La Comunidad de Estados Independientes (CEI; en ruso, Содружество Независимых Государств, tr. Sodrúzhestvo Nezavísimyj Gosudárstv) (y en inglés Commonwealth of Independent States, CIS) es una organización supranacional compuesta por diez de las quince exrepúblicas soviéticas, con la excepción de los tres estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), que actualmente son miembros de la Unión Europea; Turkmenistán, que abandonó la organización el 26 de agosto de 2005 para convertirse en miembro asociado; y Georgia, que se retiró el 18 de agosto de 2009. Mongolia participa en algunas estructuras de la CEI como miembro observador. Pese a haber sido un estado fundador, Ucrania de iure nunca fue miembro de la CEI ya que no llegó a ratificar el estatuto de la organización, aunque era un participante de facto.
Su creación firmó la disolución de la Unión Soviética y, según Vladímir Putin, su propósito fue el permitir un "divorcio civilizado" entre las repúblicas que conformaban la Unión Soviética. Desde la creación de la CEI se han firmado numerosos acuerdos acerca de cooperación económica, defensa y relaciones internacionales y seguridad colectiva entre sus Estados-miembro. Del seno de esta comunidad surgió la alianza político-militar llamada Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva.
Ya en 1991 la disolución de la Unión Soviética era algo inevitable, a pesar de que los referendos habidos en la mayoría de sus repúblicas mostraban un claro apoyo a mantener la constitucionalidad e institucionalidad de la Unión Soviética. El 8 de diciembre, los líderes de Rusia, Bielorrusia y Ucrania se reunieron en la reserva natural de Belavézhskaya Pushcha, 50 kilómetros al norte de la ciudad de Brest, en Bielorrusia, donde firmaron el Tratado de Belavezha. Nace así la idea de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), al mismo tiempo que anuncian que la nueva confederación estará abierta a todas las repúblicas soviéticas, así como a todas aquellas que compartan los mismos objetivos.
El Presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, describió la reunión como algo "ilegal y peligroso" y "un golpe constitucional a la nación". Pero pronto fue claro que poco o nada había por hacer. El 21 de diciembre, los líderes de 11 de las 15 ex repúblicas soviéticas se reunieron en Almá-Atá, en Kazajistán, y firmaron el tratado. De esta manera, la CEI quedaba ratificada y la Unión Soviética oficialmente disuelta.
El 25 de diciembre de 1991 Gorbachov renuncia a la presidencia de un país que ya no existía. Los tres Estados bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) no firmaron el tratado, de la misma manera que Georgia: los cuatro países argumentaban que habían sido forzosamente incorporados a la Unión Soviética.
Los once Estados originales fueron Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán. En diciembre de 1993, finalmente, Georgia se une a la CEI tras una guerra civil en la que tropas rusas intervinieron a favor del gobierno de Eduard Shevardnadze, cercano a Moscú. El 26 de agosto de 2005 Turkmenistán abandonó el organismo para convertirse en miembro asociado. En agosto de 2008, Georgia anuncia su retirada total de la CEI tras la Guerra de Osetia del Sur, y deja de ser miembro formal del órgano en agosto de 2009. En marzo de 2014, Ucrania anuncia que deja de participar de la CIS después de la Anexión de Crimea y Sebastopol a Rusia, y sus representantes fueron retirados en mayo de 2018, debido a la Guerra en el Donbáss.
Las oficinas centrales de la CEI se encuentran localizadas en Minsk, la capital de Bielorrusia. El cargo de Presidente de la CEI es conocido como Secretario Ejecutivo. Hasta la fecha, la mayoría de sus líderes han sido rusos o bielorrusos. Actualmente la organización está liderada por el antiguo Ministro del Interior ruso, Vladímir Rushailo.
Desde el punto de vista histórico, la CEI puede ser vista como la organización sucesora de la Unión Soviética. Sin embargo, es de resaltar que la CEI no es un Estado en sí, y es comparable a la Unión Europea, por su carácter supranacional, antes que a la Unión Soviética, que era un Estado federal pero, a fin de cuentas, un Estado.
La CEI tiene a su cargo la coordinación de comercio, finanzas, leyes y seguridad de los Estados miembros. Pocos de estos poderes se ejercen en un ámbito supranacional, y es criticada (interior y exteriormente) como una organización simbólica. Para cambiar esto, la prioridad más importante de la organización es el establecimiento de una zona franca en su órbita y la unión económica de sus miembros.
Durante los Juegos Olímpicos de 1992 (de invierno en Albertville, Francia, y de verano en Barcelona, España) la CEI participó bajo el nombre del Equipo Unificado, compuesto en su mayoría por deportistas de 12 repúblicas soviéticas, por primera y única vez. En otros eventos deportivos del mismo año (tales como la Eurocopa 1992) también participa la Selección de fútbol de la CEI. Desde 1993, cada Estado miembro ha competido bajo su propia bandera nacional.
En Miss Universo 1992, se envió una candidata el nombre de CEI, que representó a todas las naciones que pertenecían a la organización.
Sede: Minsk
Secretario Ejecutivo:
Los miembros de la CEI pueden interactuar y coordinar sus acciones a través de las siguientes instituciones:
La Asamblea Interparlamentaria tiene sus sesiones en San Petersburgo dos veces al año, y está compuesto por delegaciones parlamentarias de cada uno de sus Estados miembros. La Asamblea Interparlamentaria cuenta con comisiones permanentes: Asuntos legales, Economía y finanzas, Política social y Derechos humanos, Ecología y Recursos naturales.
En 1992 se acordó constituir un Tribunal de Arbitraje, con sede en Minsk, y un Consejo Económico Consultivo con sede en Kiev.
Entre 2003 y 2005, líderes de tres países de la CEI fueron depuestos en una serie de Revoluciones de colores: Eduard Shevardnadze en Georgia, Leonid Kuchma en Ucrania, y Askar Akayev en Kirguistán. Los nuevos gobiernos tomaron un giro claramente prooccidental, tratando de alejarse de la influencia de Moscú y acercarse tanto a la Unión Europea como a Estados Unidos.
Pocos de estos incidentes han logrado resolverse de forma armoniosa para Rusia, ya que sólo Kirguistán, tras una revuelta popular acaecida entre 2009 y 2013, volvió a la esfera de influencia rusa, con la ayuda de la fuerza militar y la inteligencia de la potencia regional; con lo que pudo retornar a las anteriores condiciones, y retomar sus relaciones bilaterales en forma ordenada.
En el caso ucraniano, la persecución política a Yulia Timoshenko y a su movimiento político les ha costado graves críticas internacionales, aparte su postura indecisa sobre si se adhiere a la UE o a la CEI le han llevado a no formalizar y/o profundizar sus relaciones tanto con el conjunto de la CEI como en el entorno internacional, y sobre todo, con las antiguas repúblicas soviéticas fuertemente ligadas a Rusia.
El país que ha estado más radicalmente opuesto a la CEI ha sido Georgia, tras el resultado del conflicto en el año 2008, tras el que le ha mostrado una actitud desafiante a la Federación Rusa, ya que en el conflicto, las naciones autoproclamadas de Osetia del Sur y Abjasia serían reconocidas por Rusia, lo que le restó bastantes porciones de tierra. Aparte, Georgia ha firmado numerosos acuerdos con Estados Unidos, y aparentemente cursa un acuerdo para su admisión a la OTAN, pero los nacionalistas georgianos se han mostrado reticentes a dicha idea, y aparte, se ha abogado por la normalización de las relaciones con Rusia, ante los deficientes resultados macroeconómicos.
Otro país que se distancia del Kremlin es Moldavia, que se está acercando más a la Unión Europea y alejando de la CEI, por su fuerte vinculación a Rumanía, y el persistente conflicto en Transnistria. Esta última república no actúa como sujeto de derecho internacional, y no es reconocida salvo por las también autoproclamadas Osetia del Sur y Abjasia.
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