Constantino Pávlovich Románov (en ruso Константи́н Па́влович Рома́нов; Tsárskoye Seló, 8 de mayo de 1779 - Vítebsk, 27 de junio de 1831) fue Gran Duque y zarévich de Rusia. Miembro de la casa imperial de los Románov de Rusia, fue hijo del zar Pablo I de Rusia y hermano de los zares Alejandro I de Rusia y Nicolás I de Rusia. Tras la muerte de su hermano Alejandro, fue brevemente emperador de Rusia, si bien nunca fue coronado ni aceptó formalmente la corona, en lo que se denominó la revuelta decembrista.
Constantino fue, sobre todo, recordado por su paso como gobernador de Polonia, donde aplicó severas medidas contra la autonomía polaca, lo que le granjeó el odio de los sectores más nacionalistas. Su oposición en algunas medidas a su hermano pequeño, el zar Nicolás, le hizo ser respetado a la par que se le miró con desconfianza desde la corte rusa.
El Gran príncipe Constantino Pávlovich Románov nació el 27 de abril de 1779 en Tsárskoye Seló, siendo hijo del, por entonces, zarévich Pablo y de Sofía Dorotea de Wurtemberg. De todos los hijos que había tenido el zar Pablo, Constantino era el que más se parecía a él, tanto física como intelectualmente. Su nombre le fue puesto en honor del emperador romano Constantino el Grande, fundador de la ciudad de Constantinopla sobre las ruinas de la antigua Bizancio. Todo esto formaba parte de la idea de la zarina Catalina II la Grande de crear un imperio ortodoxo griego, heredero del Imperio Bizantino y aliado a Rusia, con el nombre de Romanía
La educación del Gran Duque, al igual que la de su hermano el futuro zar Alejandro I de Rusia, estuvo en manos de su abuela, la zarina, quien controló todos y cada uno de los pormenores de su educación física y mental. En la teoría, su tutela quedó al cargo de uno de los protegidos de la emperatriz, Nikolái Saltykov, sin embargo, este delegó en muchas ocasiones en terceros, por lo que la escasa atención que recibió el joven no ayudó a disminuir su carácter apasionado y testarudo. La única persona que realmente llegó a ejercer una gran influencia sobre él fue el francés Frédéric-César de La Harpe, quien sería su tutor desde 1783 hasta 1795, y quien sería el que lo introdujo en los preceptos de la Ilustración.
Al igual que con su hermano, la zarina dispuso que el Gran Duque se casara a la edad de 17 años, cuando todavía era un joven inmaduro, en 1796. La elección recayó en la princesa Juliana de Sajonia-Coburgo, hija del duque Federico Francisco de Sajonia-Coburgo-Saalfeld y de su mujer, Augusta Reuss zu Ebersdorf und Lobenstein, a su vez tía de la futura reina Victoria I del Reino Unido. Según relata una amiga de la propia princesa, Caroline Bauer, el Gran Duque era violento y brusco con ella. Esta situación llevaría a que Juliana se separara de Constantino en el año 1799 y se instalara en Suiza. Juliana fue presionada para regresar al lado del Gran Duque, sin embargo, ella persistió en sus ansias de huir de su lado, consiguiendo finalmente marcharse de Rusia en 1801. Los posteriores intentos de Constantino de que regresara a su lado fueron infructuosos.
Tras el fracaso matrimonial del año 1799 tuvo lugar la primera campaña militar de Constantino bajo las órdenes del general Aleksandr Suvórov. En la batalla de Bassignano las tropas de Constantino fueron derrotadas, pero la heroicidad del joven hizo que su padre, el zar Pablo I, le otorgara el título de zarévich, que las leyes dinásticas rusas reservaban exclusivamente al heredero del trono. Si bien hubo rumores acerca de que el zar planeaba que fuera Constantino, y no su primogénito Alejandro, el que heredara el trono, lo cierto es que tras su muerte Constantino se alejó de cualquier tipo de ambición política, dándose a una vida de placeres.
En 1805, en pleno conflicto con Napoleón Bonaparte, tuvo un papel crucial en la derrota rusa en la Batalla de Austerlitz. Tras firmarse la Paz de Tilsit, Constantino fue uno de los principales defensores de mantener la alianza con Francia. Alejandro, que simplemente observaba en este tratado una calma entre tormentas, dejó de lado políticamente a su hermano. En 1812, incluso cuando Napoleón había invadido Rusia al mando de sus ejércitos y tomó una desolada Moscú, Constantino seguía siendo partidario de firmar la paz con el emperador francés. Por otro lado, durante la guerra su comportamiento con sus hombres y con los prisioneros fue tachado de cruel, llegando incluso a ser apartado del mando por su conducta.
Su participación posterior en las campañas sobre suelo alemán y francés fue insignificante, llegando a fracasar estrepitosamente durante la Batalla de Dresde.
Al concluir las guerras napoleónicas, el papel jugado por el gran duque Constantino fue escaso, por no decir inexistente. A partir de 1815 las cosas cambiaron cuando su hermano lo nombró virrey de Polonia a través del Congreso Real. La misión de Constantino era la de dominar y militarizar a la siempre indomable Polonia. En el Congreso de Polonia creado por Alejandro I recibió el título de comandante general de las fuerzas del reino, cargo al que se añadió en 1819 el de comandante de las tropas de Lituania, provincia rusa que, en un determinado momento histórico, habían pertenecido a Polonia.
Constantino mantuvo una política de talante liberal e ilustrado, sin embargo, las deficiencias en la autonomía de Polonia en materia económica, comercial y en el ejército provocaron tensiones por parte de aquellos que demandaban una mayor independencia para Polonia. El zar Alejandro terminó respondiendo anulando el parlamento polaco (el Sejm) y autorizó a Constantino a mantener el orden mediante cualquier método necesario. Las tácticas de Constantino de fortalecer a la policía secreta (la Ojrana) y de reprimir los movimientos nacionalistas polacos llevaron al descontento popular y al descrédito de su figura. Constantino también anuló sus políticas liberales, reemplazando a los polacos por rusos en los principales cargos de la administración y el ejército.
En 1820, tras casi 20 años de separación, se consumó el divorcio de Constantino con la princesa Juliana. El Gran Duque se casó entonces con Joanna Grudzińska, una condesa polaca. Debido a que se trataba de un matrimonio morganático, Constantino renunció a cualquier pretensión sobre la corona rusa, formalizándose en 1822. Constantino cada vez demostraba estar más apegado a Polonia, siendo un apasionado de la cultura de dicho país.
En diciembre de 1825 el zar Alejandro I fallecía. Desde un principio, Constantino dejó muy claro desde Varsovia que renunciaba a cualquier aspiración al trono, más que no acudiría a San Petersburgo para renunciar formalmente a la corona. A raíz de esto, un grupo de conspiradores planearon suprimir al Gran Duque Nicolás y coronar a Constantino. Esta conspiración, denominada la revuelta decembrista, fue frustrada gracias a la intervención personal del propio Nicolás.
Bajo el reinado de su hermano menor, Constantino mantuvo su cargo de virrey de Polonia. Constantino, muy apegado a Polonia, se negó a revelar los participantes polacos en la revuelta decembrista y los planes organizados por los nacionalistas polacos de proclamar la independencia del país, afirmando que la lealtad de Polonia para con Rusia seguía siendo firme. Las tensiones entre ambos hermanos cada vez fueron más evidentes, hasta el punto de que Constantino se negó a enviar a los ejércitos polacos a luchar en la Guerra ruso-turca de 1828-1829.
En 1830 se produjo un intento de asesinato sobre la vida de Constantino, precipitando el denominado Levantamiento de Noviembre. La revuelta terminó fracasando, si bien el zar Nicolás ordenó una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido. Constantino se negó a emplear a las tropas rusas para contener la situación, creyendo que eso solo empeoraría las relaciones entre Rusia y Polonia, incluso pudiendo considerarse un acto de guerra. Constantino terminó delegando en el gobierno polaco la supresión del levantamiento y evitó intervenir personalmente. La política neutral y apaciguadora del Gran Duque resultó exitosa, permitiendo al gobierno polaco sofocar el levantamiento, si bien su actitud levantó sospechas en la corte rusa, pues empezaron a creer que Constantino era más sensible a la nación polaca que al gobierno ruso. Constantino terminó retirándose fuera del territorio polaco hasta que se sofocaran los disturbios.
Constantino no llegaría a ver el final del levantamiento, pues falleció en Vítebsk en 1831 debido al cólera.
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