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Diego Mexía de Fernangil



¿Qué día cumple años Diego Mexía de Fernangil?

Diego Mexía de Fernangil cumple los años el 15 de mayo.


¿Qué día nació Diego Mexía de Fernangil?

Diego Mexía de Fernangil nació el día 15 de mayo de 1.


¿Cuántos años tiene Diego Mexía de Fernangil?

La edad actual es 2022 años. Diego Mexía de Fernangil cumplirá 2023 años el 15 de mayo de este año.


¿De qué signo es Diego Mexía de Fernangil?

Diego Mexía de Fernangil es del signo de Tauro.


¿Dónde nació Diego Mexía de Fernangil?

Diego Mexía de Fernangil nació en Sevilla.


Diego Mexía de Fernangil (Sevilla, España, ¿1565? – Villa Imperial de Potosí, Virreinato del Perú, enero de 1634), fue un poeta y traductor español que desarrolló su obra literaria en Perú, entonces sede de un inmenso virreinato dependiente del imperio español; asimismo estuvo en México aunque por breve tiempo. Integró la afamada Academia Antártica de la Ciudad de los Reyes o Lima. Su obra está constituida por la Primera y la Segunda parte del Parnaso Antártico; la primera parte fue publicada en Sevilla, en 1608, y la segunda se mantuvo inédita hasta el siglo XX. Es reconocido como un acertado traductor de las Heroidas del poeta latino Ovidio.[1]

En su ciudad natal, Sevilla, Mexía se consagró al comercio de libros. Posiblemente, hacia 1581 pasó al Nuevo Mundo junto con su familia. Llegó al Virreinato del Perú y se radicó en Lima, dedicándose al comercio.[2]

En 1596 hizo un viaje a Virreinato de la Nueva España o México, que resultó muy accidentado. Sorprendido por una tormenta y fallecido un tripulante, Mexía decidió desembarcar en el primer puerto que tocó la nave, y con un cargamento de plata, caminó trescientas leguas hasta llegar a la ciudad de México, donde permaneció por un año. En el transcurso de ese viaje y durante su estadía mexicana, tradujo en tercetos las Heroidas de Ovidio, versión que completó y pulió a su regreso a Lima entre 1598 y 1599, enviándola a España en 1603 y haciéndola imprimir en 1608, bajo el título de Primera parte del Parnaso Antártico.[3][1]

En Lima asistió a las tertulias que realizaban los poetas y escritores de la Academia Antártica (entre ello Diego Dávalos Figueroa y Juan de Miramontes y Zuazola), y contribuyó a difundir el gusto por las letras clásicas y la poesía toscana. Usó el seudónimo de Delio.[2][1]

Después de publicado el Parnaso Antártico, Mexía, afanoso por hacer fortuna, se dirigió a la opulenta Villa Imperial de Potosí (actualmente en Bolivia), donde la contemplación de las 153 estampas que sobre la vida y pasión de Cristo pintara el jesuita Jerónimo Natal, le inspiró la composición de igual número de sonetos, que luego aumentó hasta 200, con los que formó la Segunda Parte del Parnaso Antártico, dedicada al virrey Príncipe de Esquilache en 1617. Esta segunda parte se mantuvo inédita hasta que la descubrió el polígrafo peruano José de la Riva Agüero y Osma en la Biblioteca Nacional de París. Una Tercera Parte fue anunciada por Mexía, pero no tenemos más referencias de ella.[4]

Se sabe que Mexía vivió entre Lima y Potosí entre 1604 y 1609, llevando mercaderías y trayendo plata en barras o en monedas. En alguna parte de su obra menciona su plan de viajar a España (hacia 1606), pero no hay constancia de que lo haya cumplido. Y en algún momento de la década de 1610 decidió afincarse definitivamente en Potosí.[5]​ Se sabe que en 1617 alternaba su oficio de mercader con el cargo de «ministro del Tribunal del Santo Oficio en la vista y corrección de libros», lo cual demuestra que era reconocido por su erudición.[4]

No se sabía más datos de la vida posterior de Diego Mexía de Fernangil y se ignoraba hasta la fecha de su fallecimiento, hasta que una moderna investigación ha establecido que vivió los últimos 20 años de su vida en Potosí, donde falleció en enero de 1634.[5]

Menéndez y Pelayo juzgó así su obra de traductor:[6]

A decir de Luis Alberto Sánchez, la obra lírica de Mexía se caracteriza por «una gran fluidez en el verso y auténtica gracia en las metáforas». Su traducción de las Heroidas es considerada hasta hoy como una de las más logradas traslaciones del latín al castellano de los versos del poeta Ovidio. El acierto poético no sólo es reflejo natural de la poesía ovidiana, sino, muy evidentemente, un logro del traductor.[4]

Las Heroidas es una obra de Ovidio compuesta por 21 cartas o epístola de amor ficticias, dirigidas por heroínas mitológicas a sus amantes. En la primera de esas epístolas, «De Penélope a Ulises», Mexía acierta al exponer la pesadumbre de la esposa abandonada:[7]


No me quejare que mil siglos era
Un día en esta ausencia, imaginando
Que el sol se detenía en su carrera,


Ni las manos viudas macerando
Tejiera esta tela, con que peno,
Por ir las noches y horas engañando.

Yo, que gozaba fresca primavera
Cuando partiste, y la madeja de oro
En mis cabellos se mostraba entera.

La más expresiva de todas las epístolas es la de «Fedra a su hijastro Hipólito», donde aparecen, entre otros, los siguientes versos:[8]

En la Segunda Parte del Parnaso Antártico, que permaneció varios siglos inédita, el poeta se muestra sumamente piadoso y hasta místico. Contiene sonetos de la más profunda inspiración cristiana, como aquel que empieza así:[9]

Pero sin duda destaca una larga composición escrita en tercetos endecasílabos y titulada: «Epístola y Dedicatoria de la égloga intitulada el Dios Pan, en loor del Sanctissimo Sacramento de la Eucaristia, dirigida a don Diego de Portugal, del Consexo del Rey nuestro Señor, y su Presidente en la Real Audiencia de los Charcas», o simplemente «Epístola a don Diego de Portugal», que escribió en Andamarca, lugar donde, según las crónicas, el inca Huáscar fue ejecutado por orden de su hermano Atahualpa. Mexía relata los últimos días del imperio incaico y se lamenta en un tono elegíaco que recuerda a Jorge Manrique y A las ruinas de Itálica de Rodrigo Caro:[9]

Mexía, que cree en los presagios y castigos celestiales, nos muestra también en su Epístola su temor al castigo divino por las atrocidades cometidas por los conquistadores: [10]

También es interesante que intercale alusiones a diversos episodios de la época colonial, como la erupción del Pichincha de 1566; la guerra de las alcabalas de Quito de 1592-93; los terremotos de La Paz (1586) y Lima (1609); las incursiones de los corsarios Drake, Cavendish, Spilbergen; la epidemia de viruela que causó gran mortandad en tiempos del virrey conde de Villardompardo, etc.[9]



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