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Cutáneo



La piel (del latín pellis) o cutis (del latín cutis) o sistema tegumentario, [1]​ es la cubierta externa de los animales vertebrados y uno de sus órganos más importantes.[2]​Las cubiertas de otros animales, como el exoesqueleto de los insectos, tiene otra estructura, composición química y desarrollo embrionario. [3]​Mientras otros animales poseen una epidermis similar, la dermis, la capa de tejido conjuntivo debajo, es característica de los cordados.[4]

Actúa como barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, funciona también como sistema de comunicación con el entorno y es uno de los principales órganos sensoriales, contiene terminaciones nerviosas que actúan como receptores de tacto, presión, dolor y temperatura. Está formado por la piel propiamente dicha y las faneras o anexos cutáneos: pelos, uñas, glándulas sebáceas y sudoríparas.[5]​ Las enfermedades de la piel son estudiadas por la dermatología.

En el ser humano adulto ocupa una extensión de 2  y pesa 4.1 kg. Tiene un espesor que oscila entre 0,5 mm en los párpados y 4 mm en el talón.[6]​ Se divide en tres capas principales que, de superficie a profundidad, se llaman epidermis, dermis e hipodermis. Por debajo de la dermis se encuentra la hipodermis, también llamada tejido subcutáneo, la mayoría de los textos consideran que la hipodermis no forma parte de la piel.[7]

De la piel dependen varias estructuras llamadas anexos cutáneos: pelos, uñas, glándulas sebáceas y sudoríparas.[8]

La piel consta de dos capas, la epidermis y la dermis. En la epidermis hay 4 estratos: córneo, lúcido, granuloso y germinal. En la dermis se encuentran los folículos pilosos, las glándulas sudoríparas, las fibras nerviosas y el tejido conectivo.

La estructura histológica básica de la piel es igual en todos los vertebrados, incluyendo la piel humana. De manera general, la piel está formada por tres elementos; de afuera hacia adentro:

Cada una de las capas tiene funciones y componentes diferentes, la epidermis deriva embriologicamente del ectodermo y la dermis y la hipodermis del mesodermo. Dentro de la dermis suelen encontrarse los anexos tegumentarios o faneras, incluso aquellos de origen epidérmico, como el pelo.

La dermis se compone de dos estratos, superficial y compacto, que presentan las mismas características y son homólogos en todos los grupos, pero reciben distintos nombres de acuerdo al grupo de vertebrados[9]​:

La piel tiene distintas funciones, más o menos marcadas según la especie de que se trate

Las faneras son estructuras anexas a la piel, cada una con una función determinada. Escamas, plumas, pelos tienen una función básica de recubrimiento para servir de protección o mantener la temperatura, aunque estas funciones se pueden ampliar y modificar (ejemplo: las plumas se utilizan en el vuelo de las aves). Otras faneras como cuernos, garras, etc. están al servicio de la depredación, o a la defensa. Finalmente, hay toda una serie de glándulas exocrinas que secretan sustancias para mantener la impermeabilización, la temperatura, grado de humedad, etc. Pero también venenosas para defenderse de los depredadores, o sustancias nutritivas como las glándulas mamarias exclusivas de mamíferos.

En el ser humano el grosor de la piel es variable y oscila entre los 0.5 mm en los párpados y 4 mm en los talones. En la mayor parte del cuerpo el espesor de la piel está comprendido entre 1 y 2 mm. Puede distinguirse una piel fina que cuenta con pelo y glándulas sebáceas, se encuentra distribuida en la mayor parte de la superficie del cuerpo, y una piel gruesa sin pelo ni glándulas sebáceas que está presente sobre todo en las palmas de las manos y plantas de los pies. La piel del varón tiene más vello, es más gruesa y produce mayor secreción sebácea que la de la mujer, debido a los andrógenos (hormona sexual masculina).[7]

Las células principales que forman la epidermis se llaman queratinocitos. Contiene también melanocitos que dan la pigmentación a la piel y células de Langerhans y linfocitos, que se encargan de dar protección inmunológica. La epidermis crece constantemente pero mantiene siempre el mismo espesor debido a un proceso de descamación. Las células situadas en el estrato germinativo se dividen frecuentemente y forman células hijas que emigran progresivamente desde el estrato germinitivo situado en profundidad hasta la superficie, cuando alcanzan el estrato disyuntivo acaban por desprenderse. El proceso completo dura alrededor de cuatro semanas.[10]​ Si el ciclo de descamación tiene una duración menor de 2 semanas o mayor de 4 se considera patológico. La tinción empleada habitualmente para la observación de la piel mediante microscopia óptica es la de hematoxilina y eosina.

La dermis se encuentra debajo de la epidermis, tienen la peculiaridad de presentar gran abundancia de fibras de colágeno y elásticas que se disponen de forma paralela y que le dan a la piel la consistencia y elasticidad característica del órgano. Histológicamente se divide en 2 capas:

La dermis es más gruesa que la epidermis. En ella se encuentran los anexos cutáneos, que son de dos tipos: córneos (pelos y uñas) y glandulares (glándulas sebáceas y sudoríparas). Cuenta también con vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas. Las estructuras de la dermis son las siguientes:

En ocasiones se denomina también fascia superficial. Se encuentra situada debajo de la dermis. Está formada por tejido conjuntivo laxo que dispone de fibras para unirse tanto a la dermis como a los tejidos subyacentes. Contiene adipocitos que sirven como reserva de grasa y dispone de numerosos vasos sanguíneos que aportan sangre a las capas más superficiales de la piel.[7]​ Algunas de las estructuras que se encuentran en la hipodermis son las siguientes:


La superficie de la piel no es lisa, presenta surcos, hendiduras y líneas que forman dibujos variables según el sector y el individuo. Por ejemplo las impresiones de los extremos de los dedos que son características de cada persona.

La piel realiza diferentes funciones básicas que pueden agruparse en cinco:[6]

La dermatología es la disciplina médica que estudia y trata el sistema integumentario. Debido a que la piel es el órgano más visible, su apariencia o síntomas proporciona importantes indicios, no solo acerca de sus enfermedades, sino también de las de otros órganos, como el hígado. Así mismo, la piel es el órgano más vulnerable, expuesto a radiaciones, traumatismos, infecciones y productos químicos nocivos.

A lo largo del proceso de envejecimiento la estructura de la piel se afecta de forma significativa. Entre los 30 y los 80 años la epidermis se adelgaza progresivamente y se reduce la superficie de contacto entre la epidermis y la dermis, lo que ocasiona un aumento de la fragilidad y la aparición de ampollas ante traumatismos leves. Los melanocitos que son las células que pigmentan la piel disminuyen a partir de los 30 años, entre 8 y 20% por década, y tienden a formar pequeñas acumulaciones que provocan la aparición de manchas pigmentadas que se conocen con el nombre de léntigo. Por otra parte las células de la piel senil tienen mayor tendencia a sufrir mutaciones que provocan cáncer de piel. Todos estos procesos se aceleran en aquellas personas que han sufrido intensa exposición solar a lo largo de su vida, por efecto de la radiación ultravioleta.[12]​ Otro factor importante que contribuye al deterioro prematuro de la piel es el consumo de tabaco que provoca aumento de las arrugas faciales y apariencia de envejecimiento facial, estos efectos se deben a que causa un engrosamiento y fragmentación de las fibras elásticas y reducción de la hidratación del estrato córneo, aumentando la atrofia y desecación de la piel.[13]

La piel puede sufrir diferentes enfermedades. Algunas de las más usuales son las siguientes:

Presenta la misma estructura que los vertebrados pero muy simplificada. La epidermis es una capa simple de células. La dermis es delgada y carece de pigmentos.[4]

La epidermis es un poco más compleja que la de los cefalocordados, pero no posee estrato córneo. Dentro de la dermis poseen pigmento y unos tabiques a intervalos regulares llamados miocommata.[4]

La epidermis es muy sencilla, con una capa superficial de queratina.[14]​ La epidermis de los peces dispone de glándulas que secretan una sustancia llamada mucus que le proporciona protección, lubrica la superficie y disminuye la resistencia al roce con el agua.[15]​La dermis es más compleja y está dividida en los dos estratos de tejido conjuntivo fibroso y laxo. En la dermis se originan las escamas y se encuentran los cromatóforos, por ejemplo con melanina, que dan el color a la piel.[4][14]

La piel se compone de dos capas: epidermis revestida por una cutícula y dermis en la que se originan las escamas que en realidad son placas flexibles calcificadas e imbricadas.

La piel de los anfibios es muy fina lo que hace posible la respiración cutánea. Carece de pelo pero posee glándulas mucosas productoras de mucus que la mantiene húmeda continuamente. Algunas especies disponen de glándulas que secretan sustancias venenosas que las protegen de depredadores.[16]

La piel de los reptiles no posee glándulas para humedecerla, lo que le da un aspecto seco y duro, presenta una capa córnea que contiene escamas córneas que la hace impermeable al agua y resistente a la desecación. En muchas especies se produce el fenómeno de la muda que es el proceso de cambio de la capa más externa de la piel, necesaria para permitir el crecimiento del animal, se produce con una periodicidad variable entre 1 y 12 meses. Cocodrilos y quelonios presentan placas osificadas en la dermis que reciben el nombre de osteodermos, y tienen una función protectora. Presenta dos capas dermis y epidermis, pero está última está cubierta por una tercera capa casi traslúcida y ornamentada que recibe el nombre de epidermícula.

Tienen la piel cubierta por plumas de diferentes tipos. Las plumas son desde el punto de vista estructural protuberancias corneas que surgen de la epidermis. Poseen glándula uropígea que está situada en la base de la cola y produce una secreción grasa que el mismo animal distribuye con el pico por el plumaje para impermeabilizarlo. Esta glándula se desarrolla especialmente en las aves acuáticas. Algunas aves marinas también poseen glándulas especializadas de la sal.

Lo más característico de la piel de los mamíferos es el pelo y las glándulas mamarias. También presentan faneras especializadas como los cuernos y las astas.



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