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Colonización rusa de las Américas



La colonización rusa de América es el proceso por el que se constituye la América rusa, que estaba básicamente conformada principalmente a partir de la Alaska rusa, incluyendo a las islas Aleutianas (y las islas Shumagin), y el intento de extensión por territorios entonces españoles, y luego provincias mexicanas de la Alta California, que pasaron a ser los actuales estados estadounidenses de Washington, Oregón y California y por la provincia canadiense de la Columbia Británica. Nunca fueron ocupados plenamente tales territorios, sino que se buscó su control por medio del establecimiento de factorías comerciales, enfocadas preferentemente al comercio de pieles.

A ello habría que añadir Fort Elizabeth en la isla de Kaua’i, ocupada en 1818 por el empresario rusoalemán Schaeffer, que negoció un Tratado de Protección con el régulo Kaumualii, vasallo del rey Kamehameha I de Hawái. La negativa del zar Alejandro I a ratificar el tratado acabó con el intento.

Hay noticias, sin confirmar, que indican la posibilidad de que el primer navegante ruso en llegar a las costas de Alaska fuera Semión Dezhniov, desviado de su rumbo hacia el río Anádir en 1648. Otro legendario descubridor sería Fedot Alekseyev Popov, pero tampoco hay confirmación.

A finales de 1724, el zar Pedro VI, impulsó una expedición a la zona, que se desarrolló entre 1725 y 1730, la conocida como Primera expedición a Kamchatka dirigida por el danés Vitus Bering.

El 5 de abril de 1732, Iván Fiódorov, Mijaíl Gvózdev y Kondrati Moshkov a bordo del navío Sviatói Gavriil (San Gabriel), partieron del cabo Dezhneva, arribando rápidamente al cabo Príncipe de Gales, ya en las costas alaskeñas, que cartografiaron antes de volver de regreso.

El siguiente contacto con las costas americanas llegará en 1741, durante la segunda expedición a Kamchatka de la Armada rusa («Gran Expedición del Norte»), dirigida nuevamente por Bering y su adjunto Alekséi Chírikov. Separados por una tormenta después de salir del puerto de Petropávlovsk-Kamchatski el 14 de junio, Bering derivó hacia el sur llegando hasta la isla Kodiak al mando del Sviatói Piotr (San Pedro) y llegando a avistar el monte San Elías el 16 de julio. Chírikov, por su parte, derivó hacia el noroeste, al mando del Sviatói Pável (San Pablo), descubriendo el archipiélago Alexander y llegando el 15 de julio al cabo Príncipe de Gales. Aunque en el tornaviaje en noviembre, murieron Bering y parte de la tripulación, las pieles de nutria marina que vestían los superviventes de regreso en 1742 a Kamchatka, llamaron la atención como para ser consideradas las pieles más finas del mundo.

El interés de Rusia en el comercio de pieles (una de sus principales exportaciones desde el siglo XV hasta el XIX), no llevó al envío de nuevas expediciones oficiales, pero si a permitir pequeñas expediciones comerciales de promýshlennik (tratantes peleteros y cazadores), que empezaron en el mismo 1743.

Durante las décadas siguientes se produjeron diversas incursiones, autorizadas por la zarina Catalina II, por parte de rusos o indígenas siberianos que, bien colaborando, bien explotando a las poblaciones aleutas (o unangan), se introdujeron en el comercio de pieles al por menor, con asentamientos temporales (por los 3-4 años que duraba cada expedición) o de escasa entidad.

El primer asentamiento estable fue debido a Grigori Ivánovich Shélijov y su socio Iván Gólikov. Arribaron en 1784 a la bahía de los Tres Santos, en la Isla Kodiak, con dos barcos, el Tri Sviatítelia (Tres Santos) y el Sviatói Semión (San Simón). Ante la resistencia de los aleutas, Shélijov desencadenó una campaña de terror, toma de rehenes y exterminio, que le permitió dominar las islas. Una vez establecida su autoridad, procedió a fundar la primera colonia rusa en la bahía de los Tres Santos.

En 1790, Shélijov volvió a Rusia para asegurarse una carta de monopolio de la caza, dejando como encargado a Aleksandr Baránov, quien trasladó la colonia a Sankt Pável (en ruso: Санкт Павел), emplazamiento de la actual Saint Paul, en Kodiak.

El siguiente paso fue la creación semi-oficial de la Compañía Ruso-Americana —RAK, por su siglas en ruso— en 1799 por Nikolái Petróvich Rezánov, yerno de Shélijov, garantizada por el zar Pablo I, al que había comprado los derechos de explotación con el propósito de cazar y comercializar pieles de nutria marina.

La expansión rusa en Alaska hizo que desde 1774 los españoles desde el Virreinato de Nueva España enviaran expediciones por el Pacífico para evitar que los rusos avanzaran hacia el sur. Con ese objeto y para adelantarse también a estadounidenses e ingleses, el 5 de mayo de 1789 Esteban José Martínez tomó posesión en nombre de España de la isla de Nutka, en lo que actualmente es la Columbia Británica, permaneciendo los españoles hasta 1795 cuando evacuaron la isla en cumplimiento de las Convenciones de Nutka.

La compañía encomendó la tarea a Aleksandr Baránov, que estableció en territorio tlingit (que ya habían tenido problemas con los cazadores rusos) la factoría peletera del Fuerte San Miguel (Krépost Sankt Mijaíl —en ruso: Крепость Санкт Михаи́л—), que corresponde con la Vieja Sitka en Sitka, poblada por rusos y aleutas. En 1802, los tinglit atacaron a rusos y aleutas, a los que expulsaron (previo rescate de 4.000 pieles y 10 000 rublos). En 1804, Baránov, retornó a bordo del navío Neva, cañoneando la zona y expulsando a los tinglit en la llamada batalla de Sitka. Después erigió el Fuerte Nuevo Arcángel (Krépost Novo-Arjánguelskaya —Крепость Ново-Архáнгельская—), en el mismo lugar, que se mantuvo en activo hasta 1818.

En 1808, Sitka fue designada capital de la América rusa.

El puesto más sureño se hallaba cerca de la actual bahía Bodega, Alta California, aproximadamente en el paralelo 38° 33’ N, a unos 80 km al norte de San Francisco, en el Fuerte Ruso[1]​ (Krépost Ross —Крепость–Росс—), establecido por Iván Aleksándrovich Kuskov el 10 de septiembre de 1812 para asegurar el abastecimiento de alimentos frescos. Después del acuerdo de aprovisionamiento al que llegó la Compañía Ruso-Americana con la Compañía de la Bahía de Hudson fue evacuado en 1841.

En 1821 el zar Alejandro I extendió la jurisdicción de la Carta de Comercio de la Compañía Ruso-americana hasta el paralelo 51° N.

Ese mismo año, el Reino Unido llegó a un acuerdo con Rusia, por el cual le alquilaba a la Compañía de la Bahía de Hudson el territorio al sur del cabo Spencer durante 10 años a cambio de 2000 pieles de nutria, aunque la ocupación británica persistió durante 30 años.

En 1824, Rusia y los Estados Unidos llegaron a un Acuerdo de Límites que estableció la frontera en el paralelo 54° N.

La extensión territorial de la América rusa en 1867 era de 1.518.800 km²,[2]​ el 88,37% del territorio del actual estado de Alaska.

Al ser una colonia de explotación y no de poblamiento, la ocupación del territorio se estructuró por medio de factorías comerciales, que se erigían, mantenían y abandonaban en función de la situación. En 1867, los puestos eran 23, destacando Sankt Pável y Sitka siendo esta última la capital de Aliaska y la América rusa.

La población del territorio colonial rondó los 60 000 habitantes:

Aunque en 1851 empleados de la Compañía Ruso-Americana habían descubierto petróleo en el Cook Inlet y en 1857 empezó la explotación carbonera en Port Graham, Coal Harbor, en la península de Kenai —que permitían el abasto propio y el suministro a los vapores—, e incluso en 1861 se descubrió oro en Telegraph Creek en el río Stikine, y el comercio prosperaba, la situación económica de la Compañía era incierta.

Otros problemas añadidos fueron la competencia más eficiente de la Compañía de la Bahía de Hudson en el comercio peletero y de los balleneros estadounidenses. Además, el intento de exportar carbón a San Francisco acarreó pérdidas económicas.

Para finalizar, los problemas de circulación de numerario del zar Alejandro II como consecuencia de la guerra de Crimea hacían imposible la ayuda estatal, al tiempo que el mismo zar quería revocar la Carta de Monopolio de la Compañía. Además, Rusia estaba enfrentada a Gran Bretaña en diferentes puntos (la Cuestión de Oriente en los Balcanes, el Gran Juego en Asia Central, etc) y deseaba evitar que sus colonias americanas, indefendibles de hecho, cayeran en manos de Gran Bretaña, directamente o a través de la Compañía de la Bahía de Hudson.

En consecuencia, en la década de 1860, Alaska se había convertido en una baza para evitar problemas y conseguir ingresos (los costos de la colonia eran elevados —sobre todo por los problemas de aprovisionamiento, no resueltos ni gracias al Fuerte Ruso ni con el acuerdo de aprovisionamiento al que se llega con la Compañía de la Bahía de Hudson— a lo que se unía la pérdida de rentabilidad por el agotamiento de los cazaderos).

Ya en 1859, Rusia ofreció vender Alaska a los Estados Unidos, pero la situación interna no era la propicia.

En marzo de 1867, el zar Alejandro II, renovó la oferta, y encomendó a su embajador Eduard Andréyevich Stekl que promueva la cuestión, sobre la base de que Rusia pretende concentrarse en Siberia Oriental, particularmente en la zona del río Amur y que desea evitar futuros problemas con unos Estados Unidos en expansión.

La postura rusa tuvo buena acogida por parte del secretario de Estado William Henry Seward, que abogaba por una política expansionista, y de Charles Sumner, Presidente del Comité del Senado de Relaciones Exteriores, que promovieron la compra.

Las negociaciones avanzaron a buen ritmo y el borrador presentado por Stekl el 29 de marzo de 1867, fue aprobado (tras una negociación nocturna ininterrumpida) a las 9:00 a.m del 30 de marzo y enviado para su ratificación en el Senado.

La defensa de la adquisición, fue defendida por Charles Sumner el 3 de abril de 1867.

El Senado aprueba el Tratado de Cesión (por 37 votos a 2),[3]​ el 9 de abril, por un monto de 7.200.000 $, lo que suponía alrededor de 1’9 ç por acre.

El 28 de mayo el presidente, Andrew Johnson, ratifica el Tratado, que es publicado el 20 de junio.

Sin embargo la aprobación definitiva y el desembolso de los fondos necesarios contaban con mayor oposición en el Congreso, basándose en:

Finalmente (por 113 votos a 48),[3]​ el Tratado de Compra fue ratificado el 14 de abril de 1868

El nuevo Territorio fue denominado Alaska por los estadounidenses, basándose en el término aleutiano alyeska o alaxsxaq (que significa "tierra grande" o, más literalmente, “el objeto contra el que la acción del mar es dirigida”.[4]

La transferencia del Territorio fue fijada para el 18 de octubre/19 de octubre AJ de 1867, a las 9:01.20 a.m. (14:58:40 p.m. según horario ruso, por lo que para ellos era 19 de octubre) en Sitka, entregando el Capitán Alekséi Peschúrov (fr:Alexeï Pechtchourov), en nombre del zar de Rusia, el Territorio al General General Lovell Rousseau, que lo recibió en nombre de Estados Unidos.



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