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Chiquilín de Bachín



«Chiquilín de Bachín» es una conocida canción de tango en ritmo de vals compuesta por el músico argentino Astor Piazzolla y el poeta uruguayo-argentino Horacio Ferrer. Fue interpretado por primera vez por Amelita Baltar. La canción fue editada como lado B de un simple editado por CBS en noviembre de 1969, con "Balada para un loco", de los mismos autores, como lado A. Al mes siguiente (diciembre/1969), RCA editó un simple con los mismos temas interpretados por Roberto Goyeneche y la Orquesta de Ástor Piazzolla. La interpretación emocionalmente quebrada de Goyeneche quedó asociada en adelante con el tema.

En la década de 1960 Argentina estaba viviendo un fuerte movimiento cultural de renovación de la canción popular en todos los géneros, a través de experiencias como el Nuevo Cancionero folklórico, el tango de vanguardia, el llamado "rock nacional", el cancionero infantil de María Elena Walsh y el cuarteto cordobés. Las canciones que en ese momento compusieron Piazzolla y Ferrer y en especial "Balada para un loco", resultaron decisivas en ese proceso de creación de la nueva canción argentina.

En 1967 Ástor Piazzola y Horacio Ferrer habían comenzado una prolífica asociación musical-poética que duraría varios años. Ferrer ha contado que Piazzola fue y le dijo: "Quiero que trabajes conmigo porque mi música es igual a tus versos".[1]​ El primer resultado de esa asociación fue la composición de la operita María de Buenos Aires, estrenada con gran éxito en 1968.

A partir de ese momento Piazzolla y Ferrer comenzaron a componer canciones populares, pero sin lanzarlas masivamente. Una de ellas, compuesta en 1968, fue "Chiquilín de Bachín".[2]

El tema trata de un chico de la calle que vende flores en los restaurantes de la zona de teatros de Buenos Aires ubicados en la avenida Corrientes. Bachín era un bodegón ubicado sobre la vereda norte (impar) de la calle Sarmiento (paralela a una cuadra de Corrientes) casi esquina Montevideo, entre esta calle y Rodríguez Peña. El bodegón era parte del Nuevo Mercado de Buenos Aires y fue demolido, como la mayor parte de esa manzana, para construir el Paseo La Plaza, pero en el mismo lugar se ha construido otro restaurante que lleva el nombre de "Bachín".

Horacio Ferrer solía frecuentar los bares y restaurantes de la zona, después de actuar, como la mayoría de los artistas. Fito Paez tiene una canción titulada "11 y 6", que también se refiere a los chicos de la calle que venden flores en esa zona, en este caso en el Café La Paz, que se encuentra a escasos 100 metros de Bachín. La propia casa de Ferrer se encontraba a tres cuadras de Bachín.[Nota 1]

El niño que vendía flores en Bachín se llamaba Pablo Alberto González y contaba en ese momento con 11 años. En 1970 la revista Siete Días lo entrevistó:

La canción está construida sobre un ritmo de vals que comienza con una breve introducción de bandoneón, acompañado de un piano y un violín. La canción tiene una estructura tradicional ABCB (estrofa1-estrofa2-estribillo-estrofa3-estrofa4-estribillo), aunque las estrofas tienen una variación interna que les da complejidad. En la versión grabada prescinde del recitado inicial que Ferrer la había escrito y que él recita cuando canta el tema personalmente.

La primera estrofa comienza con unos versos que se han vuelto muy conocidos, en donde golpean el contraste, en una canción llena de contrastes, entre la noche y la presencia del niño:

La castellanización de una prenda muy moderna por entonces, como el blue jean, acerca y aporta ternura a una escena de la injusticia social familiarizada por la cotidianeidad de la ubicación. La primera estrofa continúa mostrando mediante sugerencias, el contraste de la "parrilla" de carne destinada a los clientes y el niño hambriento que depende del azar para comer "pan de hollín".

La segunda estrofa habla directamente del niño, de su pobreza y de su tristeza («su tristeza que no quiere amanecer»). La tercera estrofa muestra el contraste con los niños que van a la escuela («cuando el sol pone a los pibes delantales de aprender») y trae a su madre («yira que te yira»). Finalmente en la última estrofa ya comienza a hacerse de día y el niño busca comida en la basura: «niño de mil años».

El estribillo es un grito de indignación y a la vez una súplica, en la que el poeta expone poéticamente, pero descarnadamente también, su vergüenza y la culpa por la indiferencia social:

Fabián Rey y Trío interpretan esta canción en el álbum Tangos en el puerto, lanzado en 1972 y que incluye otros éxitos del tango.

La cantante peruana Chabuca Granda incluyó una versión en su disco homónimo de 1977.

Paco Herrera incluyó una versión en su disco Para beberte y beberte de 1983.



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