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Clitorectomía



La mutilación genital femenina (MGF), también llamada ablación del clítoris, aunque no es el nombre recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es la extirpación parcial o total de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objetivo de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico.[2]​ Los términos infibulación y escisión son expresiones comunes utilizadas para el procedimiento aplicado para llevar a cabo la mutilación. Esta práctica se considera una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas.[3]​ En febrero de 2016, Naciones Unidas abordó este tema como una prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcándose como referencia el año 2030 para acabar con esta práctica.[4][5]

Aunque ya lo había descrito en 1799 William George Browne en su libro Travels in Africa, a mediados del siglo XIX el explorador inglés Richard Francis Burton observó que las mujeres somalíes poseían "un temperamento frío, resultado de causas naturales y artificiales" y escribió que "los musulmanes creen que este rito fue inventado por Sara, que mutiló a Agar por celos, y luego Alá le ordenó que se circuncidara ella también". Además, en Somalia se cortaban los labios de la vulva y se cosían con hilo de cuero o crin de caballo para preservar la virginidad.[6]​ Pero la costumbre es de procedencia incierta y se cree que este ritual de iniciación originalmente se practicaba en las niñas de algunos países de África, Oriente Medio y otros. Hay algunas versiones que afirman que comenzó en el antiguo Egipto y a partir de allí se extendió al resto del continente africano y, aunque se localiza sobre todo en la zona centroafricana, no se limita al continente africano, pues se observa también en varios países de Asia, Europa, Oceanía e incluso América.[7]

Practicada en muchos casos como rito de iniciación a la edad adulta, en los años más recientes este motivo está disminuyendo debido a la prohibición de su realización en muchos países. En algunos casos se recurre a tradiciones religiosas para argumentar en su favor, como en el islam.[8]​ La pérdida casi total de sensibilidad es la principal consecuencia para las afectadas, con el añadido trauma psicológico. Hay mujeres que mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores a la intervención, ya que se realiza casi siempre de manera rudimentaria, a cargo de curanderas o mujeres mayores, y con herramientas rudimentarias como cristales, cuchillos o cuchillas de afeitar y nunca en centros sanitarios.

Existen varios tipos de ablación:

El informe de Amnistía Internacional [cita requerida] para hacer conciencia de los malos tratos a las mujeres daba la cifra de 120 millones de mujeres clitoridectomizadas, y de tres millones de niñas por año en veintiocho países diferentes:

Sientan a la niña desnuda, en un taburete bajo, inmovilizada al menos por tres mujeres. Una de ellas le rodea fuertemente el pecho con los brazos; las otras dos la obligan a mantener los muslos separados, para que la vulva quede completamente expuesta. Entonces, la anciana toma la navaja de afeitar y extirpa el clítoris. A continuación viene la infibulación: la anciana practica un corte a lo largo del labio menor y luego elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor. La operación se repite al otro lado de la vulva. La niña grita y se retuerce de dolor, pero siguen sujetándola. La anciana enjuga la sangre de la herida y la madre, así como las otras mujeres, "verifica" su trabajo, algunas veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada de los labios mayores depende de la habilidad "técnica" de quien opera. La abertura que queda para la orina y el flujo menstrual es minúscula. Luego, la anciana aplica una pasta y asegura la unión de los labios mayores mediante espinas de acacia, que perforan el labio y se clavan en el otro. Coloca tres o cuatro a lo largo de la vulva. Estas espigas se fijan con hilo de coser o crin de caballo. Sin embargo, nada de esto basta para asegurar la soldadura de los labios; por eso, a la niña la atan desde la pelvis hasta los pies. Le inmovilizan las piernas con tiras de tela.[9]

Las consecuencias de esta práctica son negativas para la salud de las mujeres y tiene los siguientes efectos:[3]

Actualmente es celebrado del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina el 6 de febrero de cada año a partir del 2003.

El motivo de la conmemoración de este día es denunciar los efectos de la extirpación total o parcial de tejido de los órganos genitales femeninos, particularmente del clítoris (clitoridectomía), con objeto de eliminar el placer sexual en las mujeres, considerando razones culturales, religiosas o cualquier otro motivo no médico. [11]

El 20 de diciembre de 2012 la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución unánime (194 países) prohibiendo la práctica de la mutilación genital femenina.[12]​ Se trata de la Resolución A/RES/67/146,[13]​ en la cual exhorta a los Estados, al sistema de la ONU, a la sociedad civil y a todas las partes implicadas a seguir observando el 6 de febrero como el Día Internacional de la Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, y a aprovechar la ocasión para mejorar las campañas de sensibilización y tomar medidas concretas contra la mutilación genital femenina.

La agencia que lidera el trabajo de la ONU en este tema es el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).[14]

En febrero de 2016 Naciones Unidas abordó este tema como una prioridad entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcándose como referencia el año 2030 para acabar con esta práctica.[4][5]

Los siguientes mapas y gráficos permiten ver cómo la mutilación genital femenina es una práctica con tendencia a la baja, si comparamos los datos de 2015 con los de años anteriores:


Una revisión sistemática de ocho estudios desarrollados en distintos países africanos, concluyó que las leyes y códigos nacionales no son suficientes para acabar con esta práctica. En el mejor de los casos, tienen solo un efecto limitado. Por otro lado, trabajar con las comunidades puede cambiar su actitud frente a la MGF, pero ello dependerá del diseño del plan, del contexto y de su implementación. Asimismo, las intervenciones que no consideraron las necesidades de la comunidad o no involucraron a sus líderes religiosos, contaron con abandonos y baja participación. Por último, trabajar con jóvenes pudiera ser una alternativa rentable y eficaz.[15]

Según las estadísticas, la práctica de la ablación afecta en la actualidad alrededor de unos 138-140 millones de mujeres y niñas en el mundo. Se cree que cada vez se practica a niñas con una edad mucho menor, a fin de evitar que quienes sufren la mutilación juzguen la práctica por sí mismas al ser mayores. Según datos de la OMS, suele practicarse en la infancia, entre la lactancia y los 15 años. En África, hay aproximadamente 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años de edad en quienes esta práctica se ha llevado a cabo.[3]​ La mayoría de las víctimas se concentran en Egipto, Etiopía e Indonesia.[16]

Una revisión sistemática de 8 estudios de efectividad y 27 estudios de contexto realizados en Burkina Faso, Egipto, Etiopía, Somalia/Kenia, Mali, Nigeria y Senegal, concluyó que las intervenciones para alentar el abandono de la mutilación/ablación presentan efectos positivos sobre las actitudes, pero los efectos sobre su práctica son limitados. Esto último puede deberse a una intensidad deficiente del programa, problemas de implementación o una cantidad insuficiente de participantes como para detectar cambios. Asimismo, los factores que respaldaron la mutilación/ablación fueron la tradición, religión y reducción del deseo sexual femenino, mientras que la obstaculizaron las complicaciones médicas y el impedimento de la satisfacción sexual.[17]

El aumento de la inmigración ha llevado esta práctica a Europa. La mutilación genital femenina, en cualquiera de sus modalidades, se encuentra penada por la ley en los principales países de dicho continente con algunas excepciones como Italia o Irlanda. No obstante, aunque existen en algunos países europeos con normativas legales de control sobre el permiso de salida para las niñas en situación de riesgo por este tipo de costumbres, hay denuncias de que medio millón de mujeres y niñas han sufrido la MGF en Europa, incluso en centros sanitarios bajo cuerda. Un imán de Bristol aconsejaba que la ablación de las niñas sea realizada en el extranjero para burlar la prohibición que desde 2003 pesa sobre esta práctica en el Reino Unido.[18]

En España en 2003 se aprobó la L.O. 11/2003, de 29 septiembre, que modifica el Código penal, y en la cual tiene lugar la tipificación de un nuevo delito de mutilación genital mediante la nueva redacción dada al art. 149 del C.P.. Dicho artículo describía un tipo agravado de lesiones, en atención a su entidad, a los cuales se equipara el nuevo resultado lesivo expresamente descrito.[10]

En 2005 se aprobó la Ley Orgánica 3/2005[19]​ de 8 de julio para perseguir extraterritorialmente la práctica de la mutilación genital femenina. La resolución permite a los jueces españoles condenar las ablaciones realizadas a las niñas, no solo dentro de las fronteras españolas sino también fuera de ellas. La ablación femenina ya se encontraba tipificada como delito en el Código Civil, pero los tribunales no tenían hasta esta ley la capacidad de actuar contra quienes cometían ese delito en el extranjero, aprovechando habitualmente viajes de vacaciones con sus hijas a sus países de origen.[20]

La mutilación genital femenina, particularmente en su forma de circuncisión sunna, está presente en prácticamente todos los países musulmanes del continente, así como en las comunidades kurdas. Afganistán, Tayikistán, Brunéi, Malasia e Indonesia también la practican, los tres últimos incluyendo los tipos de mutilación más radicales.

El 8 de agosto de 2016 el Parlamento Panafricano, órgano legislativo de la Unión Africana aprobó la prohibición de las prácticas de la mutilación genital femenina en sus 50 estados miembros. El acuerdo llegó tras conversaciones entre el Grupo de Trabajo para la Mujer del Parlamento y representantes del Fondo de Población de Naciones Unidas celebradas días antes en Johannesburgo. Los 250 parlamentarios firmaron un plan de acción para erradicar esta práctica.[4]​En 2019 el Gobierno de Sierra Leona prohibió la mutilación genital femenina como parte de una serie de medidas contra las ceremonias de iniciación.[21]

Egipto pertenece al grupo de países en los que la mutilación genital femenina (MGF) se sitúa en uno de los niveles más altos de prevalecía. Los datos oficiales más fiables y amplios sobre la MGF en Egipto se han obtenido a partir de 1995 cuando por primera vez se incluyeron preguntas específicas sobre el tema en la Encuesta Demográfica y de Salud (DHS) y se dio a conocer que el 97% de las mujeres egipcias casadas habían sido sometidas a dicha práctica.[22]

La embajadora de la Organización de las Naciones Unidas contra la ablación, la exmodelo somalí Waris Dirie, quien sufrió infibulación a los cinco años, ha luchado durante años para que esta práctica sea ilegal en algunos países africanos, aunque se siga practicando de hecho. Unicef, en un informe, afirma que esta práctica se puede eliminar en una generación si hay un esfuerzo cultural. La ablación es una costumbre extendida en una amplia región de África, donde es practicada indistintamente por musulmanes y animistas.[23]

Según Naciones Unidas Sudán es uno de los países donde más se practica la MGF con el 86,6 % niñas y mujeres de entre 15 y 49 años han sido sometidas a ella.[16]

En abril de 2020 el gobierno sudanés aprobó una enmienda a su legislación estableciendo una pena de tres años de prisión o multa a quienes la practiquen en un establecimiento médico o en cualquier otro lugar además de la retirada de la licencia del hospital, centro de salud o clínica privada donde se haya llevado a cabo la operación.[24][16]

Algunas ONGs consideran que la ley es insuficiente porque debería contemplar también el castigo para los padres que la permiten.[16]

En la mayoría de los países de América se prohíbe legalmente esta práctica.[cita requerida]

Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, en América Latina el único lugar donde la práctica ha sido detectada es en la comunidad emberá, uno de los 102 pueblos indígenas reconocidos por Colombia. Salió a la luz en 2007 después de la muerte de al menos una niña por infecciones derivadas de esta práctica.[5][25][26]

Porcentaje de niñas y mujeres de edad entre 15-49 y niñas de entre 0-14 años que han sido sometidas a MGF en África, Indonesia, Irak y Yemen. UNICEF 2016[27]

En esta estimación "global" no están incluidos los países de destino de las personas migrantes que practican la MGF, como Europa, Japón, Australia o Estados Unidos; ni tampoco algunos países donde, siendo una tradición arraigada, no se disponen de datos, como es el caso de Colombia, India, Omán, Arabia Saudí y Malasia. (Van Baelen, Ortensi y Leye 2016)

En 2002 el médico francés Pierre Foldes en colaboración con el urólogo Jean-Antoine Robein iniciaron la práctica de una cirugía reparadora del clítoris. En 2012 presentó un informe indicando que en 11 años su equipo operó a casi 3.000 mujeres. Unas 866 pacientes (el 29%) participaron en un seguimiento después de un año de someterse a la cirugía. De ellas, 821 informaron tener una mejoría o al menos no un empeoramiento del dolor; 815 dijeron experimentar placer clitoriano y 431 aseguraron tener orgasmos.[28]​ En Francia desde 2004 la operación está asumida por la Seguridad Social entendiéndose no una operación de cirugía estética sino de cirugía funcional. La cantante franco-maliense Inna Modja activista contra la ablación explicó que ella misma había sido víctima de mutilación y explicó su experiencia al someterse a la reconstrucción del clítoris.[29]

En España en 2013 el Dr. Pere Barri Soldevila aprendió la técnica en París y empezó a realizar este tipo de cirugía.[28]​ En el marco de la sanidad pública española, la Consejería de Sanidad de la Generalidad de Cataluña puso en marcha en octubre de 2015 un programa de reparación de la ablación genital femenina. Este programa se desarrolla en el Servicio de Ginecología del Hospital Clínico de Barcelona coordinado por la Dra. Mª. José Martínez-Serrano.[30]​ También en Alemania, en septiembre de 2013, se inauguró el Desert Flower Center en el Waldfriede Hospital de Berlin-Zehlendorf realizando este tipo de intervenciones.[31]

La circuncisión femenina antecede históricamente a la aparición del Islam en el siglo VII y actualmente no se practica en la gran mayoría de países musulmanes.[32]

Aunque durante las dos últimas décadas del siglo XX tanto medios de comunicación como publicaciones académicas atribuyeron al islam la práctica de la circuncisión femenina, según Noor Kassamali, la actitud de los religiosos musulmanes ha sido diversa. La práctica se observa en regiones de población musulmana donde existía ya antes de la islamización, tras la cual los alfaquíes la justificaron con argumentos religiosos y pasaron a considerarla una tradición del islam. Son así numerosos los casos registrados en que jurisperitos musulmanes han aprobado la circuncisión,[33]​ si bien en la actualidad la mayoría de los teólogos musulmanes consideran la circuncisión femenina una práctica innecesaria o contraria al islam verdadero.[34]

Al no mencionar el Corán en ningún momento la circuncisión femenina, muchos alfaquíes que la ratificaron lo hicieron basándose en un conocido hadiz, atribuido al profeta Mahoma, según el cual una mujer de Medina llamada Umm ʿAṭīya se dedicaba a la circuncisión de las mujeres y el profeta le dijo: «Umm ʿAṭīya, cuando circuncides a una mujer no cortes demasiado de su miembro, para que tenga la cara más luminosa y sea más amistosa con su marido».[35]​ En otra versión del hadiz, la recomendación del profeta es: «en la circuncisión de las mujeres, no os sobrepaséis, que así será mayor el placer de la mujer y placerá al marido». Sin embargo, la generalidad de los alfaquíes han considerado dudosa la cadena de transmisión del hadiz, que aparece en las Tradiciones de Ibn Dawud, pero no en los canónicos Ṣaḥīḥ al-Bujārí y Ṣaḥīḥ Muslim.[33]​ Otros hadices hacen remontar la circuncisión femenina a Agar y a Sara.[33]

Entre las cuatro escuelas jurídicas del islam sunní, tan sólo la šāfiʿí ha considerado tradicionalmente necesaria la circuncisión femenina.[36]​ El imam šāfiʿí Al-Nawawi (Siria, 1233-1277) califica de wāŷib («deber religioso») la escisión del clítoris.[37]​ El tradicionalista conservador sunní Aḥmad ibn Ḥanbal (Bagdad, 780-855), fundador de la escuela ḥanbalí, calificó la circuncisión femenina como makrūma («acto noble»), pero no wāŷib.[33]​ Si bien la cuestión de la circuncisión femenina era controvertida, los alfaquíes tradicionales tendían a considerar necesario reducir los «deseos sensuales excesivos de las mujeres».[38]​ En 1997, cuando un grupo de ulemas de la Universidad de al-Azhar declararon islámica la circuncisión femenina, provocaron la reacción de la mayor parte de los ulemas, que rechazaron esa afirmación replicando que Mahoma había reprendido esa práctica y la calificaron como «tradición faraónica».[36]

El líder del Estado Islámico (ISIS) en Irak, Abu Bakr al-Baghdadi, habría ordenado en un comunicado (y habría publicado en Internet) que todas las mujeres del «califato» de edades comprendidas entre los 11 y los 46 años sean sometidas a mutilación genital. En el texto, los yihadistas afirman que la práctica ha sido impuesta por el profeta Mahoma y muestran una lista de sus hadith («los dichos»), que a su parecer contienen esta indicación.[39][40][41]​ No obstante, algunas agencias periodísticas desestimaron estas informaciones al considerarlas un intento de desacreditar al Estado Islámico; incluso Jenan Moussa, un corresponsal de la emisora con sede en Dubái, Al AAan TV, dijo por medio de las redes sociales que sus contactos en Mosul no habían oído hablar de un edicto que impusiera dicha práctica.[42][43]

Entre los chiíes, la circuncisión femenina sólo es practicada por la secta egipcia ismaelí mustaʿalí. La doctrina general de los chiíes se apoya en un hadiz de Alí transmitido por el sheij Ṣadūq ibn Bābūya (Jorasán, 923–Rey, 991), según el cual «no es censurable si no circuncidáis a las mujeres, pero para los hombres es obligatorio (wāŷib)». El ayatolá ʿAllāmat al-Ḥilli (Al-Hilla, 1250-1325) refiere otro hadiz, según el cual Alí afirmó: «la circuncisión de los hombres es obligatoria, pero la de las mujeres (sólo) se aconseja». Aun así, al no estar arraigada la práctica en la cultura de Irán e Irak, no se da entre los chiíes.[33]​ Algunas de las «fuentes de emulación» o máximas autoridades (marŷaʿ-e taqlid) del chiismo duodecimano actual han calificado la circuncisión femenina de «apreciable» (mustaḥabb)[44]​ y otras de «prohibida» (ḥarām).

El Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina es el 6 de febrero.[45]



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