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Confitería del Molino



La Confitería del Molino fue una histórica confitería, pastelería, bar y restaurante ubicada frente al edificio del Congreso Nacional, en el barrio de Balvanera de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.

La obra se halla entre las mas notables de su época por la calidad de los materiales empleados, muchos de ellos importados. Se destacan los revestimientos de mármol de las columnas, pilastras y paneles del interior de los locales de gran riqueza y suntuosidad, así como algunas obras de arte traídas especialmente de Italia que dan un carácter particular lujoso a sus salones.

Fue inaugurada el 9 de julio de 1916 (con algunas partes aún inacabadas) y cerró sus puertas en 1997. Diversas iniciativas trabajan para lograr su reapertura, ya sea a través de la expropiación, la concesión o la explotación privada[1]​ ya que tanto el local donde funcionaba el negocio como el edificio de varios pisos que forma parte de la unidad están actualmente deshabitados y en constante proceso de deterioro[2]​ El conjunto arquitectónico fue declarado Monumento Histórico Nacional también en 1997 (Decreto 11/10/97).[3]

Hacia 1850, Constantino Rossi y Cayetano Brenna, (este último un prestigioso pastelero italiano especializado en la fabricación de pan dulce) eran los propietarios de la denominada Confitería del Centro, ubicada en la intersección de la Avenida Rivadavia con la calle Rodríguez Peña (en ese momento las calles se llamaban "Federación" y "Garantías" respectivamente).[4]

Tras la instalación en las cercanías del negocio del Molino Lorea, el primer molino harinero instalado en la ciudad, el establecimiento tomó la denominación de Antigua Confitería del Molino.

En febrero de 1905 la confitería comenzó a funcionar en un local frente al Congreso Nacional. En 1910 había finalizado la construcción de la Plaza del Congreso, y Brenna, ya en sociedad con los Rocatagliatta necesitaba un nuevo edificio para unificar sus locales por lo que solicitó al arquitecto Francisco Gianotti (constructor también del actual Banco Comafi y de la Galería Güemes, ambos en Buenos Aires) un proyecto que fusionara las distintas propiedades en un solo conjunto, con la exigencia de que las obras no interrumpieran la atención a los clientes.[1]

El encargo, para destinarlo a edificio de renta, incluía la remodelación del situado en la Avenida Callao 32, adquirido en 1909, y que poseía planta baja y cinco pisos, y la construcción de otro sobre Rivadavia 1815 que Brenna había comprado en 1911. Con estas obras quería presentar una nueva imagen de la empresa pastelera y a la vez adecuarse a la estética de la zona.

Finalmente Cayetano Brenna la inauguró en 1917 (tal como puede verse hoy) en el mismo solar y con el nombre de Nueva Confitería del Molino, en la intersección de Rivadavia y Callao, frente al -en ese momento flamante- edificio del Congreso Nacional.

El edificio fue incendiado durante el golpe de estado de 1930[2]​ y luego reconstruido. En 1938 fallece Brenna, y el negocio pasa a ser de Renato Varesse hasta [1950] y luego de Luis Armentano hasta 1978. Armentano es quien le vende el fondo de comercio y la marca a un grupo de personas que más tarde presentaría la quiebra. Los nietos de Cayetano Brenna compran la confitería y, con algunas modificaciones (incluyen un salón bar y un mostrador para comidas rápidas, siempre respetando la arquitectura del edificio), logran mantenerlo.[2]

La revolucion del ´30 trajo consecuencias para el edificio.

Desde una de sus ventanas,un capitán realizó varios disparos al aire. Se produjo entonces pánico entre el público, y la intervención de la policía y el ejército que, al entrar a la confitería, destruyeron casi totalmente sus instalaciones. Después de cuidadosos trabajos de restauración el local se reabrió el 12 de octubre de 1931. Se cuenta que entre sus asistentes habituales , figuraban los generales Justo y Uriburu, y el doctor Alvear. En 1992 es declarado Área de Protección Histórica (APH) de la Ciudad de Buenos Aires, pero eso no pudo detener la debacle. La cantante pop estadounidense Madonna filmó el vídeo correspondiente a la canción «Love Don't Live Here Anymore» en la Confitería del Molino el 4 de marzo de 1996, durante los descansos de la filmación de Evita.[5][6]

El 24 de enero de 1997 cerró sus puertas.[2]​ Desde ese momento se suceden varios proyectos para su reapertura, que hasta el año 2010 no ha podido llevarse a cabo. A octubre de 2010, avanzó en la comisión de cultura de la Cámara de Diputados un dictamen favorable para su expropiación.[7]

Desde mayo de 2010, la Agrupación «Para que se restaure la Confiteria del Molino» realiza juntadas de firmas y actividades, para lograr que nuevamente las aspas del Molino estén girando, de hecho, gracias a sus actividades, los proyectos mencionados se han fusionado y han tenido Dictamen de Comisión de Cultura y Presupuesto (a nivel Nacional) para ser tratado en el pleno de Diputados.[8]

El día miércoles 12 de noviembre de 2014, la cámara de diputados aprobó y convirtió en ley el proyecto que promueve la expropiación del inmueble y quedará bajo el control del congreso. La iniciativa impulsada por el ex senador Samuel Cabanchik, fue apoyada por 217 votos afirmativos y una abstención; la propuesta resuelve "declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación, por su valor histórico y cultural". Así, el edificio se reabrirá como confitería, dedicará los pisos superiores a actividades culturales y pasará a formar parte del denominado "Proyecto de la manzana legislativa".

Para construir este valioso exponente del Art Nouveau y vanguardia de la Belle Époque Gianotti hizo traer todos los materiales de Italia: puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas, cristalería y más de 150 metros cuadrados de vitraux.[9]​ El edificio tuvo una estructura de hormigón armado, material aún novedoso en esa época en que todavía se construía con ladrillo y losas de bovedilla catalana. La empresa alemana GEOPÉ estuvo a cargo de la obra, aportando su conocimiento y manejo del material, en esa época conocido como "Cemento Portland".[10]

El inmueble, que tiene la forma básica del edificio académico típico de Buenos Aires, está constituido por tres subsuelos, una planta baja y cinco pisos. Los salones para fiestas estaban en la esquina, y los tres subsuelos alojaban una planta de elaboración integral, una fábrica de hielo, las bodegas, los depósitos y el taller mecánico. La envolvente superior servía para viviendas y oficinas. Para que no interfirieran con la actividad de la confitería las columnas de hierro fueron colocadas de manera que sostuviesen los subsuelos y la planta baja y sobre ellas se colocó la estructura de hormigón armado que sostiene el resto del edificio.[11]

Su fachada, que abraza la esquina, tiene un desarrollo simétrico y está revestida por piedra París. Se destaca en ella su fantasiosa ornamentación, de influencia veneciana.

El edificio posee mosaicos opalinos, capiteles de bronce y cerámicas de oro en la mansarda.

Existían, coronando el ático, unas esculturas alegóricas que homenajeaban a las provincias argentinas.

Aún pueden verse en el frente las aspas de un molino de fantasía y justo encima de él se alza la imponente cúpula en aguja, que fue cerrada con vitrales Art Noveau multicolores.


Si bien la composición del edificio se ajusta, tanto en plantas como en fachadas, al ordenamiento tradicional, su decoración es renovadora para la época, combinando cerámicas de color en la torre, vitrales, marquesinas de hierro y vidrio y adornos de bronce en las vidrieras y en los interiores de los salones, dando al conjunto (en palabras del arquitecto Federico Ortiz), un aire festivo y alegre.

Las aspas colocadas en la torre representan el nombre de la confitería, surgido de la presencia de un antiguo molino en los alrededores a mediados del siglo pasado. Inaugurada en 1860, en 1886 se produjo en ingreso de Cayetanno Brenna a la sociedad, cuyos descendientes, aun hoy, poseen la propiedad del edificio.














La planta baja , y los tres subsuelos están ocupados por la confitería , con su salón de fiestas , cocinas con planta de elaboración de productos , bodegas , fabrica de hielo , depósitos y taller mecánico . En los pisos superiores se distribuyen departamentos para rentar , en su torre , y en la ochava del quinto piso se hallan las oficinas para la administración del comercio.

Como arquitecto proyectista , Gianotti diseño todos los detalles del equipamiento y decoración , ya que el repertorio académico que ofrecía los catálogos de la plaza no lo satisfacía .

El proyecto incluye la recuperación de las viejas recetas de la confitería, esas que terminaron de configurar la identidad del lugar. “Tenés que fabricar el mismo pan dulce que se elaboraba acá”, explican desde el equipo. Para eso, historiadores entrevistarán a los antiguos empleados gastronómicos del local. Con esos viejos saberes se elaborará la pastelería en el primer subsuelo, de acuerdo a la ley de 2014 que aprobó la expropiación de la Confitería del Molino

El equipo que restaura la Confitería del Molino definirá la forma. Pero la ley ya definió el contenido: la norma de 2014 que aprobó la expropiación de la Confitería del Molino establece cuáles serán los usos de cada ambiente del edificio. Así es como en la planta baja y el subsuelo funcionará una confitería, un restaurante o un local de elaboración de productos de panadería o pastelería. El local será concesionado, y del dinero que aporte ese permiso saldrá el presupuesto para solventar el mantenimiento y la gestión del edificio.

El resto del inmueble será destinado a un museo dedicado a la historia de la confitería y un centro cultural, que se llamará “De las Aspas”, en homenaje al ornamento que dio nombre al local, donde se expondrán obras de jóvenes artistas argentinos.

Los pisos superiores, en tanto, “deberán consagrarse a actividades culturales, legislativas y de difusión de los valores del pluralismo y de la democracia”, según se estableció el año pasado.

Algunos de las más célebres exquisiteces con que la confitería deleitó a sus clientes fueron el merengue, panettone de castañas, el marrón glacé, y el postre imperial ruso, curiosamente conocido en Europa como "postre argentino", el postre Irineo, la copa Melba etc.[12]

Sus salones recibieron la visita de ilustres personalidades de la política y de la cultura, extranjeras y argentinas, entre ellas, Agustín Pedro Justo, José Félix Uriburu, Marcelo Torcuato de Alvear, el príncipe Humberto II de Italia, el Príncipe de Gales, el Doctor Alfredo Palacios, los tenores Tito Schipa y Beniamino Gigli, las sopranos Lily Pons y María Barrientos, poetas y escritores como Leopoldo Lugones, Amado Nervo, José Ingenieros, Oliverio Girondo, Roberto Arlt y Ramón Gómez de la Serna.
Otros comensales célebres fueron Lisandro de la Torre, Eva Perón, Niní Marshall, Libertad Lamarque, Madonna, y Carlos Gardel, que le encargó especialmente a Brenna un postre para regalarle a su amigo Irineo Leguisamo, con lo que creó el "Leguisamo", una sabrosa combinación de bizcochuelo, hojaldre, merengue, marrón glacé y crema imperial con almendras.[12]​ Por su parte, Justo Oscar Laguna, obispo emérito de la diócesis de Morón, nació el 25 de septiembre de 1929 en el edificio de la Confitería del Molino.[13]

La cantante pop estadounidense Madonna decidió rodar la grabación del video correspondiente a su tema musical Love don´t live here anymore en la Confitería del Molino el 4 de marzo de 1996, durante su día de descanso de filmación de la película Evita.[14]

Arquitextos



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