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Días



Se denomina día (del latín dies [1]​; símbolo d) al lapso que tarda la Tierra desde que el Sol está en el punto más alto sobre el horizonte hasta que vuelve a estarlo. Se trata de una forma de medir el tiempo —la primera que tuvo el ser humano— aunque el desarrollo de la Astronomía ha mostrado que, dependiendo de la referencia que se use para medir un giro, se trata de tiempo solar o de tiempo sidéreo —el primero toma como referencia al Sol y el segundo toma como referencia a las estrellas—. En caso que no se acompañe el término «día» con otro vocablo, debe entenderse como día solar medio, base del tiempo civil, que se divide en 24 horas, de 60 minutos, de 60 segundos, y dura, por tanto, 86 400 segundos.

Es el usado para todos los asuntos cotidianos. Se define como el lapso que emplea el Sol en culminar dos veces consecutivas en el meridiano del observador. Los días tienen una duración variable, en función de la época del año en que nos encontremos. Esta variabilidad está motivada por la excentricidad de la órbita terrestre y por la oblicuidad de la eclíptica. A efectos prácticos se maneja el concepto de día solar medio, que tiene una duración de 24 horas o, lo que es lo mismo, 86.400 segundos.

Con la misma referencia, el Sol, se tiene el año tropical o año trópico, lapso que demora la Tierra en su movimiento anual. En un año trópico la Tierra da 365,242189 vueltas en torno a su eje respecto al Sol y, por tanto, un año trópico dura 365,242189 días solares medios.

También llamado día sideral, es el lapso entre dos tránsitos sucesivos del equinoccio medio o, de manera equivalente, es el lapso entre dos culminaciones sucesivas de una estrella en el meridiano local. Para un observador determinado el día sidéreo comienza cuando el punto Aries atraviesa su meridiano.

En un año trópico la Tierra da 365,242189 vueltas en torno a su eje respecto al Sol, pero respecto a las estrellas da una vuelta más: 366,242189. Se puede obtener una aproximación suficientemente buena del valor del día sideral:

El día sidéreo resulta ser menos de 24 horas: 23 h 56 min 4 s, aproximadamente.

En astronomía observacional se utiliza el tiempo sidéreo. Supongamos que hoy alineamos una estrella y anotamos la hora. Mañana la estrella alcanzará la misma alineación unos 3 min 55,9 s antes.

Por otra parte, hay que distinguir entre el periodo de rotación de la Tierra respecto a las estrellas y el día sidéreo propiamente dicho. Al ser el equinoccio medio un punto móvil debido a la precesión, el día sidéreo es 0,0084 segundos más corto que el periodo rotacional respecto a las estrellas.

Resumiendo:


Se indica en días terrestres la duración del día sidéreo de los diferentes planetas (y no la duración del día solar). Los valores indicados están redondeados a dos cifras decimales.


También se conoce como día, de manera genérica, al lapso que va desde la salida del Sol a su ocaso. La refracción en la atmósfera terrestre motiva que se vea luz aun cuando el Sol no ha salido todavía: aurora, alba o crepúsculo matutino. Dicha difusión alarga el tiempo de luminosidad.

Medido desde el mediodía, el orto se caracteriza por un ángulo horario -H, donde:

donde es la latitud del lugar y D la declinación solar. El ocaso ocurre a un ángulo horario H.

El día dura y la noche .

La duración del día y la noche va cambiando en el transcurso del año, siendo de 12 h (en todas las latitudes) en los equinoccios, de más de 12 horas en primavera y verano (alcanzando el día más largo en el solsticio de verano correspondiente, donde también ocurre la noche más corta), y de menos de 12 horas en otoño e invierno (alcanzándose en el solsticio de invierno correspondiente el día más corto y la noche más larga).

Este efecto se acentúa más cuanto mayor es la latitud. En alguna época del año hay día o noche permanente en las regiones polares —tanto del Hemisferio Norte como del Hemisferio Sur— caracterizadas por estar a una latitud que, en valor absoluto, es mayor que λ = 90° -23°26′ = 66°34′. Esta es precisamente la definición de círculo polar.

En el calendario gregoriano, un día es la séptima parte de una semana. Cada día de una semana tiene nombre diferente, consecutivo y cíclico: lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo.[7][8][9]

Esta equivalencia se basa en el calendario juliano que establece la duración media de un año como 365,25 días, ya que asigna un año bisiesto cada 4 años. Sin embargo debido al desfase con un año trópico (365,242189 días de media), para corregir este problema a partir de 1582 se adoptó gradualmente el calendario gregoriano, que asigna un año como 365,2425 días de media, debido a que se considera como año bisiesto: aquel año divisible entre 4, excepto el año secular (múltiplo de 100), en cuyo caso ha de ser divisible entre 400.

El concepto de día no forma parte del Sistema Internacional de Unidades, SI,[10]​ pero se acepta su utilización. [11]​ La definición del día se hace en función de la unidad de tiempo del Sistema Internacional, el segundo, y de esta manera un día equivale a 86.400 segundos. Como la definición del segundo es la duración de 9.192.631.770 periodos de radiación correspondientes a la transición entre dos niveles de la estructura hiperfina del estado fundamental del cesio 133,[12]​ un día equivale a 794.243.384.928.000 periodos.[13]

Un día en la escala temporal llamada Tiempo Universal Coordinado (UTC) puede incluir un segundo intercalar positivo o negativo, y por tanto puede tener 86.399 ó 86.401 segundos.

Para la mayoría de los animales diurnos, el día comienza naturalmente al amanecer y termina al atardecer. Los seres humanos, con sus normas culturales y conocimientos científicos, han empleado varios límites del día.

En el Antiguo Egipto y en Mesopotamia, el día se empezaba a contar desde el amanecer. En la Antigua Grecia, el punto de partida era al anochecer. En la Antigua Roma, empezaba a medianoche, como en la actualidad.[14]​ El día judío comienza al atardecer o al caer la noche (cuando aparecen tres estrellas de segunda magnitud). La Europa medieval siguió esta tradición, conocida como ajuste florentino: en este sistema, una referencia como «dos horas en el día» significaba «dos horas después de la puesta del sol» y, por tanto, el tiempo durante la noche debía ser cambiado a un día atrás por el calendario del cómputo moderno. Así, días como Nochebuena, Halloween o la víspera de Santa Inés son lo que quedan de las viejas tradiciones cuando las fiestas religiosas se iniciaban las vísperas. La común convención actual referida a un día civil comienza a la medianoche, es decir a las 00:00 (inclusive) y dura 24 horas, hasta las 24:00 (exclusive).

Los musulmanes ayunan desde el amanecer hasta el atardecer todos los días del mes de Ramadán. El «Documento de Damasco», con copias encontradas también entre los rollos del Mar Muerto, establece con respecto a la observancia del Sabbat que «Nadie debe hacer ningún trabajo los viernes, desde el momento en que el disco solar se encuentre a una distancia del horizonte a una longitud equivalente a su propio diámetro», lo que indica que probablemente la comunidad monástica responsable de la elaboración de este trabajo contó el día como terminándose un poco antes de que el sol hubiera empezado a ponerse.

El día también se puede entender en términos de la jornada de Trabajo (economía): el trabajo de una persona en un día. De ahí vienen los términos día de trabajo, día laborable, contratar personas para un día o conceptos derivados como diario (sueldo de un día de trabajo). En general un día laborable es de ocho horas diarias, según la normativa vigente en muchos países, aunque esto depende de la legislación laboral de cada país. [15][16][17]

Un día festivo es lo contrario a un día laborable, es decir, un día que la legislación reconoce oficialmente para el descanso y el ocio (excepto servicios de emergencia y profesiones con horarios específicos). Por motivos históricos, usualmente se considera un día fijo a la semana como festivo; este día coincide con el el domingo (en países de tradición cristiana), el viernes (en el caso de los de tradición musulmana), o el sábado (en el caso de los de tradición judía). En general se recuerda la creación del mundo según las religiones de la Biblia, cuando Dios descansó al terminar después de siete días. [18]

Aparte de los descansos semanales, son también días festivos las fechas señaladas en cada país, por ejemplo recuerdos de sucesos históricos o batallas y similares, o el día del santo patrón, o de otras figuras religiosas veneradas. Estos días, aparte de permitir no ir a trabajar, suelen celebrarse con una fiesta específica. [19]

Los días festivos están reconocidos en la legislación laboral como remunerados, aunque no se trabaje, como un derecho de los trabajadores. Los días festivos de cada año (el calendario laboral oficial) se fijan oficialmente con un decreto del gobierno, pero cada sector o empresa puede decidir otorgar días festivos adicionales. No se debe confundir los días festivos con las vacaciones, periodo más largo de descanso laboral [20][21]

Los días internacionales son las fechas reconocidas internacionalmente para conmemorar un hecho o luchar contra un problema. Muchos de ellos on patrocinados por las Naciones Unidas y son la generalización de aniversarios locales o reivindicaciones de la sociedad civil. En estos días se suelen realizar campañas de sensibilización, reuniones y acuerdos.[22][23]



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