El Acta de Independencia del Perú es el documento mediante el cual el Perú declaró solemnemente su independencia de la Corona Española. Redactada por el ariqueño Manuel Pérez de Tudela, fue firmada el 15 de julio de 1821 por los vecinos notables de la Ciudad de los Reyes (Lima). La ceremonia de la Proclamación de la Independencia se realizó el 28 de julio del mismo año, en la Plaza Mayor de Lima y en otras dos plazuelas más de la capital. La copia original del acta se encuentra custodiada en el Archivo Municipal de Lima.
La declaración y proclamación de la independencia del Perú constituye uno de los hechos más trascendentales de la historia de América, ya que la liberación del Perú era muy importante para la seguridad de las naciones circundantes, al hallarse allí el núcleo del poderío español en Sudamérica. Por ello fue que el Ejército Unido Libertador del Perú, al mando del general José de San Martín, arribó a las costas peruanas procedente de Chile. Ya en territorio peruano, las tropas libertadoras recibieron el apoyo de la población, especialmente en la costa norte, donde una inmensa jurisdicción colonial, la Intendencia de Trujillo, se sumó a la causa independentista sin violencia, bajo el mando de su intendente José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle.
Siguiendo el ejemplo de la ciudad de Trujillo que la proclamó el 29 de diciembre, sucesivamente juraron la independencia Piura el 4 de enero de 1821, Tumbes el 7 de enero, Cajamarca al día siguiente, Chachapoyas, Jaén y Maynas; antes de Trujillo, ya lo había hecho Lambayeque el 27 de diciembre de 1820. El mismo San Martín reconoció posteriormente que si no hubiera sido por el apoyo masivo del norte peruano, se habría visto en la necesidad de volver a Chile para reorganizar sus fuerzas, ya que estas eran inferiores a las fuerzas virreinales.
San Martín estableció su cuartel general en Huaura, al norte de Lima. Fue en el balcón de Huaura donde por primera vez proclamó la independencia del Perú, el 27 de noviembre de 1820. Lima, la capital virreinal, se vio amenazada por el avance del ejército libertador y el acoso de las montoneras patriotas, que estaban conformadas mayormente por personas andinas (llamados “indios” por los españoles y criollos). Estas montoneras tuvieron un papel fundamental en todo el proceso emancipador.
A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido precisamente al asedio de las montoneras, que cortaron las vías de comunicación con el exterior. Las tropas realistas no contaban con recursos y los patriotas ya habían conseguido importantes victorias al interior del país (como en Cerro de Pasco), en tanto la población entera reclamaba la presencia del libertador.
El 5 de julio de 1821, el virrey del Perú José de la Serna, anunció a los limeños que se retiraba de la ciudad, señalando al Callao como refugio para quienes se sintiesen inseguros en la capital. Muchos vecinos españoles y criollos se trasladaron entonces a dicho puerto, buscando amparo en la Fortaleza del Real Felipe. Mientras que el virrey se retiró con sus fuerzas hacia la sierra central, dejando al marqués de Montemira como gobernador virreinal de la ciudad, así como una guarnición en el Real Felipe, al mando de José de la Mar.
El mismo virrey envió una carta a San Martín, pidiéndole que ocupara de una vez Lima antes que lo hicieran las montoneras indígenas, pues los aristócratas limeños temían que estas pudieran cometer excesos. El marqués de Montemira fue el encargado de negociar con San Martín las condiciones para la entrada de los patriotas en la ciudad. Una de ella era precisamente que las montoneras dejaran de amenazar Lima. San Martín aceptó y ordenó a las montoneras que se retiraran varias leguas lejos. Luego, el cabildo de Lima invitó formalmente a San Martín para que entrara a la ciudad.
El 9 de julio las primeras tropas libertadoras ingresaron a Lima. En la noche del 12 de julio lo hizo el mismo general San Martín y dos días después todo el Ejército Libertador. Ese mismo día, 14 de julio, San Martín, instalado ya en el palacio virreinal, invitó al Cabildo o Ayuntamiento a jurar la independencia. Este Cabildo, el segundo establecido por elecciones durante el Virreinato, había sido elegido el 7 de diciembre de 1820 según las bases de la Constitución de 1812 que restableció Fernando VII.
El domingo 15 de julio de 1821, cumpliendo el pedido de San Martín, el alcalde Conde de San Isidro convocó a los vecinos en cabildo abierto. Sin embargo, no fueron citados todos los ciudadanos de Lima, sino solo los regidores perpetuos, los títulos de Castilla, los miembros de las órdenes militares, el cabildo eclesiástico y los titulares de familias distinguidas. El resto fue totalmente excluido, incluido el pueblo llano.
Reunido el cabildo, el pueblo limeño se agolpó en las afueras del edificio, gritando su adhesión a la causa independentista. En medio de ese bullicio, los cabildantes, que eran mayormente viejos representantes del colonialismo, se apresuraron a aprobar el Acta de la Independencia,Manuel Pérez de Tudela, quien más tarde sería el Ministro de Relaciones Exteriores de la nueva Nación.
que fue redactada por el abogadoEn la primera página aparece el Acta de Declaración propiamente dicha, redactada por Manuel Pérez de Tudela y las firmas de 60 de las “personas ilustres” de Lima. En las páginas siguientes vienen las demás firmas.
El Conde de San Isidro- Bartolomé, Arzobispo de Lima, Francisco Javier de Zárate- El Conde de la Vega de Ren- El Conde de las Lagunas-Toribio Rodríguez-Javier de Luna Pizarro-José de la Riva Aguero-El marquez de Villa fuerte
La Declaración fue firmada por la mayoría de miembros del Cabildo (alcalde de primer voto, 10 regidores y 2 síndicos procuradores), el clero secular limeño y miembros destacados de la sociedad. En total, la firmaron ese día 339 hombres de la ciudad, considerados “vecinos ilustres”.
En los días y semanas siguientes, el Acta estuvo a disposición del público, y la rubricaron 3504 personas de diversos sectores sociales. Según el historiador Timothy Anna, la gran mayoría firmó por miedo a las tropas de ocupación. Otros, por ambición de recompensas y nombramientos. También había gente de elevado espíritu patriótico. Se sabe de españoles y criollos que se escondieron para no firmar el Acta, temerosos de las represalias del Virrey cuando recuperase Lima. Al respecto, sobre la caída del gobierno español del Perú, escribe: Además, dos semanas después de la Declaración de la independencia cuarenta y tres de los sesenta y cuatro miembros del Consulado huyeron. Solo diecisiete de los miembros del Consulado firmaron la Declaración. También señala que muchas personas prominentes firmaron la Declaración de Independencia y posteriormente huyeron del país... Más aún, de los que firmaron la Declaración de Independencia, muchos retornaron al bando realista.
El sábado 28 de julio de 1821, siguiendo los protocolos virreinales, José de San Martín salió del palacio de Lima a las 10 a.m. junto a un numeroso séquito a caballo. Lo componían, en primer lugar, las autoridades de la Universidad de San Marcos vestidas con toga y birrete, luego, los altos miembros del clero y los priores de los conventos, después, los jefes militares del Ejército patriota y, finalmente, los títulos de Castilla y los caballeros de las órdenes de caballería, acompañados por los oidores de la Real Audiencia y los regidores perpetuos del Cabildo. Precedido de este cortejo, venía San Martín flanqueado por el conde de San Isidro, a la izquierda, y el marqués de Montemira, a la derecha, quien como portaestandarte llevaba la flamante bandera diseñada por el libertador. Detrás de ellos iban el conde de la Vega del Ren, los altos jefes del Ejército y un escuadrón de húsares. Flanqueaban la marcha los Alabarderos de la Guardia Real.
Al llegar al tabladillo armado en la Plaza Mayor de Lima, frente a un público de más de 16 000 personas, San Martín recibió la bandera del marqués de Montemira y proclamó:
¡Viva la patria!
¡Viva la libertad!
La misma ceremonia se repitió en la plazuela de La Merced y, luego, frente al Convento de los Descalzos. Tras las ceremonias de proclamación, el pueblo limeño entonó la canción patriótica «La chicha».
Al terminar las proclamas, San Martín y el cortejo regresaron al palacio de los virreyes, donde recibieron a Thomas Cochrane, quien acababa de arribar al Callao. En la tarde, siguieron las celebraciones con una corrida de toros en la Plaza de Acho y, en la noche, con una recepción en el palacio municipal. Se hallaba entonces en Lima el marino Basil Hall, comandante de una navío de la flota británica anclada en el Callao, que había sido llamado por el marqués de Montemira para que con sus tropas resguardara la ciudad del probable ataque de las montoneras indígenas. Este personaje fue testigo de la proclamación de la independencia; en su diario culmina su relato del suceso comentando la reacción del público luego de la declamación de San Martín:
Otro testimonio interesante es el de Tomás Guido, amigo de San Martín, quien en una carta a su esposa comenta así sobre las ceremonias de 28 de julio de 1821:
Tanto la firma del Acta como la proclamación de la Independencia del Perú fueron meras formalidades, podría decirse hasta simbólicas. Las fuerzas realistas continuaron dominando las regiones más extensas, más pobladas y más ricas del país: la sierra central y todo el sur peruano, teniendo como nueva capital virreinal al Cuzco, que no fue tomada hasta el 24 de diciembre de 1824. De hecho, Lima volvió a ser ocupada eventualmente por las tropas realistas. Después del Motín del Balconcillo (18 de junio y 16 de julio de 1823) y producida la sublevación del Callao (29 de febrero al 5 de diciembre de 1824). No sería sino hasta la Batalla de Ayacucho en 1824 y la capitulación cuando se pondría fin a la dominación española en el Perú.
Los firmantes de la primera página del Acta de Declaración fueron:
Escribe un comentario o lo que quieras sobre Declaración de la Independencia del Perú (directo, no tienes que registrarte)
Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)