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Dejima



Dejima (出島?) fue una isla artificial en la bahía de Nagasaki. Era el lugar donde los neerlandeses negociaban con los japoneses desde 1641 a 1853. Durante este período, los extranjeros que no fueran neerlandeses no tenían el derecho a negociar con el Japón, y los neerlandeses en Japón no tenían el derecho de abandonar Dejima para pasar al resto del país, pues les estaba prohibido pisar el sagrado suelo de Japón.

En Dejima, que estaba aislada de la tierra firme, pero que poco a poco se rodeó con terrenos ganados al mar, actualmente existe un proyecto de restauración, que incluye tanto la reconstrucción de los edificios como de la propia isla.

Dejima también se encuentra escrito a veces como Deshima (-shima significa "isla" en japonés y se modifica fonéticamente en -jima).

La isla de Dejima se construyó en 1634, por orden del shogun Iemitsu, y originalmente acomodó a comerciantes portugueses. La Rebelión Shimabara de 1637, en la que los cristianos japoneses (católicos), tomaron una parte activa, fue abortada con la ayuda de los protestantes neerlandeses. Después de que los portugueses y españoles como representantes de países católicos fueran expulsados de Japón en 1638, el shōgun ordenó a la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (el Vereenigde Oostindische Compagne o VOC) transferir sus operaciones mercantiles desde el puerto de Hirado (donde estaban establecidos desde el 20 de septiembre de 1609) a Deshima en mayo del 1641. El comisionado neerlandés de origen francés François Caron supervisó el traslado.

Desde ese momento, solamente los comerciantes chinos y los neerlandeses podían negociar con Japón. Es significativo el hecho que Dejima es una pequeña isla artificial, y no parte del territorio japonés propiamente dicho. Se construyó con la intención de que los extranjeros se mantuvieran alejados del sagrado suelo del Japón.

Dejima es una isla pequeña de 120 m de largo por 75 m de ancho, unida a tierra por un puente pequeño, vigilado en ambos extremos por guardianes, con una puerta del lado neerlandés. En su interior tenía casas para 20 neerlandeses, almacenes y alojamientos para los oficiales del gobierno japonés. Los neerlandeses estaban vigilados por unos oficiales japoneses, porteros, vigilantes nocturnos y por un supervisor (otona) con unos 50 subordinados. Había también una serie de comerciantes japoneses dedicados al suministro de víveres y unos 150 intérpretes (tsūji). El pago de todos estos servicios debía ser asumido por la VOC. Dejima estaba bajo la directa supervisión central del bakufu de Edo a través de un gobernador, llamado bugyō, responsable de todos los contactos entre la VOC y el shogunato.

Cada barco neerlandés que llegaba a Dejima era inspeccionado por el bugyō y sus funcionarios. Las velas del buque eran plegadas hasta que el barco partiese de nuevo. Los libros religiosos y las armas eran selladas y puestas en custodia. Ningún servicio religioso estaba permitido en la isla.

A pesar de la carga financiera que le significaba a la compañía el mantenimiento de Dejima, el comercio con Japón era muy provechoso para la VOC e inicialmente rendía beneficios del 50% o aún más. El comercio entre los Países Bajos y Japón declinó en el siglo XVIII, cuando solamente a dos naves en el año les era permitido atracar en Dejima. Después de la bancarrota de la VOC en 1795, el gobierno neerlandés asumió el control directo del establecimiento. Los tiempos fueron especialmente duros cuando los Países Bajos estuvo bajo la dominación napoleónica francesa y todos los lazos de las colonias neerlandesas con la metrópoli fueron cortados. No obstante, inclusive en la época de las guerras napoleónicas los administradores neerlandeses de Dejima lograron evitar que Francia o Gran Bretaña tomaran el control de este pequeño establecimiento comercial.

El ejecutivo en el lado neerlandés era el Opperhoofd (literalmente principal factor, pero la misma palabra neerlandesa se utiliza generalmente para un indígena, e.g. indios, jefes americanos), y se encontraba bajo la autoridad del estado neerlandés desde 1795. Hubo casi un titular cada año, hasta el 28 de febrero de 1860.

Originalmente, los neerlandeses negociaban principalmente con seda, pero más adelante el comercio del azúcar se hizo muy importante. También se negociaba con pieles de ciervos y pieles de tiburón que fueron transportadas desde Asia, así como el paño de lana y la cristalería desde Europa.

A esto hay que añadir el comercio del personal a cargo en Dejima y de los comerciantes neerlandeses individualmente, llamado el comercio del Kanbang, que era una fuente de renta importante para los empleados, y permitido por el gobierno japonés para obtener libros o los instrumentos científicos. Más de 10,000 libros extranjeros de varios temas científicos fueron vendidos de este modo a los japoneses del finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, siendo este el factor central de los estudios rangaku.

Sobre todo, llegaron a Dejima 606 barcos neerlandeses durante los doscientos años de asentamiento, desde 1641 a 1847.



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