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Dialecto vizcaíno



El dialecto occidental del euskera o euskera vizcaíno (en euskera, mendebaldekoa o bizkaiera)[1]​ es un dialecto del euskera hablado en Vizcaya, el norte de Álava y el oeste de Guipúzcoa. Tiene entre 200 000 y 300 000 hablantes nativos y se considera uno de los dialectos más alejados del euskera batúa o estándar.

Junto con el suletino, es uno de los dialectos más diferenciados del euskera batúa. A pesar de la generalización del euskera batúa en las relaciones formales, su uso es muy común en los medios de comunicación del País Vasco, principalmente en las publicaciones y radios locales. También sigue teniendo una presencia importante en la producción literaria actual: los bertsolaris o versificadores vizcaínos Xabier Amuriza, Unai Iturriaga e Igor Elorza y el grupo de rock Gatibu, entre otros, cantan en esta variedad de la lengua. También el escritor Kirmen Uribe, natural de Ondarroa, ocasionalmente recurre a ella en sus obras.

Según palabras de Georges Lacombe, debido a la personalidad propia de este dialecto, los dialectos del euskera bien podrían dividirse en dos grupos, el vizcaíno y el resto. Defendía que era tan diferente este dialecto de los demás, que a diferencia de estos, las isoglosas que lo separan del contiguo (el guipuzcoano o central) están tan cerca las unas de las otras, que conforman un claro haz; es decir, sus rasgos fonético-fonológicos, morfosintácticos y de léxico coinciden de tal manera geográficamente que conforman una frontera dialectal muy clara a diferencia de otros dialectos.

A causa de estas diferencias dialectales y las que mantiene con el euskera batúa, respetando el uso que corresponde a cada uno, la Real Academia de la Lengua Vasca ha producido unas bases del modelo del vizcaíno escrito (bizkaieraren idatzizko ereduaren finkapenak), normas que se centran sobre todo en la morfosintaxis. El ámbito de uso de los dialectos del euskera se rige por la norma 137 de la Academia, según la cual se debería limitar el uso del batúa básicamente a los ámbitos de la comunicación, la administración y la enseñanza.

Desde 1997 y según la nueva clasificación dialectal realizada por Koldo Zuazo, autor de “Euskalkiak. Herriaren lekukoak” (Elkar, 2004), el nombre que recibe el dialecto vizcaíno es el de dialecto occidental, teniendo en cuenta que,[2]​ además de en la mayor parte de Vizcaya, lo utilizan muchos hablantes de las comarcas guipuzcoanas del Alto (sobre todo) y Bajo Deva y en los municipios alaveses de Aramayona (Aramaio) y Villarreal (Legutiano).

De acuerdo con el estudio realizado por Yrizar en 1970 este dialecto lo hablaban unas 200 000 personas;[3]​ en los años ochenta se estimaba que el número de hablantes se aproximaba a 300 000 hablantes. En 1991 el 16 % de la población de este territorio histórico era vascohablante y según los datos de 2001 de 1 122 710 vizcaínos al menos el 22 % (es decir, 247 000 personas) hablaba y escribía en euskera. Estos datos no son más que orientativos, pues se desconoce si todos los vascohablantes de Vizcaya conocen el dialecto vizcaíno y además hay que tener en cuenta que este dialecto se extiende también por territorio guipuzcoano (Vergara, Salinas de Léniz, Mondragón, Oñate, etc.)[4]

Los límites del dialecto vizcaíno se corresponden con la tribu prerromana de los caristios,[5]​ lo cual probablemente no es una mera casualidad. Antiguamente la zona vizcaína estuvo junto con Álava y el valle de Amezcoa en la circunscripción eclesiástica de Calahorra y es de esta manera en la que se justifica la influencia del dialecto occidental (o vizcaíno) en las hablas de estas regiones, aunque no por ello se pueda decir que el dialecto alavés (hoy en día extinto) tuviera los mismos rasgos que el vizcaíno: probablemente contara con características comunes, pero también personalidad propia.[6]

En el dialecto vizcaíno, puede existir un vocabulario diferente de comarca a comarca, también de un pueblo a otro (por ejemplo, en algunos pueblos donde se habla vizcaíno se emplean las palabras nahi = "querer" y gaizki = "mal", que son más propias de otros dialectos: las palabras más empleadas y mucho más habituales en vizcaíno son gura = "querer" y txarto = "mal").[7]​ Aquí no citaremos más que unas pocas palabras. En la web Hiztegia.net, dentro de la sección "Herriz herri", existe la forma de consultar el vocabulario local de cada pueblo. En estos últimos años la persona que más ha trabajado y editado sobre esa cuestión es el lingüista Iñaki Gaminde.

Las baladas y eresiak recogidas por el historiador mondragonés Esteban Garibay (1533-1599) son los primeros testimonios que hay del dialecto vizcaíno y probablemente lo más completos. En el año 2004 fue descubierto el manuscrito de Juan Pérez de Lazarraga cuyo dialecto aún no ha sido concretado, pero que se encontraría a caballo entre el alavés y el vizcaíno.

Aparte de estos dos textos se pueden encontrar textos sobre todo de interés lingüístico o religioso, pero no literario; la mayoría de la zona de Álava:

Los textos en vizcaíno del siglo XVII no tienen mayor valor desde el punto de vista literario tampoco, pero son interesantes para conocer el euskera de la época:

La influencia del Manuel de Larramendi es decisiva en este siglo, siendo el responsable del aumento de producción en el País Vasco peninsular y también de su calidad. La calidad literaria de estos trabajos fue escasa, pues la mayoría giran alrededor de la temática religiosa al ser doctrinas cristianas, aunque caben subrayar las siguientes obras en sus correspondientes géneros literarios:

Se considera que en este siglo el vizcaíno llega a desarrollarse plenamente como uno de los dialectos literarios vascos, con las obras de Juan Antonio Moguel y Pedro Antonio Añibarro. Esta variedad empezó a competir en cierta medida con el prestigio del guipuzcoano del Beterri en el uso escrito, potenciado en torno a la figura del padre jesuita Manuel Larramendi. Esto, según algunos autores guipuzcoanos, rompió la posibilidad de llegar a una unificación en torno al dialecto guipuzcuano, que sin embargo, no habría tenido en cuenta para nada a los demás dialectos vascos y que probablemente no habría sido efectivo como lengua estándar.

Después de las Guerras Carlistas, una parte importante de los movimientos a favor de la cultura vasca se desarrollaron en Vizcaya y las nuevas terías sobre la lengua influyeron considerablemente en la producción escrita en la variedad occidental. Los neologismos inventados en el entorno de la figura de Sabino Arana (aranismos o sabinismos) y las tendencias más puristas empezaron a llevarse a la práctica en el área de influencia del vizcaíno, extendiéndose después al resto de los territorios.

El hipervizcaíno fue una tendencia lingüística generada a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando fue publicada la primera gramática del vizcaíno por Juan Mateo Zabala. Sus teorías dieron como resultado un intento de querer subrayar en todo lo posible las diferencias del vizcaíno respecto al resto de los dialectos. Para ello, los defensores de esta tendencia dieron los siguientes pasos:

Estos movimientos fueron un obstáculo real para la unificación lingüística.

Según Koldo Zuazo (“Euskalkiak. Herriaren lekukoak”. Elkar, 2004), el occidental es el dialecto más extendido, y tiene dos subdialectos: el occidental y el oriental, utilizando en algunas zonas un subdialecto intermedio.



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