Madrid y León a través de Valladolid, sumándose Palencia a las demás ciudades que cuentan con esta moderna infraestructura ferroviaria.[12]​ El 22 de marzo de 2018 parte de la ciudad fue declarada bien de interés cultural, en la categoría de conjunto histórico.[13]

Históricamente ha sido un centro receptor de migración interior, especialmente durante las décadas 1950-1970 en el llamado éxodo rural, al tener una industria más activa y dinámica que las comarcas circundantes como Tierra de Campos y El Cerrato. El crecimiento anual relativo fue del 1,01% (periodo 2005-2006), siendo una de las pocas excepciones de toda la provincia, que por lo general pierde población, y así lo ha vuelto a hacer desde 2009. La ciudad está habitada por 78 892 habitantes (INE 2017).


Distribución del Ayuntamiento tras las elecciones municipales de 2019 en Palencia:[15]

Oficialmente la ciudad de Palencia no tiene más divisiones que las marcadas por el código postal; no obstante, existen varios barrios con gran personalidad y autonomía, estando divididos algunos de ellos en zonas más pequeñas.

El casco histórico de la ciudad palentina se subdivide en:

Por el municipio discurren varias autovías y carreteras nacionales que unen a la ciudad con otras capitales que la rodean.

Destacan las siguientes vías de alta capacidad:

Las carreteras nacionales que tienen origen en la ciudad o simplemente pasan por ella son:

Palencia cuenta con un servicio de autobuses urbanos formado por seis líneas diurnas, nombradas con números, gestionado por Palbus. El parque móvil es de dieciséis autobuses. También cuenta con una de las tarifas más baratas de España (0,70 €). Existen veintiséis paradas dotadas con letreros de información electrónica. El número aproximado de usuarios por año en 2016 fue de unos 2 200 000. Además, cuenta con un servicio nocturno, autobús eléctrico, autobuses interurbanos en contacto directo con los urbanos, Wi-Fi gratis en todos los autobuses y sistemas inteligentes con voz en todos los autobuses anunciando las paradas.

En 2008, Palencia dispuso de un sistema gratuito de préstamo de bicicletas, que funcionaba durante doce horas al día. Había 45 bicicletas repartidas en cinco bases situadas en la plaza Pío XII, plaza de San Pablo, avenida de Santander, Escuela de Idiomas y Campus Universitario de La Yutera.

Palencia, como la mayoría de ciudades castellanas, cuenta con un gran patrimonio histórico-artístico, que atestigua la importancia que tuvo en el pasado. A pesar de contar con importantes monumentos como la catedral, una de las más grandes de España, el Cristo del Otero que es una de las imágenes de Jesús más grandes del mundo o cinco Monumentos Nacionales y singulares fiestas de gran interés como la Semana Santa o la Romería de Santo Toribio, Palencia no es una ciudad favorita para el turismo y aunque crece año a año el número de turistas lo hace muy lentamente.

La ciudad se sitúa entre las ciudades de España con una mayor superficie ajardinada en relación al número de habitantes que tiene;[16]​ además, cuenta una extensa red de calles peatonales en el centro, y está considerada como una de las ciudades más sostenibles y limpias de España.[17]

La iglesia, de una sola nave, tiene planta de cruz latina, destaca su crucero con una cúpula de linterna. La bóveda de cañón y la cúpula están decoradas con yeserías diseñadas por Antonio de Canales.

La cocina palentina es muy castiza y hogareña, el lechazo asado es el plato más típico y de las fértiles tierras que rodean a la capital se obtienen múltiples ingredientes hortícolas que completan la dieta.

La cocina palentina se basa en platos calientes, debido al frío clima dominante. Los ejemplos más claros son sus sopas de ajo, o la clásica sopa castellana, elaborada con pan de hogaza, agua, aceite, ajo y pimentón, a veces se añaden tacos de jamón serrano y huevos escalfados. El pan es la base de la gastronomía palentina, un ejemplo de la importancia que alcanza es el pan de Nogales, con una escuela dedicada al mismo, en la que elaboran el pan bonito, el lechuguino, los molletes, las tortas de chicharrones y otras muchas clases de panes, hechos con harina de Tierra de Campos, de gran calidad.

Palencia, como el resto de Castilla, puede afirmar que las carnes nutren a sus gentes. La perdiz (en escabeche), y también la codorniz, en estas tierras se consideran de excelente calidad, el lechazo es la carne por excelencia de palencia y posee denominación de origen. En temporada de matanza pueden degustarse las morcillas de sangre de Palencia, de la misma sangre que luego se convierte en ingrediente esencial de la sopa negra. Los embutidos también son de buena calidad.

Los cangrejos que se pescan en los ríos palentinos son los crustáceos por excelencia. De los ríos también se obtienen truchas (trucha en escabeche).

En cuanto a su riqueza hortícola, son excelentes las patatas pero sobre todo la menestra palentina o el pisto y los guisantes de Palencia.

Destaca la cazuela de san Antolin; también son muy recomendables las jaleas de frutas autóctonas, como los arándanos, o el queso (sobre todo de oveja) y otros productos de repostería más elaborados.

Una típica comida de la tierra debe regarse con vino. También el clásico licor de endrinas, licor de nueces, de moras, de guindas...

En la capital palentina se celebran varios acontecimientos musicales al año como:

Los eventos culturales celebrados en esta ciudad:

Los eventos deportivos celebrados en esta ciudad:

Con capacidad para 8600 espectadores.



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