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Cipactli



En la mitología azteca, Cipactli (en náhuatl: cipactli ‘el lagarto negro’cipactli, lagarto; tlīltic, negro’) era una voraz, primitiva y monstruosa criatura marina, mitad cocodrilo y mitad pez. Estaba siempre hambrienta y en cada junta que unía sus 18 cuerpos había una boca adornándola. Tezcatlipoca sacrificó un pie al utilizarlo como cebo para atraerlo.

Su nombre también es el del primer día del Tonalpohualli, el calendario sagrado azteca, algo en lo que coinciden la mayoría de las civilizaciones Mesoamericanas, pero también es muestra de una enseñanza aún más profunda, el orden de los días no está hecho al azar: Los días están ordenados de manera que van en ascenso en cuanto a belleza estética y virtudes que podemos relacionar con aquellas virtudes que los seres humanos podemos desarrollar; entonces tenemos que Cipactli es la representación más primitiva de la tierra, el origen, la materia pura, el estado inicial de las cosas, y continúa cambiando hasta llegar al último día que es xochitl, lo más bello, elevado, excelso. Este modo de entender el calendario nos explica como debe de ser nuestro desarrollo como seres humanos, partiendo de lo más arcaico a lo sublime.

Cipactli era el único ser marino que existía en aquel entonces, hasta que Quetzalcóatl lo mató para crear la tierra. Con el cuerpo de Cipactli los dioses crearon la Tierra. Así, cuando se vieron en la necesidad de dar forma al mundo, un espacio, un suelo, se decidió que Cipactli se partiría por la mitad: una mitad sobre la otra, obteniendo cielo y tierra. El problema es que no había lugar para el hombre, entonces con dos árboles se erigió un espacio que separaba las dos mitades. Así, entre nueve cuerpos por arriba, "los nueve que están sobre nosotros" ("chicnauhtopa"), y otros nueve abajo, "los nueve mundos de los muertos" ("chicnauhmictlan") la mitología situaba la vida del hombre. Otra cuestión fue la creación del tiempo de la que se encargaron los esposos Oxomoco y Cipactónal, así con el consejo de Quetzalcóatl crearon el calendario azteca que en honor de la criatura constaba de 18 "meses" de veinte días (360 días en total), el primero de ellos con su nombre y dedicado a ella.

Compárese con Jörmungandr, de la mitología nórdica; con Sedna, de la mitología esquimal, con Tiamat, de la mitología mesopotámica, o Caicai Vilu de la mitología mapuche.

Igualmente es equivalente a Púrusha de la religión hindú respecto a la creación del mundo.



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